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Borís Yeltsin



Borís Nikoláyevich Yeltsin (en ruso: Бори́с Никола́евич Е́льцин)?, Acerca de este sonido pronunciación Butká, óblast de los Urales (hoy óblast de Sverdlovsk), Unión Soviética; 1 de febrero de 1931-Moscú, Rusia; 23 de abril de 2007) fue presidente de la Federación de Rusia, cargo que ejerció entre 1991 y 1999.

El 12 de julio de 1990, durante la celebración del XXVIII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, Borís Yeltsin anuncia su baja en el PCUS.[1]​ En las elecciones presidenciales de junio de 1991 Borís Yeltsin, presentándose como independiente, sale elegido presidente de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia con el 57 % de los votos.

Fue reelegido en 1996, derrotando a Guennadi Ziugánov del revivido Partido Comunista. Sin embargo, Yeltsin nunca recuperó su popularidad inicial después de una serie de crisis económicas y políticas en Rusia durante la década de 1990.

En agosto de 1991, Yeltsin se ganó los aplausos internacionales al promoverse a sí mismo como un demócrata y por desafiar el intento de golpe de Estado de agosto de 1991 llevado a cabo por los comunistas de línea dura en el gobierno soviético y en la KGB. Tras la disolución de la Unión Soviética en diciembre de 1991, Yeltsin se comprometió a transformar la economía socialista de Rusia en una economía de libre mercado e implementó la terapia de choque económico, la liberalización de los precios y los programas de privatización. Debido al método de privatización, una buena parte de la riqueza nacional cayó en manos de un pequeño grupo de oligarcas.[2]

La era Yeltsin estuvo marcada por la corrupción generalizada, el colapso económico, dos guerras en Chechenia y enormes problemas sociales y políticos que afectaron a Rusia y a otros antiguos Estados de la Unión Soviética. Durante los primeros años de su presidencia, muchos de los partidarios políticos de Yeltsin se volvieron contra él y el Vicepresidente Aleksandr Rutskói denunció a las reformas como un «genocidio económico».[3]​ Los constantes enfrentamientos con el Parlamento culminaron en la crisis constitucional rusa de octubre de 1993, cuando el Parlamento intentó apartar de su cargo a Yeltsin y este, como respuesta, asedió la Casa Blanca rusa, en la que murieron cientos de personas. Yeltsin se deshizo de la Constitución vigente, prohibió temporalmente la oposición política y prosiguió con su experimentación económica. A continuación, introdujo una nueva Constitución con un fuerte poder presidencial y que fue aprobada por un polémico referéndum antes de finalizar el año.

El 31 de diciembre de 1999, Yeltsin hizo un sorpresivo anuncio de su renuncia, dejando la presidencia en manos de su sucesor, el entonces primer ministro, Vladímir Putin. Yeltsin dejó el cargo siendo ampliamente impopular entre la población rusa.[4]​ Según algunas estimaciones, sus índices de aprobación al dejar el cargo fueron tan bajos como el 2 %.[5]

Durante el gobierno de Stalin, su padre Nikolái Yeltsin fue condenado por agitación antisoviética en 1934 y pasó por una condena de tres años en el Gulag. Después de su liberación se vio desempleado por un tiempo y empezó a trabajar en el sector de construcción. Su madre, Klavdiya Vasílievna Yéltsina, trabajó como costurera. Borís Yeltsin nació así en una familia humilde en el pueblo (seló) de Batuka, en el óblast de Sverdlovsk.

A la corta edad de 12 años, sufrió un accidente que destrozó parte de su mano izquierda: al parecer él y unos amigos suyos habían tratado de desarmar una granada que habían encontrado en un almacén de armas. Yeltsin estudió en la secundaria de Pushkin, Región de Perm. Luego continuó sus estudios en el Universidad Técnica Estatal de los Urales, y se graduó en construcción para 1955.

El 12 de junio de 1990, el Congreso de los Diputados del Pueblo de Rusia aprueba la Declaración de Soberanía Estatal de la RSFS de Rusia.[6]​ El 12 de julio de 1990, durante la celebración del XXVIII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, Borís Yeltsin anuncia su abandono del PCUS.[7][8]​ Presentándose como independiente a las primeras elecciones multipartidistas, celebradas el 12 de junio de 1991, accede a la Presidencia de la RSFS de Rusia al obtener el 57 % de votos. Se convierte en el presidente de la RSFSR el 10 de julio del mismo año.


El 19 de agosto de 1991, un intento de golpe de estado contra el Presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov es llevado a cabo por comunistas de línea dura, liderados por el director de la KGB Vladímir Kryuchkov. Gorbachov es hecho prisionero en su residencia de verano (dacha) en Forós, Crimea, mientras Yeltsin llegó al Parlamento de Moscú para desafiar a los golpistas. Rodeado de tropas, logra convocar manifestaciones populares que harían desistir a las tropas rebeldes de apoyar el golpe. Yeltsin estaba en su cumbre política, al dar un memorable discurso desde la torreta de un tanque.

Para el 21 de agosto la mayoría de los líderes golpistas habían abandonado Moscú. Gorbachov fue «rescatado» de su cautiverio en Crimea y devuelto a Moscú. A pesar de que estaba de vuelta en su posición, Gorbachov no tenía el control de la Unión Soviética ni de la RSFS de Rusia. Yeltsin era ya el líder indiscutible de Rusia, logrando muestras de apoyo de varias partes del mundo. Para finales de 1991, Yeltsin ordena tomar control de los ministerios soviéticos y declara al PCUS ilegal en territorio ruso.

El 24 de agosto de 1991, la Rada Suprema de Ucrania aprueba la Declaración de Independencia de Ucrania. Crece la rivalidad entre el presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov y el presidente de la RSFS de Rusia Borís Yeltsin. Una semana más tarde, Borís Yeltsin se reúne con el presidente de Ucrania, Leonid Kravchuk y el líder de Bielorrusia, Stanislav Shushkévich en Belovézhskaya Puscha. En esa reunión, por medio del Tratado de Belavezha, es declarada la disolución de la URSS y el establecimiento de la Comunidad de Estados Independientes en su remplazo.

El 24 de diciembre, la Federación de Rusia toma el asiento de la URSS en las Naciones Unidas. Al día siguiente, el presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov dimite y la URSS deja de existir.[9]

Apenas unos días después de la disolución de la Unión Soviética en diciembre de 1991, Borís Yeltsin decidió emprender un programa de reforma económica radical, con el objetivo de reestructurar el sistema económico de Rusia —convirtiendo la mayor economía dirigida del mundo en una de libre mercado—. Durante los primeros debates de esta transición, los asesores de Yeltsin debatieron cuestiones de velocidad y secuencia, con una aparente división entre quienes estaban a favor de un enfoque rápido y quienes estaban a favor de un enfoque gradual o más lento.

A finales de 1991 Yeltsin se volvió hacia los consejos de los economistas occidentales y de las instituciones occidentales como el FMI, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que habían desarrollado una receta política estándar para las economías en transición durante la década de 1980. Esta receta política llegó a ser conocida como el «Consenso de Washington» o «terapia de choque», una combinación de medidas intencionadas a liberalizar los precios y estabilizar el presupuesto del Estado. Tales medidas se intentaron implantar en Polonia y entonces los partidarios de la «terapia de choque» sintieron que lo mismo podría hacerse en Rusia. Algunos políticos rusos fueron escépticos a que sí era el camino a seguir, pero el planteamiento fue favorecido por el diputado de Yeltsin, Yegor Gaidar, un economista ruso de 35 años de edad inclinado hacia la reforma radical.

El 2 de enero de 1992, Yeltsin, actuando como su propio primer ministro, ordenó la liberalización del comercio exterior, los precios y la moneda. Al mismo tiempo, siguió una política de «estabilización macroeconómica», un régimen de severa austeridad diseñado para controlar la inflación. Bajo el programa de estabilización de Yeltsin, las tasas de interés se elevaron a niveles extremadamente altos para reforzar el dinero y restringir el crédito. Ya para reducir los gastos estatales y poner los ingresos en el equilibrio, subió fuertemente los nuevos impuestos, disminuyendo bruscamente los subsidios del gobierno a la industria y a la construcción y haciendo grandes recortes a los gastos estatales con la asistencia social.

A principios de 1992, los precios se dispararon en toda Rusia y la profunda crisis crediticia provocó el cierre de muchas industrias y una depresión prolongada. Las reformas devastaron el nivel de vida de gran parte de la población, especialmente a los grupos dependientes de los subsidios estatales de la era soviética y de los programas de ayuda para el bienestar social.[10]​ A través de los años 1990, el PIB de Rusia cayó un 50 por ciento, vastos sectores de la economía fueron exterminados, la desigualdad y el desempleo crecieron de forma espectacular, mientras que los ingresos disminuyeron. La hiperinflación, causada por la política monetaria libre del Banco Central de Rusia, acabó con un montón de ahorro personal, y decenas de millones de rusos se sumieron en la pobreza.[11][12]

Algunos economistas sostienen que en la década de 1990 Rusia sufrió una recesión económica más grave que la que los Estados Unidos o Alemania habían sufrido seis décadas antes en la Gran Depresión.[10]​ Incluso algunos economistas occidentales, tales como Marshall Goldman y comentaristas rusos culparon ampliamente al programa económico de Yeltsin respaldado por Occidente por el desastroso desempeño económico del país en la década de 1990, lo que hizo que muchos políticos comenzaran a distanciarse rápidamente del programa. En febrero de 1992 el vicepresidente de Rusia, Aleksandr Rutskói denunció al programa de Yeltsin como un «genocidio económico».[13]​ En 1993 el conflicto sobre la reforma de la dirección dejó escalado a Yeltsin por un lado, y por otro a la oposición a la reforma económica radical en el Parlamento de Rusia.

También en 1992, Yeltsin luchó con el Sóviet Supremo de Rusia y el Congreso de los Diputados del Pueblo de Rusia por el control sobre el gobierno, la política de gobierno, la banca de gobierno y la propiedad. En el curso de 1992, el presidente del Soviet Supremo de Rusia, Ruslán Jasbulátov, salió en oposición a las reformas, a pesar de que alegaba apoyar los objetivos generales de Yeltsin. En diciembre de 1992, el VII Congreso de los Diputados del Pueblo de Rusia logró rechazar la candidatura respaldada por Yeltsin de Yegor Gaidar para el cargo de primer ministro de Rusia. Un acuerdo fue negociado por Valery Zorkin, presidente de la Corte Constitucional, que incluía las siguientes disposiciones: un referéndum nacional sobre la nueva Constitución; el Parlamento y Yeltsin elegirían un nuevo jefe de gobierno, para ser confirmado por el Sóviet Supremo; y el Parlamento dejaría de hacer enmiendas constitucionales que cambiaran el equilibrio de poder entre los poderes legislativos y ejecutivo. Finalmente, el 14 de diciembre, Víktor Chernomyrdin, ampliamente considerado como una figura de compromiso, fue confirmado en el cargo.

Sin embargo, el conflicto pronto se intensificó, con el Parlamento cambiando su decisión antes de la celebración de un referéndum. Yeltsin, por su parte, anunció en un discurso televisado a la nación el 20 de marzo de 1993, que iba a asumir ciertos «poderes especiales» para aplicar su programa de reformas. En respuesta, la apresurada convocatoria del IX Congreso de los Diputados del Pueblo intentó remover a Yeltsin de la presidencia a través de un juicio político el 26 de marzo de 1993. Los oponentes de Yeltsin reunieron más de 600 votos para la destitución, pero cayeron por 72 votos menos de los dos tercios requeridos de mayoría.[14]

Durante el verano de 1993, se desarrolló una situación de poder dual en Rusia. Desde julio, dos administraciones separadas del óblast de Cheliábinsk funcionaron lado a lado, después de que Yeltsin se negara a aceptar al recién elegido Parlamento a favor de la dirigencia de la región. El Sóviet Supremo llevó a cabo su propia política exterior, pasando una declaración sobre el estatuto de Sebastopol.

En agosto, un comentarista reflexionó sobre la situación de la siguiente manera: «El presidente emite decretos como si no hubiese un Sóviet Supremo, y el Sóviet Supremo suspende decretos como si no hubiese ningún presidente». (Izvestia, 13 de agosto de 1993).[15]

El 21 de septiembre de 1993, Yeltsin anunció en un discurso televisado su decisión de disolver el Sóviet Supremo y el Congreso de los Diputados del Pueblo por decreto.

En su discurso de Yeltsin declaró su intención de gobernar por decreto hasta la elección del nuevo Parlamento y un referéndum sobre una nueva Constitución, lo que provocó la crisis constitucional de octubre de 1993. En la noche después del discurso televisado de Yeltsin, el Sóviet Supremo declaró a Yeltsin como removido de la presidencia, en virtud de su violación de la Constitución de Rusia de 1978 (en:Russian Constitution of 1978), y el vicepresidente Aleksandr Rutskói juró como presidente en funciones.

Entre el 21 y el 24 de septiembre Yeltsin fue confrontado por importantes disturbios populares, alentando a los defensores del Parlamento. Moscú vio lo que equivalía a una insurrección espontánea de masas de decenas de miles de manifestantes anti-Yeltsin marchando en las calles buscando decididamente la ayuda de las fuerzas que defendían el edificio del Parlamento. Los manifestantes protestaban por las nuevas y terribles condiciones de vida bajo Yeltsin. Desde 1989 el PIB disminuyó a la mitad. La corrupción era desenfrenada, los delitos violentos fueron aumentando, los servicios médicos estaban colapsando, los alimentos y el combustible se hacían cada vez más escasos y la esperanza de vida fue cayendo para todos excepto para un puñado muy reducido de la población; por otra parte, Yeltsin fue considerado cada vez más culpable.

A principios de octubre, Yeltsin se había asegurado el apoyo del Ejército de Rusia y el Ministerio del Interior. En una demostración de fuerza masiva, Yeltsin llamó a los tanques para bombardear la Casa Blanca rusa, la sede del Parlamento. El ataque contra edificio del Parlamento de Rusia dejó 500 muertos y más de 1000 heridos.

Al ser disuelto el Sóviet Supremo, en diciembre de 1993 se llevaron a cabo las elecciones para el nuevo Parlamento establecido, la Duma Estatal. Los candidatos asociados con las políticas económicas de Yeltsin se vieron desbordados por una enorme votación anti-Yeltsin, que en su mayor parte fue dividida entre el Partido Comunista y los ultranacionalistas. Sin embargo, el referéndum que se realizó al mismo tiempo aprobó la nueva Constitución de la Federación de Rusia, que amplió considerablemente los poderes del presidente, dándole a Yeltsin el derecho de designar a los miembros del gobierno, de despedir al primer ministro y en algunos casos, de disolver la Duma.[16]

En diciembre de 1994, Yeltsin ordenó la invasión militar de Chechenia, en un intento de restaurar el control de Moscú sobre la república. Casi dos años después, Yeltsin retiró las fuerzas federales de la devastada Chechenia bajo un acuerdo de paz en 1996 intermediado por Aleksandr Lébed, que entonces era el jefe de seguridad de Yeltsin. El acuerdo de paz permitió una mayor autonomía pero no la independencia de Chechenia.

Tras la disolución de la Unión Soviética, Yeltsin promovió la privatización (en: Privatization in Russia) como una forma de difundir lo más ampliamente posible propiedad de las acciones de las ex empresas estatales para crear apoyo político a sus reformas económicas. En Occidente, la privatización era vista como la clave para la transición del comunismo en Europa oriental, asegurando un desmantelamiento rápido de la economía dirigida de la era soviética para dar paso a las «reformas de libre mercado». En la década de 1990, Anatoli Chubáis, diputado de Yeltsin para la política económica, surgió como uno de los principales defensores de la privatización en Rusia.

A finales de 1992, Yeltsin lanzó un Programa de vales libres (en:Voucher privatization) como una forma de darle despegue a una privatización masiva. Bajo el programa, a todos los ciudadanos rusos se emitieron vales (voucher), cada uno con un valor nominal de alrededor de 10 000 rublos, para compra de acciones de las empresas estatales selectas. Aunque inicialmente cada ciudadano recibió un vale de igual valor nominal, a los pocos meses la mayoría de ellos convergieron en manos de intermediarios que estaban dispuestos a comprarlos por dinero en efectivo inmediato.

En 1995, Yeltsin luchó para financiar la creciente deuda externa de Rusia y obtener apoyo de la élite empresarial de Rusia para su candidatura en las elecciones presidenciales a principios de 1996. El presidente ruso se preparó para una nueva ola de privatización ofreciendo acciones en algunas de las empresas estatales más valiosas de Rusia a cambio de préstamos bancarios. El programa fue promovido como una forma de acelerar la privatización y garantizar al gobierno una infusión muy necesaria de dinero en efectivo para cubrir sus necesidades de operación.

Sin embargo, las ofertas fueron efectivamente regalos de valiosos bienes del Estado a un pequeño grupo de magnates de las finanzas, de la industria, de la energía, de las telecomunicaciones y de los medios de comunicación que llegaron a ser conocidos como «oligarcas» en la década de 1990. Esto se debió a que la gente vendía sus vales por dinero en efectivo y estos fueron comprados por un pequeño grupo de inversores. A mediados de 1996, las acciones de propiedad sustancial sobre las grandes firmas fueron adquiridas a precios muy bajos por un puñado de personas. Borís Berezovski, que controlaba importantes participaciones en varios bancos y medios de comunicación nacionales, emergió como uno de los más prominentes partidarios de Yeltsin. Junto con Berezovski, Mijaíl Jodorkovski, Vladímir Potanin, Vladímir Bogdánov, Rem Viájirev, Vagit Alekpérov, Aleksandr Smolenski, Víctor Vekselberg, Mijaíl Fridman y unos años más tarde, Román Abramóvich, son mencionados habitualmente en los medios de comunicación como los oligarcas de Rusia.[17]

El 5 de diciembre de 1991, el senador Jesse Helms, miembro de alto rango de la minoría en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, le escribió a Borís Yeltsin sobre los soldados estadounidenses que fueron prisioneros de guerra o desaparecidos en acción. «La situación de los miles y miles de militares estadounidenses que están en manos de las fuerzas comunistas soviéticas y de otras, y que nunca fueron repatriados después de cada gran guerra de este siglo, es motivo de grave preocupación para el pueblo estadounidense.»[18]

Yeltsin respondería en última instancia con una declaración hecha el 15 de junio de 1992, al ser entrevistado a bordo de su jet presidencial en su camino a los Estados Unidos, «Nuestros archivos han demostrado que es cierto —algunos de ellos fueron transferidos al territorio de la Unión Soviética y se mantuvieron en campos de trabajo...— Nosotros solo podemos suponer que algunos de ellos aún pueden estar vivos».[18]​ El 10 de diciembre de 1991, cinco días después de que el Senador Helms le había escrito a Yeltsin sobre los militares estadounidenses, le escribió a Yeltsin una vez más, esta vez sobre el vuelo 007 de Korean Air solicitando información sobre posibles supervivientes, entre ellos el congresista de Georgia Larry McDonald y su paradero.

En marzo de 1992, Yeltsin le entregaría la caja negra del 007 de KAL sin sus grabaciones al presidente coreano Roh Tae-woo al final de la sesión plenaria de la Asamblea Nacional de Corea con esta declaración: «Pedimos disculpas por la tragedia y estamos tratando de resolver algunos asuntos sin resolver».

Yeltsin respondería en última instancia el 8 de enero de 1992 por la entrega a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) de las Naciones Unidas lo que los rusos habían negado por tantos años que poseían: las grabaciones de la caja negra del 007 de KAL (su grabador digital de datos de vuelo y su grabador de voz de la cabina).

La apertura de Yeltsin sobre los asuntos de los prisioneros de guerra o desaparecidos en acción y el vuelo 007 de KAL también pueden haber señalado su voluntad de una mayor apertura con Occidente. En 1992, en lo que él llamó la «ventana de oportunidad», estuvo dispuesto a hablar sobre las armas biológicas con los Estados Unidos y admitió que la fuga de ántrax de Sverdlovsk, del 2 de abril de 1979 había sido causada como consecuencia de un accidente en una instalación militar.[19][20]​ El gobierno ruso había sostenido que la causa era carne contaminada. El verdadero número de víctimas en el brote de ántrax en Sverdlovsk, de unos 1368 kilómetros al este de Moscú, no se sabe.

En febrero de 1996, Yeltsin anunció que buscaría un segundo mandato en las elecciones presidenciales rusas de la primavera de 1996. El anuncio fue hecho luego de semanas de especulaciones de que Yeltsin estaba al final de su carrera política debido a sus problemas de salud y a su impopularidad creciente en Rusia. En el momento, en que Yeltsin se recuperaba de una serie de ataques al corazón, los observadores nacionales e internacionales también señalaron su ocasional comportamiento errático. Cuando la campaña comenzó a principios de 1996, la popularidad de Yeltsin estaba cercana a cero.[21]​ Mientras tanto, la oposición del Partido Comunista de la Federación Rusa ya había ganado terreno en la votación parlamentaria el 17 de diciembre de 1995, y su candidato, Guennadi Ziugánov, tenía una fuerte organización de base, especialmente en las áreas rurales y ciudades pequeñas y efectivamente apeló al recuerdo de los viejos tiempos de prestigio soviético en el escenario internacional y el orden nacional socialista.[22]

El pánico golpeó al equipo de Yeltsin cuando las encuestas de opinión sugirieron que no podría ganar la presidencia enfermo; algunos miembros de su séquito le instaron a cancelar las elecciones presidenciales y gobernar efectivamente como dictador a partir de entonces. En cambio, Yeltsin cambió su equipo de campaña, asignándole un papel clave a su hija, Tatiana Diachenko y nombrando a Chubáis como jefe de campaña.[23]​ Este último, actuando como jefe de campaña de Yeltsin y asesor en el programa de privatización de Rusia, utilizó su control del programa de privatización como un instrumento para la campaña de reelección de Yeltsin.

En la primavera de 1996, Chubáis y Yeltsin reclutaron a un equipo compuesto por un puñado de financieras y oligarcas de los medios de comunicación para la campaña de Yeltsin y garantizarle una cobertura mediática favorable en la televisión nacional y en los principales periódicos.[24]​ A cambio, Chubáis le permitió a los empresarios rusos adquirir participaciones mayoritarias en algunos de las más valiosos bienes estatales de Rusia.[25]​ Los medios de comunicación, pintaron un panorama de una elección fatídica para Rusia, entre Yeltsin y el «retorno al totalitarismo». Los oligarcas incluso jugaron con la amenaza de una guerra civil si un comunista era elegido como presidente.

Yeltsin hizo una enérgica campaña, disipando las preocupaciones acerca de su salud y manteniendo un perfil mediático. Al incrementar su popularidad, prometió abandonar a algunas de sus más impopulares reformas económicas, aumentar el gasto social, poner fin a la guerra en Chechenia y pagar los salarios y pensiones atrasadas. La campaña de Yeltsin también recibió un impulso a partir del anuncio de un préstamo de 10 000 millones de dólares para el gobierno ruso por parte del Fondo Monetario Internacional.[26]

Ziugánov, que carecía de recursos y respaldo financiero como Yeltsin, vio la disminución de su fuerte ventaja inicial. Después de la primera ronda el 16 de junio, Yeltsin designó al popular candidato Aleksandr Lébed, que finalizó en el tercer lugar en la primera ronda, el Secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, despidió a instancias de este último al ministro de Defensa Pável Grachov y el 20 de junio despidió a varios de sus silovikí (exagentes de los servicios secretos de la URSS), entre los que estaba Aleksandr Kórzhakov su jefe de seguridad presidencial, visto por muchos como la eminencia gris de Yeltsin.

En la segunda vuelta el 3 de julio, con una participación del 68,9 %, Yeltsin obtuvo el 53,8 % de los votos y Ziugánov el 40,3 %, con el resto (5,9 %) votando «contra todos».[27]

En julio de 1996, Yeltsin fue reelecto como presidente con el apoyo financiero de los influyentes oligarcas de los negocios que obtuvieron su riqueza por sus conexiones con la administración de Yeltsin. A pesar de obtener solo el 35 % de los votos en la primera ronda de votación en las elecciones de 1996, Yeltsin derrotó a su rival comunista Guennadi Ziugánov con el 54 % de los votos en la segunda vuelta. A finales de ese año, Yeltsin se sometió a una cirugía de emergencia de Bypass cardíaco quíntuple y permaneció en el hospital durante meses.

Durante la presidencia de Yeltsin, Rusia recibió 40.000 millones de dólares en fondos del FMI y otros organismos internacionales de crédito. Sin embargo, sus opositores alegaron que la mayoría de estos fondos fueron robados por personas del círculo de Yeltsin y colocados en bancos extranjeros.[28][29][30]

En 1998, surgió una crisis política y económica cuando el gobierno de Yeltsin no estaba pagando sus deudas, provocó el pánico de los mercados financieros y el colapso del rublo en la crisis financiera de 1998.

Durante la Guerra de Kosovo de 1999, Yeltsin se opuso firmemente a la campaña militar de la OTAN contra Yugoslavia y advirtió de una posible intervención rusa si la OTAN desplegaba tropas terrestres en Kosovo. En comentarios televisados declaró lo siguiente: «Le dije a la OTAN, a los estadounidenses, a los alemanes: no nos empujen hacia una acción militar. De lo contrario seguramente habrá una guerra Europea y posiblemente mundial».[31]

El 15 de mayo de 1999, Yeltsin sobrevivió a otro intento de juicio político, esta vez por la oposición democrática y comunista en la Duma Estatal. Fue acusado de varias actividades inconstitucionales, incluyendo la firma del Tratado de Belavezha, de disolver la Unión Soviética en diciembre de 1991, del golpe de estado en octubre de 1993 y de iniciar la guerra en Chechenia en 1994. Ninguno de estos cargos recibió la mayoría de dos tercios de la Duma, que es lo requerido para iniciar el proceso de destitución del presidente.

El 9 de agosto de 1999, Yeltsin despidió a su primer ministro, Serguéi Stepashin y por cuarta vez, despidió a todo su gabinete. En el lugar de Stepashin designó a Vladímir Putin, que era relativamente desconocido en ese momento y anunció su deseo de que Putin fuera su sucesor.

A finales de 1999 Yeltsin y el presidente estadounidense Clinton entraron en abierto desacuerdo sobre la guerra en Chechenia. En la reunión de noviembre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, Clinton apuntó con su dedo a Yeltsin y le exigió poner fin a los bombardeos que provocaron numerosas víctimas civiles, pero Yeltsin abandonó inmediatamente la Conferencia.[32]

En diciembre durante su visita a China para buscar apoyo en Chechenia, Yeltsin respondió a las críticas de Clinton con un ultimátum a los ciudadanos de Grozny. Pronunció sin rodeos lo siguiente: «Ayer, Clinton se permitió ejercer presión sobre Rusia. Parece que por un minuto, un segundo, durante medio minuto, se ha olvidado que Rusia tiene un arsenal de armas nucleares. Se ha olvidado de eso». Clinton desestimó los comentarios de Yeltsin afirmando: «No pensé que se hubiese olvidado de que los Estados Unidos eran una gran potencia cuando no estaba de acuerdo con lo que hice en Kosovo». Le correspondió a Vladímir Putin minimizar los comentarios de Yeltsin y garantizar las presentes relaciones entre los Estados Unidos y Rusia.[33]

El 31 de diciembre de 1999, en un anuncio sorpresa emitido a las 12:00 de la medianoche en la televisión rusa y grabado en la mañana del mismo día, Yeltsin declaró su renuncia y la asunción del primer ministro Vladímir Putin como presidente, con las elecciones que tendrían lugar el 26 de marzo de 2000. Yeltsin pidió perdón por los errores que reconoció haber cometido durante su gobierno y dijo que Rusia necesitaba entrar en el nuevo siglo con nuevos líderes políticos. También dijo lo siguiente: «Quiero pedir perdón por sus sueños que nunca se cumplieron, y también me gustaría pedir perdón por no haber justificado sus esperanzas».

En muchos momentos de su carrera política la mala salud de Yeltsin, motivada en parte por su alcoholismo, que dio pie a numerosos chismes y anécdotas (se decía, por ejemplo, que lo habían visto paseándose en ropa interior por Washington, completamente borracho), le causó graves problemas (especialmente sus problemas de corazón, sufriendo varios ataques, y pasando por un quíntuple baipás a mediados de 1996). Borís Nemtsov, colaborador de Yeltsin, manifestó que los medicamentos que tomaba eran incompatibles incluso con pequeñas cantidades de alcohol, con lo que le causaron graves efectos secundarios. Se comentó que el peculiar comportamiento de Yeltsin durante una visita a Estocolmo en 1997 (donde comparó la cara de Björn Borg con las albóndigas suecas, y luego, tras beber un trago de champán, estuvo a punto de caer redondo al suelo) tuvo que ver con ello. Esta mala salud fue la principal causante de que tras su dimisión, Yeltsin mantuviera un perfil bajo, apareciendo en público raras veces (una de ellas en la masacre de la escuela de Beslán). En septiembre de 2005, Yeltsin se operó tras fracturarse un fémur en una caída en Cerdeña.

Yeltsin falleció de un fallo congestivo múltiple en el corazón en Moscú el 23 de abril de 2007. Fue enterrado dos días después en el Cementerio Novodévichi en una multitudinaria ceremonia religiosa (el primer jefe de estado ruso en ser enterrado así desde Alejandro III).

El presidente ruso Vladímir Putin declaró el día de su entierro día de luto oficial. Afirmó que gracias a él, Rusia se había convertido en un país libre, abierto y pacífico en el que se respetaban los derechos humanos, y elogió su, según él, su calidez humana y valentía. El expresidente de la extinta Unión Soviética Mijaíl Gorbachov se mostró más matizado, afirmando que había hecho muchas cosas buenas, pero también que cometió graves errores.

Borís Yeltsin tiene una estatua dedicada a él en Ekaterimburgo.

En el episodio 10 de la Octava temporada de la serie animada Los Simpson titulado The Springfield Files, en la escena del bar de Moe, Homer realiza la prueba del alcoholímetro donde alcanza el máximo nivel de alcohol el cual es representado con el nombre del primer presidente de la federación rusa "Boris Yeltsin", haciendo referencia a los graves problemas de alcoholismo que este sufría y desgraciadamente fue famoso por sus desfiguros en estado de ebriedad.




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