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The Pinochet File: A Declassified Dossier on Atrocity and Accountability



Pinochet: los archivos secretos[1]​ (The Pinochet File) es un libro del Archivo Nacional de Seguridad de Estados Unidos escrito por Peter Kornbluh[2]​ que abarca más de dos décadas de documentos desclasificados de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), la Casa Blanca y del Departamento de Estado de los Estados Unidos, con respecto a actividades encubiertas estadounidenses en Chile. Se basa en más de 24 000 documentos previamente clasificados que se publicaron como parte del Proyecto de Desclasificación de Chile durante el gobierno de Clinton, entre junio de 1999 y junio de 2000.

La Ley de Libertad de Información (FOIA) es una medida federal en forma de ley de libertad de información que permite la divulgación total o parcial de la información inédita y documentos controlados por el gobierno de los Estados Unidos. La Ley define los registros de la agencia con mayor transparencia, y se describen los procedimientos de divulgación obligatoria y subvenciones con nueve exenciones a la ley.[3][4]​ Fue firmado originalmente por el presidente Lyndon B. Johnson, a pesar de sus recelos,[5]​ el 4 de julio de 1966, como 5 USC § 552 y entró en vigor el año siguiente.[6]

Pinochet: los archivos secretos fue seleccionado como uno de los "mejores libros de 2003" en la categoría de no ficción por Los Angeles Times.[7]​ La revista The New Yorker dijo en su edición del 8 de septiembre de 2003:

La crítica de la revista Newsweek de El Archivo Pinochet lo describe como:

Publishers Weekly publicó en su edición de septiembre de 2003 lo siguiente al respecto:

La inclusión de los documentos es una fuente clave que permite al lector no solo corroborar los hallazgos de Kornbluh, sino para adquirir una idea de la magnitud de las actividades encubiertas de Estados Unidos en Chile, y para entender el tenor de la conversación en la Casa Blanca y la CIA sobre la presidencia de Salvador Allende. Mientras que los Estados Unidos afirman que apoyaron a Chile y su proceso de elección democrática, los documentos muestran intentos complejos y extensos primero para evitar que Allende fuera elegido, y luego para derrocarlo con un golpe de Estado.

El golpe de Estado requirió primero quitar el comandante en jefe de las fuerzas armadas chilenas (René Schneider), que se oponía a la intervención militar en la situación política chilena. Este fue asesinado por los golpistas financiados por la CIA (el general retirado Roberto Viaux y el general Camilo Valenzuela). Una vez que Augusto Pinochet tomó el poder, sus violaciones de derechos humanos fueron toleradas, a pesar de que los EE.UU. sabía que miles de ciudadanos habían sido detenidos, incluso ciudadanos estadounidenses como Charles Horman y Frank Teruggi fueron asesinados.

La CIA fomentó un amplio encubrimiento de su participación en el golpe, incluyendo engaños al Comité Church del Senado de Estados Unidos. La Casa Blanca también retuvo los documentos clave. Posteriormente, el papel de los EE. UU. en este período de la historia no fue correctamente entendido, pues estaba basado únicamente en los resultados publicados en ese momento. Por otra parte, la amplia propaganda encubierta, sobre todo en El Mercurio, cambió la percepción del mundo sobre Allende, pintándolo como un peón comunista y planteando el fracaso de la economía chilena debido a sus decisiones. Por el contrario, los documentos desclasificados muestran que Richard Nixon promovió un "bloqueo económico invisible" en coordinación con las corporaciones multinacionales estadounidenses y las organizaciones bancarias internacionales, que fueron presionadas para retener la refinanciación de préstamos. En consecuencia, gran parte de la historia que se ha escrito sin tener acceso a estos documentos puede ser necesario volver a examinarse, como Kornbluh discute en la introducción del libro:

Probablemente el icono más representativo de la crueldad del régimen de Pinochet fue el jefe de la DINA, Manuel Contreras.[13]

Documentos clasificados ahora confirman que, no solo Contreras estaba en la nómina de la CIA, sino que cuando llegó a Washington durante el apogeo de abusos contra los derechos humanos, el Departamento de Estado de los Estados Unidos tenía tareas específicas para él, referentes a la aplicación del Programa Phoenix a América Latina, la conocida Operación Cóndor.[13]

Los oficios desclasificados también aportan información sobre Boris Weisfeiler,[14]​ un profesor norteamericano nacido en Rusia quien -a comienzos de 1985- se encontraba practicando excursionismo en las cercanías de Colonia Dignidad.[15]​ La versión de esos años era que había muerto en el río Ñuble.[15]

Un informe de inteligencia de la CIA titulado “Pinochet bajo presión” reportaba que “la política chilena había cambiado de manera irreversible, creemos, durante los últimos años”:[16]

El asesinato de un joven fotógrafo chileno que acababa de volver del exilio en Washington puso nuevamente la atención de los altos funcionarios de la administración Reagan en la necesidad de aumentar las presiones para que Pinochet se fuera.[16]Rodrigo Rojas había regresado a Chile en mayo de 1986. El 2 de julio, él y una joven mujer, Carmen Gloria Quintana, fueron detenidos por una patrulla militar durante una protesta callejera, rociados con gasolina, quemados y arrojados a una zanja.[16]​Rojas murió unos días después a causa de las quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo.La tarde del 14 de julio, la lectura de documentos del Presidente Reagan incluyó un reporte secreto sobre el “probable involucramiento del Ejército chileno en el asesinato de Rojas”. Hombres clave del Congreso estadounidense pidieron que el gobierno repudiara públicamente al régimen de Pinochet.[16]

El rol más significativo de Estados Unidos fue delatar el plan secreto de Pinochet de usar la violencia para anular el plebiscito en caso de que ganara el “No” y así mantenerse en el poder.[16]​ Ya en mayo de 1988, cuatro meses antes del plebiscito, la CIA obtuvo datos de inteligencia sobre “la creciente determinación de los militares de evitar la subida el poder de un gobierno civil en Chile”.[16]​ Hacia fines de septiembre, la CIA y la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por su sigla en inglés) habían acumulado evidencia significativa de un plan para una matanza y un autogolpe si el voto no se inclinaba hacia Pinochet el 5 de octubre.[16]

En un cable secreto al Departamento de Estado, el embajador Harry Barnes reportó:

La inclusión de los documentos fuente claves proporcionan una rara vista detrás de las escenas en la operación encubierta de un cambio de régimen . Documentos clave de la CIA, del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSC), Casa Blanca, DIA, y el Departamento de Estado fueron desclasificados en el año 2000. Los más de 24 000 registros corresponden a un promedio de tres registros por día se reunieron en más de dos décadas[17]​ pero el análisis de Kornbluh no estuvo completo y en impresión hasta el año 2003. Los informes basados en documentos publicados antes de 2000 son necesariamente incompletos y deben ceñirse más a la interpretación de la Casa Blanca de Nixon que difundió a través de sus programas de propaganda negra en Chile.

No todos los documentos que se incluyen son de la CIA. El libro recoge 114 documentos, con 237 páginas, de las siguientes fuentes:



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