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Sputnik I




El Sputnik 1 (en ruso Спутник-1pronunciación [ˈsputnʲɪk], que significa satélite) lanzado el 4 de octubre de 1957 por la Unión Soviética, fue el primer satélite artificial de la historia.[1]

El Sputnik 1 fue el primero de varios satélites lanzados por la Unión Soviética en su programa Sputnik, la mayoría de ellos con éxito. Le siguió el Sputnik 2, como el segundo satélite en órbita y también el primero en llevar a un animal a bordo, una perra llamada Laika. El primer fracaso lo sufrió el Sputnik 3.[1][2]

La nave Sputnik 1 fue el primer intento exitoso de poner en órbita un satélite artificial alrededor de la Tierra. Se lanzó desde el Cosmódromo de Baikonur en Tyuratam, 371 km al suroeste de la pequeña ciudad de Baikonur, en Kazajistán (antes parte de la Unión Soviética). La palabra spútnik en ruso significa "compañero de viaje" ("satélite" en astronáutica). El nombre oficial completo, se traduce, sin embargo, como "Satélite Artificial Terrestre" (ISZ por sus siglas en ruso).[1][2]

El Sputnik 1 fue el primero de una serie de cuatro satélites que formaron parte del programa Sputnik de la antigua Unión Soviética y se planeó como una contribución al Año Geofísico Internacional (1957-1958), establecido por Organización de las Naciones Unidas. Tres de estos satélites (Sputnik 1, Sputnik 2 y Sputnik 3) alcanzaron la órbita terrestre. El Sputnik 1 se lanzó con el vehículo de lanzamiento R-7 y se incineró durante su reentrada el 4 de enero de 1958.[1][2]

La secuencia real de toma de decisiones en lo que respecta a la forma del Sputnik 1 fue enrevesada. Inicialmente el Académico Mstislav Kéldysh ideó un satélite de 1,5 t en forma de cono, con la capacidad de hacer muchas mediciones físicas en el espacio, pero cuando los soviéticos leyeron que el proyecto estadounidense Vanguard tenía diseñados, y planeados dos satélites, uno pequeño tan sólo para ver si podían poner algo en órbita, los rusos decidieron hacer lo mismo, realizando lo que se traduce como "el satélite más simple", que tenía un centímetro más de diámetro y era bastante más pesado que el Vanguard. Ellos tuvieron que ver si las condiciones en órbita terrestre baja podían permitir a un satélite mayor permanecer allí durante el tiempo necesario. Cuatro meses después del lanzamiento del Sputnik 1, fue puesto en órbita el satélite de prueba Vanguard, Jruschov lo ridiculizó comparándolo con un "pomelo". Una vez que los soviéticos descubrieron que también podían poner en órbita satélites de prueba, pensaron en poner en órbita el satélite y laboratorio espacial Kéldysh como Sputnik 3, haciéndolo tras un primer lanzamiento fallido.[1][2]

El Sputnik 1 tenía una masa aproximada de 83 kg, contaba con dos transmisores de radio (20,007 y 40,002 MHz) y orbitó la Tierra a una distancia de entre 938 km en su apogeo y 214 km, en su perigeo. El análisis de las señales de radio se usó para obtener información sobre la concentración de los electrones en la ionosfera. La temperatura y la presión se codificaron en la duración de los pitidos de radio que emitía, indicando que el satélite no había sido perforado por un meteorito.[1][2]

El satélite artificial Sputnik 1 era una esfera de aluminio de 58 cm de diámetro que llevaba cuatro largas y finas antenas de 2,4 a 2,9 m de longitud. Las antenas parecían largos bigotes señalando hacia un lado. La nave obtuvo información perteneciente a la densidad de las capas altas de la atmósfera y la propagación de ondas de radio en la ionosfera. Los instrumentos y fuentes de energía eléctrica estaban alojadas en una cápsula que también incluía transmisores de radio operando a 20,007 y 40,002 MHz. (alrededor de 15 y 7,5 m en longitud de onda), las emisiones se realizaron en grupos alternativos de 0,3 s de duración. El envío a tierra de la telemetría incluía datos de temperatura dentro y sobre la superficie de la esfera.[1][2]

Debido a que la esfera estaba llena de nitrógeno a presión, el Sputnik 1 dispuso de la primera oportunidad de detectar meteoritos, aunque no detectó ninguno. Una pérdida de presión en su interior, debido a la penetración de la superficie exterior, se habría reflejado en los datos de temperatura.[1][2]

El Sputnik 1 fue el primero de una serie de cuatro satélites que formaron parte del programa Sputnik de la antigua Unión Soviética y se planeó como una contribución al Año Geofísico Internacional, establecido por Organización de las Naciones Unidas. Lanzado desde el Cosmódromo de Baikonur en Kazajistán, antes parte de la Unión Soviética. El Sputnik 1 se lanzó en un cohete R-7 y se incineró durante su reentrada el 4 de enero de 1958. Tres de estos satélites (Sputnik 1, Sputnik 2 y Sputnik 3) alcanzaron la órbita terrestre.[1][2]

Los transmisores funcionaron durante tres semanas, hasta que fallaron las baterías químicas a bordo, y fue monitorizado con gran interés a lo largo de todo el mundo. La órbita del entonces satélite inactivo fue observada más tarde ópticamente, hasta caer 92 días después de su lanzamiento (4 de enero de 1958), después de haber completado alrededor de 1440 órbitas a la Tierra, acumulando una distancia de viaje, de aproximadamente unos 70 millones de km. El apogeo de la órbita decayó de 947 km tras el lanzamiento hasta 600 km el 9 de diciembre.[2]

El cohete auxiliar de lanzamiento del Sputnik 1 también alcanzó la órbita terrestre y fue visible de noche, desde la Tierra, como un objeto de primera magnitud, mientras que la pequeña pero pulida esfera, apenas era visible en sexta magnitud, por lo que era más difícil seguirla desde Tierra. Varias réplicas del satélite Sputnik 1 pueden verse en museos de Rusia; hay otra junto a la embajada de Rusia en Madrid en España y una más está expuesta en el Smithsonian "National Air and Space Museum" (Museo Nacional Smithsonian del Aire y del Espacio) en Washington D. C.[1][2]

En el 2003 una unidad de reserva del Sputnik 1, llamada "modelo PS-1" se vendió en eBay (sin la radio, que fue extraída durante los años 60 al ser clasificada como material militar). Había estado en exposición en un instituto de ciencias cerca de Kiev. Se estima que se construyeron de cuatro a veinte modelos con propósitos de prueba. Un modelo del Sputnik 1 se entregó como regalo a las Naciones Unidas y ahora decora el vestíbulo de entrada de sus oficinas centrales en Nueva York.[1][2]

En el 2001 se publicó el libro Sputnik: The shock of the century, de Paul Dickson.[3]




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