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Sus scrofa domestica



El cerdo (Sus scrofa domestica), también denominado chancho,[1]puerco, porcino, marrano, gorrino o cochino, es una subespecie de mamífero artiodáctilo de la familia Suidae. Es un animal doméstico usado en la alimentación humana por muchos pueblos. Su nombre científico es Sus scrofa ssp. domestica, aunque algunos autores lo denominan Sus domesticus o Sus domestica, reservando Sus scrofa para el jabalí.

Su domesticación se inició en el Oriente Próximo hace unos 13 000 años,[2]​ aunque se produjo un proceso paralelo e independiente de domesticación en China.[3]

Los datos procedentes de los estudios de ADN sobre restos óseos de cerdos neolíticos europeos indican que los primeros cerdos domésticos llegaron a Europa desde el Próximo Oriente. Aun así, parece que, posteriormente, también se produjeron en Europa procesos de domesticación de jabalíes salvajes.[4]​ Los registros históricos indican que los cerdos domésticos asiáticos fueron introducidos en Europa durante los siglos XVIII y XIX, mezclándose con las razas europeas.[3]

En la actualidad el cerdo doméstico se encuentra en casi todo el mundo. La distinción entre el cerdo silvestre y doméstico es pequeña y en algunas partes del mundo (por ejemplo en Nueva Zelanda) el cerdo doméstico se ha vuelto cimarrón. Los cerdos cimarrones pueden causar daños sustanciales al ecosistema. La familia de los suidos también incluye alrededor de 12 diferentes especies del cerdo silvestre, clasificadas también bajo el género Sus.

El cerdo doméstico adulto tiene un cuerpo pesado y redondeado, hocico comparativamente largo y flexible, patas cortas con pezuñas (cuatro dedos) y una cola corta. La piel, gruesa pero sensible, está cubierta en parte de ásperas cerdas y exhibe una amplia variedad de colores y dibujos. A pesar de su apariencia son animales ágiles, rápidos e inteligentes.

Adaptados mediante selección para la producción de carne, dado que crecen y maduran con rapidez, tienen un período de gestación corto, de unos ciento catorce días (tres meses, tres semanas y tres días), y pueden tener camadas muy numerosas. Son herbívoros en estado salvaje porque tienen una mandíbula preparada para vegetales. En su domesticación son omnívoros y se les da también carne, siempre picada, pero consumen una gran variedad de vegetales y restos orgánicos que contengan proteínas.

Además de la carne, del cerdo también se aprovechan la piel (cuero) para hacer maletas, calzado y guantes, y las cerdas para confeccionar cepillos. Son también fuente primaria de grasa comestible saturada, aunque, en la actualidad, se prefieren las razas que producen carne magra. Además, proporcionan materia prima de calidad para la elaboración del jamón.

En libertad los cerdos pueden llegar a vivir de diez a quince años.[cita requerida]

Los cerdos desarrollan complejas estructuras sociales, y a las tres semanas de nacidos comienzan a interactuar, jugando, con otros miembros de su comunidad. Es durante esta época cuando los cerdos desarrollan lazos sociales más fuertes con ciertos miembros de su comunidad, lazos que prevalecerán lo que dure su existencia.

La crianza de cerdos (también llamada porcicultura) utiliza la siguiente terminología:

Una camada de cochinillos generalmente tiene entre diez y doce animales, dependiendo de la raza y del número de parición.

El tiempo ideal de lactancia para los lechones criados en cautiverio es de veintiún a veintiocho días. El destete se puede clasificar en tres periodos:

Los cerdos son omnívoros,[5]​ y eso los hace fáciles de alimentar. En muchas granjas los desperdicios de la cocina son parte de su dieta. En estado de cautiverio y con falta de alimento pueden llegar a comerse hasta sus propias crías.

Durante la producción porcina son necesarias las buenas prácticas nutricionales, mantener una dieta completa que asegura la ingesta de proteínas vitaminas y minerales hay que tener en cuenta que los requerimientos nutricionales son variables y dependen del nivel de consumo y la ganancia diaria, siendo estos afectados por factores como genética, raza, sexo, ambiente, estado sanitario, disponibilidad y absorción de nutrientes por parte del animal. Así como es importante el buen manejo de los medicamentos en los cerdos para evitar la bioacomulacion de residuos tóxicos en carne de cerdo.

Los cerdos, junto con los perros y los gatos, no poseen glándulas sudoríparas,[6]​ debido a eso se mojan o enlodan frecuentemente para mantenerse frescos en climas y temporadas cálidas. Si se asolean demasiado se les puede irritar la piel.

Los cerdos tienen el olfato muy desarrollado, y en algunos países europeos son usados para buscar trufas en el campo. En países como Chile, los marranos se usan en un juego popular llamado «pillar el chanchito», donde un lechón es embetunado en aceite y soltado entre niños para que estos intenten atrapar al cerdo con sus propias manos.

Los primeros cerdos llegaron a la península ibérica en el Neolítico.[7]​ Desde entonces se han producido procesos de selección, adaptación a las condiciones ambientales locales y, posiblemente, hibridación con jabalíes autóctonos, originándose las peculiares razas ibéricas.

Las diferentes razas porcinas autóctonas españolas se clasifican en:

Los cerdos están adaptados a climas templados y semitropicales y se encuentran en muchas zonas del mundo. En 2001 los principales países en cuanto al número de animales eran China, con 454 millones de cerdos, los Estados Unidos, con 59 millones, Brasil, con 29 millones, Alemania, con más de 25 millones y, España, con 23 millones.

A continuación se encontraban, en orden descendente, Vietnam, México, India, Polonia, Rusia y Francia.

A escala mundial, la población de cerdos en 2001 alcanzaba casi los 923 millones.

En lugares donde las condiciones higiénicas en la crianza y/o forma de alimentación pueden no ser siempre las adecuadas, los cerdos pueden ser portadores de parásitos como Trichinella, causante de la triquinosis,[8]Taenia, o bacterias como Salmonella, Staphylococcus aureus, Listeria monocytogenes, y cepas patógenas de Escherichia coli, todas peligrosas para el ser humano. Por tal motivo, es importante consumir su carne siempre bien cocida, ya que el calor ayuda a destruir todo tipo de microorganismos.

Esqueleto de la mano de cerdo

Algunos dientes de un cerdo doméstico

El corazón de un cerdo doméstico

Debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, el cerdo vietnamita ha sido incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.[11]



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