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Sede Vacante



Sede vacante es el período y las circunstancias especiales que se dan cuando una diócesis o iglesia particular queda sin obispo o pastor. Para evitar un vacío absoluto de poder, estas circunstancias están previstas detalladamente en los cánones 416-430 del Código de Derecho Canónico.[1]​ La expresión proviene del latín y significa que el sitio está vacío, refiriéndose a la cátedra de una iglesia en particular.

Un caso absolutamente particular es la sede apostólica vacante, esto es, el período que transcurre tras la muerte o renuncia de un pontífice y la asunción de su sucesor después de su elección por parte del cónclave. En este caso quien permanece privada de su propia cabeza es la diócesis de Roma y, en consecuencia, toda la Iglesia católica.

La sede vacante, en el caso del papa, está regulada en la Primera Parte de la Constitución Apostólica de Juan Pablo II Universi Dominici Gregis (1996). Benedicto XVI modificó algunas normas de esta Constitución en dos motu proprio de 2007 y de 22 de febrero de 2013.

La serie de los acontecimientos, en su orden, es:

Las funciones del papa no son asumidas por nadie: no hay un "papa en funciones" ni nada similar, por lo que desde el momento de su muerte, hasta después de conocido el nombre del nuevo papa, en la celebración de la misa, en el recuerdo de la Plegaria Eucarística por la Iglesia universal, se elimina el nombre del papa y se menciona únicamente al Obispo Diocesano, si la Diócesis se encuentra ubicada fuera de Roma, mientras que dentro de Roma, será mencionado el Colegio Cardenalicio. La administración ordinaria es desarrollada por este colegio de cardenales. El cardenal camarlengo convoca a los cardenales para el cónclave para la elección del nuevo pontífice. Una vez llegados los cardenales, se convocan las congregaciones generales, en que los miembros del cónclave discuten sobre el futuro de la Iglesia. Para el cónclave, son elegidos al azar tres cardenales asistentes, entre los presentes, por cada uno de los órdenes (obispo, presbítero o diácono). El día señalado por el cardenal camarlengo empieza el cónclave, entre los 15 y 20 días después de la muerte del papa, aunque puede anticiparse si los cardenales ya están todos en Roma, según la última modificación de Benedicto XVI antes de su renuncia, en 2013.

A la muerte del papa, todos los cargos de la Curia Romana, así como el cardenal secretario de Estado cesan automáticamente en sus cargos, a excepción del cardenal camarlengo, el cardenal vicario de la Diócesis de Roma y del penitenciario mayor. El cardenal decano del Colegio Cardenalicio, esto es, el mayor en edad de los cardenales, ejerce la presidencia del colegio, preside habitualmente la misa exequial del pontífice y la misa de inauguración del cónclave, pro eligendo sumo pontífice.

Así, transcurridos entre quince y veinte días, los cardenales electores se reúnen en cónclave para la elección del nuevo sumo pontífice.

Aunque solamente se ha dado el caso de Benedicto XVI en la historia moderna (2013), también existe la opción de que la sede quede vacante por dimisión o renuncia del papa. En otros casos de la historia, ha sido por obligación o por circunstancias de divisiones o cismas, pero el Código de Derecho Canónico de 1983 establece que sea una renuncia expuesta de modo libre y con plena lucidez, sin necesidad, como es lógico, que sea aceptada por nadie. A la fecha elegida para el cese del pontificado, la sede queda vacante y el papa es tenido como "papa emérito". Como signo de este cese, también se destruyen los sellos y anillo del pescador. Al quedar la sede vacante en el momento designado, se convoca a los cardenales a Roma para, primero, las congregaciones generales y luego el cónclave, a los 15 o 20 días, o bien antes, al anunciarse con tiempo el momento exacto que empezará el periodo de interregno. Luego, los trámites son los mismos: cesan todos los cargos y empieza el cónclave.

La tabla siguiente indica la duración de los diferentes períodos en que se produjo sede vacante en la Santa Sede desde el siglo XIX hasta el presente. La fecha de finalización de la sede vacante presenta un enlace interno al cónclave correspondiente (ver además: Anexo:Cónclaves papales).

En el caso del obispo, puede quedar su sede vacante en caso de renuncia aceptada desde Roma (por edad, a los 75 años), por traslado, por fallecimiento o por cese. En este caso, también cesan todos los cargos de la Curia Diocesana, y se nombra un administrador apostólico desde Roma o se elige un sacerdote como administrador diocesano desde el Consejo Presbiteral, a no ser que exista un obispo coadjutor, que asume el cargo al cese del titular. Estando la sede vacante, el papa, con la ayuda de la Congregación para los Obispos, designa un nuevo titular para la diócesis, que debe tomar posesión en poco tiempo de ser nombrado, o, si no es sacerdote, al tiempo de ser ordenado. Si el obispo diocesano es cardenal y el cónclave lo elige papa, se declara la sede vacante hasta que se nombre a su sucesor.



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