Cavia porcellus, conocida como cuy, cuyi, cuye, cuyo, cobaya, cobayo, curiel, acure, güimo o conejillo de Indias, es una especie híbrida doméstica de roedor histricomorfo de la familia Caviidae. Es el resultado del cruce milenario de varias especies del género Cavia realizado en la región andina de América del Sur, habiéndose encontrado registros arqueológicos en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Cumple y ha cumplido diferentes funciones en diversas sociedades a lo largo del tiempo como animal de compañía, de experimentación, de uso lúdico, alimento, y animal de diagnóstico, «limpia» y ofrenda en la medicina y cosmovisión andina.
La especie fue descrita por primera vez por el naturalista suizo Conrad von Gesner en 1554.
Su nombre científico se debe a la descripción de Erxleben en 1777, y es una mezcla de la designación del género de Pallas (1766) y el nombre específico dado por Carlos Linneo (1758).
Los cuyes alcanzan un peso de hasta 1 kg (kilogramo) y viven entre cinco y ocho años.
Son animales herbívoros, por lo que el aporte de fibra en el alimento es indispensable. Por otro lado, el aporte de vitamina C es altamente necesario, pues las cobayas, los primates y los murciélagos son las únicas especies que no sintetizan esta vitamina y si no se les proporciona vitamina C, pueden llegar a presentar escorbuto y morir, así que se debe incluir en su dieta pimiento, guayaba (se debe de administrar en pocas cantidades debido a su alto contenido de azúcar), y nunca productos altamente cítricos, como la naranja, el pomelo o el limón. Una dieta bien equilibrada deberá componerse de verduras y hortalizas frescas, heno, agua, todo ello complementado con croquetas o comida comercial.
Para prevenir deficiencias hay que procurar a la mascota una dieta variada. El heno sirve para cubrir las necesidades de hidratos de carbono y de fibra. La alfalfa les otorga calcio para sus huesos y es fundamental. La fruta y la verdura ayudan a satisfacer sus necesidades de vitaminas y gran parte del líquido necesario. Para la comida conviene utilizar recipientes de barro cerámico pesados que resistan la inclinación y consiguiente caída del alimento. Sus lados deben ser lo bastante altos para mantener el material de cama y las heces lejos de la comida. Por otro lado, es muy importante que toda la comida fresca que demos a nuestras cobayas esté a temperatura ambiente; nunca puede estar recién sacada del refrigerador.
Gran parte de sus necesidades de líquidos quedan cubiertas por la ingestión de alimentos frescos. Deben tener siempre a su disposición un bebedero con agua limpia y fresca. Si se utilizan unas botellas de agua equipadas con tubo para beber, será más fácil mantener el agua libre de contaminación. Los cobayos tienden a contaminar y obstruir sus botellas de agua más que otros roedores domésticos, ya que mastican el tubo con el fin de obtener el agua, introduciéndose partículas de comida en la botella. Por estas razones, toda comida y los contenedores de agua en particular, deben limpiarse de forma habitual.
Al ser animales herbívoros, no se les debe dar carne, productos lácteos o pellets para conejos (no contienen vitamina C y algunos incluso pueden incluir antibióticos tóxicos para cuyes).
Las cobayas son animales cecotrofos, forma de coprofagia específica de ciertos roedores donde tras sufrir una primera digestión el alimento, se generan unas heces blandas (cecotrofos) que son consumidas directamente desde el ano antes de que lleguen al suelo. Tras una segunda digestión y tras terminar de absorber todos los nutrientes en el intestino delgado, se forman unas heces duras que son eliminadas definitivamente. Esta es una adaptación para aprovechar los nutrientes cuando es necesario el concurso de bacterias para hacerlos asimilables (de forma parecida a como ocurre en los rumiantes), ya que en este caso la actividad microbiana tiene lugar en el ciego, situado tras el intestino delgado. Esta disposición del conducto de absorción de nutrientes antes de la cámara de actividad microbiana hace necesario esta segunda vuelta para poder asimilar el alimento procesado.
Para tener cuyes sanos y evitar enfermedades se debe:
Un cuy sano es un animal alegre, con pelo brillante, gordito, bien desarrollado y que come bien. Un cuy está enfermo cuando se separa de los demás, se arrincona, está decaído, no quiere comer, se le eriza el pelo, se le hunde la barriga, tiene diarrea y baja de peso rápidamente. En este caso hay que separarlo rápidamente de los demás para que no los contagie y acudir a un veterinario especializado en animales exóticos.
Las enfermedades más comunes de los cuyes son las siguientes:
Los cuyes aparecen en los depósitos arqueológicos tan antiguos como de hace 9000 años; es posible que hayan sido domesticados ya en el 5000 a. C., pero definitivamente lo fueron en el 2500 a. C. Existen registros bioarqueológicos de uso ritual como ofrenda a partir de los 2500 a. C. en el Templo de las Manos Cruzadas de Kotosh, en la región peruana de Huánuco. Se estima que Cavia porcellus es el resultado de la domesticación de especies silvestres como Cavia tschudii y/o Cavia aperea. A lo largo del tiempo, el hombre andino ha criado cuyes para consumir su carne e incluso en algunas zonas para hacer ropa con su piel; un claro ejemplo se da en la sierra ecuatoriana.
La carne de cuy es un alimento de excelente sabor y calidad. Se caracteriza por contener alto nivel proteico y bajo en grasa; además, colesterol de buena calidad, minerales y vitaminas.
En los países andinos, existe una población estable de más o menos 35 000 000 (treinta y cinco millones) de cuyes, siendo el Perú el de mayor consumo y población de ellos, con un consumo anual de más de 65 000 000 (sesenta y cinco millones) de cuyes, producidos por una población más o menos estable de 22 000 000 (veintidós millones) de animales criados básicamente con sistemas de producción familiar. Dentro de la gastronomía peruana se encuentra al cuy de muchas formas ya sea cuy al horno, cuy chactado (frito en abundante aceite) acompañado de papas fritas o asadas y alguna salsa picante, pepián de cuy (guiso del propio cuy) acompañado con papas y arroz, chiri uchu (como parte del plato en sí), sopa de cuy, chicharrón de cuy, picante de cuy (en salsa de rocoto y culantro), entre muchos otros platos.
La población estimada de auto-consumo en Ecuador es de 15 000 000 (quince millones) de cabezas de cuy, algo muy inferior a la producción comercial, que se estima en 50 millones. En este país también se le puede consumir en forma de helado.
En Bolivia, en la zona andina del departamento de Nariño en Colombia, Ecuador y el Perú se crían razas de carne de este roedor para el consumo popular, utilizadas en diversas preparaciones culinarias en estos países. Gastrónomos famosos lo consideran un manjar.
La carne de cuy tiene un alto valor biológico, debido a que contiene los aminoácidos esenciales y ácidos grasos esenciales requeridos en la nutrición humana. Según las tablas peruanas de composición de alimentos 2017, elaborado por el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición del Instituto Nacional de Salud (INS) del Ministerio de Salud (Minsa), la carne de cuy contiene 78.1% de agua; 19% de proteína; 1.6% de grasa; 1.2% de minerales y 0.1% de carbohidratos totales y disponibles. Entre los minerales más importantes están el Calcio (29 miligramos), Fósforo (29 mg), Zinc (1.57 mg) y Hierro (1.9 mg). Asimismo, muestra el contenido de las principales vitaminas como la Tiamina (0.06 mg), Riboflavina (0.14 mg) y la Niacina (6.50 mg); así como el contenido de energía que alcanza las 96 kilocalorías (Kcal).
Hay dos razas principales de cuy para alimentación, además de varias líneas:
Se caracteriza por tener buena conformación cárnica, ser precoz (es decir, tiene un rápido crecimiento o engorde) y ser poco prolífica.
A los ocho meses, llega a los 2.6 kg (kilogramos) de peso. Se formó esta raza a partir de un programa de selección de 34 generaciones. Se caracteriza por tener buena conformación y ser prolífica, pero menos precoz que la raza Perú.
Se formó a partir de un programa de selección de 35 generaciones. Son de color blanco puro y de ojos negros.Se caracteriza por ser un promedio de las dos razas anteriores.Se formó a partir de un programa de selección de 43 generaciones.
Es un animal más forrajero y sus colores son amarillo o bayo con blanco.Cavia porcellus es un animal muy común para la experimentación en investigación biomédica, de ahí que la expresión cobaya o conejillo de Indias se utilice popularmente como sinónimo de objeto de experimentación.
Es utilizado ritualmente dentro de la medicina tradicional andina de Ecuador y Perú con la finalidad de «limpiar» y/o realizar un diagnóstico del problema de salud en el paciente. El roedor luego de ser frotado sobre el cuerpo del paciente muere El entierro ritual del cuy es parte de la ceremonia.
Asimismo, ha sido utilizado ancestralmente y tradicionalmente como ofrenda por diferentes culturas de los Andes. Existen registros bioarqueológicos de este uso ritual a partir de los 2500 a. C. en el Templo de las Manos Cruzadas de Kotosh en la región peruana de Huánuco.
La tómbola de cuyes es un juego muy popular en celebraciones y ferias en Perú. En este juego, el animal es colocado en el centro de una círculo de casitas numeradas. Luego, en el centro se le da vueltas al cuy que se encuentra dentro de una caja en el piso para marearlo. Al destapar la caja, el cuy se introducirá en una de las casitas numeradas. La persona que ha comprado el boleto con el mismo número de la casita en donde el cuy entró, es la ganadora.
Otra de las razones para la crianza de este roedor es para comercializarlo como animal de compañía.
En la actualidad se le cría cada vez más para tenerlo como mascota, al poder convivir con niños pequeños. Como tal se ha preferido el denominado cuy del tipo 3; es decir, las cobayas de pelo largo y lacio llamadas «cobayas de Angora». Aunque algunas especies de pelo corto también son preferidas como animal de compañía.
En español, Cavia porcellus recibe diversos nombres propios, según el país. En su zona de origen (Colombia, Ecuador y Perú) se le conoce como cuy (del quechua quwi), nombre onomatopéyico que aún lleva en algunas regiones de América del Sur. Principalmente en este continente, aunque también en México y América Central, existen varias formas surgidas a partir del nombre onomatopéyico quechua quwi, cuyi, cuyo, cuye, cuilo, cuis. En países del Caribe y Andalucía el nombre presenta variantes como acure, curí, curío, cury. En la Sierra Central del Perú en Huánuco, Áncash, Pasco y Junín se le conoce con el nombre de jaca o aca (del vocablo Quechua haka).
En España y en ciertas zonas de Hispanoamérica se emplean los nombres cobayo y cobaya, posiblemente derivados del idioma tupí sabúia. En muchos países, incluyendo los ya mencionados, recibe el nombre de conejillo de indias. En la región rioplatense suele ser llamado chanchito de Indias, mientras que en el resto de la Argentina se usan las palabran cuis o cobayo. En Puerto Rico se utiliza comúnmente el nombre güimo, y en Cuba es llamado curiel.
El nombre que la especie Cavia porcellus recibe en otros idiomas carece por completo de relación con el original.
El origen de todos estos nombres es difícil de explicar. La principal hipótesis para el nombre en inglés de guinea pig es que quizás los comerciantes alemanes e ingleses que lo llevaron a Europa regresaban por mar desde Guinea, lo que podría haber generado confusión con respecto al origen del animal. El término guinea se usaba con frecuencia en inglés para referirse generalmente a cualquier país lejano y desconocido, por lo que el nombre puede ser simplemente una referencia colorida a los orígenes exóticos del animal.
Otra hipótesis es que el nombre de los animales podría estar relacionado con la moneda «guinea», una moneda de oro inglesa. No obstante, esta hipótesis es insostenible, porque la guinea surgió por primera vez en Inglaterra en 1663, y William Harvey usó el término ginny-pig ya en 1653.
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