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San Martín y el mendigo



San Martín y el mendigo o San Martín partiendo la capa [1]​ es una obra del Greco, realizada entre 1597 y 1599. Formaba parte del conjunto de Retablos de la Capilla de San José. Este lienzo fue vendido y substituido por una copia, mientras que el original se exhibe actualmente en la Galería Nacional de Arte de Washington. Consta con el número 18 en el catálogo razonado realizado por el profesor e historiador del arte Harold Wethey, especializado en El Greco. [2]

El 9 de noviembre de 1597, El Greco firmó un contrato con Martín Ramírez de Zayas (1561-1625), para realizar un retablo central y dos laterales para la Capilla de San José, en Toledo. Esta capilla, consagrada el año 1594, había sido levantada gracias a los fondos de otro Martín Ramírez (1499-1568), antepasado del mencionado cliente del Greco. [3]

El Greco se comprometía a realizar la arquitectura y pintura de los retablos. En un principio no se mencionaba la temática de los lienzos de los dos retablos laterales, que fueron finalmente fueron ocupados, uno por La Virgen, el Niño y las santas Inés y Martina, y el otro por el presente lienzo. Esta obra hace referencia al santo patrón de los dos Martín que intervinieron en la construcción de la capilla y de sus retablos, y más concretamente, para complacer a Martín Ramírez de Zayas, el cliente del maestro cretense, manifestando su dedicación a la beneficencia. Por esta razón, El Greco muestra a San Martín de Tours compartiendo su capa con un mendigo. [4]

En este lienzo todo es tranquilo y sereno, con un colorido alegre, basado en una armonía de verdes, azules, grises y blancos plateados, lo que le da a la escena un aire cercano a un cuento de hadas. San Martín aparece montado en un hermoso corcel blanco, y va vestido a la manera del siglo XVI, con una media armadura damasquinada en oro, lechuguilla alrededor del cuello, gregüescos y una suntuosa capa verde. Su rostro es casi el de un adolescente y, al cortar su capa, no mira al mendigo, sino que parece absorto en el sentido profundo de su acción. [7]

El mendigo es delgado, lleva un vendaje en su pierna derecha, está descalzo y desnudo, solamente cubierto por un extremo de la capa. Existían varios precedentes -flamencos, españoles y italianos- de un grupo de personajes y un caballo oblicuamente avanzando. Se ha comentado que esta figura pudo haber servido de modelo para la que aparece en el Retrato ecuestre del duque de Lerma, de Rubens. [8]

Para Harold Wethey, este lienzo es una de las mejores realizaciones del Greco, y mucho mejor que cualquiera de las cinco réplicas que de él se conservan. El pintor representa las figuras de San Martín, el mendigo y el caballo, perfilados ante un espléndido celaje azul. Al fondo, vemos una silueta muy transformada de la ciudad de Toledo, donde destacan especialmente el Puente de Alcántara y el Castillo de San Servando. Dicho paisaje brilla con destellos de luz, que centellean sobre el verde profundo de la vegetación. [9]

En la parte inferior derecha se distingue la llamada Isla de Antolínez y es perfectamente visible una noria, de las diversas que había en este lado de la vega del Tajo, donde eran frecuentes los batanes, debido a una importante actividad textil. Cabe señalar que es el mismo encuadre que El Greco coloca en la parte inferior del San Sebastián (El Greco, Museo del Prado), en el que se repiten varios elementos. [10]



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