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Chubasco



El chubasco, también conocido como aguacero o chaparrón, es un tipo de precipitación cuyas características principales son su gran intensidad y la rapidez con la que aparece y con la que finaliza. La precipitación es en forma líquida (lluvia) y cuando está acompañada de granizo es preferible usar el término granizada.

Entre las principales características de los chubascos podemos citar su brevedad, la intensidad de la lluvia, los fuertes vientos, la intermitencia y su escasa extensión sobre la superficie terrestre.

Se trata de un típico fenómeno de convección producido por una nube de desarrollo vertical, generalmente un cumulonimbo. En el desarrollo de este tipo de nube se presenta inicialmente el ascenso de aire caliente y húmedo debido a la concentración de calor en un área de la superficie terrestre relativamente reducida. Dicho ascenso produce inmediatamente un feedback o retroacción que acelera el proceso inicial de convección, es decir, de ascenso de calor transportado por la masa nubosa. Esta retroacción o realimentación se manifiesta mediante el descenso de aire muy frío y seco desde la cúpula del cumulonimbo hacia abajo alrededor del mismo y es ese aire frío, pesado y seco el que acelera el proceso de alimentación del propio cumulonimbo al introducirse como una cuña bajo el aire caliente de la superficie, fenómeno con el cual se acelera el proceso de convección, es decir, el proceso de conducción de calor en sentido vertical en la atmósfera.

En Venezuela y, en especial, durante la época de lluvias, los chubascos son muy frecuentes y de breve duración. Precisamente, en la canción Chubasco llanero se hace referencia a la brevedad de este tipo de lluvia.[4]

Aunque no se puede decir que existe una correspondencia exacta entre la intensidad de un chubasco con la menor o mayor duración del mismo, lo cierto es que existe de alguna manera dicha correspondencia por la sencilla razón de que todos los fenómenos que originan las depresiones o ciclones atmosféricos tienen el mismo origen independientemente de su tamaño y duración. Así, un ciclón de reducida extensión o radio de giro puede dar origen a un tornado de gran violencia y muy destructivo aunque de breve duración mientras que un cumulonimbo de cierta extensión tendrá una duración mayor y sus efectos serán menos destructivos pero repartidos en una superficie mayor. La lluvia, el viento en la base del chubasco, la tormenta eléctrica y otros meteoros constituyen las maneras por las que se va disipando la energía almacenada en la masa nubosa.

Los vientos durante los chubascos pueden ser muy fuertes aunque de escasa duración. La gran velocidad que alcanzan los vientos durante un chubasco se debe a que el motor que da origen al ascenso convectivo de la nube que origina ese chubasco es el propio descenso de aire frío de la propia cima de la nube que da origen al aguacero o chubasco: cuando se trata de nubes de convección, el ascenso de la masa nubosa que produce su enfriamiento y consiguiente precipitación, siempre se origina por el descenso previo de aire frío procedente de la parte superior de dicha nube. Es por ello que ese descenso de aire frío (su temperatura es la correspondiente al aire frío y pesado que se encuentra en la parte superior de la nube) se deja sentir como ráfagas de aire muy frío y seco que preceden al chubasco.

En la zona intertropical (aunque no solo en ella) se puede ver fácilmente durante las tardes de la época lluviosa, el desplazamiento de los cumulonimbos como si fuera un tren de nubes. Este desplazamiento constituye un proceso de muy fácil explicación:

En España, Antonio Machado se refiere a la intermitencia de los chubascos (entre nublado y nublado hay trozos de cielo añil) en su conocida poesía En abril, las aguas mil:

sopla el viento achubascado
y entre nublado y nublado

Se trata de una consecuencia de la brevedad del fenómeno pero también explica la repartición bastante homogénea de las precipitaciones en las amplias llanuras de la zona intertropical, como es el caso de la Amazonia en el Brasil y en otros países de América del Sur. Dicha repartición ha intrigado a numerosos meteorólogos que han elaborado diversas teorías acerca de la enorme distancia que tienen que cubrir las nubes desde el océano Atlántico hasta el sur de Colombia, oriente de Ecuador y la Amazonia peruana y boliviana (unos 5000 km o más).

Los chubascos son la consecuencia de la inestabilidad que puede existir en la atmósfera. Se trata de una forma típica de lluvia de convección. Suelen producirse en días soleados y calurosos y se deben a la formación de nubes de desarrollo vertical (cumulonimbus). La precipitación suele producirse durante la tarde y a comienzos de la noche; en el mar se forman tras el paso de un frente frío. Según el grado de inestabilidad que haya en la atmósfera, pueden ir acompañados de tormentas e incluso granizo. A veces la precipitación puede contener partículas de barro que, cuando el agua se evapora, se quedan incrustadas en los vidrios u otros objetos.

La intensidad de la lluvia es la fuerza con la que cae la lluvia y puede variar desde una llovizna fina hasta un aguacero torrencial. En el caso de los chubascos o aguaceros se trata de lluvias breves de gran intensidad pero cuya duración puede modificar sustancialmente los efectos de la misma. Los chubascos pueden tener diferentes intensidades pero casi siempre existe una relación inversa entre intensidad y duración:

En un mismo chubasco, la intensidad de la lluvia puede variar considerablemente, desde una llovizna en el borde exterior hasta un chaparrón muy fuerte en su parte central: es muy frecuente que en un punto descargue un cumulonimbo una enorme cantidad de lluvia y a unos 100 metros de distancia no haya caído ni una gota. En el área donde el chubasco tiene su mayor desarrollo, el paraguas resulta poco eficiente para resguardarse de la lluvia, ya que el viento puede soplar en cualquier dirección. Es por ello que en estos casos se emplea una prenda impermeable llamada, precisamente, impermeable o chubasquero.

En el caso de una tormenta supercelular, el chubasco suele producirse en el anillo exterior, que es el lugar o línea donde se concentra el aire frío descendente del propio frente nuboso con el aire cálido que va encontrando a su paso.

Aunque los chubascos pertenecen al dominio de los conocimientos meteorológicos, los meteorólogos los consideran algo secundario en el estudio científico de su ciencia y los tratan de manera similar a una simple lluvia, a pesar de que pueden llegar a ocasionar graves daños en zonas casi siempre reducidas. El motivo de ello se debe, desde luego, a la intensidad y corta duración de la lluvia durante un chubasco o aguacero, en un espacio limitado. Una excelente descripción de un chubasco, nos la muestra el médico, ganadero y escritor venezolano Fernando Calzadilla Valdés en su obra Por los Llanos de Apure, que hace referencia a la vida en los Llanos venezolanos del estado Apure durante las últimas décadas del sigo XIX y las primeras del XX:

En la obra citada se presentan numerosos pasajes relacionados con fenómenos meteorológicos que marcan la vida de la ganadería extensiva de los Llanos venezolanos y se hace referencia, más que al clima de sabana, a los problemas específicos de los fenómenos meteorológicos: el clima de sabana es muy estable y las variaciones de lluviosidad y temperatura son y han sido relativamente escasas durante los casi 5 siglos de ocupación con fines ganaderos de la región. En cambio, las variaciones del tiempo meteorológico pueden ser bruscas y muy intensas aunque suelen siempre compensarse en el corto plazo. Por ejemplo, la amplitud térmica mensual en el clima de sabana en los Llanos nunca llega a los 3° C, mientras que la amplitud térmica en un solo día en cualquier época del año puede sobrepasar fácilmente los 10° y hasta los 15° C.

En realidad, el chubasco y la granizada solo se diferencian en la temperatura en la cual se producen, que determina la producción o no del hielo en la precipitación. Los dos tipos de fenómenos meteorológicos son muy similares: duran muy poco (cuestión de minutos) pero son muy intensos y pueden causar grandes daños al concentrarse sus efectos en áreas reducidas. En el caso de la granizada, los efectos pueden ser muy violentos y destructivos, pero su radio de acción es más pequeño que en el caso de los chubascos. En cambio, los chubascos pueden dejar sentir sus efectos en lugares alejados a unos cuantos km de distancia por la acumulación de las aguas en las vaguadas, cauces de ríos y torrentes, canales y otras obras de infraestructura. Por ejemplo, hace algunos años, un aguacero de unos 10 minutos ocasionó severos daños en una serie de casas en una urbanización de Caracas, como informa El Universal del 19 de octubre de 2014:

Entre los fenómenos relacionados con los chubascos podemos citar las nubes-torre (en inglés, towering cumulus cloud o cloud towers[8]​), las bandas de lluvia en un huracán o tormenta tropical y otros. En algunas regiones de clima desértico o en áreas de relieve montañoso, los chubascos pueden dar origen a coladas de barro, derrumbes, deslaves e inundaciones. Todo ello se debe a las extraordinarias lluvias que pueden producirse en cuestión de minutos durante un chubasco o aguacero y que no se han estudiado en profundidad causando graves problemas de infraestructura, muchas veces por problemas creados en las ciudades por diseños urbanos y arquitectónicos deficientes. Y estos problemas no se limitan a las regiones montañosas o de clima árido sino a cualquier área de la zona intertropical.



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