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Cuenca hidrográfica del Ebro



La cuenca hidrográfica del Ebro es la cuenca hidrográfica del río homónimo que discurre por el noreste de la península ibérica, desde la sierra de Híjar para desembocar en el delta del Ebro. Tiene una superficie de unos 85.000 km². La mayor parte de las precipitaciones que recoge provienen de los Pirineos, al norte.

Se extiende de oeste a este por las comunidades autónomas de Cantabria,norte y este de Castilla y León (provincias de Palencia, Burgos y Soria), sur del País Vasco (Álava y Vizcaya), La Rioja, Navarra, Aragón, oeste y norte de Cataluña (provincias de Lérida, Gerona y Tarragona), norte de la Comunidad Valenciana (provincia de Castellón) y noreste de la provincia de Guadalajara, Castilla-La Mancha, desembocando en el mar Mediterráneo. Además también engloba Andorra y la Cerdaña francesa o Alta Cerdaña. En su límite norte están los Pirineos, en el este limita con la cordillera Costero-Catalana, y, en el sur y oeste, con el sistema Ibérico. En la depresión central tiene una altura media de 200 metros sobre el nivel del mar, lo que destaca con las grandes elevaciones que la rodean (máxima de 3404 m en el pico Aneto). En la desembocadura del río está el delta del Ebro, un espacio protegido con el parque natural del Delta del Ebro. Tiene depósitos de conglomerados y evaporitas marinos y continentales, de gran grosor en los rebordes montañosos y de menor espesor en el centro de la depresión: areniscas, margas, yesos, sales y calizas. Estos depósitos forman la cuenca sedimentaria del Ebro. La cuenca está situada sobre el lecho de un antiguo mar, posteriormente convertido en lago, que intermitentemente separaba la península ibérica de Europa.

La cuenca alberga, según datos del padrón de 1998, a 2.767.103 personas con una densidad media de 32,3 hab./km², la mitad de la nacional. Se trata pues de un territorio despoblado en el contexto nacional no alcanzando ni la mitad de la densidad de población española, que es de 78,6 hab./km².[1]

En parte más alta de su curso, correspondiente al valle del Híjar la vegetación asociada son pastos, hayedos y robledales, plantas que necesitan mucha humedad. En la depresión central, el clima es relativamente continental y por tanto más seco y extremo en temperatura; y finalmente cuando sobrepasa la cordillera Costero-Catalana el clima es mediterráneo puro.

En la península ibérica no se encuentra otro río con mayor diversidad de flora en sus orillas por los distintos climas y paisajes por los que pasa desde su nacimiento con clima atlántico de montaña hasta su desembocadura en el delta de clima mediterráneo.

Hasta hace 37 millones de años, la cuenca sedimentaria del Ebro era un mar interior rodeado por las cordilleras pirenaica, ibérica y costero-catalana. De estas cordilleras la más joven es la pirenaica, que ha sufrido mayor compresión tectónica y tiene por tanto mayor altitud y relieve. Las otras sin embargo son más redondeadas debido a la erosión. La cuenca sedimentaria es una acumulación de sedimentos de edad mayoritariamente Terciaria provenientes de las cadenas montañosas circundantes: Pirineos, cordillera Ibérica y cordillera Costero-Catalana. La cuenca se formó como resultado de la acumulación de sedimentos marinos, detríticos y evaporíticos en el espacio comprendido entre estas cadenas.

La presencia de un mar interior está registrada por fósiles marinos en zonas como Ricla, en la provincia de Zaragoza, y Yebra de Basa, en la provincia de Huesca o por los depósitos salinos que se encuentran en zonas como Remolinos en la orilla del Ebro. Hace 37 millones de años, ese mar quedó desconectado del océano debido a levantamientos tectónicos en la zona actual de la Rioja en algún momento entre el Neógeno y el Plioceno y dio lugar a una enorme cuenca lacustre evaporítica endorreica, sin salida fluvial. Lagos residuales de este periodo son por ejemplo las lagunas endorreicas que aún persisten en Gallocanta, Sariñena o las del Bajo Aragón. Hasta hace 6 millones de años, estaba muy extendida una flora de humedales halofilos y freatofitos, caracterizada por gramíneas halofilas, como las puccinellas en las llanuras y plantas de mayor porte, hierbas vivaces anuales o vegetación perenne, matorrales, raramente arbustos y árboles: tarayares, fruticedas, juniperaceas... De esta flora dominante, quedan enclaves salinos que son auténticos paisajes del Mioceno. Los terrenos de suelo salino o salitroso eran muy extensos cubriendo buena parte de la superficie y creando espacios aislados protectores. En las zonas encharcadas en invierno, y con costra salina en verano se encontraban bryophytaes, chenopodiaceaes, plumbaginaceaes, ruppiaceaes, carex, lythraceaes, asteraceaes... Dominaban los almarjos, plantas de tallos carnosos y articulados cuyos jugos celulares presentan altas concentraciones de sal. Pequeños vegetales como el coralillo, también estaban presentes, y cuando disminuia la concentración salina aparecían los juncales, las sosas, los tomillos, las escorzoneras, los limonios, los pelargonios o siemprevivas que excretan sal y la depositan en el exterior de sus tallos y hojas. En las elevaciones menos salinas había juncales y albardines, y poblaciones de jaras y artemisas. Contando además con una gran fauna de invertebrados, entre los que destacaban tipulas, moluscos, los crustáceos: camarones, Notostraca, anostraca, cladocera, etc. que formaban la base alimentaria de poblaciones nidificantes de aves como anátidas, flamencos y grullas.

Se trata de una cuenca de antepaís atípica porque a la etapa marina de subsidencia, debida al apilamiento de los Pirineos, siguió un periodo de desconexión del océano debido a la clausura de la conexión con el Atlántico en la zona de Guipúzcoa, debido al levantamiento tectónico de la misma. Este periodo de sedimentación continental se caracterizó por la deposición de evaporitas (e.g., yesos) en lagos centrales que denotan el carácter endorreico que tuvo entonces la cuenca. Esta situación anómala de la cuenca duró hasta un momento aún indeterminado (entre 13 y 4 millones de años atrás) en que los lagos, que habían alcanzado una altitud varios cientos de metros sobre el nivel del mar debido a la acumulación de los sedimentos, encontraron una salida a sus aguas a través de la cordillera Costero-Catalana y el gran lago comenzó a desaguar en el mar Mediterráneo. Se observa así como el paso de los milenios y la erosión ha diseñado la actual cuenca del Ebro, en el Plioceno la vegetación humedal salina empezó a retroceder quedando especies relictas actualmente amenazadas por la agricultura.

Debido a la altitud de la cuenca y la corta distancia al mar, pocas decenas de kilómetros. Las aguas vertidas en época de lluvias produjeron en poco tiempo una incisión fluvial suficiente para bajar el nivel del sistema lacustre de la cuenca y permitir el paso a una etapa de incisión de los sedimentos en ella depositados. A partir de ese periodo se formó el Delta del Ebro, del cual la parte visible sobre el nivel del mar es mínima. El volumen actual de sedimentos terciarios en la Cuenca del Ebro es de unos 70.000 km³, mientras que antes de la incisión debió llegar a unos 120.000 km³. La diferencia entre ambas cantidades se encuentra actualmente en el Golfo de Valencia, Mediterráneo Occidental.

En formas del relieve como esta, un factor clave en su formación son las orogenias, en este caso la orogenia Alpina, del Paleógeno. Durante todo el Mesozoico la zona estuvo cubierta por el agua del mar. La orogenia Alpina elevó el terreno desde los 200 metros de profundidad hasta los 800 metros actuales.

Estas cuencas sedimentarias se forman en escalas de tiempo de entre millones y cientos de millones de años. Debido al peso del orógeno sobre la litosfera terrestre, la región del antepaís se hunde isostáticamente y genera el espacio necesario (cuenca) para atrapar los sedimentos aportados principalmente por ríos desde el orógeno. Las rocas originarias del Carbonífero, datan aproximadamente de unos 300 millones años.

En principio el fondo del mar era una llanura, pero las lluvias y la litología, rocas blandas, han sido los dos factores que han influido en esta forma de relieve.

El núcleo principal de esta unidad geográfica es el amplio valle formado por las terrazas del Ebro y de otros ríos afluentes. Son paisajes de extrema aridez, no solo por lo escaso de las precipitaciones, sino también por la influencia del viento y la litología del terreno. En Monegros, Bardenas o Calanda aparece el desierto.

El fondo del mar, convertido después en lago posiblemente salino, se fue transformando en una zona de marismas y pantanos a medida que se abrían nuevo cañones y barrancos que iban drenando cada vez más superficie del valle. Con esta desecación se producían cambios en la vegetación y en los ecosistemas hasta llegar al actual.

Al norte y al sur del valle del Ebro se levantan pequeñas plataformas como Alcubierre (822 m), La Muela (627 m) y Montes de Castejon (744 m). De estas "muelas" arrancan extensos piedemontes seccionados por una red de drenaje esporádica. Esa red:

Unas veces forma valles en fondo plano, vales. Se caracterizan por ser valles pequeños de fondo plano y con colinas a los lados. No suelen tener ríos, aunque sí regueros o torrentes, es decir ríos temporales.

Otras veces, son valles fuertemente abarrancados que hacen aflorar terrenos yesíferos o salinos.

Los ríos que desde los Pirineos por el lado norte y el sistema Ibérico por el lado sur, habían excavado valles perpendiculares a las sierras, toman la dirección este-oeste formando depresiones paralelas a la alineación principal de la cordillera. Estas depresiones intermedias, aunque no tienen continuidad entre sí, asemejan un gran valle de materiales blandos: flys Eoceno, margas, etc. que uniría por ejemplo, por el lado norte, Campo con la depresión de Jaca y la Canal de Berdún si no fuese cortado a mitad de camino por las sierras de San Juan de La Peña y Oroel.

Más al sur, dando paso al somontano y mirando ya al valle, aparece el Prepirineo: pequeñas sierras formadas por calizas que fueron bajando desde las zonas más septentrionales del Pirineo por efecto de la orogenesis alpina. La sierra de Guara, con 2.077 m, destaca entre estas sierras cortadas por profundos cañones abiertos por los ríos que, caudalosos y rápidos, buscan el Ebro.

Los bordes de la cuenca están formados por materiales detríticos procedentes de las sierras y su parte central por materiales yesíferos y evaporíticos producidos al desecarse el mar interior que hace millones de años era el valle.

Contiene muchos elementos geológicos notables: las saladas de Alcañíz y de Sástago-Bujaraloz, las estepas de Belchite o las Bardenas, los paleocanales exhumados de Alcañiz o Caspe, las minas de sal de Remolinos o los Mallos de Riglos son algunos ejemplos a mencionar.

La cuenca está constituida por varios acuíferos que se agrupan en su mayoría en corrientes de aguas subterráneas que desaguan hacia el Ebro. Existiendo las mencionadas cuencas endorreicas de los antiguos lagos residuales o lagunas endorreicas.

Las rocas sedimentarias, se disponen en forma de capas llamadas estratos. Los estratos pueden presentarse horizontales o plegados. En la mayoría del valle son horizontales, esto nos indica que no han sufrido cambios en los últimos 20 millones de años. En el caso de que estuvieran plegados ya se podría hablar de tectónica. Son rocas sedimentarias, porque se ven los estratos. Hay unas que resaltan más (areniscas) y otras menos (lutitas y pizarras). Las que más resaltan es porque son más duras. Las otras han sufrido un metamorfismo de bajo grado, hay arcillas que siguen siéndolo y otras que se han convertido en pizarra.

La zona estuvo intermitentemente anegada por el mar, en el carbonífero hubo un valle ancho erosionado por un río. Las rocas originarias del Carbonífero, datan aproximadamente de unos 300 millones años.

Durante todo el Mesozoico la zona estuvo cubierta por el agua del mar. La orogenia Alpina, que formó los Pirineos, elevó el terreno desde los 200 metros de profundidad hasta los 800 metros actuales.

Las dolomias, rocas sedimentarias por precipitación marina. Están datadas en el Triásico Medio.

Durante el Triásico Inferior las areniscas se depositan en los deltas de los ríos. Posteriormente un hundimiento formó un mar poco profundo, en el cual se depositaron las calizas.

Fue en el Jurásico, en este mar somero, donde se formaron las calizas, rocas sedimentarias de precipitación química. Se denominan calizas masivas porque no se ven los estratos, ya que estos tienen unos 30 metros de espesor. Se formaron en la plataforma continental entre los 0 y los 200 metros de profundidad. Cuando se depositaron en el mar de la cuenca del Ebro, eran blandas, semejantes a los fangos. En el Cretácico otras rocas se depositaron encima, se litificaron mediante un proceso físico, el de compactación. Por lo tanto, hay calizas del Jurásico y del Cretácico, formadas hace 180 millones de años.

En otro relieve se encuentran areniscas, conglomerados y lutitas del Oligoceno.

En el Mioceno se depositaron más rocas sedimentarias. Esto se deduce por la existencia de estratos. En concreto son arcillas calcáreas con yeso. En cambio los sedimentos: arenas, arcillas y grava, son mucho más modernos, son del Cuaternario.



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