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Arte hiberno-sajón



Arte hiberno-sajón (de Hibernia -nombre latino de Irlanda- y pueblo sajón -uno de los pueblos germánicos que invadieron Gran Bretaña-), arte anglo-celta (de los pueblos anglos -compañeros de los sajones- y celtas -término genérico para un conjunto de pueblos prerromanos de Europa occidental-) o arte insular (por las islas Británicas) son denominaciones historiográficas[6]​ para el arte producido en las Islas Británicas en la Alta Edad Media. Para esa época (siglos V al X), también denominada "época oscura" o periodo de las invasiones, posterior a la caída del Imperio romano de Occidente, la escasa producción artística de Europa occidental se suele englobar en la genérica denominación de "Prerrománico".

Los territorios "insulares" de Irlanda y Gran Bretaña, muy divididos políticamente, tuvieron en esta época una destacable unidad cultural en el predominio artístico, intelectual y socio-religioso del monacato que, sobre la base del cristianismo, fusionó los restos de la herencia clásica grecorromana con aportaciones de los pueblos germánicos y las características locales de los pueblos prerromanos autóctonos, genéricamente clasificados como "celtas" o "gaélicos".[7]

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Los rasgos formales del estilo se originaron a partir de la orfebrería destinada a la élite secular, que hacia comienzos del siglo VII se combinó con el arte celta y el arte anglosajón. Se identifican especialmente con la decoración de entrelazado,[9]​ como la hallada en Sutton Hoo (que presupone una tradición local bien establecida de la que sólo han sobrevivido pequeñas piezas), y que se aplica en otros ámbitos, como la iluminación de manuscritos, que responden a otro mundo cultural: el del Mediterráneo. Antes del siglo VII es rara la presencia de códices, aunque no así de joyería, sobre todo en Irlanda.[10]​ Las primeras piedras pictas (pictish stones[11]​ -véase pictos-) se datan en el siglo V.[12]

Yelmo ceremonial de Sutton Hoo.

Broche de Tara, ca. 700.

Relicario de Monymusk, ca. 750.

Cáliz Ardagh,[13]​ ca. 750.

Patena del Cáliz de Derrynaflan, siglo VIII o IX.

La arquitectura anglosajona de la época utilizaba por lo general materiales efímeros que no han permitido su conservación. Incluso los monasterios e iglesias levantados en piedra están en su mayor parte destruidos o muy alterados, siendo sólo posible su reconstrucción arqueológica.

En la arquitectura irlandesa[14]​ del periodo destacan las llamadas round towers o torres irlandesas (de las que hay también ejemplos en Escocia y en la isla de Man).

Los monasterios, autosuficientes, se dotaban de scriptorium y de talleres metalúrgicos para satisfacer sus necesidades litúrgicas.

Elementos de época altomedieval en la iglesia de Todos los Santos[15]​ de Earls Barton.

Planta basilical de la iglesia de Todos los Santos[16]​ de Brixworth.[17]

Torre de la iglesia de San Pedro de Barton-upon-Humber.[18]

Muro norte y parte del muro occidental de la nave de la iglesia de Greensted.[19]​ Un pequeño vano a baja altura podría ser, bien un espacio para situar la pila del agua bendita, bien un leper's squint ("hagioscopio[20]​ de los leprosos").

Complejo monástico de Glendalough.

Además de en los numerosos códices primorosamente iluminados (Libro de Kells, Codex Amiatinus, Evangeliario de Lindisfarne, Libro de Durrow, Beda de San Pertersburgo,[21]Evangeliario de Echternach,[22]Evangeliario de Durham[23]​), la mayor parte del arte hiberno-sajón se ha conservado en orfebrería (broche de Tara,[24]relicario Monymusk, cáliz Ardagh, cáliz de Derrynaflan) y en grabados en piedra, especialmente en las "cruces altas" (high cross,[25]​ como las cruces de Aberlemno,[26]de Muiredach, de Ruthwell, de Kildalton,[27]de Dysert,[28]de Clonmacnoise, de Ahenny, de Bealin,[29]​ o las de San Juan y San Martín de la abadía de Iona).

Cruz de Aberlemno.

Cruz de Muiredach en Monasterboice.

Detalle de la Cruz de Ruthwell.

Cruz de San Tola o de Dysert.

Cruz de Clonmacnoise o de las Escrituras.

Cruz de San Martín en Iona.

Las superficies se decoran profusamente (horror vacui) con tramas intrincadas (nudo celta), que no intentan dar impresión de profundidad o volumen. En los manuscritos son características las páginas-tapiz, las capitulares historiadas (una invención "insular"), los cánones eusebianos[30]​ y las miniaturas figurativas (como las representaciones de los evangelistas).[31]

Evangeliario de Lichfield, siglo VIII.

Codex Sangallensis 51 de la biblioteca de la abadía de Saint Gall,[32]​ siglo VIII.

San Juan en el Libro de Mulling.[33]

Codex Aureus de Estocolmo o de Canterbury,[34]​ con la representación de San Mateo y el texto de su Evangelio (1:18). Procede de Southumbria[35]​ (norte de Mercia) a mediados del siglo VIII.

La decoración, densa, compleja e imaginativa, tomó elementos de varios estilos anteriores. El arte celta primitivo conocido como estilo final de La Tène aportó las espirales, los trisqueles, los círculos y otros motivos geométricos;[36]​ el "estilo animal" (animal style)[37]​ provenía de los pueblos germánicos y otros eurasiáticos (también en el arte celta eran habituales los remates con forma de cabezas de animales). El entrelazado tenía todo tipo de precedentes, incluidos los mosaicos romanos y el arte copto, aunque el arte hiberno-sajón lo llevó a niveles de sofisticación nunca antes alcanzados.

El periodo más destacado del estilo llegó a su fin con la destrucción de los centros monásticos y de la vida aristocrática que trajeron consigo las incursiones vikingas de finales del siglo VIII, como se comprueba por la interrupción de los trabajos del Libro de Kells. No volvieron a producirse evangeliarios tan profusamente iluminados como los de la época precedente.[38]

A partir del siglo X, la historiografía prefiere el uso de la etiqueta "arte anglosajón" para Inglaterra, mientras que para Irlanda se mantienen el uso de las etiquetas "insular" o "hiberno-sajón", al continuar las características del estilo hasta el siglo XII, ya en el contexto del románico.[39]

Irlanda, Escocia y Northumbria (el norte de Inglaterra) fueron los centros artísticos más importantes, aunque también hubo producción artística en el sur de Inglaterra y Gales (Salterio Ricemarch,[40]​ galés en origen, y el mucho más temprano Evangeliario Hereford,[41]​ también galés).[42]​ El Libro de Deer,[43]​ del siglo X, que es el más temprano ejemplo escrito de gaélico escocés, es un producto de "arte insular" del este de Escocia.[44]

Evangelio de Juan en el Evangelario Hereford, ca. 780.

Texto de Mateo 1:18 al 21 en el folio 5r del Libro de Deer, ca. 1100. Arriba, a la izquierda, el monograma Chi Rho (Crismón). En el margen, glosas gaélicas.

En Europa continental, especialmente en el reino franco, los centros monásticos fundados por los monjes misioneros irlandeses y escoceses extendieron una influencia estética de este estilo, que se reconoce en elementos decorativos de manuscritos carolingios, románicos e incluso góticos.[45]

La expresión "arte insular" (insular art), además de su referencia geográfica genérica a las Islas Británicas (no solo a las dos mayores del archipiélago, sino especial y concretamente a ciertas pequeñas islas septentrionales cercanas a la costa de Gran Bretaña, como Iona o Lindisfarne), evoca el aislamiento y la marginalidad geográfica (que no cultural) en que se desarrolla este original estilo de tan marcada personalidad.[46]​ También tiene la virtud de evitar el british, que en Irlanda es altamente problemático, y de no presuponer el origen geográfico del estilo, tema fuertemente debatido.[47]

Parece derivarse del concepto "escritura insular" (insular script),[48]​ expresión usada desde 1908,[49]​ y ambas parecen ser un paralelo del concepto lingüístico "lenguas celtas insulares". Su uso es relativamente reciente, desde los años 1970.[50]

Cathach de San Columba,[51]​ siglo VII.

Incipit carolingio del siglo IX, que combina decoración hiberno-sajona con representaciones clasicistas de los evangelistas.

Página-tapiz del Evangeliario de Lindisfarne.

David en el Casiodoro Durham,[52]​ comienzos del siglo VIII.[53]

El comienzo del Evangelio de Marcos en el Libro de Durrow.

Una de las cientos de letras capitulares del Libro de Kells.



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