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Sus scrofa



El jabalí (Sus scrofa) (en árabe: ǧabalī (جبلي) «montañoso» ) es un mamífero artiodáctilo de la familia de los suidos. Su distribución original se corresponde con gran parte de Eurasia y algunas zonas del norte de África, si bien ha sido introducido por el hombre en América y Oceanía. Está incluido en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo[2]​ de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. La hembra recibe el nombre de jabalina y la cría jabato/a.

El jabalí es un mamífero de tamaño mediano provisto de una cabeza grande y alargada, en la que destacan unos ojos muy pequeños. El cuello es grueso y las patas son muy cortas, lo que acentúa aún más su rechoncho cuerpo, en el que es mayor la altura de los cuartos delanteros que los traseros, a diferencia del cerdo doméstico, que por crianza selectiva ha desarrollado más la parte posterior de su cuerpo, donde se localizan las piezas que alcanzan más valor en el mercado de las carnes.

El jabalí compensa su mala vista con un importante desarrollo del olfato, que le permite detectar alimento, como trufas, bellotas, setas, caracoles, vegetales y animales bajo tierra,[4]​ o incluso enemigos a más de 100 metros de distancia. El oído está también muy desarrollado y puede captar sonidos imperceptibles para el ser humano.

Sus pelos son gruesos y negros, midiendo entre 10 y 13 cm en la cruz, y unos 16 cm en la punta de la cola. El color de la capa o pelo es muy variable y va desde colores grisáceos a negro, pasando por colores rojizos y marrones. Las patas y el contorno del hocico son más negras que el resto del cuerpo. La crin que recorre el lomo a partir de la frente se eriza en caso de cólera. El cambio de pelo tiene lugar hacia mayo o junio, aunque la hembra con crías muda más tarde. En verano, las cerdas (pelos gruesos de la crin) son más cortas.

Las crías o jabatos nacen con unas características rayas longitudinales a lo largo del cuerpo, lo que les ha dado el nombre de rayones o listones. Estas desaparecen a lo largo de los primeros meses de vida y su pelaje se oscurece, pasando del rojo bermejo al año de edad al marrón o negro en los ejemplares adultos.

Entre las distintas subespecies se encuentran:[5]

El cerdo doméstico es considerado con frecuencia una subespecie más: Sus scrofa domestica.

El jabalí es de comportamiento muy sociable, no es muy territorialista, y se desplaza en grupos matriarcales, normalmente de tres a cinco animales formados por hembras y sus crías, aunque de vez en cuando se pueden ver grupos superiores a los veinte individuos. La jabalina (hembra del jabalí) dominante es la de mayor edad y tamaño. Los jóvenes machos de un año, llamados bermejos, viven en la periferia del grupo. Exceptuando el período de celo, los machos en edad reproductora son más bien solitarios, aun cuando los individuos mayores y más viejos, llamados macarenos, suelen ir acompañados por un macho más joven conocido como el escudero.

El jabalí durante el día es normalmente sedentario, pero durante la noche puede recorrer distancias considerables, entre 2 y 14 km por noche, normalmente al paso cruzado o al trote ligero (J. Reichholf, 1995), mientras que en las huidas puede practicar un vivo galope, que sin embargo solo puede mantener durante un corto período.

En el bosque utiliza casi siempre los mismos pasajes para sus correrías, pero en el caso de las hembras preñadas o con crías, se vuelven más sedentarias.

Durante su período de celo, de noviembre a enero, el jabalí macho busca hembras receptivas de un modo tan activo que a veces llega a olvidarse de su propia alimentación. En cuanto encuentra una piara,[nota 1]​ comienza expulsando a los jóvenes del año anterior. En caso necesario, lucha contra sus rivales para conquistar a las jabalinas, generalmente dos o tres, y en ocasiones hasta ocho.

Los baños de barro desempeñan un importante papel en la ecología de la especie, considerándose que tienen varias funciones. Así aseguran su regulación térmica, en cuanto que el jabalí no suda al tener las glándulas sudoríparas atrofiadas. De igual modo se ha considerado que los baños de barro tienen un importante papel en las relaciones sociales de la especie e incluso se ha descrito un papel en la selección sexual, de modo que si mientras en el verano usan los baños de barro todos los jabalíes, sin distinciones de sexo ni edad, durante la época de celo parecen reservadas casi exclusivamente a los machos adultos, de modo que se ha considerado (Pedro Fernández-Llario,[7]​ 2004) que estos baños pueden estar ligados a la persistencia de los olores corporales sobre un sustrato estable como el que proporciona una capa de barro adherida al pelo (incluso para perder rastros con los perros de caza), sin olvidar las funciones de marca territorialista, y sobre todo sanitarias que tienen para la especie los baños en barro.

El jabalí se adapta a todo tipo de hábitats siempre que disponga de una mínima cobertura y alimento (acuden mucho a los chaparros por la bellota), aunque prefiere los lugares con una vegetación alta donde poder camuflarse (carrasca, aulagas, junqueras, espinos...), y donde abunde el agua (para beber, revolcarse en el lodo o el barro y regular su temperatura). Sus hábitats predilectos son los encinares y los macizos forestales caducifolios o mixtos, sobre todo si están poco visitados y su nivel inferior es rico en maleza, zarzas y espinos donde pueda revolcarse en seco y al abrigo del viento. Pero también se le encuentra en el matorral mediterráneo (maquia) y marismas, sin desdeñar las áreas de cultivo, siempre que mantengan una mínima cobertura de arbolado o arbustos donde protegerse. En caso necesario, nada bien y durante mucho tiempo. Soporta fácilmente los rigores del invierno gracias a su pelaje y dura capa de piel, lo que le permite permanecer en invierno en la zona de alta-media montaña sin mayores problemas que los derivados de la falta de alimentos.[8]

El jabalí fue introducido en diversos países americanos como Perú, Chile, Bolivia, México, Uruguay, Argentina y Paraguay. Asimismo, fue introducido más recientemente en todo el sur de América latina y desde 2011 ha alcanzado partes del centro-oeste y sudeste de Brasil (originarios del vecino Uruguay desde 2007). Además, esta especie fue introducida de forma incontrolada para la práctica de la caza mayor al estilo europeo y la caza de montería. Esto causó un enorme impacto en los ecosistemas autóctonos, acabando con especies no preparadas para competir con el jabalí y provocando así una superpoblación al carecer de depredadores naturales. En algunos de estos lugares se mezcló con cerdos domésticos asilvestrados, propiciando un crecimiento aún más incontrolado de las poblaciones de jabalí, como es el caso del javaporco de Brasil, donde ahora están entre las mayores plagas agrícolas.

Esta especie fue introducida de manera voluntaria, -con fines cinegéticos, una práctica común en muchos países del mundo.- Sin embargo, se reprodujo de manera tan rápida que hoy podemos encontrarla en todo el país tanto de forma silvestre como doméstica, sin mencionar los híbridos entre ambas.

El jabalí fue introducido en el centro del país a principios del 1900 pero rápidamente se desplazó hasta las provincias patagónicas- hoy en día se encuentra ampliamente distribuido por todo el territorio argentino-. Se trata de una especie con gran plasticidad ecológica ya que los cambios de hábitat o climas no son un problema para él ya que se encuentra cerca de la localidad de Santa Rosa , provincia de La Pampa, en la provincia de Neuquén, los parques nacionales Lanín y Nahuel Huapi (provincia de Río Negro); también cruzaron los Andes hasta Chile. Se hace una nueva introducción al rancho Bahía Huemul en la provincia de Río Negro, desde un rancho en Uruguay. Otro lugar fue el parque nacional Nahuel Huapi (provincia de Río Negro) y el parque nacional Los Alerces (provincia de Chubut). Está presente en el sur de la provincia de San Luis, sur de la provincia de Córdoba, suroeste de la provincia de Santa Fe, la mayor parte de la provincia de La Pampa, norte y suroeste de la provincia de Río Negro, suroeste de la provincia de Neuquén, oeste de la provincia de Chubut y la provincia de Entre Ríos (Departamento de Colón).[9]

Al no ser una especie controlada seguirá desplazándose por todo el país.

Las consecuencias que trajo consigo esta especie fueron muchas. La primera es que a causa de su acción de hozar, la cual consiste en remover la tierra con el hocico, se aumenta la superficie de suelo arrasado y perjudica el crecimiento de maleza ya que al rozarse retiene mucha agua y lo desnutre. Como su dieta es mayoritariamente vegetariana, lo convierte en un gran depredador de semillas, lo cual afecta directamente a las comunidades de vegetales y a los trabajadores rurales ya que disminuyen la superficie de suelo fértil y además se comen sus cultivos.

Los métodos que se utilizan para controlar a las poblaciones de jabalí en la Argentina son muchos. La caza, tanto pública como intensiva, se combinan con el trampeo y el uso de tóxicos. Cabe destacar que es una especie muy difícil de controlar debido a que su tasa de reproducción es tan elevada que supera la de mortalidad, aún empleándose todos los métodos anteriormente descritos. Los únicos casos de control fueron en islas, o en el parque nacional El Palmar ubicado en Entre Ríos, en el cual se logró reducir el 50% de su población.

Es muy típico su consumo en la cocina tradicional española. En la Patagonia argentina suele también servirse como un plato típico de la región.[10]​ Es un plato típico en las regiones de alta montaña, como en los Pirineos, donde abundan los jabalíes y se preparan estofados con una salsa característica.



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