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Comandante Marcial



Salvador Cayetano Carpio (Santa Tecla, 6 de agosto de 1918-Managua, 12 de abril de 1983), conocido también por el seudónimo de Comandante Marcial, fue un político y dirigente sindical salvadoreño, fundador de las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí" (FPL) y del FMLN.

No conoció a su padre, José Carpio, zapatero de profesión, que había llegado a la ciudad desde Chalatenango, pues falleció apenas él nació. Su mamá, Marcos Cerro, había venido de Cojutepeque para encontrar trabajo sirviendo en mansiones de ricos, donde no permitían tener a su hijo. Por eso lo dejó al cuidado de su suegra, la Niña Petronila. Ella tampoco puede cargar con el niño y lo deja en la Casa de San Vicente de Paúl, de las Hermanitas de la Caridad.[1]

Las monjas lo pusieron en la iglesia vecina de El Calvario, propiedad de los padres somascos. Ingresa en el seminario menor de aquella comunidad, cuya mayoría hablaba italiano. El responsable de la comunidad era el español Padre Mario (Mario Casariego, 1909-1983), amigo de los coroneles de las fuerzas armadas salvadoreñas, que más tarde se convertiría en cardenal de Guatemala. Un día, cuando Carpio tenía 13 años, el padre Mario lo castigó cruelmente, llegando a golpearlo y raparlo personalmente. El sentido de rebeldía del joven seminarista hizo que esa misma noche intentara escapar del seminario. Cuando lo descubrieron saltando un cerco, lo echaron. Tal vez pensando en su padre, Carpio consiguió trabajo como aprendiz de zapatero.[1]

Después, Carpio aprendió el oficio de panadero. En 1943 participó en su primera lucha sindical para conseguir mejores salarios para él y sus compañeros en la panadería donde trabajaba. Poco después se convirtió en líder del sindicato de obreros panificadores. En 1945 ingresó en el Partido Comunista Salvadoreño (PCS). En 1950 fundó el Comité de Reorganización Obrera Sindical Salvadoreña (CROSS), una agrupación de sindicatos comunistas. En 1952 fue detenido por el gobierno de Óscar Osorio y, tras ser liberado, un año y medio después, fue exiliado a México. De su experiencia en la cárcel, escribió el libro testimonial Secuestro y capucha. Carpio viajó a la Unión Soviética, donde estudió durante varios años en la Escuela de Cuadros del PCUS. Viajó durante temporadas a El Salvador, donde fue elegido Secretario General de la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS.

En 1963, tras terminar sus estudios, regresó a su país y logró que se produjera un viraje del PCS, con el cual el movimiento obrero toma posiciones importantes en su dirigencia. Provocó la desaparición del Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), organización que buscaba el desarrollo de la lucha armada en El Salvador, por considerarlo una iniciativa prematura y «aventurera» de los sectores medios del PCS, y se lanzó a organizar y consolidar el movimiento obrero industrial, reforzado por los planes de industrialización lanzados por el gobierno de Julio Adalberto Rivera.

En 1964 fue elegido secretario general del PCS. En los años siguientes comienza a proponer la opción de la lucha armada como único camino viable para derrocar al régimen militar, en un esquema de alianza obrero-campesina, con hegemonía proletaria y el apoyo ―no la dirección― de las clases medias.

En abril de 1967, mientras se desarrollaba la campaña electoral para la presidencia, en la que el PCS participaba a través del Partido de Acción Renovadora, Carpio dirigió una huelga general en apoyo a obreros despedidos de la fábrica Aceros S. A. En una serie de paros escalonados, el país quedó detenido en solo tres días, y las exigencias de los huelguistas fueron aceptadas. Unos meses después, ante la violación de los acuerdos, Carpio desarrolló una huelga de hambre en el campus de la Universidad de El Salvador, que el gobierno ignoró. Dirigentes políticos, académicos, universitarios y maestros lo convencieron de que el nuevo gobierno lo dejaría morir, y que no valía la pena llegar tan lejos. Carpio levantó la huelga y en el PCS se recrudeció la polémica acerca de la necesidad de la lucha armada dentro de la dirigencia del PCS, en la cual los obreros tenían una minoría.

En 1970, ante la inutilidad del debate interno, renunció al cargo de secretario general y abandonó el PCS junto con otros dirigentes, como el obrero José Dimas Alas y el líder estudiantil Felipe Peña, para fundar las Fuerzas Populares de Liberación «Farabundo Martí» (FPL), donde adoptó el seudónimo de Marcial.

Como apoyo a la lucha armada, en 1975 creó el Bloque Popular Revolucionario (BPR) a partir de una escisión del Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), un frente de masas que incluía organizaciones de obreros, campesinos, estudiantes de todos los niveles, habitantes de las poblaciones marginales y maestros. Su primer secretario general fue Juan Chacón dirigente obrero, aunque este dato solo se conoció cuando fue sustituida por el dirigente campesino, y después obrero, Francisco Rebollo ambos miembros de la Federación Sindical Revolucionaria También desarrolló mecanismos de difusión, como la Agencia Salvadoreña de Prensa (SALPRESS) y la radio Farabundo Martí. La primera tenía su base en México y la segunda en el interior del país, en Chalatenango.

En 1980 se exilió en Nicaragua, donde participó en las negociaciones entre los distintos grupos armados de izquierda salvadoreña para conformar el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

A partir de 1981 comienza a profundizarse la división ideológica dentro de las FPL.

A pesar de que se le consideraba un estalinista de línea dura, Carpio logró el reconocimiento para su organización y para el FMLN de gobiernos como los de Suecia, Libia, Yugoslavia y la Organización para la Liberación de Palestina.

Las FPL también fueron las principales impulsoras de la Declaración Franco-Mexicana que reconoció al FMLN y al Frente Democrático Revolucionario como fuerzas representativas del pueblo salvadoreño y tácitamente les otorgó el carácter de fuerzas beligerantes.

El 6 de abril de 1983 fue asesinada Mélida Anaya Montes (la Comandante Ana María), la rival ideológica de Carpio. Él fue señalado como autor intelectual del crimen y supuestamente se suicidó seis días después, el 12 de abril de 1983.

El 15 de marzo de 1984, durante el juicio al Comandante Marcelo (Rogelio Bazzaglia), responsable de inteligencia de las FPL y autor del crimen de la comandante Ana María, el abogado defensor Gutiérrez Mayorga pidió al juez del caso «que se consigne en la sentencia a dictarse si se han aportado o no pruebas que permitan tener a Salvador Cayetano Carpio, junto con Marcelo, como coautor intelectual. La procuraduría lo ha mencionado como tal y en honor a la verdad histórica debe hacerle relación a este asunto en su sentencia. Hasta el momento la procuraduría no ha presentado ninguna».

El juez del Juzgado Segundo del Distrito del Crimen en Managua sentenció: «De conformidad con el art. 186 del Código de Instrucción Criminal, en razón de su fallecimiento debe sobreseerse definitivamente en la presente causa a Salvador Cayetano Carpio (Marcial), mencionado por la Procuraduría Penal como autor intelectual del delito investigado. Siendo opinión de esta autoridad que se adhiere a lo expresado por el defensor Gutiérrez Mayorga en su escrito de defensa, que no fueron aportadas pruebas en el proceso que respalden tal imputación».[2]

Es decir, Carpio fue exculpado legalmente por el asesinato de «Ana María», pero la información no se dio a conocer públicamente, por lo que en la imaginería de la izquierda permaneció como el asesino de su compañera de organización.



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