Cine de Hollywood nació en Estados Unidos.
El sistema de estudios de Hollywood es la producción cinematográfica en los "estudios", las instalaciones propias de una productora cinematográfica. Hollywood es la zona de la ciudad de Los Ángeles (Estados Unidos) donde se concentraron los estudios más importantes, beneficiándose, entre otras ventajas, de la buena climatología y de la propia dinámica de concentración empresarial.
En la historia del cine se conoce como sistema de estudios (del inglés studio system) al modelo estructural de la industria cinematográfica basado en tres conceptos: estudios, géneros y estrellas.
Aunque esta política de comercialización se aplicó en casi todos los estudios, incluidos los europeos (inicialmente los franceses, como Gaumont o Pathé), fue en Hollywood donde se desarrolló en su máxima expresión.
Bajo este sistema la industria del cine llegó a su apogeo, período también conocido como la Edad de Oro (o Era Dorada) de Hollywood.
El sistema de estudios apareció como consecuencia de la concepción del cine como un negocio en todos sus ámbitos (tanto en la producción como en la distribución). La tendencia monopolista propia del gran capitalismo de la Segunda Revolución Industrial, la misma que produjo la cadena de montaje en el automóvil (el otro gran símbolo de la nueva sociedad de consumo de masas), llevó a las productoras a entender el cine como un gran negocio del que poder sacar abundantes beneficios económicos. Posiblemente la primera en concebir el negocio cinematográfico de esta manera fue la productora Edison. Los años 30 y 40 fueron la época dorada de los estudios de Hollywood, aunque el sistema se forjó varias décadas antes en la época del cine mudo, cuando el cine de Estados Unidos consiguió la hegemonía mundial.
El sistema se basaba en principios de eficacia empresarial, racionalización económica de todos los procesos y en una política de contratación de personal bajo contratos en exclusividad a largo plazo. En lo tocante a los actores, tal política significó la formación de un elenco de actores propios de cada estudio; lo que pasó a denominarse star system (sistema de las estrellas).
Alcanzaba también el ámbito de la exhibición en las salas de cine. Al principio las películas se proyectaban en locales provisionales, pero el paulatino crecimiento de los metrajes provocó la necesidad de buscar locales con las comodidades requeridas, ejemplificados en los denominados nickelodeons); con la consiguiente subida de precios de las entradas y del margen comercial, que convirtió al cine en un negocio muy rentable.
En los años 30 se completó a través de la consolidación de los géneros cinematográficos y el aprovechamiento de todos los recursos que permite la segmentación del mercado (cine de serie B).
El sistema de estudios ha sido muy criticado por restringirse a los intereses comerciales y su concepción del cine como un negocio y un espectáculo (show business) en perjuicio de la creatividad artística, lo que condicionaba mucho la labor de realizadores, guionistas, productores y actores.
Entre sus logros, el sistema de estudios consolidó las técnicas, sistematizó el modo de representación institucional y profesionalizó el cine.
A fin de optimizar las ganancias, las empresas se esmeraban en controlar toda la cadena comercial del film: la producción, la distribución y la exhibición en las salas (incluyendo servicios complementarios ofrecidos por estas como la venta de palomitas de maíz).
La denominada guerra de las patentes por ganar la exclusividad en la floreciente industria del cine concluyó con la firma de un acuerdo entre las grandes compañías productoras creando así la M.P.P.C. (Motion Pictures Patents Company). Thomas Alva Edison quedaba a la cabeza del trust que agrupaba a la Biograph, la Vitagraph, la Essanay, la Kalem, el distribuidor George Kleine y los productores franceses Pathé y Méliès.
El monopolio así creado impuso a los productores el pago de medio centavo por cada centímetro de película impresionada, los distribuidores necesitaban contar con una licencia que costaba 5000 dólares al año, y existían otras imposiciones. Quienes no las acataban fueron sometidos a una intensa persecución por el numeroso grupo de investigadores privados, abogados y funcionarios al mando de Edison.
Muchos decidieron no acatar las duras condiciones (amparados en la ley antitrust) y crearon sus propias organizaciones, que rápidamente comenzaron a abrirse paso en el mercado. De este modo nacen las cinco grandes conocidas como majors:
Tras ellas, las denominadas minors:
Junto a las cuales, algunos independientes poseen sus propios estudios:
A partir de 1903 la mayoría de las compañías importantes comenzaron a trasladarse a California, que ofrecía un sol espléndido, diversidad de paisajes y la calurosa bienvenida tanto de los trabajadores como de los agentes de la propiedad inmobiliaria, cuyas demandas económicas eran más bajas que en la región oriental de la nación.
La ciudad de Los Ángeles resultaba mejor, porque se encontraba más cerca de la frontera mexicana en caso de que la Compañía de Patentes enviara un auto de procesamiento o una demanda judicial. De esta manera el suburbio conocido como Hollywood se convierte en el centro de la producción cinematográfica.
Este funcionamiento viene regido por la maximización de beneficios con menor inversión.
En cuanto a la producción se produce la creación de equipos descentralizados o estudios por departamentos, cada uno encargado de un aspecto, de modo que se acelera el proceso.
El proceso de distribución se encarga de repartir las copias de las películas, estudiar el mercado, hacer publicidad, etc.
Pero, sin lugar a dudas, el elemento central es la exhibición. Las salas recaudaban el dinero de los espectadores, que además consumían otros productos en el mismo local. Además, la exhibición encerraba un negocio político aprovechado por los partidos y el gobierno, para transmitir determinadas ideologías. En otros países, los productos estadounidenses se vendían más luego de la exhibición de una película.
Debido a la recesión económica en 1929, comenzaron a producirse películas con bajo presupuesto a fin de completar la cartelera de exhibición en las salas donde se ofrecían dos películas por el precio de una. Así captaban al público que no podía permitirse el lujo de acudir a los estrenos, y que esperaba verlos en giras posteriores.
Los actores no reconocidos o que recién comenzaban tenían la oportunidad de lanzarse al estrellato.
El género cinematográfico se refiere a un método de dividir las películas en grupos formados por aquellas que comparten similitudes entre sí.
La aparición y desarrollo de los géneros está estrechamente ligada a las políticas de las productoras americanas de los años 1930. En esos años se comenzaron a elaborar unas fórmulas que tenían precedente anterior, pero que a partir de entonces se convirtieron en convenciones relativas al contenido, al diseño de la escenografía y del vestuario, a la caracterización de los personajes y al empleo de ciertos esquemas narrativos. La estandarización de la puesta en escena abarató los costes de producción al tiempo que proporcionaba al espectador unos códigos fácilmente reconocibles, aumentando el consumo inmediato de esos productos cinematográficos: está más que asegurado el éxito con el esquema boy meets girl (el chico conoce a la chica, el chico pierde a la chica, el chico recupera a la chica); y el happy end (final feliz) presentes aún en el cine de hoy.
Algunos estudios se especializaron en determinados géneros, como la Universal en el Cine de terror o la Metro-Goldwin-Mayer en el musical. Otros géneros como el western se volvieron tremendamente populares.
Los productores rápidamente se percataron de la "rentabilidad" de algunos actores o actrices que superaba al resto. Por lo tanto, comenzaron a preocuparse seriamente de la elección y lanzamiento de sus estrellas. Nace entonces el star system o sistema de estrellato. Era común difundir biografías ficticias a fin de captar la audiencia. Su vida íntima, sus bodas, sus divorcios, sus escándalos fabricados, etc., se transforma en producto consumible por fans que la publicidad y las revistas se encargan de distribuir.
El gobierno de Estados Unidos perdonó en varias ocasiones las irregularidades de las grandes empresas a fin de impulsar la economía en tiempos de recesión. Pero hacia 1938, se dio cuenta de que este sistema no funcionaba y comenzó a presionar. Sin embargo, las majors tenían suficiente poder como para eludir la norma.
En 1948 un fallo judicial contra los estudios mayores de Hollywood los obligó a deshacerse de las cadenas de cine; ya que al ostentar el dominio de la producción, la distribución y la exhibición violaban la ley federal de antimonopolio.
Al perder el control de la exhibición, los estudios se quedaron sin una distribución asegurada y ya no pudieron manejar el mercado colocando películas a su antojo.
El star system también se acababa. Los intérpretes, libres para actuar con independencia de los grandes estudios, empezaron a exigir sueldos impresionantes sueldos y un porcentaje sobre los ingresos de sus películas.
En los años 1950 la asistencia a los cines volvió a declinar debido a la fuerte competencia que presentaba el florecimiento de la televisión.
Hacia 1959, la producción estadounidense había decrecido hasta 250 películas al año. Además, las películas europeas y asiáticas (japonesas, principalmente), aunque confinadas a las salas de arte y ensayo, se convirtieron en algo corriente para el espectador estadounidense. En 1946, había menos de una docena de salas de arte y ensayo en todo el país, mientras que en 1960 sobrepasaban el millar. Comenzaron a proliferar por todo el mundo los festivales de cine, en los que se mostraba el trabajo de directores cuya obra antes de 1950 era muy poco conocida fuera de sus países de origen.
Dejando de lado la inmensa industrialización del cine, transformada en una verdadera máquina lucrativa, existen muchos aspectos rescatables, como por ejemplo, lo decisivo que resulta El nacimiento de una nación de David W. Griffith en la técnica cinematográfica, al utilizar hábilmente el montaje y la combinación de planos para crear una verdadera obra maestra.
El cine de clase B propició las condiciones para que los cineastas experimentaran y crearan nuevos lenguajes o abordaran temáticas menos habituales.
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