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Pueblo sajón



Los sajones (en latín, Saxones) fueron una confederación de antiguas tribus germánicas vinculados en el plano etnolingüístico a la rama occidental. Su zona de asentamiento más antigua que se conoce es Nordalbingien (Albingia septentrional), un territorio que se corresponde aproximadamente con la moderna Holstein. Sus modernos descendientes en la Baja Sajonia y Westfalia y otros estados de Alemania son considerados étnicamente germanos; el Estado libre de Sajonia no está habitado por sajones étnicos; el Estado de Sajonia-Anhalt solo lo está en su parte noroccidental; los que se hallan en los Países Bajos orientales están considerados étnicamente neerlandeses; aquellos que se encuentran en el noroeste de Bélgica (Región Flamenca) están considerados étnicamente flamencos; aquellos que se hallan en el norte de Francia son considerados étnicamente franceses; y los que se encuentran en la Inglaterra meridional son étnicamente ingleses.

La isla de Britania formó parte del Imperio romano entre los años 50 y 410 d.C. Cuando los romanos perdieron el control del territorio, los sajones atacaron. A fines del siglo VI, tres pueblos germánicos —los anglos, los jutos y los sajones— habitaban en la isla y progresivamente dividieron las tierras que conquistaron en varios reinos. Los sajones gobernaron los reinos de Essex, Sussex y Wessex, en lo que hoy es el sur de Inglaterra. El término anglosajón llegó a describir a los descendientes de estos tres grupos germánicos de invasores.[1]

Debido a las rutas comerciales hanseáticas y las emigraciones durante la Edad Media, los sajones se mezclaron con otros pueblos y culturas, y también los influyeron, tanto con los pueblos escandinavos y los bálticos, como con los pueblos eslavos occidentales (polavianos y pomeranios). Desde el siglo XVIII, muchos sajones continentales se han asentado en otras partes del mundo, especialmente en Norteamérica, Australia, Sudáfrica y en territorios de la anterior Unión Soviética, donde algunas comunidades aún mantienen partes de su herencia cultural y lingüística, a menudo bajo la denominación común de «alemán», «flamenco» y «holandés».

Se cree que la palabra «sajón» deriva de seax o sax, que es una especie de espada o cuchillo de piedra que usaban y por la que eran conocidos.[2][3]​ Las tribus germánicas tomaban sus nombres de las armas que utilizaban. El seax ha tenido un impacto simbólico perdurable en los condados ingleses de Essex y Middlesex, pues ambos tienen tres seaxes en su emblema ceremonial.[4]

Los sajones son mencionados por primera vez por el astrónomo y geógrafo griego Claudio Ptolomeo en el siglo II de nuestra era, quien sitúa sus tierras en Jutlandia, entre el río Elba y el mar del Norte, entre lo que hoy es el noroeste de Alemania y el este de los Países Bajos. Esta región corresponde aproximadamente a Schleswig-Holstein, desde donde parece que se extendieron hacia el sur y el oeste. En el siglo V, los sajones formaron parte del pueblo que invadió la provincia romano-británica de Britania. Una de las otras tribus fueron los anglos germánicos, cuyo nombre, tomado junto con el de los sajones, llevó a la formación del término moderno «anglosajones».[1]

La Geographia de Ptolomeo, escrita en el siglo II, menciona a una tribu llamada «saxones» en el territorio al norte del río Elba inferior. Sin embargo, otras copias llaman a la misma tribu «axones» y se cree que es un error a la hora de escribir sobre la tribu a la que Tácito denomina aviones en su Germania. La referencia de Ptolomeo deriva de un texto anterior, romano y griego, que usa antiguas derivaciones del nombre sajón como «Sacasena» (en alemán, Sachsen) y «Sacae».[5]Plinio el Joven usó ambos términos, «Sacae» y «Sacasena», para referirse a los sajones en su migración a través de una región de Armenia conocida por el historiador griego, Estrabón, como «Sacasene» o «Sajonia» (Libro XI Asia, VIII, 4[6]​ y Libro XI Asia, XIV, 4[7]​). Plinio también señala que el nombre de al menos algunos de los sajones cambiaron al sármata y al germano proporcionando algunas claves sobre cuándo «germano» y «sajón» emergieron como términos separados.[8]

El historiador y geógrafo griego Heródoto se refiere a los sajones como «Sacae» (Saka), pero considera que el término tiene origen persa.[9]​ Heródoto también considera que los sajones vestían pantalones y que llevaban en la cabeza altas gorras rígidas que se elevaban hasta un punto, llevando arcos de su país y las dagas; una descripción muy sajona. El término «Saka» (Sacae) se ha descubierto en la roca de Behistún y en la tumba de Darío. Sin embargo, Julius Oppert ha argüido que los persas tomaron prestada la expresión meda «Saka», que se encuentra en Behistún, más que la denominación asiria de los gimirri (cimerios) que se halla en babilonio sobre la misma roca.[10]​ La expresión «Saka» equivalía a «cimerio», pues ambos se refieren al mismo pueblo en dos idiomas diferentes.

Tras lo que sería la salida definitiva de las últimas legiones romanas de Britania en el año 407 d.C., los celtas romanizados (britanos) se vieron acosados por las tribus del norte, principalmente los pictos. Dichas tribus iniciaron un avance hacia el sur al que los britanos solo podían oponer una inefectiva resistencia, agudizada por el hecho de que el campesinado y las clases más bajas de la sociedad volvían rápidamente a una cultura totalmente celta que jamás habían abandonado, con poca identificación de los valores culturales que los romanizados representaban. Ante la desesperada situación, los britanos trataron de buscar ayuda en el general romano Aecio, que no pudo hacer nada debido a la delicada situación del imperio en el continente.[11]

Un gran contingente de sajones, así como de anglos, jutos, frisones y posiblemente francos, invadieron o emigraron a la isla de Gran Bretaña (Britania) a comienzos de la Edad Media, en la misma época en que la autoridad romana decaía en Occidente. Los sajones habían estado acosando las costas oriental y meridional de Britania durante siglos, lo que llevó a la construcción de una serie de fuertes costeros llamados litora Saxonica o costa sajona, y muchos sajones y otros pueblos pudieron asentarse en estas zonas como granjeros mucho antes del fin del dominio romano en Britania. Según la tradición inglesa, sin embargo, los sajones (y otras tribus) entraron por vez primera en Britania en masa como parte de un acuerdo para proteger a los britanos de las incursiones de los pictos, población autóctona sin influencia romana, los irlandeses y otros. Según fuentes como la Historia Brittonum, los primeros habrían sido dirigidos por dos hermanos, Hengest y Horsa, a quienes el rey británico Vortigern les autorizó hacia 450 a asentarse con su pueblo en la isla de Thanet a cambio de sus servicios como mercenarios para defender la isla de Gran Bretaña contra los pictos.[12]

Los historiadores se encuentran divididos sobre lo que ocurrió entonces: algunos arguyen que el dominio del sur de Gran Bretaña por los anglosajones fue pacífico. Hay, no obstante, solo un relato de un britano nativo que vivió en esta época (Gildas), y su descripción es de una toma violenta:[13]

En todo caso, la llegada de los sajones y los problemas políticos relativos al desmembramiento de la Bretaña romana en numerosos reinos confluyeron en un período sombrío, que la historiografía inglesa registró bajo el nombre de Dark Age (literalmente, "era oscura"). Un despoblamiento masivo, ligado a las calamidades de la guerra y a las epidemias, parece haber favorecido igualmente la germanización de la antigua provincia romana en el siglo V.

Fue sin duda desde el siglo VI que los sajones conformaron cuatro reinos al sur de la isla:

Los sajones mostraron igualmente una marcada resistencia al cristianismo que ganaba el Reino de Kent a comienzos del siglo VII, bajo la influencia del misionero Paulino.

Durante el período de los reinados que van desde Egberto (c. 770-839) hasta Alfredo el Grande (849899), los reyes de Wessex emergieron como bretwaldas, esto es, una especie de «reyes superiores», unificando el país y con el tiempo uniéndolo recién entrado el siglo X para hacer de él el Reino de Inglaterra que se enfrentó a las invasiones vikingas.

La lengua de los sajones dio origen al sajón antiguo, y todavía sobrevive actualmente en el bajo sajón. El anglosajón, antecesor del inglés moderno, habría tenido cierto grado de inteligibilidad con el sajón antiguo, pero claramente eran grupos dialectales diferentes dentro del germánico occidental.

Algunos sajones ya vivían en la Galia en el siglo V, por ejemplo, en Vron-Ponthieu, Sassetot-le-Mauconduit; Flandes hasta Île-d'Aix. Un rey sajón llamado Eadwacer conquistó Angers en 463 solo para ser expulsado por Childerico I y los francos salios, aliados del Imperio romano. Es posible que el asentamiento sajón en Gran Bretaña comenzara solo en respuesta al creciente dominio franco sobre la costa del canal de la Mancha.[14]

En 569, algunos sajones acompañaron a los lombardos a Italia bajo el liderazgo de Alboino y se asentaron allí.[15]​ En 572, asaltaron la Galia llegando a Estoublon cerca de Riez. Divididos, fueron derrotados fácilmente por el general galorromano Múmolo. Cuando los sajones se reagruparon, se negoció un tratado de paz en el que los sajones italianos podían asentarse con sus familias en Austrasia.[16]​ Recogieron a sus familias y sus pertenencias de Otalia y regresaron a la Galia en dos grupos en 573. Un grupo procedió a través de Niza y otro por Embrun, uniéndose en Aviñón, donde saquearon el territorio y en consecuencia Múmolo les impidió cruzar el Ródano. Se vieron obligados a pagar una compensación por lo que había robado antes de que pudieran entrar en Austrasia.

Una unidad sajona de laeti se había instalado en Bayeux —los Saxones Baiocassenses— desde los tiempos de la Notitia dignitatum.[17]​ Estos sajones se convirtieron en súbditos de Clodoveo I a finales del siglo V. Los sajones de Bayeux tenían un ejército y a menudo se les pedía que sirvieran junto con la milicia local de su región en las campañas militares merovingias. En este papel fueron poco efectivos frente a Waroch en el año 579.[18]​ En 589, los sajones lucieron un peinado tipo bretón a las órdenes de Fredegunda y luchó con ellos como aliados en contra de Gontrán.[19]​ A comienzos de 626, Dagoberto I empleó a los sajones del Bessin en sus campañas contra los vascos. Uno de ellos, Aijinio, incluso creó un dux sobre la región de Vasconia.[20]

Los sajones como habitantes de la actual Alemania Septentrional son mencionados por vez primera en el año 555, cuando Teodebaldo, el rey franco, muere y los sajones aprovechan la ocasión para rebelarse. Este alzamiento es reprimido por Clotario I, el sucesor de Teodebaldo. Algunos de sus sucesores francos lucharon contra los sajones. Otros se aliaron con ellos. Clotario II (584-629) obtuvo una victoria decisiva sobre los sajones. Los turingios frecuentemente aparecen como aliados de los sajones.

Este gran número de sajones que permaneció en el continente formó una nación pagana en el siglo VIII a pesar de los esfuerzos de los misioneros anglosajones. En efecto, muchos de estos últimos vinieron al continente, mayoritariamente provenientes de Northumbria, y profesaron su fe en Germania en la esperanza de convertir a sus «hermanos», que permanecían en el paganismo: los más conocidos son Willibrord (c. 657-c. 738) y San Bonifacio (680-755), que evangelizaron a los frisones. Los sajones resistieron durante mucho tiempo el convertirse en cristianos[21]​ Sobre finales del siglo VIII, los sajones de Germania se consolidaron cuando surgió una entidad política llamada Ducado de Sajonia.

Los sajones se resistieron a ser incorporados a la órbita del Reino franco, pero fueron decisivamente conquistados por Carlomagno, a continuación de las campañas anuales que dirigía, las Guerras sajonas (772–802). Durante la campaña de Carlomagno en Hispania (778), los sajones avanzaron hasta Deutz en el Rin y saquearon a lo largo del río. Con la derrota vino el bautismo forzoso: los jefes sajones, así como su gente, se convirtieron al cristianismo, probablemente para ganar la paz a la manera del más célebre de entre ellos, Viduquindo, durante mucho tiempo feroz opositor a la marea de cristianización sobrevenida en la órbita del reino de los francos. Su árbol sagrado, un símbolo de Irminsul, fue destruido.

Según la costumbre carolingia, los sajones fueron entonces constreñidos al pago de un tributo. Hay evidencias de que los sajones, como los pueblos eslavos de los abroditas y los vendos (también llamados lusacianos o sórabos), a menudo proporcionaron tropas a sus señores carolingios. Los duques de Sajonia se convirtieron en reyes (Enrique I el Pajarero 919) y más tarde los primeros emperadores (el hijo de Enrique, Otón I el Grande) del Sacro Imperio Romano Germánico en el siglo X, pero perdieron esta condición en el año 1024. El ducado fue dividido en 1180 cuando el duque Enrique el León, nieto del emperador Otón, rechazó seguir a su primo, el emperador Federico Barbarroja a la guerra de Lombardía.

Durante la Baja Edad Media, bajo los emperadores salios y, más tarde, bajo los Caballeros teutónicos, colonos alemanes se trasladaron al este a lo largo del río Elba en el territorio de una tribu eslava occidental, los sorbios. Los sorbios fueron germanizados gradualmente. Esta región posteriormente adquirió el nombre de Sajonia a través de circunstancias políticas, aunque fue inicialmente llamada la Marca de Meissen. Los gobernantes de Meissen tomaron el control del Ducado de Sajonia-Wittenberg en 1423 y con el tiempo aplicaron el nombre de Sajonia a todo su territorio. Desde entonces, esta parte de Alemania oriental ha sido conocida como «Sajonia» (en alemán: Sachsen), una fuente de ciertos malentendidos sobre el territorio original de los sajones, principalmente en el Estado federado alemán actual de Baja Sajonia (en alemán, Niedersachsen).

Más tarde, el Ducado de Sajonia-Wittenberg se convirtió en «electorado de Sajonia» dentro del Imperio germánico. Muchos ducados coexistieron después con el electorado: los ducados de Sajonia-Coburgo, Sajonia-Gotha-Altenburgo, Sajonia-Lauenburgo, Sajonia-Meiningen, Sajonia-Weimar.

El electorado, de 1806 a 1918, se transformó en el Reino de Sajonia, que posteriormente dio origen al actual Estado libre de Sajonia.

En la Edad Media, grupos de sajones mineros (llamados саси, sasi en las lenguas eslavas meridionales) se asentaron en las regiones metalíferas de la península balcánica. En los siglos XIII y XIV, sajones del Harz superior y Westfalia se asentaron en Chiprovtsi y sus alrededores, en el noroeste de la actual Bulgaria (entonces perteneciente al Segundo Imperio búlgaro), para extraer metal en los montes Balcanes occidentales, recibiendo privilegios reales del zar búlgaro Iván Shishman.[22]​ Se cree que estos mineros llevaron el catolicismo a esta región de los Balcanes antes de quedar completamente asimilados y fundirse con la población local.[23]​ Subgrupos étnicos que se cree que descienden parcialmente de estos sajones son los búlgaros del Banato y los krashovani.

Los sajones se dedicaron también a la minería en las montañas de Osogovo y Belasica (entre Bulgaria y Macedonia[24]​), así como alrededor de Samokov[25]​ en Rila y en varias partes de las montañas Ródope[26][27]​ y alrededor de Etropole[28]​ (todos ellos en Bulgaria), pero fueron asimilados sin difundir allí el catolicismo.

Los mineros sajones en Serbia, Kosovo, Montenegro y Bosnia-Herzegovina — activos en Brskovo, Rudnik, Olovo, Novo Brdo y otros lugares — también dejaron un rastro significativo en la minería y la historia de la metalistería de los eslavos meridionales.[29]

En la región de Srebrenica, por ejemplo, la mina de Sase se traduce directamente al sajón en los idiomas eslavos del sur de la región. La mayor mina de plomo y cinc en lo que actualmente es Macedonia, aún se llama «Sasa». Muchos de los bosnios de la región son descendientes directos de estos mismos mineros que se asentaron en la región entre el siglo XII y el XV.[30]

Otros sajones se establecieron en los principados medievales de Valaquia y Moldavia, especialmente en ciudades (Câmpulung-Musce, Iași, Baia Mare, Suceava, Siret, Roman). Los sajones de Transilvania se asentaron allí alrededor del siglo XIII, donde constituían una comunidad de 250.000 personas a principios del siglo XX. La colonización se produjo por expresa invitación del rey magiar Géza II. Con esta colonización, Hungría pretendía repoblar zonas que habían quedado despobladas con las invasiones tártaras, establecer un cojín defensivo en la frontera con el Imperio bizantino y, sobre todo, valerse de la laboriosidad de los germanos en la colonización de una zona de alto valor estratégico, que por entonces era prácticamente una selva impenetrable y que podía haber sido objeto de deseo por parte de grupos de eslavos, los grandes colonizadores del este de Europa. La migración sajona sobrevivió como mito en cuentos como El flautista de Hamelín, que trata, de forma muy distorsionada, la gran migración germana a Transilvania del medievo.

La mayor parte abandonó la región hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial, y este movimiento continuó en los años 1970 y 1980 a causa de la política de rumanización llevada a cabo por el régimen de Ceaușescu.



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