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Aleixo Garcia



Alejo García (en portugués, Aleixo Garcia; Alentejo[1]​-San Pedro del Ycuamandiyú, fines de 1525),[2]​ fue un navegante de origen portugués que participó en varias expediciones en América del Sur.[3]​ Fue el primer europeo en entrar en contacto con el Incanato, de ahí que un historiador diga «Pizarro tuvo un predecesor en García».[4]

Se sabe que era natural del Alentejo,[1]​ pero se desconoce la fecha de nacimiento de García, solo se sabe su origen portugués y su voluntaria participación como marino al servicio de Castilla.[3]

Formó parte de la expedición española bajo el mando del capitán Juan Díaz de Solís[5]​ al Río de la Plata, donde descubrieron la isla Martín García.[6]​ La expedición fracasó al morir el capitán y algunos tripulantes en manos de antropófagos, posiblemente de origen guaraní, en las costas del actual Uruguay.

En marzo o abril de 1516 una de las tres carabelas naufragó cuando regresaban a España en un sitio después llamado Porto dos Patos,[5]​ en la de Santa Catalina[7]​ o Yurú-Minri.[8]​ Hubo 18 sobrevivientes, incluido García, pero siete de estos hombres fueron capturados cuando fueron por la costa hacia el norte[5]​ por la expedición de Cristóvão Jacques a finales de 1516 y, más tarde, cambiados por la corona por un grupo de doce presos portugueses capturados en el Caribe (entre ellos, Estevão Frois, irónicamente uno de los capitanes a quien posiblemente se atribuye el viaje que habría precedido al de Solís al Río de la Plata).[9]​ Debe entenderse que en esa época castellanos y lusitanos competían por el control de las costas y conseguir los mejores tratados comerciales.[7]

Antes de la conquista del Perú, las tribus guaraníes intentaron tres veces migrar al interior del Incanato. Acorde a Inca Garcilaso de la Vega, la primera sucedió en el último año de gobierno de Inca Yupanqui, probablemente refiriéndose al Sapa Inca Pachacútec, en algún punto entre 1471 y 1476.[10]​ Para Alcide d'Orbigny sucedió en torno a 1430. Posteriormente, su sucesor, Túpac Yupanqui, pasaría varios años luchando contra los invasores.[11]​ Acorde a Inca Garcilaso de la Vega Túpac los combatió sin éxito por dos años y Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua dice que cuando envió a un general colla a combatirlos en la selva, este último se quejó por lo que consideraba un destierro.[12][13]​ La segunda habría ocurrido entre 1513 y 1518, según el testimonio de guaraní a Álvar Núñez Cabeza de Vaca. La tercera entre 1519 y 1523, basándose en un chané llevado prisionero por los guaraníes a Itati y que hablo con Domingo Martínez de Irala.[10]​ Independiente de las fechas exactas, la segunda y la tercera se habrían producido durante los últimos años del reinado de Huayna Cápac, poco antes de la llegada de los españoles.[14]

Según el historiador francés Thierry Saignes, Huayna Cápac empezó a colonizar los llanos de Grigotá hacia 1500.[15]​ El ataque contra Samayta se habría producido en 1526, al igual que una incursión contra la frontera del Guapay.[16]​ El Inca habría estado en Ecuador al ocurrir varias invasiones entre 1520 y 1525. Sin embargo, sólo el cronista Rui Díaz de Guzmán dice que García participó de estas.[17][18]​ El historiador peruano José Antonio del Busto dice que García invadió Charcas en 1520 y en respuesta Yasca fue enviado en 1522.[19]​ Sin embargo, esto choca con las fechas tradicionales que fijan entre 1521 y 1526 su famosa expedición desde el sur del actual Brasil hasta lo que hoy es Bolivia.[20]​ Siendo recién en 1525 que llegó a territorio incaico.[21]​ Al parecer entre 1525 y 1530 los incaicos lograron restaurar el orden en su frontera.[22]

Al contrario de lo sucedido al norte del Cuzco, donde los incas jamás se expandieron más allá de las selvas montañosas, en la región Apolo a Ixiamas, la llanura del Guapay o Grigotá y la planicie entre el Guapay y el Pilcomayo colonizaron territorio selvático.[23]​ Esto los hizo entrar en contacto con los guaraníes, que empezaron a incursionar en sus dominios para hacerse de metal que después comerciaban con otras tribus (una red que llegaba hasta el Atlántico).[24]​ Posiblemente, los guaraníes empezaron a migrar hacia esas zonas en los siglos XIII y XV.[25]​ Para defenderse los cuzqueños hicieron levantar una red de cuarenta o cincuenta fortines por Cochabamba sus propios «limes».[26]

Durante una visita a Charcas, Huayna Cápac estuvo en Pocona (departamento de Cochabamba) para reparar la fortaleza construida por su padre.[27]Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela en su Historia de la villa imperial de Potosí afirma que los chiriguanos llegaron hasta Cantumarca, en los faldeos del Cerro Rico de Potosí arrasando todo a su paso. Huayna Cápac en persona se presentó con un gran ejército en Tarapaya, desde ahí envió a uno de sus hijos con 4.000 soldados a Cantumarca pero los invasores les estaban esperando con 3.000 guerreros y fueron derrotados.[28]​ Doscientos incas murieron y el resto huyó con el Inca, que salió con el resto de las tropas a enfrentarlos. Dio muerte a 6.000 guaraníes e hizo huir al resto a las montañas de los charcas. El monarca entró en Cantumarca victorioso, siendo recibido con aclamaciones y festejos por el pueblo.[29]​ En la Relación verdadera del asiento de Santa Cruz de la Sierra, una compilación de Marcos Jiménez de la Espada, el Inca se decidió a conquistar los llanos de Grigotá (donde actualmente está Santa Cruz de la Sierra) y construyó la fortaleza de Samaipata.[30]​ Dicha edificación estuvo a cargo de un «"pariente"» del Inca llamado Guacane (quien dejó como rehén en Cuzco a su hermano Condori) si se cree a la Relación Cierta del sacerdote Diego Felipe de Alcaya.[15]​ Los incas habrían levantado más fortificaciones en Pocona, Montepuco (cerca de Pojo), Cuscotoro, Incahuasi, Orocontá, Esquila, Escapana, Taraya, Cóndor Huasi y a orillas del Parapetí.[31]​ Además de establecer una mina de plata en Saipurú que debía ser trabajada por los 5.000 mitimaes (colonos) instalados en la zona a cargo de Guacane. También se empezó a cobrar tributos en granos de maíz para abastecer a la mita que debían realizar los locales.[12][32]

Había pasado algunos años de la visita del monarca a Pocona,[27]​ cuando los chiriguanos lanzaron tres cuerpos contra la comarca: 5.000 fueron a Grigotá, 1.000 quedaron en Itatín y 1.000 marcharon contra el «Mango Inca». De estos últimos, pocos volvieron. La campaña parecía una reacción contra la construcción de fuertes fronterizos y porque aparentemente el Inca habría conquistado a los moxos (a un alto costo para sus ejércitos y debiendo instalar colonos).[30]​ Las fuentes indican que venían de Itatín.[10]​ Huayna Cápac estaba luchando contra los cayambis de Pichincha cuando supo de los primeros choques y descansaba en Quito cuando le trajeron la noticia de que todos sus soldados en el fuerte de Cuscotuyo habían sido masacrados.[27]​ También caería Samaita debido al relajamiento de las guarniciones andinas; Guacane y Condori son capturados y los invasores derrotan y matan a Lucurmayo, noble cuzqueño enviado a detenerlos. Grigota, jefe local aliado de Cuzco, capturó por sorpresa a 200 atacantes mientras celebraban su victoria. Los envía a la capital, donde el monarca los ejecuta exponiéndolos a los elementos, de ahí el nombre chiriguano, «muerto por el frío».[12][33]​ El general Apo Yasca (o Yazca) fue enviado con 20.000 soldados del Chinchaysuyo[34]​ y a su paso por el Collao reclutó más hombres para guarnecer las fortalezas de la frontera chaqueña. Miguel Cabello Balboa señala que el soberano, en realidad, planeaba la conquista de los chiriguanos y moxos.[35]​ En Cuzco habría recibido los refuerzos de Apo Ilaquita y Auqui Túpac Amaro, ya que el caos en que estaba sumergida Charcas amenazaba con extenderse al Collao.[36]​ El general hizo algunos prisioneros que envió a su señor y reconstruyó algunas fortalezas, otros afirman que fue derrotado, lo cierto es que el resultado de los combates en incierto.[22]​ Los guaraníes terminaron por establecer la tribu pauserna en lo que hoy es el departamento de Santa Cruz.[10]​ La famosa riqueza había animado a los guaraníes a iniciar estas expediciones de saqueo que acabaron mal. Los sobrevivientes transmitieron esos rumores a los europeos.[37]

Al sur del Guapay, los jefes locales habían establecido defensas para defenderse de los indios chaqueños desde mucho antes de la conquista incaica.[38]​ Cuando el Inca llegó, tenía huestes de arqueros moxos y antis para derrotar a los locales atrincherados en Oroncota. Después de esto muchos jefes adoptaron las costumbres del conquistador y vieron en el nuevo poder un respaldo contra las invasiones. Para asegurar el territorio, el Sapa Inca trajo colonos del Collao y Condesuyo.[39]

En los territorios fronterizos entre el río Pilcomayo y Tucumán los cuzqueños construyeron otra red de fortalezas para detener las incursiones guaraníes que provenían del Pilcomayo y el Bermejo.[40]​ En el último tercio del siglo XVI los colonos instalados por Cuzco serían desplazados por los chiriguanos y la fundación de Tarija (1574).[41]

García ya había aprendido guaraní tras convivir tantos años con los indígenas[42]​ y así empezó a escuchar las historias maravillosas sobre «el Rey Blanco y la Sierra de la Plata».[43]​ Rumores de la prosperidad del Incanato se habían expandido a los guaraníes rioplatenses: un templo dedicado al sol más grande que ninguna otra edificación en la tierra, una fortaleza inexpugnable como capital, palacios ricamente adornados y una riqueza en oro y plata en las entrañas de la tierra incomparable (probablemente ahí también estuvo el origen de la leyenda de la Ciudad de los Césares). Estos también se habían extendido a la cuenca del Orinoco, la costa brasileña, el Amazonas, el Chaco, el Río de la Plata y América Central.[44]

Se sabe que siguieron la costa al sur y en 1521 llegaron al Río de Solís o el Mar Dulce, el Río de la Plata. Ese año lo dedicaron a remontarlo hasta Carcarañá.[5]​ En ese entonces eran un mulato,[45]​ García y cuatro europeos explorando el Paraná y el Paraguay.[7]​ Finalmente, llegó hasta donde después se levantaría Asunción del Paraguay, más de una década antes que Núñez Cabeza de Vaca.[46]​ Por eso se lo considera el descubridor del Paraguay.[1][8]​ Acompañado por más de 2.000 guaraníes,[47]​ en 1525[21]​ dejó el Paraguay desde San Fernando o Paray,[48]​ cruzó por el Chaco y penetró el territorio incaico hasta las cercanías de Tomina,[49][19]​ posiblemente subiendo el cauce del río Pilcomayo.[50]​ Asaltaron los fortines fronterizos de los incaicos. Saquearon Mizque, Presto, Tarabuco y las aldeas chichas,[51]​ pero no lograron tomar los principales (Samaipata e Incallacta).[50]​ Masacraron a todos los que encontraron y cuando las tropas del Sapa Inca vinieron en gran número a enfrentarlos inician la retirada,[48]​ Otros dicen que fueron capaces de derrotar a 10 000 soldados incaicos mandados por Yasca antes de retirarse, lo que indicaría que no eran una banda sino un verdadero ejército.[50]​ Debido a esta expedición también se considera a García el descubridor de Charcas.[44]​ A la vuelta, fueron atacados en Tarabuco por los charcas pero logran replegarse.[17]

García murió a finales de ese año,[2]​ cuando volvía cargado con el botín y prisioneros chiquitanos y chanés[52]​ fue atacado por los guaycurúes chaqueños, usualmente identificados como payaguaes, aunque el investigador Dick Edgar Ibarra Grasso sostiene que él y sus compañeros pudieron acabar matándose entre ellos por el tesoro.[53]​ Supuestamente estos eventos habrían ocurrido en el territorio del cacique Guacani o Guacane.[45]​ Algunos sirvientes guaraníes consiguieron volver a Patos con muestras de metales preciosos; esto animaría nuevas expediciones de exploración y conquista.[44]​ Muchos guaraníes se quedaron en la cordillera combatiendo a las huestes incaicas.[49]​ Al parecer fueron derrotados dos o tres años después.[17][22]

La ruta que abrió Alejo García, por el curso del río Pilcomayo, fue muy utilizada después ya que muchos guaraníes se sintieron animados a migrar.[52]​ Por ella pasaron Martim Afonso de Sousa (quien fundó la ciudad de San Vicente), Álvar Núñez Cabeza de Vaca (en 1541) y Ulrico Schmidl (en 1553). Por esos mismos caminos pasaron los jesuitas que fundaron las reducciones donde cristianizaban a los guaraníes.

Los españoles realizaron nuevas expediciones a través del Chaco hacia el Alto Perú en las décadas siguientes: Martínez de Irala con 250 españoles y 2.500 guaraníes en 1543, y Ñuflo de Chávez con 150 españoles y 1.500 guaraníes en 1556-1558[49]​ y con 2.000 o 3.000 indios en 1564.[52]​ Como resultado de estas migraciones, los recién llegados sometieron a los pacíficos chanés, pueblo de lengua arahuaca, muy superior en número.[54]

La creencia en la Yvy mará'ey, «Tierra sin Males»,[55]​ animó a grandes migraciones de las tribus tupíes y guaraníes costeras[n 1]​ que huían de los portugueses hacia el interior en el período 1530-1612.[56]​ Presionados, los tupinambás de 84 aldeas de Pernambuco[57]​ iniciaron su épica marcha hacia 1530 según los análisis del antropólogo suizo Alfred Métraux.[58]​ Sus villas quedaron vacías, pues se llevaron a todos los hombres, mujeres, niños y ancianos junto a las posesiones que podían llevar. Su recorrido fue lento porque debieron enfrentar a tribus hostiles y detenerse a cultivar y cosechar.[59]​ Navegaron por el San Francisco al interior hasta la llanura del Mato Grosso septentrional, después siguieron los manantiales de los ríos que van al sur y con rumbo a los ríos Paraná y de la Plata. Arribaron al nacimiento del Madeira, donde encontraron colonos españoles, conviviendo con ellos un tiempo hasta que empezaron a tener problemas.[60]​ Finalmente, siguieron el curso de esas aguas hasta su delta,[61]​ estableciéndose definitivamente en la isla Tupinambarana después de expulsar o subyugar a los anteriores habitantes gracias a sus hábiles guerreros y arqueros. El viaje les había tomado 50 a 60 años y se prolongó por 5.600 km. Ahí los encontró el explorador Pedro Teixeira en 1612.[58]​ Acorde al Nuevo Descubrimiento del gran río del Amazonas del jesuita Cristóbal de Acuña[n 2]​ fueron 60.000 tupinambás los que comenzaron la marcha,[62]​ pero una vez establecidos en la isla, incapaces de conseguir sustento para tantos, se dispersaron por la selva en grupos menores.[63]

En 1540 10 000 tupinambás salieron de Pernambuco hacia ese «"paraíso terrestre"», llegaron sólo 300 a Perú en 1549.[n 3]​ En 1553 Duarte da Costa dio permiso a los colonos lusitanos para esclavizar a los locales y quedarse con sus tierras.[64]​ Otro fuerte motivo fueron las epidemias de viruela.[65]​ En consecuencia, 132.000 tupiniquimes de la costa bahiana emigraron al oeste, forzando a sus parientes, los tupinambás, a buscar protección en la selva.[64]

Los migrantes siguieron chocando con los pueblos andinos, en este caso, los incas de Vilcabamba fueron vencidos en una gran batalla por 8.000 guaraníes en 1553 o 1554, producto de la victoria los indios selváticos se establecieron en los faldeos orientales de los Andes.[66]



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