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Tratado de Trianon



El Tratado de Trianón fue un tratado de paz firmado después de la Primera Guerra Mundial entre los Aliados y el Reino de Hungría el 4 de junio de 1920. Fue firmado en el Gran Palacio de Trianón, en Versalles, Francia. El tratado establecía la nueva situación de Europa, con los Estados que habían de reemplazar al antiguo reino de Hungría, después de la desaparición del Imperio austrohúngaro. Los Aliados eran: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Reino de Italia y Japón, y sus asociados fueron: Rumanía, el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, y Checoslovaquia. Hungría, como parte del Imperio austrohúngaro, fue uno de los países derrotados en la Primera Guerra Mundial.

Hungría proclamó su independencia frente a Austria el 16 de noviembre de 1918.[1]​ Las fronteras temporales «de facto» de Hungría fueron las mismas que las trazadas por las líneas del armisticio de noviembre de 1918. En comparación con el antiguo Reino de Hungría, esas fronteras no incluían:

La Triple Entente pidió a Hungría que reconociera los nuevos territorios pertenecientes a Rumanía, a través de una línea trazada a lo largo del río Tisza. Sin la posibilidad de rechazar esos términos, pero tampoco queriendo aceptarlos, los líderes de la Primera República Húngara dimitieron y los comunistas llegaron al poder. Se formó la República Soviética Húngara y se organizó rápidamente un Ejército Rojo Húngaro. Ese Ejército tuvo, en un principio, éxito contra las legiones checoslovacas y llegó cerca de la antigua frontera de Galitzia (polaca), separando de esa manera a las tropas checoslovacas de las fuerzas rumanas. El 1 de julio de 1919 se firmó el cese de hostilidades entre el Ejército Rojo y las tropas checoslovacas, mientras que las tropas rumanas cruzaron el río Tisza, derrotaron al Ejército Rojo húngaro y ocuparon Budapest el 4 de agosto de 1919.

El Estado húngaro fue restablecido por la Triple Entente, quien ayudó al almirante Horthy a llegar al poder, en el mes de noviembre de 1919. En diciembre de 1919, una delegación húngara fue invitada a la Conferencia de Paz de Versailles.[3]​ Las condiciones expuestas en el tratado habían sido aprobadas por los vencedores el 26 de febrero de 1919, pero solo se presentaron a la delegación húngara un año más tarde, el 16 de enero de 1920.[4]​ Las protestas del Gobierno magiar de Karoly Huszár fueron presentadas el 10 de febrero e incluían la petición de plebiscitos en las zonas que debían ser cedidas a los países vecinos y el rechazo a la asunción de que las minorías deseaban separarse de Hungría.[4]​ Las alegaciones húngaras fueron rechazadas el 6 de mayo, indicándose a sus representantes que la redacción del tratado se consideraba definitiva.[4]​ Contrario a aceptar las condiciones exigidas, el Gobierno de Huszár dimitió poco después, el 14 de marzo.[4]

Las fronteras definitivas de Hungría fueron fijadas por el Tratado de Trianón, firmado el 4 de junio de 1920,[4]​ que dejaban fuera del país a casi 3 millones de magiares (mayoritarios en muchos distritos y municipios fronterizos).[4]​ Además de los territorios mencionados anteriormente, Hungría perdió otros territorios ocupados como parte del Imperio austrohúngaro:

Conforme al Tratado de Trianón, las ciudades de Pécs, Mohács, Baja y Szigetvár, temporalmente bajo administración yugoslava, pasaron a Hungría. Un comité asignó pequeñas partes del norte de los antiguos distritos Árva y Szepes a Polonia, puesto que ahí vivía una mayoría de población polaca.

En total, de un territorio en vísperas de la guerra mundial de 325 000 kilómetros cuadrados, el nuevo Estado independiente sólo conservaba 93 036, mientras que Rumanía obtuvo 103 093, Checoslovaquia 61 633, Yugoslavia 63 092 e Italia, Austria y Polonia porciones menores.[5]

Respecto a las antiguas fronteras austrohúngaras, el nuevo Reino de Hungría, restaurado tras la contrarrevolución encabezada por el antiguo almirante austrohúngaro Miklós Horthy, perdió el 63,5 % de su población, incluyendo a un millón de magiares incorporados a Checoslovaquia, 1,7 millones a Rumania y 500 000 a Yugoslavia.[6]​ De los 9 945 000 habitantes de lengua magiar, más de 3 000 000 quedaron en los países vecinos.[5]​ Las asignaciones de población se realizaron sin consultar a esta, asumiéndose que las minorías deseaban separarse de Hungría.[7]

Hungría perdió la totalidad de sus minas de oro, plata, mercurio, cobre y sal, así como la mitad de sus minas de carbón y todas menos una de las de hierro.[7]​ Si antes de la guerra Hungría casi no importaba materias primas, tras la contienda tuvo que importar la mayoría.[7]

Combustibles minerales.

Molinos harineros.

Acerías.

Minas de hierro.

Producción de porcino (1917).

Producción de maíz para alimentación de ganado.

Producción maderera.

Producción de trigo.

Demografía

Según el censo de 1910, el grupo étnico más grande en el Reino de Hungría eran los húngaros, aproximadamente el 48 % de toda la población (el 54 % de la población del territorio a que se refiere como "Hungría adecuada", es decir, con exclusión de Croacia-Eslavonia). El Reino de Hungría no fue un Estado-nación al igual que muchos países de la Europa occidental.

Algunos demógrafos consideran que el censo de 1910 exageró el porcentaje de la población húngara, señalando la diferencia entre un crecimiento improbablemente alto del número de húngaros y la disminución de otras nacionalidades en el reino en el siglo XIX. También argumentan que los resultados fueron diferentes en los censos anteriores del Reino y los censos posteriores en los nuevos Estados. Otro problema con la interpretación de los resultados del censo es que el censo de 1910 no registró el origen étnico de los encuestados, sino sólo el idioma (si se trataba de "lengua materna" o "la mayoría del lenguaje hablado con frecuencia") y la religión, por lo que presentaron cifras del censo de las minorías étnicas en el Reino de Hungría, que son en realidad el número de hablantes de lenguas diferentes, que pueden no corresponder exactamente a la composición étnica.

A pesar de que en los territorios del antiguo Reino de Hungría, que fueron asignados por el tratado a los países vecinos en total, había una mayoría de la población no húngara, que también se incluyen las zonas de mayoría húngara (incluso las zonas más húngaras del 80 - 90 %) e importantes minorías húngaras, que suman 3.318.000 en total. Después del tratado, el porcentaje y el número absoluto de todas las nacionalidades de Hungría disminuyó en las próximas décadas. Las razones principales de este proceso fueron la asimilación espontánea, así como la política de eslovaquización, rumanización y serbiazación de los Estados. Después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno checoslovaco con los decretos de Benes procedió por la fuerza al "traslado de poblaciones" (deportación) en 1945 - 1947 de unos 2,6 millones de antiguos ciudadanos checoslovacos de etnia alemana y húngara a Alemania, Austria y Hungría.

Según un censo realizado en 1910, la población en los territorios del Imperio austrohúngaro administrados por Hungría se estructuraba de la siguiente manera:

Hungría se comprometió al rubricar el tratado a pagar una cantidad no estipulada en concepto de indemnizaciones de guerra.[7]

El Ejército Húngaro, al que se prohibía formarse mediante levas, quedaba limitado a 35 000 hombres, soldados profesionales.[7]​ Se prohibía al país la fabricación de artillería pesada, tanques y aviones, tanto de uso civil como militar.[8]

El tratado dificultó la recuperación económica húngara y llevó a que la política del país en el periodo de entreguerras se centrase en intentar lograr la revisión del tratado.[8]



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