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Sam Peckinpah



David Samuel Peckinpah (Fresno, California; 21 de febrero de 1925 - Inglewood, California; 28 de diciembre de 1984), más conocido como Sam Peckinpah, fue un director y guionista de cine, televisión y teatro estadounidense.

Es conocido especialmente por la controversia que se generó a raíz de la violencia en sus películas. Algunos grupos de opinión las criticaban porque entendìan que Peckinpah hacía una apología de la violencia y la banalizaba. Otra parte del público las alababa, porque entendía que el realizador usaba la violencia como una renovación del canon narrativo más clásico. Forma parte del grupo de directores que hicieron remontar la industria hollywoodense durante las décadas de 1960 y 1970.

Su estilo fue bajo la influencia de La Caza (1966) de Carlos Saura.[1]​ Entre sus importantes aportaciones al cine figura la reformulación del wéstern clásico, llevándolo a terrenos más crepusculares y violentos. La crítica ha destacado el lirismo de su cine, así como la profundidad psicológica de la que dotó a sus personajes.

Nació el 21 de febrero de 1925, hijo de un abogado perteneciente a una acomodada familia. Su madre también pertenecía a una familia acomodada. Su bisabuelo Rice Peckinpaugh, un comerciante y granjero proveniente de Indiana, cambió su apellido a Peckinpah al trasladarse a California en la década de 1850.[2]

Junto a su hermano, solían faltar a clases para ir al rancho de su abuelo materno, Denver S. Church, a vivir la vida como cowboy. Realizó sus estudios básicos en Fresno, y los secundarios en la Fresno High School. Su carácter lo involucró repetidamente en peleas y problemas de disciplina, por lo que sus padres decidieron inscribirlo en la academia militar San Rafael Military Academy, para realizar su último año de estudios. En 1943 se alistó en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos y en 1945 fue enviado a China en un batallón cuya tarea consistió en desarmar a los soldados japoneses. A finales de 1946 regresó a Estados Unidos sin haber presenciado ningún combate. Una vez en casa, sus planes fueron estudiar Derecho y entrar en la empresa de su familia. Sin embargo, conoció a una joven estudiante de Teatro, Mary Selland, que más tarde sería su esposa. Influenciado por ella, comenzó a interesarse por el teatro y la poesía. Inició sus estudios de teatro en el Fresno State College y los completó en la Universidad del Sur de California.

Tras terminar sus estudios pasó una temporada trabajando de tramoyista hasta 1951, cuando comienza a trabajar en la CBS. Su primera incursión en el cine fue de la mano de Don Siegel en 1954, como guionista y actor secundario en su película Invasion of the Body Snatchers (1956) (La invasión de los ladrones de cuerpos). Esta obra le valió el reconocimiento de la cadena CBS, para la cual comenzó a escribir guiones en series como Gunsmoke (La ley del revólver), Broken Arrow, Tales of Wells Fargo y Zane Grey Theatre. Su primera obra como director fue en 1958, con el episodio de Broken Arrow titulado "The Knife Fighter". Durante sus años en televisión Peckinpah reunió un grupo de actores –Strother Martin, R. G. Armstrong, Warren Oates– que le acompañarían en sus posteriores películas.

En 1961 Peckinpah dirigió su primera película, The Deadly Companions, con Maureen O'Hara y Brian Keith en los papeles principales. La cinta, rodada en principio como un telefilme pero estrenada en Europa en los cines, obtuvo una escasa aceptación por parte del público y de la crítica en general. El director reaccionó asegurando que había tenido muy poca libertad durante el rodaje por las presiones de los productores.

Un año después dirigió su siguiente película, Ride the High Country (Duelo en la alta sierra, 1962) y ganó con ella un premio en el Festival Internacional de Cine de Bélgica, por encima de 8 ½ de Federico Fellini. Además, la crítica francesa la calificó muy positivamente y fue juzgada como la mejor película extranjera en el Festival Mexicano de Cine. Está incorporada en el archivo National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Con esta película inauguró uno de sus temas fetiche: el western crepuscular, con dos estrellas del género en su madurez, Joel McCrea y Randolph Scott.

Su tercera película fue Mayor Dundee (1965), y marcó el inicio de sus explosivas relaciones con productores y distribuidoras. Protagonizada por Charlton Heston y Richard Harris, y situada al final de la Guerra de Secesión, el director pretendió dar suficiente densidad a la película y dotar a los personajes de cierta complejidad. Sin embargo, la productora Columbia Pictures la consideró demasiado larga y complicada, e hizo numerosos cortes y remontajes. Peckinpah se enfureció, declarando públicamente que su película, tras esos recortes, era incomprensible. A causa de su reacción, lo retiraron del rodaje de su siguiente película, El rey del juego (1965), finalmente rodada por Norman Jewison, que se convirtió en uno de los clásicos del cine estadounidense de la época. En 1966, la cadena de televisión ABC le ofreció la oportunidad de dirigir Noon Wine, una adaptación de la novela de Katherine Anne Porter, que fue un éxito de público y crítica.

Pero la película que inauguró la fama sanguinaria de su cine fue The Wild Bunch (Grupo salvaje, 1969), continuando con el género del wéstern crepuscular. También su estilo de dirección estableció lo que serían sus características, usando la cámara lenta en numerosas secuencias y una técnica de montaje bastante vanguardista. Fue considerada por algunos críticos como «la película más violenta que se haya filmado jamás».

Durante el rodaje de su siguiente película, La balada de Cable Hogue (1970), el director fue forzado por la productora Warner Bros. a dirigir la película sin la violencia mostrada en The Wild Bunch. De manera que el director le dio un toque cómico. Apenas se invirtió dinero en publicitarla, lo cual hizo que casi pasara desapercibida entre el público.

Cuando la reputación del director estaba marcada por el apodo de Bloody Sam (Sam el sanguinario), que le acuñaron los críticos estadounidenses, dirigió en el Reino Unido Perros de paja (1971), con Dustin Hoffman y Susan George como protagonistas principales. En poco tiempo la película se convirtió en un importante tema para diversas publicaciones como Cinema, Esquire, Life o Playboy, que publicaron varias entrevistas con el director. Sin embargo, gran parte de la polémica que levantó fue debida a la presunta tendencia misógina que atribuyeron diversos grupos feministas a la película. Junto a la violencia en su cine, sería otro de los debates que estuvo presente durante toda su carrera.

En 1971 realizó Junior Bonner (El rey del rodeo), protagonizada por Steve McQueen, que pasó mucho más desapercibida que su predecesora para la taquilla. En ella se encuentra el tema favorito del director: el mundo de los perdedores. La «lírica de la desolación» o incomprensión -como cita algún crítico- es llevada aquí a su máxima expresión, contando con unos medios poco halagüeños pero con una historia honesta, con garra y unos actores entregados, entre ellos Ben Johnson e Ida Lupino.

Un año después volvería a trabajar con Steve McQueen en uno de sus más famosos papeles: The Getaway (La huida). Tan famosa como denostada en su momento (con anécdota de la censura española incluida), su revalorización internacional llega tras el remake de 1994.

En 1973 dirigió Pat Garrett y Billy The Kid, con Bob Dylan y Kris Kristofferson.

En 1974 realizó su película más surrealista según la crítica, Bring Me the Head of Alfredo Garcia (Quiero la cabeza de Alfredo García); al año siguiente el thriller Killer Elite (1975), y en 1977 La cruz de hierro. Todas ellas con escaso presupuesto. Orson Welles se puso en contacto con Peckinpah para decirle que La cruz de hierro era la mejor película antibélica que había visto. Sin embargo, fue un fracaso de crítica y público en Estados Unidos.

A finales de la década de 1970, Peckinpah parecía haber pasado al olvido. Ninguna publicación hablaba de él. Su salud era ya muy precaria debido a su alcoholismo y su adicción a la cocaína. En 1978 dirigió Convoy, que fue otro fracaso.

Su última película fue Clave: Omega (1983), un thriller de espías que no tuvo suficiente fuerza ni siquiera para motivar críticas serias, debido a sus concesiones al comercialismo, con protagonismo de Rutger Hauer incluido.

Sam Peckinpah murió de un paro cardíaco el 28 de diciembre de 1984, a los 59 años.[3]



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