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Campaña de Occidente



¿Qué día cumple años Campaña de Occidente?

Campaña de Occidente cumple los años el 18 de mayo.


¿Qué día nació Campaña de Occidente?

Campaña de Occidente nació el día 18 de mayo de 819.


¿Cuántos años tiene Campaña de Occidente?

La edad actual es 1205 años. Campaña de Occidente cumplió 1205 años el 18 de mayo de este año.


¿De qué signo es Campaña de Occidente?

Campaña de Occidente es del signo de Tauro.


Las Campañas de Occidente fueron una serie de operaciones militares libradas entre 1821 y 1823 en el marco de las guerras de independencia de las nacientes repúblicas de Colombia y Venezuela. Se libraron en los actuales territorios de la costa caribeña colombiana y del oeste venezolano.

El Libertador Simón Bolívar (1783-1830) no participó directamente de estas campañas militares ya que se encontraba involucrado en las Campañas del Sur, fueron sus lugartenientes los encargados de dirigirlas, especialmente José Antonio Páez (1790-1873). En el otro bando, las tropas monárquicas estuvieron dirigidas por el canario Francisco Tomás Morales (c. 1781-1845). Estas últimas estaban constituidas principalmente por las unidades sobrevivientes al desastre que les significó la batalla de Carabobo y guerrillas realistas locales.

Estas campañas terminaron con la derrota definitiva de los realistas en ambos países (sin contar los sucesos en San Juan de Pasto).

En el Virreinato de la Nueva Granada, tras su derrota en la batalla de Boyacá (7 de agosto de 1819), las fuerzas realistas habían perdido la iniciativa bélica y se replegaban constantemente, sin embargo, aún dominaban la costa atlántica, el Bajo Magdalena y la región caucana a principios de 1820. Además, tenían el control de los importantísimos puertos de Cartagena de Indias y Santa Marta y podían de este modo bloquear la llegada de suministros a los independentistas venidos desde el exterior, en especial, de los mercaderes británicos y anulando cualquier ingreso que pudiera proceder desde la aduana.[4]​ Respecto a esto último, debe precisarse que el Reino Unido, aliado de España en la guerra contra la Francia napoleónica, estaba impedido de apoyar abiertamente a los revolucionarios hispanoamericanos, mas esto no impidió que permitiera a sus veteranos de las guerras europeas servir en América como mercenarios, corsarios, aventureros y demás.[5]​ Por ejemplo, el número de británicos que luchó en el norte de Sudamérica del bando patriota llegará a los 6000.[6]

Según un informe del Ministro de Guerra del 10 de febrero de 1820, Morillo en ese año estaba a la defensiva tras la sorpresiva pérdida de Bogotá, a la espera de grandes ofensivas. Los realistas suponían que los patriotas tenían 4000 hombres en Casanare y San Camilo dirigidos por Bolívar, otro tanto al mando de Páez y Mariño, 2500 capitaneados por Urdaneta se oponían a Latorre entre Mérida y Trujillo y 1000 ingleses se congregaban en Margarita,[7]​ además de 2000 reclutas neogranadinos marchaban hacia Apure.[8]​ En realidad, el Ejército de Apure estaba diezmado por una desafortunada incursión en Barinas, solo 1500 jinetes y 1314 infantes acantonados en Achaguas; Urdaneta reemplazaba a Salom al mando del Ejército del Norte, quedaban 1200 de los 3000 fusileros originales. En Oriente los jefes republicanos no actuaban coordinadamente y no formaban un solo cuerpo; Arismendi actuaba con su caballería en Maturín, Monagas en Onoto y Rojas en la provincia de Cumaná, entre todos no sumaban más de 1200 lanceros. En Margarita se concentraban 500 infantes, la mayoría extranjeros. En total, no más de 6000 combatientes.[7]

Los objetivos del Libertador eran destruir al ejército realista, consolidar su poder en Cundinamarca e iniciar las operaciones hacia el sur con el objetivo a largo plazo de seguir contra Perú.[9]​ Los monárquicos dominan las zonas andinas de Mérida y Trujillo (Latorre), los llanos de Barinas y la ciudad de Calabozo (Morales), las ciudades serranas de Valencia, San Carlos, El Tocuyo y El Pao (Morillo), dominaba todo el litoral entre La Güiria y Maracaibo, poderosas guarniciones en Barcelona y Caracas, dominaban (aisladas) las plazas de Cartagena, Santa Marta, Riohacha y Panamá. Después que Sebastián de la Calzada (1770-1824) tomaba Popayán el 24 de enero de 1820, amenazando Neiva y Antioquia.[10]

Por esas fechas los patriotas lanzarán una ofensiva muy exitosa a cargo de Mariano Montilla (1782-1851) que consiguió apoderarse del Bajo Magdalena y comenzando un nuevo asedio a Cartagena el 14 de julio de 1820. La urbe resistió largo tiempo gracias a su dominio del mar y el apoyo de las zonas rurales a la causa monárquica, factores que le permitieron el acceso de suministros.[6]​ Ahí estaba atrincherada una guarnición de 2000 realistas.[11]​ En cambio, las tropas sitiadoras sumaban 2500 a 3000 efectivos.[12]​ Mientras tanto el almirante José Prudencio Padilla (1784-1828) había tomado Riohacha (12 de marzo) y Santa Marta (11 de noviembre), para luego conseguir bloquear por mar Cartagena, haciendo la defensa realista a la larga insostenible. Finalmente, el gobernador de la ciudad, brigadier Gabriel Ceferino de Torres y Velasco (1782-después de 1835), capituló el 10 de octubre de 1821 con 700 sobrevivientes.[13]​ El brigadier y su tropa serán embarcados a La Habana donde vivió un proceso judicial entre 1824 y 1827 por su capitulación. Las bajas de los rebeldes también fueron terribles, debidas principalmente al vómito negro y al clima de la región que hacían estragos en los reclutas procedentes del interior de la Nueva Granada, poco acostumbrados a esas condiciones de vida.[6]

En esos momentos las fuerzas patriotas sumaban 18 000 hombres: 2000 en el Ejército del Sur (con rumbo a Popayán), 2000 a 2500 en el del Norte (valle del Magdalena y el litoral), 6000 entre Bogotá y Cúcuta, 3000 en Apure, 1000 en Guayana, 2000 en los llanos del Guárico y de Barcelona y 2000 en Oriente e Isla Margarita.[14]​ Los realistas que enfrentan llegaban a 23 500: 5000 en Quito, 3000 a 3500 en Santa Marta, Cartagena de Indias y Panamá y 15 000 en Venezuela.[14]

El Caribe neogranadino parecía sometido, pero partidas guerrilleras realistas siguieron actuando en Ocaña, Valledupar y la Guajira (luego extendidas a Santa Marta y Riohacha) hasta finales de año. Su existencia iba íntimamente ligada a la negativa de numerosos campesinos locales a reconocer a las nuevas autoridades.[15]​ Por ejemplo, el 26 de marzo de 1820, tras la toma de Valledupar por Montilla, Riohacha quedó desguarnecida, con solo el destacamento de Padilla para su defensa, a este muy pronto se le sublevó la tropa y la población, viéndose obligado a pedir 1500 refuerzos para calmar la situación.[16]​ Otro ejemplo del rechazo al nuevo régimen y la fuerza de las guerrillas monárquicas fue un ataque producido el día 29 del mismo mes por 2000 regulares y milicianos a caballo de la Ciénaga al mando del comandante de milicias de Riohacha, el coronel guajiro Miguel Gómez,[nota 3]​ los guajiros destacaban como «acérrimos enemigos de la independencia».[17]​ El resto de las unidades realistas estaban más preocupadas de avanzar hacia el valle del César para tomar Valledupar tras el fracaso del alzamiento.[18]​ Pero ambas ofensivas realistas fueron rechazadas, y aseguradas ambas ciudades las tropas republicanas se dedicarán a perseguir a las guerrillas de Gómez.[19]​ El indio Gómez, al igual que los samarios Vicente Narciso Crespo y Thomas Pacheco, pertenecía a los extractos inferiores de la sociedad y fue uno de los principales líderes monárquicos de la región.[nota 1]

La situación de los ejércitos monárquicos no era del todo negativa, poseían aun gran cantidad de recursos y tenían varios comandantes competentes, en especial, Pablo Morillo (1775-1837). Esto cambiará tras el estallido de una revolución liberal, la monarquía absoluta que había en la península ibérica era reemplazada por el régimen del Trienio Liberal. De inmediato este último decidió negociar, lo que implicó el reconocimiento (y fortalecimiento) de la causa rebelde.[20]​ Morillo recibió las instrucciones a inicios del mes de junio, informando luego a Bolívar del cese unilateral de hostilidades, alcanzándose una tregua en agosto. Finalmente, el 25 y 26 de noviembre se firmará en Santa Ana de Trujillo el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra. La tregua se mostró a la larga contraproducente para el bando realista. Muchos de sus dirigentes y unidades desertaron, a Morillo se le permitirá regresar a España, siendo reemplazado por el menos talentoso Miguel de la Torre (1786-1843), mientras los republicanos no dejaron de recibir suministros del exterior y conspirar para debilitar a sus enemigos, destacando la revolución independentista de Maracaibo el 28 de enero de 1821, ocupada luego por el general Rafael Urdaneta (1788-1845) el 8 de marzo, evento que significó el final pactado de la tregua y reinicio de las hostilidades el 28 de abril.

Hasta entonces, Maracaibo se había mantenido al margen del conflicto, a la defensiva, más afectada por ya no poder exportar regularmente sus cacao y café a España y otros territorios de la monarquía.[21]​ E incluso, militarmente la ciudad solo adquiere importancia en la última campaña de Morales al año siguiente.[22]

Maracaibo llevaba desde bastante tiempo en la mira de los independentistas. A la existencia de sectores partidarios de su causa se sumaba su valor estratégico. Con el puerto en sus manos la resistencia realista en Riohacha, Santa Marta y de los «fieles corianos» quedaría seriamente debilitada, pudiendo conquistarse dichas ciudades una por una.[17]

A mediados de 1821 las tropas realistas eran fuertes en 9000[23]​ a 13 500[24]​ hombres, pero dispersos en baluartes a veces aislados entre sí.[23]​ Según Eleazar López Contreras (1883-1973), las principales agrupaciones eran el Ejército de Occidente en San Carlos al mando de Latorre (2200 hombres), cuerpos de vanguardia en Guanare, Araure y Barquisimeto (2500), el destacamento de Coro (500), guarnición de San Felipe (300), Ejército de Morales en Calabozo (4000), divisiones de coroneles Ramón Correa, Juan de Cires y José María Monagas en Caracas y Barlovento (1900), coronel Antonio Tovar en Cumaná (600) y demás guarniciones o destacamentos (1500).[25]​ Los revolucionarios, según López tenían 10 000 combatientes[26]​ (3000 soldados de Bolívar en Barinas y Trujillo, 1500 con Rafael Urdaneta en Maracaibo), 3000 con José Antonio Páez en Achaguas y 2500 entre las tropas de Carlos Soublette en Barcelona, de Juan Bautista Arismendi en Isla Margarita, de José Tadeo Monagas en los llanos orientales de Caracas, de Pedro Zaraza en los llanos orientales de Calabozo y el Ejército de Oriente de José Francisco Bermúdez en Barlovento y asediando Cumaná)[27]​ y para Mitre 11 000 (5000 con Bolívar en Barinas, 4000 con Paéz marchando a unírsele y 2000 con Bermúdez amenazando Caracas desde el este).[23][nota 4]​ Los datos oficiales de los monárquicos hablan que poco antes de Carabobo tenían 10 835 hombres: 134 oficiales españoles y una tropa de 3461 españoles, 843 criollos blancos, 1000 indios y 5397 pardos[28]​ (en los informes de 1820 eran 12 016 hombres: 5811 españoles venidos con Morillo, 6080 «veteranos del país» y 125 milicianos; con 426 caballos españoles y 6000 venezolanos).[29]

Al momento de acabar la tregua Latorre intento reunir unos 5000 soldados para atacar a Bolívar, que solo poseía entonces 2500 en Trujillo y Barinas, pero este previó dicha maniobra y organizó con Páez un sistema defensivo en conjunto para apoyarse en caso de que alguno fuera atacado. Cuando José Francisco Bermúdez (1782-1831) inició su ofensiva la iniciativa de la guerra quedó definitivamente pérdida para el comandante español.[30]​ Bolívar rápidamente concentró sus fuerzas. La división de Urdaneta (que el 12 de mayo había ocupado Coro y el 13 de junio Barquisimeto) y 2000 apureños de Páez se unieron a su propia unidad, logrando concentrar más de 6000 combatientes. Latorre intento hacer lo propio juntando 5.000 plazas pero tuvo que dejar 1000 de reserva en Barquisimeto por si Bermúdez atacaba Caracas.[31]​ Finalmente, el 24 de junio en la Sabana de Carabobo se da la batalla decisiva y el ejército realista es prácticamente destruido: 2908 de sus hombres son muertos, heridos o capturados frente a muy pocas bajas de sus enemigos en comparación.[32]​ Los monárquicos se dieron cuenta de que estaban vencidos, en un día habían desaparecido la mayor parte de sus veteranos y regulares junto a gran cantidad de material militar, las pocas unidades supervivientes se refugiaron en la fortificada ciudad de Puerto Cabello mientras el 29 de junio Bolívar entraba triunfante en Caracas.

Al comenzar julio de 1821 la situación de los realistas en Venezuela era crítica y su derrota parecía cercana. Solo 1000 de los 5000 soldados que participaron en la Campaña de Carabobo había logrado refugiarse en Puerto Cabello y tenían al frente a 6000 enemigos pisándoles los talones,[34]​ mientras que la guarnición de Cumaná, un millar de efectivos al mando del coronel y gobernador José Caturla, se rendía el 16 de octubre.[35]​ El asedio terrestre y naval de la ciudad, el último bastión realista en el oriente venezolano, había sido comenzado por las tropas de Bermúdez el 17 de agosto, cuando el general instaló su Cuartel General en Bordones.[nota 5]

Pero gracias a que la preocupación principal de las autoridades grancolombianas se volvió hacia el Quito y Perú y el apoyo popular a su causa, Latorre consiguió reunir durante los meses siguientes a diversas unidades de soldados, milicianos y guerrilleros supervivientes al desastre. A estas se les sumaron unidades con armamento traído desde la Isla de Cuba. Pronto logró juntar cerca de 3000[2]​ a 4000 soldados junto a una poderosa flota, aunque no todo le resultó tan bien.[3]​ Meses después de su derrota fue reemplazado por Morales del mando de las tropas y enviado a Cuba. Morales tenía parte importante de la responsabilidad en la derrota de Carabobo, ambicioso e indisciplinado, se había retirado con su caballería de llaneros en cuanto empezó la batalla. También era muy popular, de hecho, en todas las ofensivas que realizó, Morales contó siempre con un fuerte apoyo del populacho, en especial coriano,[36]​ porque «la mayor parte de sus habitantes eran realistas decididos, y hubo otros jefes que los capitanearon para hacer una cruda guerra á la República».[37]​ Así, por ejemplo, la mayor parte de las tropas que siguieron a Morales eran milicianos locales más que soldados regulares.[38]

Las primeras operaciones estuvieron a cargo de Latorre, centrándose en los intentos de recuperar Coro, abandonada el 11 de mayo de 1821 por su guarnición (240 soldados) y ocupada al día siguiente por Urdaneta.[39]​ Los republicanos pusieron 4.000 soldados listos para atacar Puerto Cabello, mientras 1000 estaban en Cumarebo y otros 800 eran transportados por la flotilla de Luis Brión (1782-1821). Esto motiva a los realistas a atacarlos rápido y por separado.[40]​ Una columna de 500 soldados al mando del coronel Juan Tello se unieron al coronel amotinado Pedro Luis Inchauspe y sus 1300 seguidores,[41]​ siendo vencidos en varias ocasiones, como en Cumarebo, hasta que en el mes de julio consiguen recuperarla. Mientras estaban ocupados en Coro, los patriotas empezaron a amenazar Puerto Cabello, defendido por el mantuano Manuel de Carrera y de la Colina, quien dirigió la resistencia realista en Coro entre 1821 y 1823.[42]​ El 12 de diciembre Latorre embarcó con 1200 hombres a auxiliar a los veteranos ahí atrincherados.[43]​ Posteriormente Latorre obligó a Juan Gómez a capitular en La Vela de Coro el 9 de enero de 1822 junto a más de mil soldados.[44]​ Entre los rendidos en La Vela y los «Corianos fieles» Latorre formó una división de 1500 combatientes al mando de Tello. El capitán general regreso a Puerto Cabello con algunos corianos ya que durante su ausencia los republicanos abandonaron el asedio, pero dejó en San Miguel de Tocuyo una columna de los batallones Barinas y Hostalrich para reclutar provincianos y apoyar a las fuerzas corianas.[45]​ Desde ahí, Morales con dos mil soldados intento llegar a Maracaibo a finales de marzo,[46]​ urbe defendida por 1000 colombianos y 250 legionarios irlandeses pero una ofensiva republicana desde Carora contra Coro le obligó a retroceder.[47]​ Aunque consiguió vencer en Dabajuro el 7 de junio, Morales debió volver a Puerto Cabello para asumir el cargo de capitán general de Venezuela el 24 de julio, lo que fue aprovechado por los republicanos para recuperar Coro un día más tarde. Quedaban en la provincia solo las guerrillas de Carrera.[46]​ Las fuerzas realistas estaban muy debilitadas. En una carta al Secretario de Estado y del Despacho Universal de Guerra, Latorre afirmaba que aún 2550 hombres, «entre hábiles, inútiles y enfermos», para defender Puerto Cabello; mientras que en una carta escrita en Curazao, José R. de Martín decía al gobernador de La Guaira, coronel Francisco de Paula Avedaño y López de Brito (1792-1870), sobre las fuerzas de Morales en la expedición contra Coro:[nota 6]

A finales de 1821, los realistas de Puerto Cabello tenían 2 corbetas, 4 bergantines y 5 goletas. Llegaron desde Cumaná una flotilla de 3 buques al mando del capitán de fragata Francisco de Paula Topete, pero uno de ellos, la corbeta Bailén, necesitada de importantes reparaciones, quedó varada en Puerto Cabello y fue finalmente desmantelada y sus restos vendidos.[49]

Poco después, el 1 de marzo de 1822 Páez iniciaba el asedio de la ciudad de Puerto Cabello.[50]​ A pesar de que contaba con unos 3000 soldados bien apertrechados y abundante material con el cual bloquear Puerto Cabello por tierra, las defensas de la urbe, la llegada constante de suministros por mar y las enfermedades le impidieron dar un fin rápido al asedio, siendo diezmadas sus tropas por las pestes.[51]​ Apenas 1000 sobrevivientes se retiraron a Valencia.[nota 7]​ Tampoco le impidió a Morales realizar una serie de incursiones apoyándose en su escuadra, dejando una pequeña guarnición en Puerto Cabello se preparó para usar al grueso de sus fuerzas en una serie de ofensivas.[nota 8]​ Primero intento tomar Valencia, pero fue vencido el 11 de agosto en Naguanagua. Después transportó 1000 o 1200 soldados y desembarco en Cojoro (Guajira) el 24 de agosto, ganándose el apoyo de los indios locales (algunos se unieron a sus fuerzas), ocupando Maracaibo el 7 de septiembre tras derrotar a las fuerzas que intentaron detenerlo en su marcha en la Batalla de Salina Rica.[52]​ Al entrar en la urbe hizo fusilar a algunos oficiales en abierta violación del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra (ya en Coro se habían ejecutado un par de cientos de patriotas).[53]​ Una columna republicana fue enviada al mando del coronel José Sardá desde Riohacha por orden del Comandante General del Magdalena, general Montilla, contra el Zulia por decisión del gobierno de Bogotá. Sumaban 1000 infantes y 300 jinetes,[54]​ siendo aplastada por Morales con 1800 infantes y 200 jinetes en la llanura de Garabulla,[55]​ el 13 de noviembre, solo 300 moribundos volvieron a Riohacha.[nota 9]​ Tras esta exitosa acción, Morales desembarco en Ancón el 26 de noviembre mientras una fuerza salía de Maracaibo dirigida por La Calzada contra Mérida. Como Urdaneta se preocupó de defender Mérida, desguarneció a Coro y un millar de realistas de Morales aprovecharon de ocuparla el 3 de diciembre, derrotando a sus enemigos alrededor de la urbe.[56]​ Morales, tras reclutar 1000 guerrilleros se preparó para conquistar Trujillo.[57]

Inmediatamente después los corianos se proclamaron leales al rey nuevamente.[36]​ Junto a los pastusos, los corianos fueron de los gentíos más afectados por las guerras de independencia. Destacaron por su lealtad y su táctica de «guerra lenta».[58]​ El apoyo popular, la decisión y capacidades de sus dirigentes sumados a una difícil geografía permitieron a estos pueblos lograr ofrecer una prolongada y firme resistencia a los republicanos aunque a un grave coste económico y demográfico.[59]​ Así, por ejemplo, la provincia de Coro perdió un 50 % de su población entre 1819 y 1825,[60]​ período en que la guerra se centró en su territorio. En términos netos ésta era de 32 000 residentes en el año 1800,[61]​ de los que 6000 vivían en la capital provincial (número que aumento a 10 000 diez años después).[62]​ Debe mencionarse que los historiadores posteriores a la independencia decían que el rechazo de amplios sectores de la población a la «lucha justa contra España» se debía, según José Manuel Restrepo (1781-1863), a «el fanatismo religioso, el fanatismo por la monarquía y su funesta ignorancia llamándolos los hijos descarriados de Colombia».[63]​ Actuaron de un modo similar los marabinos, habitantes de una rica ciudad de 24 000 habitantes.[64]

Aparte de los anteriores, los caquetíos de Santa Ana y Moruy también apoyaron largamente la causa monárquica. Desde 1810 participaron constantemente en las guerra de independencia, aportando varias veces numerosos contingentes al bando realista, durante la Segunda República la provincia de Coro estaba en poder del general español Cajigal, hombre al que dieron su apoyo.[65]​ Ya había tenido una participación activa en aniquilar el ejército republicano del Marqués del Toro.[38]​ Hacia 1821, tras la derrota en Carabobo, quedaron muy debilitados, siendo vencidos en San Francisco mientras que los criollos empezaran a desertar de las milicias creadas para defender Coro de los republicanos.[66]​ Terminaron culpándose entre ellos de su derrota. El cacique de Moruy murió poco después y el de Santa Ana huyó de los republicanos y rivales locales. Luego muchos indios fueron masacrados por los revolucionarios o terminaron suicidándose. Debido a esto no participaron de las contraofensivas de Morales. De los 8000 que eran en 1800 quedaban 1800 en 1821, reducidos por la guerra, la emigración y el hambre.[65]​ Durante el período posterior a la independencia terminaron por desaparecer como pueblo.

Indios, negros y mulatos apoyaron la causa monárquica, parcialmente, por su resentimiento hacia los criollos y mestizos, nutriendo las guerrillas realistas masivamente.[67]​ La guerra de guerrillas había resultado vital para la victoria republicana, permitiéndoles derrotar a fuerzas enemigas que los duplicaban en número en su mejor momento.[68]​ Los indios vivían «enfeudados» en sus comunidades, dueños de ricas tierras y ganados (por ejemplo, las 19 misiones de la provincia de Guayana eran pobladas por 7000 indígenas que cultivaban las tierras más ricas de la comarca).[69]​ Las reformas liberales habían buscado igualarlos como ciudadanos con el resto de la población, sacarlos de su aislamiento, pero al eliminar todo el aparato legal que los protegía sus comunidades quedaron vulnerables ante los criollos.[70]

El 29 de noviembre, se concentran en el puerto de Gibraltar, al sur del Lago de Maracaibo, una tropa de 600 infantes del batallón Valencey, 600 del Cazadores, 80 del Burgos, 30 jinetes, una pieza de artillería y diez buques. Un día después Morales entra en Trujillo. Luego divide su fuerza en dos: él marcha sobre Mendoza y La Calzada contra Escuque.[55]​ El contraalmirante Lino de Clemente y Palacios (1767-1834) tiene apenas 300 hombres, pero en un ataque sorpresa recupera Trujillo el 5 de enero de 1823. Dos días después recibe 400 a 600 refuerzos enviados por Urdaneta y capitaneados por el coronel Andrés Torrellas y Nebros (1785-1864).[71]​ El 21 de enero Clemente embosca a Morales en Bailadores, cerca de Curimanga, derrotándolo y persiguiéndolo sin descanso. Entre tanto, los coroneles Manuel Marique y José de la Cruz Paredes (1797-1876) aplastan a La Calzada. Los realistas vuelven derrotados a Maracaibo con menos de la mitad de sus hombres.[72]​ Para ese entonces la armada colombiana bloqueaba las costas de Coro y Maracaibo. En mayo Padilla tenía 5 bergantines, 7 goletas de guerra y numerosas flecheras, bongos, lanchas y botes.[73]

Santa Marta había sido siempre una región particularmente afecta al rey pero sometida tras la victoria de Prudencio Padilla sobre los monárquicos el 10 de noviembre de 1820 en San Juan de la Ciénaga (2000 republicanos contra 1800 realistas, principalmente indios de las localidades cercanas, muriendo cerca de 800 defensores).[74]​ Los vencidos supervivientes se refugiaron en las selvas samarias, a estos se sumaron poco después una columna de mil soldados que eran la guarnición de Mérida y conocedores del avance de Bolívar sobre la ciudad escaparon a Maracaibo y Santa Marta en un largo periplo donde muchos desertaron, el resto terminó integrado a las guerrillas locales.[nota 10]​ Parte importante del rechazo al nuevo régimen republicano venía de la leva forzada de dos millares de hombres de la región durante aquel año (de un total de 5000 exigidos para todo el país).[67]​ Para evitar aquello muchos huyeron a las montañas, uniéndose a las guerrillas.

Estas partidas de irregulares fueron particularmente exitosas, en vísperas del enfrentamiento en Carabobo los indios guajiros conseguirán cortar las líneas de suministros de los grancolombianos, aislando Riohacha y Maracaibo.[75]​ Pero en noviembre de 1821 intentaran asaltar Ocaña, fracaso que significara el final momentáneo del movimiento. La situación había cambiado completamente con la llegada de Morales a la región, en octubre de 1822 las columnas guerrilleras de Juan Salvador Anselmo Daza y Buenaventura de la Sierra salieron del valle del César y asediaron Valledupar.[76]

El caudillo principal de los guajiros era Miguel Gómez (Bolívar dio instrucciones de convencerlo de cambiar de bando o batirlo).[77]​ Estas tribus contaban con armas como flechas pero también de fuego, compradas por contrabando a marinos extranjeros, y podían sumar unos diez mil guerreros según datos de finales del siglo XVIII.[78]​ En aquella época eran unas 40 000 almas en total.[79]​ Menos de un mes después del éxito sobre Sardá las fuerzas de Morales son separadas de su aliado Gómez, estas últimas resultan destrozadas y deben volver a sus escondites. Riohacha se perdía definitivamente para el canario.[80]​ Las tropas de Padilla permanecieron tres meses ahí limpiando la zona de partidas guerrilleras.[81]​ Mientras el 31 de diciembre de ese año los indios de San Juan de la Ciénaga se alzaron en armas y unidos a los de Gaira, Bonda y Mamatoco atacaron Santa Marta al día siguiente. Tres o cinco centenares de indígenas capitaneados por el indio Juan Bustamante y el catalán Francisco Labarcés saquearon la ciudad, especialmente los hogares de los blancos considerados afines a la independencia, e izando por última vez la bandera real en el castillo del Morro.[82]

Los indios masacraron a los insurgentes que encontraron y la anarquía llegó a tal nivel que los realistas samarios eligieron al peninsular Vicente Puyales para que restableciera el orden.[83]​ La respuesta gubernamental no se hizo esperar y el general Montilla envió al coronel Francisco Carmona con 400 hombres contra San Juan. Finalmente, el 20 de enero Puyales claudicaba ante el comandante del destacamento. Después de ello, las partidas monárquicas fueron perseguidas, en particular la de Bustamante, un firme partidario de Morales y que contaba con 300 seguidores.[84]​ Mientras en Valledupar, el oficial realista Fiallo, que vivía oculto en la selva, tomó brevemente la ciudad con 800 combatientes. El movimiento fue prontamente aplastado y todos sus cabecillas capturados con excepción de Gómez.[84]​ Este estuvo a punto de ser capturado, pero escapo lanzándose por un precipicio.[85]

Morales envió desde Maracaibo dos columnas a apoyar la insurrección al mando de los coroneles Narciso López y Antonio López de Mendoza hacia Perijá y Riohacha respectivamente.[86]​ Para marzo controlaban casi todos los pueblos entre Riohacha y Valledupar con apoyo de Gómez.[87]​ Sin embargo, el coronel Montilla consiguió rechazarlos, luego López de Mendoza y Gómez separaron sus fuerzas y así el republicano consiguió acabar con los indios cuando volvían a sus escondites, así, menos de un mes después de iniciar la expedición, los coroneles realistas volvían a su lugar de partida con sus tropas mermadas.[86][80]​ Los indios de Mamatoco y Bonda intentaron reconquistarla con 170 guerreros pero fueron rechazados y escaparon a los bosques.[88]​ De este modo, las guerrillas continuaron por algún tiempo pero en respuesta se ejerció una política represiva en Santa Marta, que incluyó el arresto de todos los españoles y americanos desafectos al nuevo régimen,[85]​ algunos terminaron en la cárcel de Chagres (Panamá) y otros reclutados a la fuerza en el ejército que combatía en Perú.[89]

Las autoridades republicanas no podían permitir esto. Bolívar dio instrucciones a Francisco de Paula Santander (1792-1840) de acabar con el brigadier realista, además de informarle que no podría enviarle refuerzos.[90]​ Páez en enero de 1823 organizó una flotilla con la que bloqueó Puerto Cabello aprovechando que la escuadra monárquica estaba en Maracaibo, pero el 1 de mayo llegó una escuadra al mando de Ángel Laborde y Navarro (1772-1834) que lo rompió, apoderándose de dos corbetas. Por su parte, Padilla forzaba con su escuadra la barra de Maracaibo el día 8 y el 16 ocupaba brevemente la ciudad, aunque debió retirarse. Mientras que Morales, tras tomar Coro, se trasladó por mar al lago de Maracaibo contra Trujillo y Mérida, amenazando el interior de Venezuela y Nueva Granada, dando la orden de ejecutar a todo extranjero capturado luchando por la república (en recuerdo de la Legión británica), derrotando a los generales Urdaneta y Clemente. Luego regresó a Maracaibo en diciembre de 1822, permaneciendo hasta enero de 1823. Los republicanos aprovecharon su preocupación por Maracaibo para atacar Coro, cortando la ruta terrestre con Puerto Cabello. El 1 de mayo, el teniente coronel José Reyes González, apodado “el Cojo” y amigo íntimo de Juan de los Reyes Vargas (c. 1780-1823), vencía al coronel realista Antonio Gómez en Coro. Con su victoria, la ciudad quedaba definitivamente en poder patriota. La última resistencia en la provincia homónima desapareció el 10 de junio, en la batalla de Cumarebo Reyes González venció al coronel Manuel Lorenzo con rapidez. El día 16 caía el Punta de Palmas, en la orilla oriental del Lago de Maracaibo.[91]

Se acercaba la flota republicana, que se componía de bergantines Independiente, Marte y Confianza (de transporte); goletas Independiente, Espartana, Atrevida, Terror, Criolla, Manuela (realista capturada), Leona y Manuela; 3 flecheras; 2 lanchas y 1 bote con 929 tripulantes y 96 cañones.[92]

Sabedores de esto, los jefes republicanos decidieron aprovechar la distancia entre las unidades realistas para acabarlas por separado. En mayo Montilla y Manuel Manrique (1793-1823) iniciaron un avance coordinado contra Maracaibo por la costa. El primero tenía 2500 en el este y el segundo 1200 en el oeste, esperaban reunir unos 4000 al reclutar las guarniciones que encontraran en el camino.[93]​ Idealmente, el ejército de Montilla en Riohacha debió sumar 4000 infantes y 300 jinetes, pero los anteriores combates, las enfermedades y deserciones le habían reducido a 3000 (a pesar de que recientemente había sido reforzado por el veterano batallón Carabobo y el escuadrón Dragones de Venezuela, transportados por mar desde La Guaira).[1]​ Además la mitad de sus tropas eran reclutas novatos, en cambio, Morales tenía 3000 veteranos a sus órdenes.[94]​ Según informes británicos, Morales tenía 2000 veteranos bien armados y vestidos para guarnecer los fuertes, 1000 reclutas sin armas y un escuadrón de caballería desmontado en instrucción.[95]​ Morales tenía «tres mil infantes y ciento y pico de caballos»; y eso que no contaban a las partidas guerrilleras de Carora, Bailadores, Cúcuta, Valledupar, Ocaña y la provincia de Santa Marta (todas apoyadas por Morales), la guarnición de Puerto Cabello y la tripulación de la flotilla en el Lago de Maracaibo.[96]​ Rápidamente cortaron las vías de comunicación hacia la ciudad, que pronto empezó a pasar hambre. Por su parte, Morales no se atrevió a reunir todas sus fuerzas, pensaba que los nuevos contingentes que se le habían sumado planeaban deponerlo y reemplazarlo con su lugarteniente Sebastián de la Calzada (1770-1824), en especial, los corianos, pueblo que había demostrado una fidelidad fiera al rey a pesar de lo devastadora que les era la guerra.[97]​ Solo podía esperar a la flota de Laborde, muy superior en su poder de fuego a su contraparte colombiana y decidió salir a enfrentar a cualquier fuerza que intentará desembarcar, dejando apenas 500 soldados para guarnecer Maracaibo dirigidos por el coronel La Calzada.[92]​ Finalmente dio al coronel la misión de dirigir la guarnición de Puerto Cabello.

La atención del comandante español estaba dividida entre las unidades de Montilla y Manrique. En junio reunió 2.000 soldados para enfrentar los 3000 hombres que traía Montilla desde Riohacha, mientras la división de Manrique se ralentizaba a causa del clima y las guerrillas corianas.[98]​ Además, envió un fuerte destacamento a Perijá para auxiliar la guarnición contra las numerosas guerrillas patriotas que ahí pululaban, pero su comandante, Calixto Rodríguez, cambio de bando y terminó acaudillando las partidas, causando muchos daños a sus antiguos camaradas de armas.[99]​ La amenaza principal, el cuerpo de Montilla, era también acosado por los guajiros, los convoyes con víveres sufrían constantes ataques y todo soldado que quedaba rezagado o se separaba de la columna podía ser dado por muerto. Finalmente, al llegar a la estancia de Cojoro el general republicano dio orden de regresar a Riohacha.[100]

La escuadra de Laborde siguió hasta Maracaibo, pero para entrar al lago homónimo tuvo que dejar atrás a los más poderosos barcos que tenía, por su mayor calado, lo que fue aprovechado por Padilla para bloquear el puerto. Al final, la flota de Laborde fue vencida en la batalla naval del lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823. La situación en la ciudad se hizo insostenible, logrando algunos navíos con Laborde y La Calzada forzar el cerco naval y llegar a Puerto Cabello. Planeaban ir a esta ciudad y conseguir tropas, mientras Morales llegaba por tierra a Coro para reunirse ahí con la flota, embarcarse y atacar Caracas, aprovechando que en la provincia de Maracaibo estaba el grueso del ejército grancolombiano de Venezuela.[90]​ El plan nunca pudo realizarse porque Morales nunca pudo salir de la ciudad y tuvo que capitular el 3 de agosto ante el brigadier Manrique, embarcándose un día más tarde con un millar de sus tropas hacia Santiago de Cuba.[101]​ Unas seiscientas familias marabinas los acompañaron.[102][nota 11]​ El resto de sus tropas (unos dos mil hombres) se desmovilizaron o integraron al ejército independentista.[103]

Sabedor de esto, La Calzada ordenó la evacuación de Puerto Cabello de todo el personal incapaz de combatir a La Habana y Puerto Rico.[90]​ El 23 de septiembre se iniciaba el quinto y último asedio de la ciudad de manos de Santiago Mariño (1788-1854). A continuación, el brigadier español decidió atrincherarse en el castillo San Felipe mientras los grancolombianos reunían 3000 soldados a su alrededor. Páez le solicitó su rendición el 31 de octubre, La Calzada, a pesar de saber que la guerra estaba perdida se negó, esperando ayuda de Laborde; para ese entonces se había iniciado un nuevo bloqueo naval a la ciudad por dieciocho barcos.[nota 2]​ En la noche del 7 y 8 de noviembre las tropas de Páez asaltaron la urbe liderados por los tenientes coroneles brasileños José Inácio de Abreu e Lima (1794-1869) y José Francisco Farfán (m. 1840), caen las baterías de Corito, de La Princesa y de El Príncipe, provocándose la capitulación de La Calzada con sus últimos 56 oficiales y 539 soldados.[104]​ El coriano Carrera y de la Colina aprovecha la confusión para huir de la ciudad al castillo con algunos oficiales y soldados, donde resistirá hasta el día 10. Tras la capitulación se embarcaran a Cuba con muchos de los vecinos de la localidad.[104]​ A comienzos de 1824 La Calzada es liberado y enviado a Cuba.[nota 12]​ En Valencia, como capital de la provincia de Carabobo, quedó una guarnición permanente de 2000 infantes y jinetes.[105]

A pesar de que este se considera tradicionalmente el final de la guerra durante varios años más rebeliones y guerrillas de carácter monárquico continuaron azolando una devastada Venezuela. En la Nueva Granada (actual Colombia), tras pacificar la costa caribeña solamente quedó como último bastión realista la región de Pasto en el sur por unos años más. En fechas tan tardías como 1826 Bolívar seguía temiendo que los corianos se sumaran en masa a apoyar cualquier intento español de reconquista:

Estallaron cada cierto tiempo de revueltas negros incitados por sacerdotes contra el reclutamiento forzado al grito de «¡Viva el Rey y mueran los blancos!». Como en Curiepe en 1822, Isla Margarita y Petare, suburbio de Caracas, en 1824.[107]​ No eran las primeras ni serían las últimas, en 1812 se habían alzado por las mismas razones contra la Primera República en Barlovento y en 1835 y 1845 en Caucagua y Ocumare respectivamente.[108]​ Revueltas así se veían facilitadas por el clima de anarquía que había en gran parte de Venezuela, grupos de llaneros o de soldados licenciados, acostumbrados por años a extorsionar o simplemente saquear las propiedades ajenas, continuaron haciéndolo una vez acabada la guerra, afectando principalmente Apure.[109]

Un movimiento estallaba en Cumaná en busca de autonomía de la provincia de Maturín.[110]​ Era agosto de 1827, formándose una guerrilla al mando de los coroneles Ramón Burgos, el gobernador Bonifacio Coronado y los hermanos Isidro, Luis y Rosario Castillo. Rápidamente se apoderan de Cumanacoa.[111]​ Imposibilitados de detener el avance de Mariño, quien tenía 2000 soldados a su mando.[112]​ En el mes de septiembre, se suman a la amnistía Ramón Burgos y Bonifacio y Pedro Coronado, mientras Isidro Castillo resistía en Cumanacoa y San Juan de Macarapana con 250 seguidores. Finalmente, Bermúdez y Mariño concentran sus fuerzas y asalta el último pueblo el 31 de diciembre, obligando a los rebeldes a capitular.[112]​ En octubre y noviembre estallaron una serie de conspiraciones en Venezuela. Una intentona de revuelta fue descubierta en Barinas; mientras el intendente del Orinoco, coronel Félix Blanco, y el gobernador de Angostura, brigadier José Manuel Blanco, se alzaban contra el gobierno central;[113]​ y en el cantón de San Luis, en la provincia de Coro, el capitán de milicias Candelario Olivares se alzó a favor del rey, pero al no encontrar apoyo fueron hechos prisioneros.[114]​ Por ese entonces, Bolívar estaba ocupado en las luchas políticas en Bogotá. Su vicepresidente, Santander, quería rebajar el tamaño del ejército a 9980 hombres, a lo que se oponía el Libertador.[115]​ Por último, en enero de 1828 la flota española de Laborde paso frente a las costas de la Guayra. Estos eventos llevarían a Bolívar, en febrero, a proclamar la ley marcial en los departamentos de Maturín, Venezuela, Orinoco y Zulia.[113]

Sin embargo, en una fecha tan tardía como 1830 la guerrilla realista del coronel indio José Dionisio Cisneros (1796-1847), activa desde la derrota de Carabobo, conseguía apoderarse de los Valles del Tuy y de Aragua en medio del caos producido por el fin de la Gran Colombia y la caída de Bolívar.[116]​ Esta partida de bandoleros, campesinos y antiguos soldados llegó a alcanzar el millar de hombres que operaban incluso muy cerca de Caracas lo que motivo una ofensiva contra ellos capitaneada por Felipe Macero Prócer (1777-1865). En noviembre de 1831 se acordó una amnistía con Páez para él y sus tropas siendo incorporados al ejército nacional.[117]

Otro movimiento monárquico venezolano tardío fue la incursión del coronel José Arizábalo que en 1827 desembarca en Venezuela logrando formar una pequeña guerrilla logrando aliarse a Cisneros, llegara a contar con el apoyo de varios bandoleros locales hasta juntar una fuerza de 1000[118]​ a 2000[119]​ hombres para alzarse contra la nueva república. Páez dirá que las guerrillas que amenazaban directamente Caracas llegaron a un número de 3000 en diversas partidas[120]​ y diarios españoles que Cisneros mandaba 2000 blancos y otro tanto de pardos y negros, amenazando Cumaná y Caracas.[121]​ Las órdenes del capitán general de Puerto Rico era apoyar a la facción de los Güires, que al mando de Cisneros asolaban la provincia de Caracas, y nombrar a Arizábalo comandante en jefe de los realistas.[122]​ Cisneros destacó por sus masacres de blancos a manos de indios y negros, algo que asombro a Arizábalo.[123]​ En 1829 dejan de recibir apoyo de Puerto Rico debido a que su suministrador, Laborde, estaba ocupado en una fallida expedición a México, por lo que Arizábalo se verá obligado a capitular.

El plan de ambos guerrilleros era aprovechar la inestabilidad interna (y el descontento que esta causaba con la independencia) en Venezuela para reactivar el movimiento realista, garantizando el apoyo local a cualquier expedición que pudiera enviarse desde España para la reconquista de las provincias de Ultramar. Estos planes se vieron cancelados por la muerte de Fernando VII en 1833 y la guerra civil en la que se sumergió España, el posterior gobierno liberal triunfador estaba más interesado en imponer sus reformas que reconquistar América por lo que a la larga reconocería las independencias.



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