Chilenidad es el término utilizado para describir el conjunto de expresiones culturales que ha sido originado o adaptado en el territorio de Chile y cuyo uso ha perdurado en el tiempo, siendo transmitida de una generación a otra, conformando su actual identidad nacional. La Real Academia Española la define como «[c]arácter o condición de chileno» y «[a]mor o apego a lo chileno». Es relacionada principalmente con las tradiciones campesinas del país, en particular con los huasos y el baile de la cueca, ambos de raíz andaluza.
El concepto «chilenidad» comenzó a estructurarse durante el gobierno del presidente Pedro Aguirre —admirador del Imperio alemán, que tenía un régimen nacionalista—, quien encargó al cineasta local Emilio Taulis la filmación del documental titulado ¿Qué es la Chilenidad? (1939). En este fue expuesto que toda acción orientada al desarrollo industrial del país que logre un progreso social para él es chilenidad. De esta forma, el gobierno mostraba las políticas orientadas a la industrialización y modernización del país.
Actualmente las expresiones culturales que conforman la chilenidad se manifiestan en los actos cívicos —días feriados y conmemorativos—, la artesanía, las fiestas y carnavales, el deporte, el dialecto, el folclore —bailes y música—, la gastronomía —comidas y licores—, los juegos, las tradiciones orales —dichos, mitos y leyendas— y las tradiciones religiosas o de fervor popular. Muchas de estas tuvieron su origen durante la época colonial del Imperio español en los siglos XVII y XVIII, siendo propias de la cultura criolla, resultado del mestizaje con las indígenas —changa, diaguita, picunche, chiquillán y pehuenche—, mientras que otras han surgido durante los siglos XIX y XX tanto por la herencia hispana como por aportes de otros inmigrantes llegados.
Arquetipos de personajes son Condorito de la historieta homónima y de personas, el cuico, el flaite, el guachaca, el roto chileno, la señora Juanita y el huaso, el campesino de las zonas del Norte Chico, Central y parte del Sur. El traje típico creado para representar a los huasos varones es una chupalla, un chamanto o una manta, y dos espuelas chilenas cuando montan un caballo chileno, por su parte las mujeres o "chinas", llevan vestidos coloridos y trenzas. Luego de la independencia del país, fue enriquecida con la expansión de sus fronteras durante el siglo XIX, quedando dentro del territorio nacional expresiones tales como la aimara, la chilota, la rapa nui, la mapuche y la patagónica. En algunos sectores la adhesión y práctica de las tradiciones son consideradas un indicador de patriotismo.
Como expresión cívica y práctica social, ocurre con mayor fuerza durante septiembre o «mes de la patria», teniendo su clímax en las Fiestas Patrias, cuando es celebrada entre tres y cinco días la llegada de la primavera y la realización de la Primera Junta Nacional de Gobierno, el 18 de septiembre de 1810, hecho considerado como iniciador del proceso de la Independencia de Chile, promulgada el 12 de febrero de 1818. La mayor es la Fiesta de la Pampilla en la ciudad de Coquimbo y la principal, las Fondas del Parque O'Higgins en la capital Santiago, donde también transcurre la Semana de la Chilenidad en el Parque Padre Hurtado de las comunas de Las Condes y La Reina desde 1995 y cuenta con el Parque de la Chilenidad en Lo Barnechea permanentemente.
En 1927 fue creado el grito coreado ceacheí, usado para homenajear al país durante celebraciones y manifestaciones o alentando a un representante nacional en una competencia. Durante las décadas de 1930 y 1940 los clubes de fútbol Colo-Colo y Magallanes jugaban el Clásico de la Chilenidad, el principal del país, ya que representaba el encuentro de un personaje amerindio y otro europeo. De acuerdo a una encuesta de la Fundación Futuro efectuada en 2007, el 92 % respondió sentirse orgulloso de ser chileno, cifra que alcanzó el 100 % en el tramo entre los 14 y los 17 años y en el grupo de altos ingresos, pero que alcanzó su mínimo entre los 18 y 24 años. Durante el siglo XXI el país se convirtió en el centro de la observación astronómica internacional, por lo que es denominado como los «ojos del mundo».
Las principales son:
Chile posee una serie de «emblemas nacionales» definidos por ley.
El decreto 1534 de 1967 del Ministerio del Interior determinó los emblemas nacionales del país y reglamentó su uso, sistematizando y refundiendo diversas normas legales y reglamentarias sobre la materia. Su artículo 1.° establecía que los emblemas nacionales eran «el Escudo de Armas de la República, la Bandera Nacional, la Escarapela o Cucarda y el Estandarte Presidencial o Bandera Nacional Presidencial». Además, este mismo artículo ratificó la oficialización de la inclusión en el escudo nacional del lema «Por la razón o la fuerza» hecha por el decreto 2271 de 1920 del Ministerio de Guerra y Marina.
Posteriormente, el artículo 2.° de la Constitución Política de la República de Chile de 1980 estableció que «son emblemas nacionales la bandera nacional, el escudo de armas de la República y el himno nacional». Según el artículo 22.° de la misma Constitución, «todo habitante de la República debe respeto a Chile y a sus emblemas nacionales». Por su parte, el artículo 6.° de la Ley de Seguridad del Estado —decreto 890 de 1975 del Ministerio del Interior— dispuso que «cometen delito contra el orden público [...] b) Los que ultrajaren públicamente la bandera, el escudo o el nombre de la patria».
Asimismo, se oficializaron otros símbolos nacionales mediante decretos. El copihue ha sido la flor nacional desde el 24 de febrero de 1977 y la cueca, la danza nacional desde el 6 de noviembre de 1979. El lapislázuli, una gema que se extrae en el norte del país, fue declarado piedra nacional el 23 de noviembre de 1984. La combarbalita, una roca ornamental semipreciosa que es abundante en la zona de Combarbalá, también fue declarada como tal el 22 de noviembre de 1993. Por otro lado, mediante oficio, al rodeo chileno ha sido considerado como deporte nacional desde el 10 de enero de 1962; el 4 de octubre de 2014, la rayuela fue reconocida como deporte nacional y como «símbolo cultural y patrimonial de la Nación».
El cóndor andino y el huemul están presentes en el escudo nacional pero no han sido declarados «animales nacionales» por ley, pero sí tienen la categoría de «monumentos naturales».
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