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Colonización neerlandesa de América



Desde su nacimiento, los Países Bajos fueron una de las mayores potencias coloniales de la época.

Desde mediados del siglo XVI, comerciantes neerlandeses incursionaron en las colonias españolas de las Antillas, siendo su primera colonia Río Pomeroon (actual Guyana) en 1581, y estableciéndose en las Antillas Menores (Sint Maarten, Curazao, Aruba, Bonaire y San Eustaquio) y en zonas del Brasil de donde fueron expulsados en 1654.

En la Peninsula de Araya,[1]Venezuela, los invasores neerlandeses[2]​ se apoderaron de las salinas[3][4]​ a partir de 1593, enfrentándose[5]​ a las flotas de España.[6]​ En 1605 los españoles envían una flota a la peninsula para eliminar la colonia neerlandesa y recuperar el territorio, lo cual logran satisfactoriamente, y se decide construir un fuerte para resguardar el lugar de nuevas invasiones. [7]​ El 30 de noviembre de 1622, se produjo una de las batallas navales más importantes de América en el siglo XVII, cuando 43 navíos neerlandeses atacaron Araya con el objetivo de interrumpir la construcción de la fortaleza y apoderarse de manera definitiva de la península, siendo rechazados finalmente el 13 de enero de 1623 por el gobernador Arroyo y muerto el comandante neerlandés.[8]​ No fue sino en 1623 en la Batalla de Araya cuando los españoles expulsaron a los neerlandeses de la región.[9]

En 1599 la expedición holandesa de Baltazar de Cordes llega a las costas de la Isla de Chiloé, y al saber del levantamiento araucano de 1598 que ya había destruido muchas ciudades españolas y mantenía bajo sitio otras, concertó una alianza con los araucanos de la isla (huilliches). Gracias a esta alianza logra vencer a los españoles y conquistar la Isla de Chiloé, luego construye un fuerte y rige la isla en nombre de Holanda. Los españoles sobrevivientes montaron una guerra de guerrillas en contra de holandeses y huilliches, esperando los refuerzos españoles que llegarían meses después. El 19 de abril de 1600 ocurriría la Batalla de Castro, donde las fuerzas españolas venidas del continente reconquistan Chiloé.[10]

En América del Norte comenzaron su entrada para el 1609, cuando un navegante inglés al servicio de una compañía neerlandesa, navegó por el actual estado de Nueva York. Para 1621, la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales había establecido puntos comerciales en las cercanías de los ríos Delaware y Connecticut como en Nueva York y Albany.

Las fricciones comerciales entre las colonias neerlandesas y británicas no se hicieron esperar. Los neerlandeses reclamaban el territorio de Connecticutt, a pesar de no conseguir su total dominio. En 1650, se vieron forzados a cederle a los británicos la parte este de Long Island. Entre ambas colonias surgieron disputas fronterizas y reclamos de violaciones a los acuerdos comerciales. Finalmente, en la década de 1660, cuando estalló la guerra entre los Países Bajos y el Reino Unido, Nuevos Países Bajos fue cedida a los británicos, a cambio de su colonia en las Guayanas.

En 1624, una flota holandesa ocupó Salvador, entonces la capital del Brasil colonial. Un año después una flota hispano-portuguesa llevó el dominio holandés de la capitanía de la "Bahía de Todos los Santos" a su fin. Pero con la conquista de la flota de plata española en 1628, la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales (WIC) tenía capital suficiente para patrocinar una nueva expedición a Brasil.

En 1630, los holandeses lograron ocupar Olinda, entonces capital de la capitanía de Pernambuco, y el entonces pueblo pesquero de Recife. Los territorios conquistados fueron renombrados como Nova Holanda por el WIC que en 1636 nombró al Conde Mauricio de Nassau como gobernador general de las posesiones holandesas en Brasil. Amplió el territorio de la colonia Nova Holanda conquistando João Pessoa, Natal, São Luís, São Cristóvão, Fortaleza y Sirinhaém, y fundó el asentamiento de la ciudad de Mauricio. Después de la partida del conde Mauricio de Nassau en 1644, la colonia entró en decadencia luego de constantes batallas con los portugueses. El fin de la dominación holandesa en Brasil se produjo con la firma del Tratado de La Haya en 1661. Siglos más tarde, los neerlandeses establecieron colonias en varios estados de Brasil, especialmente en los estados Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, en las ciudades de Maracaju. Holambra en Sao Paulo

Aunque permanecieron en Surinam y parte de las Guayanas, donde desarrollaron durante los siglos XVII y XVIII una economía de plantación para abastecer de productos tropicales a los Países Bajos. El desarrollo del sistema de plantación en estas colonias fue tan grande, que condujo a una de las mayores concentraciones de esclavos en el siglo XVII y a una feroz lucha de los esclavos por su libertad.

En cuanto al régimen administrativo implantado por los neerlandeses durante la época colonial se puede mencionar que en sus orígenes fue similar al británico y al portugués dado el carácter de factorías o establecimientos comerciales que tuvieron sus primeras colonias. Sin embargo, la colonia que durante varios años lograron establecer en Brasil fue gobernada por un miembro de la familia real. En las islas que conservó se estableció años después, un gobierno más subordinado a la Corona neerlandesa.

Al fin, las colonias neerlandesas en América fueron efímeras, poco duraderas ya que sus intentos fueron frustrados por españoles, británicos y portugueses, de ahí que sólo permanecieran con algunas posesiones del Caribe y Sudamérica.

En 1975 se le concedió la independencia a la colonia en Suramérica denominada "Guayana Neerlandesa", que pasaría a llamarse Surinam. Luego, en 2011, Saint Marteen obtuvo su independencia también. En el Mar Caribe, Aruba y las Antillas Neerlandesas (formadas por Curazao, Bonaire, Sint Eustatius y Saba) se mantienen en la actualidad como parte del Reino de los Países Bajos.



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