x
1

Alfredo Zitarrosa



¿Qué día cumple años Alfredo Zitarrosa?

Alfredo Zitarrosa cumple los años el 10 de marzo.


¿Qué día nació Alfredo Zitarrosa?

Alfredo Zitarrosa nació el día 10 de marzo de 1936.


¿Cuántos años tiene Alfredo Zitarrosa?

La edad actual es 88 años. Alfredo Zitarrosa cumplió 88 años el 10 de marzo de este año.


¿De qué signo es Alfredo Zitarrosa?

Alfredo Zitarrosa es del signo de Piscis.


¿Dónde nació Alfredo Zitarrosa?

Alfredo Zitarrosa nació en Montevideo.


Alfredo Zitarrosa (Montevideo; 10 de marzo de 1936-Ibídem; 17 de enero de 1989) fue un cantautor, poeta, escritor y periodista uruguayo, considerado una de las figuras más destacadas de la música popular de su país[1]​ y de toda América Latina.[2][3][4]

Hijo natural de Jesusa Blanca Nieve Iribarne, que con 19 años lo dio a luz en una casa de altos, ubicada en el barrio de Belvedere, en la avenida Carlos María Ramírez esquina Carlos de la Vega. Lo recibió una partera conocida por el apodo de Bombón, que allí vivía. Cuando Blanca Iribarne estaba en trabajo de parto fue trasladada en un carro de caballo desde el pueblo de Santiago Vázquez con la intención de llegar al hospital pediátrico Pereira Rossell, pero no llegó a tiempo y fue acogida en casa de la partera. Allí nació Zitarrosa y luego lo llevaron hasta el hospital, lugar que se considera como el sitio de su nacimiento, para inscribirlo en el registro civil que allí existe.[cita requerida] Fue anotado como Alfredo Iribarne.

A poco de nacer, en circunstancias especiales, su madre lo dio a criar al matrimonio compuesto por Carlos Durán, hombre de varios oficios, y Doraisella Carbajal, empleada en el Consejo del Niño. Pasó entonces a ser Alfredo «Pocho» Durán. Con esa pareja vivió en diversos barrios de la capital uruguaya y luego, entre 1944 y fines de 1947, se trasladó al pueblo de Santiago Vázquez, con frecuentes visitas a la campaña cerca de Trinidad, capital del departamento de Flores, de donde era oriunda su madre adoptiva. Se ha señalado que esta experiencia infantil lo marcó para siempre, dado que en su repertorio resalta la inclusión mayoritaria de ritmos y canciones de origen campesino, fundamentalmente milongas.

Regresó con su familia adoptiva por breve tiempo a Montevideo, para luego, al comienzo de su adolescencia, pasar a vivir con su madre biológica y el esposo, el argentino Alfredo Nicolás Zitarrosa, quien le dio su apellido, y su hermana recién nacida, en el Rincón de la Bolsa, hoy llamado Ciudad del Plata, en el km 29.5 de la vieja ruta a Colonia, departamento de San José. Afincado allí, cursaba el liceo en Montevideo, adonde finalmente se trasladó en su temprana juventud. Vivió primero con el matrimonio Durán y luego en la pensión de la señora Ema, sita en la calle Colonia esquina Médanos (hoy Barrios Amorín), para ocupar después la famosa buhardilla de la casa que funcionaba también como pensión y era propiedad de Blanca Iribarne, su madre, ubicada en la calle Yaguarón (hoy Aquiles Lanza) 1021, enfrente de la plaza que actualmente lleva su nombre y a la vista del Cementerio Central. Trabajó, entre otros menesteres, como vendedor de muebles, de suscripciones a una sociedad médica, de oficinista y en una imprenta. Tiempo después recordaría con especial afecto al que fuera su primer empleador, un tal Pachelo, que le fue presentado por uno de sus compañeros habituales de viaje en sus traslados diarios a Montevideo, durante la época liceal.

Se inició en las lides artísticas en 1954, como locutor de radio. Incursionó como presentador y animador, libretista e informativista, e incluso como actor de teatro. Fue también escritor, poeta y periodista. En esta última actividad, se destacó su labor en el semanario Marcha.

Aunque cantaba desde pequeño y había realizado ya algunas grabaciones informales que trascendieron con los años, debutó profesionalmente como cantor el 20 de febrero de 1964, en Perú. Forzado por las circunstancias y un poco fortuitamente, participó en un programa que se emitía por el Canal 13, Panamericana de Televisión, comenzando así una carrera que nunca se interrumpiría. Zitarrosa relató así su experiencia:

Poco después, al pasar por Bolivia de regreso a Uruguay, realizó varios programas en Radio Altiplano de la ciudad de La Paz. Debutó posteriormente en Montevideo, en 1965, en el Auditorio del SODRE (Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica). Su participación en este espacio le sirvió de peldaño para ser invitado, a principios de 1966, al ya reconocido Festival de Cosquín, en Argentina, al que volvió en 1985.

Desde el principio, se estableció como una de las grandes voces del canto popular latinoamericano, con raigambre folclórica y clara ideología de izquierda. Cultivaba un estilo contenido y varonil, y su voz grave y un típico acompañamiento de guitarras le dieron su sello característico.

En la década de 1960 fue votante y militante del Frente de Izquierda de Liberación (FIDEL), lista 1001, en el seno del Movimiento Popular Unitario que integraba aquella coalición. Luego siguió militando en el Partido Comunista de Uruguay hasta su muerte. En 1971 adhirió al Frente Amplio. Participó como cantor en innumerables actos políticos de estas organizaciones.

Aquellas actividades, sumadas al contenido ideológico de su canción, le valieron el ostracismo y finalmente el exilio, durante los años de la dictadura (1973-1985). Sus canciones estuvieron prohibidas en Uruguay durante ese período, y más tarde en Argentina y Chile, por las dictaduras golpistas y genocidas que gobernaron esos países. Vivió entonces, sucesivamente, en Argentina, España, México y, nuevamente, Argentina, a partir del 9 de febrero de 1976.[5]

En su primera etapa argentina, que terminó el 29 de septiembre de 1976, vivió en Buenos Aires. Allí tuvo una buena actividad artística, que incluyó una presentación en San Pablo, Brasil. Había conformado dos elencos de guitarristas argentinos y uruguayos, con los que realizó diversas grabaciones y presentaciones en varias ciudades del país, entre ellas la propia Buenos Aires y Bahía Blanca. No obstante, esas producciones solo incluyeron temas compuestos previamente.

Presionado por la persecución que sobrevino tras la irrupción de las dictaduras que, simultáneamente, asolaban el continente coordinadas a través del Plan Cóndor, partió hacia la ciudad de Madrid, España, donde llegó el 30 de septiembre. Vivió allí el peor momento de su exilio, hasta que, el 19 de abril de 1979, se trasladó definitivamente a México, donde venía realizando distintas presentaciones de la mano del productor Julio Solórzano, desde 1977. Se afincó en el Distrito Federal y, a pesar de que todavía seguía sin poder crear nuevas canciones, tuvo un importante desempeño, incluyendo un programa semanal en radio Educación y múltiples presentaciones en diversos escenarios, como el Auditorio Nacional. Durante ese período, que llegó hasta junio de 1983, realizó, también, actuaciones en otros países: Cuba, Venezuela, Perú, Australia y Estados Unidos, entre otros.

Levantada la prohibición de su música, como la de tantos en la Argentina luego de la Guerra de Malvinas, se radicó nuevamente en Buenos Aires, donde realizó tres memorables recitales en el estadio Obras Sanitarias, los primeros días del mes de julio de 1983. Casi un año después volvió a su país, donde tuvo una histórica y masiva recepción el 31 de marzo de 1984, la que fue descripta por él mismo como «la experiencia más importante de mi vida».[6]

En ese regreso, pasadas las primeras emociones del reencuentro con su país y su gente, comenzó a tener diversas dificultades.

Falleció en los albores del 17 de enero de 1989, a causa de una peritonitis derivada de un infarto mesentérico.[7]

Zitarrosa buscó una canción uruguaya basada en los géneros musicales que identifican a la región. En esta búsqueda también puede identificarse a artistas contemporáneos como Daniel Viglietti y Los Olimareños, que a su vez fueron precedidos por otros como Osiris Rodríguez Castillos, Amalia de la Vega y Anselmo Grau.[8]

Su obra tiene base en la música folclórica rural, y encuentra en el tango el modelo de acompañamiento de guitarras. Zitarrosa rescató los dúos, tríos y cuartetos presentes desde larga data en la música uruguaya. Utilizó el cuarteto principalmente en la milonga. Esta formación ya había sido utilizada en el tango, donde artistas como Carlos Gardel o Alberto Mastra usaron tres guitarras y un contrabajo o tres guitarras y un guitarrón.[8]

Entre las canciones que se convirtieron en grandes éxitos figuran «Doña Soledad», «Pa'l que se va», «Crece desde el pie», «Recordándote», «Stéfanie», «Adagio en mi país», «Zamba por vos», «El violín de Becho» y el poema por milonga «Guitarra negra».

Como poeta, fue galardonado por la Intendencia de Montevideo con el Premio Municipal de Poesía de 1959, por el libro Explicaciones, que nunca quiso publicar.

En 1988 vio la luz su libro de cuentos Por si el recuerdo, con relatos escritos en distintos momentos de su vida.

Como todo creador, Alfredo Zitarrosa nutrió su obra de fuentes diversas. Aun así, en su caso particular es de destacar el alto componente autobiográfico, o la exposición de vivencias personales, que aparecen en sus creaciones.

Así tenemos, por ejemplo, que en el tema «Pájaro rival» refleja una honda preocupación existencial y hasta tiene una intuición premonitoria de su muerte próxima, ocurrida poco después de finalizar la grabación del disco donde está incluido, Sobre pájaros y almas, editado póstumamente en 1989:

Esa herida de la que habla, más allá de la duda existencial común a cualquier ser humano, tiene que ver con su particular historia personal, la que se refleja en «Explicación de mi amor», una canción donde reúne elementos de los tres padres que tuvo, fundamentalmente del biológico, que lo negó, y cuya sombra lo persiguió toda su vida:

O de lo vivido con su padre adoptivo, Carlos Durán, al que acompañó en sus últimos días. Años después, así recordó el episodio: «Carlos no era mi padre y yo lo sabía. Era muy viejo para ser mi mejor amigo, pero cuando ya viudo me pidió que no lo abandonara, sentí que más que mi padrastro era mi hermano, y lo acompañé hasta el final, y lo enterré, con la ayuda de sus sobrinos auténticos, después de rescatarlo, desnudo, de la morgue del Hospital Militar. Su ataúd sonó como un bramido al dar un tumbo en el fondo del Panteón Policial del Buceo».[10]​(Se refiere al cementerio ubicado en el barrio montevideano conocido como El Buceo).

Rindió homenaje al mismo Carlos Durán, que había sido, entre otros oficios, policía ('milico', en el lenguaje popular) por necesidad, dedicándole uno de sus temas más emblemáticos, la «Chamarrita de los milicos». Él lo explica de esta manera: «[…] Fue escrita de un tirón en la mesa de un bar de Bvar. Artigas y 18 de julio, el 27 de enero de 1970. Ese día había nacido mi hija Carla Moriana y yo sentía que le estaba escribiendo al que no pudo ser su abuelo, mi padre adoptivo, Carlos Durán, quien siendo hijo de coronel ‘colorado’, había terminado de ‘milico’ en los años 40. Pobres como éramos, yo recuerdo el gran revólver de mi padre, descargado, que él guardaba en un cajón del ‘trinchante’, después de quitarse ‘las correas’, cada noche o cada mañana, según las guardias. Las balas, siempre separadas, olían a todas las cosas que allí guardaba mamá. Yo no podía imaginarme de qué modo se abrían, ni qué demonios tendrían adentro que eran tan peligrosas. Pero eran, esas balas y ese revólver, el lujo subalterno de aquella humilde casa, una prenda del Estado -así me decían- que mi padre portaba como una penitencia no exenta de cierto orgullo vacilante»:[10]

En gran parte de sus canciones pone de manifiesto, también, su conocimiento del campo y el medio rural, adquirido durante su infancia en sus frecuentes visitas a los hermanos de su madre adoptiva, particularmente su tío José Pepe Carbajal. Dijo él al respecto: «Todas las vacaciones, en el tiempo de verano, yo me iba al centro mismo del país, a la ciudad de Trinidad, capital del departamento de Flores, que -tal vez- es el más atrasado de estos departamentos del interior del país; una zona eminentemente ganadera, de grandes latifundios […] Allí yo he pasado los tres meses de verano, desde que recuerdo hasta los 12 años, desde muy pequeño hasta los 12 años. Allí, claro, aprendí todo lo que sé del campo, aunque más tarde viviera en el campo también, pero ya de adolescente. Aprendí a montar a caballo, a ordeñar; cosas del campo... a cazar».[13]

Esta frecuentación hizo que tomara especial preferencia por la música campera, y que su personalidad se impregnara de rasgos campesinos, dándole algo más que elementos para sus creaciones. La milonga «Mi tierra en invierno» es una de ellas, en la que demuestra conocer muy bien distintas facetas del quehacer rural.

El apego al caballo y su especial cuidado, como elemento imprescindible en las tareas cotidianas:

Las tareas con el ganado:

Las plagas:

O los tiempos de cosecha:


En su temprana juventud, conchabado ya como locutor en la radio, en Montevideo, comenzó a despertar su vocación artística y su gusto por la bohemia, y la noche y sus fantasmas. Fueron tiempos de experimentos diversos, en los que puso a prueba su capacidad en diferentes quehaceres del arte. La parte medular de esa etapa de su vida transcurrió en el Barrio Sur, donde habitó en una casa frente a una plaza, a la que también da el cementerio; ese lugar -barrio de negros, de candombe, de carnaval, de llamadas, de gente humilde, solidaria y fraterna- dejó su impronta en la sensibilidad del joven Alfredo Zitarrosa, que tuvo, desde siempre, una inclinación particular: quería parecer mayor, mostrarse como una persona seria y circunspecta, por el gusto de hacerlo y también, quizá, porque siempre aparentó tener menos años de los que tenía. Llegaba a tal punto esta obsesión, que hasta se puso anteojos, que no necesitaba, para aumentarse la edad. Con el tiempo, y ya en su oficio de cantor, siempre se presentaría en sus actuaciones, en el lugar que fuera, vestido a la manera tradicional, con traje y corbata y con una apariencia rigurosamente formal.

Aparecen elementos y circunstancias relativos a esta etapa de su vida en varias canciones, una de ellas es «Coplas del canto», donde afirma:

Y es una de sus canciones más reconocidas, «Candombe del olvido», compuesta muchos años después, la que se inspira casi por completo en la evocación de ese tiempo:

En forma póstuma, el Archivo Zitarrosa ha publicado escritos del autor que habían permanecido inéditos así como una compilación de los textos publicados en Marcha.

Son múltiples los homenajes de distinta índole que se centran en la figura de Alfredo Zitarrosa.



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Alfredo Zitarrosa (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!