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Cámara de Comptos de Navarra



La Cámara de Comptos de Navarra (en euskera, Nafarroako Kontuen Ganbera) es el organismo encargado de fiscalizar la gestión económica y financiera del sector público de la Comunidad Foral de Navarra.

Es el tribunal de cuentas más antiguo de España.

Con anterioridad a su constitución oficial el Reino de Navarra ya contaba con "Oidores" y "Maestros de Comptos" que controlaban, de forma esporádica, el estado de las finanzas reales. Entre los años 1274 y 1328 el trono de Navarra estuvo unido a la Corona de Francia por matrimonio de la reina privativa, Juana I de Navarra, con Felipe IV de Francia, I de Navarra. Así fue gobernada como un territorio más por monarcas franceses, país donde ya existían instituciones dedicadas al control del gasto público. Con el deslinde del trono de Francia, esta vez con otra reina, Juana II de Navarra, casada con Felipe de Évreux o III de Navarra, se mantendrán muchas de esas instituciones que, por contraste con el resto de monarquías hispánicas, imprimirá a este reino de tal singularidad institucional.

Según la historiadora María Puy Huici Goñi, en su libro "La Cámara de Comptos de Navarra entre 1328 y 1512", el primer libro de Comptos data de 1258, lo que demuestra que antes de la Ordenanza del rey Carlos II ya existía un cierto control de los bienes reales.

Durante el reinado de Carlos II el Reino de Navarra atravesó una delicada situación económica debido al gasto originado en las guerras contra castellanos, aragoneses, ingleses y franceses. El difícil momento de la Hacienda del Reino hizo que Carlos II quisiera reforzar el control de las finanzas reales mediante un órgano permanente al que otorgó un gran poder.

Así, en 1365, a través de una Ordenanza dictada por el rey Carlos II, se reorganizó estableciéndola como tribunal permanente[2]​.

La Ordenanza señala que la institución queda integrada por cuatro Oidores Generales de Cuentas, que deben ser "hombres bonos e suficientes", y dos clérigos que desempeñaban labores de notarios.

Junto a ellos aparecen las figura del Portero y de los Oficiales Reales, quienes tenían por misión ejecutar las órdenes de oidores y clérigos.

En un principio el depósito del archivo de la tesorería está en el Castillo de Tiebas, con parte del Archivo Real y el Archivo de la Cancillería[3]​, pero se trasladó todo a una casa de la rúa Mayor de la Navarrería (entre las actuales calles Curia y Mercaderes).[2]

La Cámara de Comptos fue asumiendo otras funciones por encargo de los monarcas, debido seguramente al prestigio de la Institución. Así, asumió enseguida el carácter de Tribunal de Hacienda por lo que pasó a llamarse Tribunal de la Cámara de Comptos.

Le fue encomendada, también, la labor de dirigir la recaudación de impuestos, indicando las cantidades a recaudar y los plazos. Sus funcionarios certificaban la calidad, peso y otras características que debía poseer la moneda navarra, que se acuñaba en la sede de la Cámara de Comptos.

Además, en la Cámara juraban sus cargos oficiales reales, señores feudales, caballeros y soldados.

Sus libros y documentos constituyen la mejor fuente de información en Europa sobre la Baja Edad Media y permiten conocer no solamente el funcionamiento del órgano fiscalizador sino también otros aspectos del Reino de Navarra.

En la actualidad dicho archivo forma parte del Archivo General de Navarra.

Tras su constitución la Cámara de Comptos fue ganando importancia dentro de la estructura política del Reino, pues solamente tenía por encima al Consejo y al Rey e incluso hubo momentos en los que algunos Oidores formaban parte del Consejo.

En los siglos XIV y XV la Cámara de Comptos gozó de una gran importancia y prestigio por sus competencias, profesionalidad e independencia.

En 1512 Navarra fue conquistada y quedó anexionada a Castilla y comenzaron los intentos de suprimir la Cámara de Comptos, auspiciados por el Virrey y apoyados algunas veces por las Cortes. La mitad de sus miembros serían castellanos.[4]

La ciudad de Pamplona se opuso de forma enérgica a todos los intentos de hacerla desaparecer y el órgano fiscalizador pudo seguir funcionando durante los siglos XVI y XVII.

En el siglo XIX, coincidiendo con una época de gran centralismo, hubo nuevos intentos por hacerla desaparecer, intentos que culminaron con el Real Decreto de 18 de marzo de 1836, que ordenaba el fin de la actividad de la institución.

La Ley Paccionada de 1841, que convirtió al Reino en provincia española con cierto grado de autonomía, confirmó la supresión de la Cámara de Comptos.

Con la creación del Parlamento de Navarra en 1979 se vuelve a crear, como órgano dependiente del mismo, la Cámara de Comptos. Su puesta en marcha efectiva tiene lugar en 1981 tras la elección como presidente de Mariano Zufía Urrizalqui. La Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra ratifica su papel como órgano fiscalizador de cuentas.

El "Amejoramiento" hace depender a la Cámara del Parlamento Foral de Navarra y su regulación actual se define en la Ley Foral 19/1984, de la Cámara de Comptos.

Su misión fundamental es velar por que los fondos públicos de Navarra se utilicen respetando la legalidad vigente y también de una manera cada día más eficaz.

Las recomendaciones que se realizan en los informes siempre tienen en cuenta este objetivo último.

Las funciones establecidas en la Ley Foral 19/1984, de 20 de diciembre, se concretan en:

Su trabajo se materializa en informes técnicos públicos que son remitidos al Parlamento, entes fiscalizados y medios de comunicación.

Son órganos de la Cámara el Presidente, los Auditores y la Secretaría General.

Es el edificio civil más antiguo de Pamplona. Estaba en el antiguo barrio de San Cernin, en la llamada calle de Tecenderías (actual calle de Ansolega).El edificio fue comprado en 1524 por Carlos V a los herederos del señor Otazu.[5]

Ha sido sede no sólo de la Cámara de Comptos y de la Casa de la Moneda, sino también de la Comisión de Monumentos Nacionales[6], del primer Museo de Navarra, de la Institución Príncipe de Viana que dio continuidad a la Comisión, de la Asociación Euskara (formada por «los componentes, en esos años, de la Comisión de Monumentos»)[6], del Estudio General de Navarra que dio pasó luego a la Universidad de Navarra, e incluso de otra institución navarra con solera como es la Policía Foral[7]




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