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Situación ideal de habla



Concepto definido por Jürgen Habermas dentro de su Teoría de Acción comunicativa que hace referencia al estado comunicativo que se da cuando dos hablantes entablan una conversación y emiten sus discursos dejando de lado su posición sociocultural (edad, género, nivel socioeconómico, cultura de origen…, entre otros) permitiendo un entendimiento inteligible, veraz y racional entre ellos.

Así, cuando se da la situación ideal de habla son dos individuos, dos iguales los que mantienen la conversación, no dos posiciones ideológicas, independientemente si estas últimas son compartidas por los interlocutores o no.

De acuerdo con el autor, según la Teoría de la Acción comunicativa, deduce que durante la acción comunicativa la persona (el actor) adopta dos posiciones de forma simultánea:

- El actor es iniciador, en el sentido de que domina las situaciones a través de acciones que realiza y las producciones que genera por las cuales es responsable.

- El actor es un producto de las circunstancias que le rodean, es decir, el marco contextual en el que se desenvuelve, del grupo social al cual pertenece y de los procesos de socialización en los que se encuentra inmersos.

El hecho de considerar a la persona como un producto de influencias de distinta naturaleza implica que en sus discursos siempre exista una carga ideológica que distorsiona el contenido del discurso.

En la sociedad actual, definida por muchos como la sociedad de la información (véase Postmodernidad), el lenguaje y la información transmitida a través de él, se han convertido en una potente herramienta de poder. El sistema se ha percatado de este hecho y ha desarrollado toda una serie de mecanismos de persuasión que tienen como fin primero que la persona integre y asimile dentro de su esfera privada, su discurso, toda aquella información ofrecida por la esfera pública (el sistema) y como fin último seguir siendo poseedor del poder.

De entre todos los mecanismos de persuasión utilizados por el sistema destacan por su alcance y su frecuente uso los siguientes:

Así pues, se consigue la hegemonización de la sociedad, estableciendo un “sentido común” claramente reglado y manipulado por el sistema dominante. Los pensamientos, valores y juicios del individuo dejan de ser propios para pasar a ser propiedad del sistema que, de forma muy acertada, consigue manipularlos y cambiarlos a su antojo. Desde una perspectiva poética podríamos decir que el libre albedrío ha dejado de ser libre.

La situación ideal de habla garantiza el entendimiento de las personas dado que el razonamiento argumental se refiere a una realidad consensuada y asumible a los miembros que interactúan en el proceso comunicativo.

Esta situación no debe entenderse como una reforma al pensamiento hegemónico (véase Hegemonía) construido en base al consenso y, por tanto, en base al producto resolutivo de la subjetividad en interacción; sino que a pesar de haber conseguido un consenso ininteligible, los interlocutores siguen manteniendo su postura. Así pues, la diferencia radica en que estas posturas dejan de estar marcadas por el sistema para estar definidas por su propia esfera privada.

Asumir esta situación implica una diversificación de criterios que permite que las personas puedan entender e interactuar consigo mismas y sus circunstancias.

Pongamos por caso el siguiente supuesto, habitual y cotidiano entre un grupo de personas: escoger la película de la cartelera que se va ir a ver una tarde con unos amigos. Normalmente, la elección de la película pasa por una serie de fases:




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