Sergio Hilario Catalán Martínez (Puente Negro, 1929-ibidem, 11 de febrero de 2020) fue un arriero chileno y la primera persona con la que contactaron Roberto Canessa y Fernando Parrado, el 22 de diciembre de 1972, supervivientes del accidente sufrido, el 13 de octubre de 1972, por el Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya que cubría la ruta entre Montevideo (Uruguay), y Santiago (Chile).
Su nombre completo era Sergio Hilario Catalán Martínez, nacido el año 1929 en Puente Negro, una población próxima a la comuna de San Fernando. Padre de nueve hijos, dedicó su vida a la cría y pastoreo de ovejas.
Falleció a la edad de 91 años en Puente Negro, el 11 de febrero de 2020 y sus restos reposan en el cementerio Parque San Fernando.
A su funeral asistió Gustavo Zerbino, uno de los supervivientes de la tragedia de los Andes. El 22 de diciembre de 1972, mientras pastoreaba su ganado, junto a su hijo Juan de la Cruz, en las proximidades del río Barroso, vio que alguien llamaba su atención desde la otra orilla. Eran Fernando Parrado y Roberto Canessa.
Ante la imposibilidad de comunicarse, pese a los gritos y debido al ruido provocado por la corriente, decidió lanzar, a sus interlocutores, una libreta y un lapicero que llevaba consigo. Ellos se la devolvieron con el siguiente mensaje:
En respuesta y, ante el aspecto que presentaban, les lanzó cuatro panes y un mensaje tranquilizador y esperanzador.Carabineros. Una vez allí, explicó lo sucedido y transmitieron la noticia a Santiago, donde no le daban crédito y dijeron que, seguramente, el arriero estaría borracho.
Sergio cabalgó a caballo los 80 km que les separaban de Puente Negro, donde había un retén deAnte su insistencia y viendo la carta de Parrado, que llevaba consigo, los carabineros le hicieron caso y se puso en marcha el operativo que daría fin al triste episodio, que había durado 72 días, con el rescate de los 16 supervivientes y los cuerpos de los fallecidos.
Las personas rescatadas (en su mayoría, componentes del equipo uruguayo de rugby Old Christians Club que se dirigían a Santiago para jugar un partido) crearon un sólido vínculo con Sergio y sus hijos hasta el punto de llamarles "papá Sergio" y "hermanos".
En julio de 2007, debido a una artrosis en la cadera derecha que ya sufría desde hacía tiempo, Sergio tenía dificultad para andar y no podía montar a caballo. Necesitaba operarse para implantarle una prótesis y fueron sus "hijos uruguayos" quienes, con su contribución, financiaron el coste de 5 millones de pesos de la operación, más 1 millón que costaba la prótesis. La operación se llevó a cabo con éxito en la Clínica Santa María, en la capital chilena, por el Dr. Felipe Jugo del Centro Médico MEDS.
También le ofrecieron su ayuda cuando, cinco años después, en 2012, hubo de ser operado otra vez.
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