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Diablada



BoliviaFlag of Bolivia.svg Bolivia: Tradiciones cristianas,andinas y urus de Bolivia.

PerúFlag of Peru.svg Perú: Tradiciones pre hispanas aymaras y cristianas del Perú.

Diablada de Oruro
Diablada puneña

En Bolivia: Carnaval de Oruro
Festividad del Gran Poder (La Paz)
Festividad Virgen de Urkupiña (Cochabamba)
Fiesta de los Ch'utillos (Potosí)

En el Perú: Fiesta de la Candelaria (Puno)
Gran Entrada y Parada Universitaria (Puno)
Festividad del Tata Pancho (Yunguyo)
Gran Carnaval de Juliaca (Puno)

La diablada es una danza llamada así por la careta y el traje de diablo que usan los danzantes.[1]​ La danza representa el enfrentamiento[2]​ entre las fuerzas del bien y del mal, reuniendo tanto elementos propios de la religión católica introducida durante la presencia hispánica como los del ritual tradicional andino.[3]​ En la actualidad esta danza se practica en diversas regiones andinas y altiplánicas de América del Sur; occidente de Bolivia, sur del Perú y norte de Chile, además de fundarse agrupaciones de residentes bolivianos en Argentina,[4]Estados Unidos[5]​ y Austria.[6]​ Se aprecia principalmente en el Carnaval de Oruro en Bolivia, la Fiesta de la Candelaria en el Perú y en la Fiesta de La Tirana en Chile. El sentido de identidad patrimonial de esta danza es motivo de disputa.[7]

Las organizaciones culturales y gobierno de Bolivia consideran que otros países, al incluir esta danza como parte de su patrimonio cultural, estarían incurriendo en apropiación indebida del patrimonio cultural boliviano y consideran que la declaración del Carnaval de Oruro como una de las Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad daría a Bolivia y la ciudad de Oruro apoyo en este reclamo.[8]​ Tras esta declaración, la UNESCO[9]​ moderó el estudio del carnaval con historiadores y folcloristas.[8]​ El estudio del Carnaval de Oruro elaborado por este grupo incluye la teoría que la diablada tendría raíces en los rituales ancestrales realizados hace 2000 años por la civilización uru, quienes danzaban el Llama llama en la fiesta de Ito, en honor al dios Tiw, y que Oruro habría sido el principal centro religioso de esta cultura que se extendió en el altiplano andino.

El gobierno de Perú y sus investigadores consideran que la danza al tener sus orígenes en el altiplano andino no podría ser considerada patrimonio únicamente de un país. Consideran que esta tradición es producto de un proceso histórico que trasciende fronteras y es anterior a la conformación de los países actuales;[10]

El gobierno y las organizaciones culturales de Chile sostienen que la diablada es una danza boliviana y que la diablada en Chile proviene de Bolivia específicamente del Carnaval de Oruro y que llegó a Chile en el año 1952 cuando la Diablada Ferroviaria de Oruro fue invitada a la Fiesta de la Tirana. Ello dio impulso a la creación de la primera diablada en territorio chileno denominada Diablada los Siervos de María, conocida también como la Diablada del Goyo. Asimismo enfatizan que existen danzas de diablos en diferentes partes del continente americano que no son necesariamente diablada y que los españoles en su intención de cristianizar a los indígenas abarcaron diversas zonas geográficas, no solamente la zona andina o altiplánica. Así lo atestiguan los registros que antes de la llegada de la diablada de Oruro existieron en Chile los diablos sueltos.[11]

La postura de la UNESCO sobre cultura inmaterial dice: La Convención se centra en salvaguardar el patrimonio cultural e inmaterial y no en proteger legalmente manifestaciones concretas a través de derechos de propiedad intelectual, que a nivel internacional recae principalmente en el campo de la competencia de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Sin embargo la Convención señala, en su artículo 3, que sus disposiciones no pueden ser interpretadas para que afecten los derechos y obligaciones de los Estados Partes derivando de cualquier instrumento internacional relacionado con los derechos de propiedad intelectual. La aplicación de los derechos de propiedad intelectual con el marco legislativo actual no es satisfactoria cuando se trata de patrimonio cultural intangible. Principales dificultades están relacionadas con su evolución y la naturaleza compartida, así como al hecho de que a menudo es propiedad colectiva. [12]

«The Convention focuses on safeguarding the intangible cultural heritage – that is on ensuring its continuous recreation and transmission by identifying and defining the heritage itself – rather than on legally protecting specific manifestations through intellectual property rights, which at the international level falls mainly within the field of competence of the World Intellectual Property Organization. The Convention nevertheless states, in its Article 3, that its provisions may not be interpreted as affecting the rights and obligations of States Parties deriving from any international instrument related to intellectual property rights. Applying intellectual property rights with the current legislative framework is not satisfactory when dealing with intangible cultural heritage. Main difficulties are related to its evolving and shared nature as well as to the fact that it is often owned collectively. »[12]

La Declaratoria de Patrimonio de la Humanidad indica que: "La fiesta de Ito fue transformada en un ritual Cristiano, celebrado en la Candelaria (el 2 de febrero), y la tradicional llama llama o diablada, adoración al dios Uru, Tiw, llegó a ser el baile principal en el Carnaval de Oruro".[13]

«The Ito festival was transformed into a Christian ritual, celebrated on Candlemas (2 February). The traditional llama llama or diablada in worship of the Uru god Tiw became the main dance at the Carnival of Oruro.»[13]

La denominación nace y se consolida, en un proceso histórico de aceptación de la “Danza de diablos” de población Urus y Aymara en el altiplano andino de Perú y Bolivia, hacia toda la sociedad urbana donde las agrupaciones de “comparsas de diablos y/o diablillos” finalmente se llamarían “Diablada”. El proceso de cristianización en Juli comienza en 1534,[14][15][16]​ cuando llegan los frailes dominicos junto a fray Tomás de San Martín,[14][15][16]​ con la llegada de los misioneros jesuitas se logran obtener registros de una de las primeras manifestaciones de esta danza en 1577,[15][16]​ en la zona de Chucuito-Juli durante la etapa de cristianización,[14][15]​ según el investigador Ricardo Arbulú Vargas: «[…] Los primeros antecedentes de la danza de los diablos se remontan al siglo XVI, durante la catequización de los jesuitas en Juli».[14]​ En 1603, época colonial en el Virreinato del Perú, el jesuita Ludovico Bertonio registra en Juli y otros pueblos al Demoñuelo o Diablillo de las danzas de origen aymara “Saynata, Llamallama”[17]​ Asimismo, Diego González Holguín en su Vocabulario de la lengua general de todo el Perú llamada lengua quichua o del inca de 1608, registra al Enmascarado danzante "Saynata runa" y Los que hacen juegos o danzas disfrazados "llamallama Saynata"[18]​.

En época republicana, en el Perú se registra la "Comparsa musical de Sikus Mañazos de Puno" en 1892 con la particularidad de tener a los diablos como personaje principal en el baile y considerada la comparsa más antigua registrada.[19][20][21][22][23][24]​ Asimismo, años después en Bolivia nace la “Comparsa de Diablos Mañazos de Oruro” en 1904, con música, vestimenta, coreografía y trama definidas por el peruano Pedro Andres Corrales Flores Natural de Mañazo en Puno[25][26]​ Este periodo culmina y consolida con la fundación de nuevos grupos de Comparsas de Diablos a lo largo del siglo XX. En 1944, la comparsa de Diablos Mañazos cambia de denominación por Diablada.

Una primera teoría sugiere que esta danza derivaría de un ritual uru del siglo I d.C. denominado Llama llama en honor al dios Tiw en una ceremonia que se habría originado en el Collasuyo.[27][28]

Una segunda teoría,[29]​ expone que la diablada tendría como antecedente una danza[30]​ ritual realizada en las fiestas aimaras a la Pachamama.[31]

Para la declaración del carnaval de Oruro como una de las Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad el 18 de mayo de 2001, la UNESCO delegó a su embajador en Bolivia, Yves de La Goublaye de Ménorval, la tarea de moderar el proyecto y otorgó un formulario a las autoridades bolivianas para ser llenado en coordinación con historiadores y folcloristas. El documento elaborado por este grupo está basado en la teoría de que la diablada moderna, para los orureños, tendría raíces en los rituales ancestrales realizados hace 2000 años por la civilización uru.[8]​ El estudio hace referencia al dios llamado Tiw, quien era el protector de los urus en minas, lagos, ríos y, en el caso de Oruro (o Uru-uru), el dueño de cavernas y refugios rocosos. Los urus veneran a esta deidad mediante la danza de los diablos siendo el mismo Tiw el personaje principal, posteriormente este nombre fue hispanizado como Tío y, como producto del sincretismo, el Tiw fue representado como la figura de un diablo arrepentido de sus pecados convirtiéndose en devoto de la Virgen del Socavón[32][33]​ se incluye la teoría que la diablada se habría originado en rituales ancestrales realizados por la etnia uru.

Los urus se establecieron desde las costas del Pacífico hasta el altiplano andino, concentrándose en Paria, Orinoca, Coipasa y a las orillas de los lagos Titicaca en Puno, Poopó y Desaguadero hace más de 2000 años. Rendían culto al Tiw quien era el dios de todo lo creado, el protector de la naturaleza, de abrigos rocosos, cuevas, socavones, animales de caza y aves acuáticas. Tiw, era venerado en el Itwu (luego llamada Fiesta de Ytu), un ritual que se practicó en todas las zonas andinas pobladas por los urus.[28]

En el Perú, Fray Martín de Murúa, cura español doctrinero en Capachica y Huata, localidades a orillas del lago Titicaca en Puno, narra que la fiesta de Ytu o Yto fue observaba antes de 1590 en la península de Capachica en territorio de Puno en Perú, donde danzaban guacones y llama llama, un término que se incluye en el Vocabulario de la Lengua Aymara, publicado en 1603 por el jesuita italiano Ludovico Bertonio, pionero en el estudio del idioma aimara, durante los años de presencia jesuita en la región de Chucuito y los alrededores del Lago Titicaca en Puno, Perú, Bertonio estuvo en Juli durante 30 años, llegó en 1585 hasta 1615, luego en su vejez se retira a Arequipa y finalmente falleció en Lima.[34]​ Los habitantes aymaras al ver a los urus disfrazados los denominarían llama llama, nombrando así a los diablillos de las danzas. Igualmente el Vocabulario de la lengua general de todo el Perú llamada lengua quichua o del inca, 1608 del jesuita español Fray Diego Gonzáles Holguín menciona que los llama llama hacen juegos o danzas disfrazados con máscara[35]​ y menciona que en varias otras danzas también se encontraban los diablillos disfrazados. Guaman Poma indica que cada región del Tahuantinsuyo incaico tenía sus propias fiestas, como el Collasuyo que comprendía desde el Cusco al sur del Tahuantinsuyo, así que la fiesta de Ytu debió extenderse en todo el Collasuyo.[28][36]​ El cronista Pachacuti Yamqui describe el Llamallama como una danza para humillar a los enemigos y cuenta que Huáscar los utilizó en Poma Pampa[37]​ El Llama llama solía ser representado durante la fiesta de Ito tradicionalmente por los representantes de la región conocida como Collasuyo.[28][38]

Asimismo, las crónicas de 1589 de José de Acosta mencionan que durante el Corpus Christi realizado en Cuzco se realizaba disimuladamente la fiesta de Itu, sería la fuente documental más antigua del llama llama o diablillo enmascarado, registrado como danzas del Collasuyo también en las fiestas del Inti Raymi.[39]

Con la evangelización los urus continuaron sus celebraciones y escondiéndose de la inquisición agustina, continuaron sus tradiciones en islas y páramos. La presencia de la cultura occidental produjo un singular sincretismo religioso en virtud de la cual detrás del Huari (Wari) andino, sintetizado en el Tío, quedó el diablo universal, quien arrepentido de sus pecados se convirtió en devoto la Virgen. Una orden emitida a los caciques y sus pueblos en 1615, indicaba que los danzantes del saynata, llama llama y otras danzas, debían realizar ssu celebración frente al Santísimo Sacramento, la Virgen María y todas las fiestas de la iglesia católica; ya que los nativos anteriormente lo hacían frente a sus dioses, llamados demonios por los españoles.[40][41]

Para los investigadores de Bolivia, si bien los urus practicaron el rito del Ytu a lo largo de toda la zona andina, particularmente a lo largo de la centro andina, el centro ritual de adoración desde sus orígenes hasta sus horas finales, habría sido Oruro. Las festividades nativas fueron prohibidas durante el virreinato del Perú con la excepción de Oruro, la cual contaba con ciertos privilegios y las autoridades coloniales permitían que las festividades persistan en este importante centro minero del siglo XVI, adaptándose posteriormente a las tradiciones cristianas entre Carnestolendas y Corpus Christi transformándose en el Carnaval de Oruro a lo largo de los siglos, donde se habría originado la Danza de los Diablos o Diablada.[28]​ Una leyenda cuenta la historia la deidad ctónica Wari que en la lengua uru significa alma (en uru, hahuari).[42]​ Él, tras escuchar que los urus estarían venerando a Pachacamaj, representado por Inti, desencadenó su venganza enviando plagas de hormigas, lagartos, sapos y serpientes, animales considerados sagrados en la mitología uru.[43]​ Pero los urus fueron protegidos por la Ñusta quien adoptó la figura de un cóndor, derrotando a las criaturas petrificándolas convirtiéndose en colinas sagradas en los cuatro puntos cardinales presentes en Oruro formando lo que se conoce como la "Sagrada serranía de los urus" un anfiteatro natural que se convirtió en un centro de peregrinación con dones sacralizados como deidades protectoras, denominadas Wakas, Apus o Achachilas.[44]

La Teoría de esta manifestación sería la fiesta del ciclo agrario de siembra y cosecha en honor a la Pachamama. La Pachamama es una divinidad protectora que representa a la Tierra y la naturaleza y favorece la fecundidad y la fertilidad.[45]

En la cosmovisión aimara Alajpacha es el mundo de arriba, Manqapacha o Uku Pacha el mundo de abajo, y Akapacha el mundo donde viven los aymaras. El Ukupacha es el mundo de los muertos y de la oscuridad. Cuando mueren los andinos regresan a la Pachamama por la boca de los volcanes donde se reincorpora el hijo muerto al seno de la madre Tierra para reencarnarse en otro ser. En el Ukupacha habitan los Anchanchus, los cuales son dueños de la minas y al cual debe pedirse permiso para explotar una mina. Una leyenda narra que el Anchanchu tiene nariz de cerdo y cuernos de becerro; y otras veces se presenta como un viejito que ofrece tesoros. Para vivir en armonía entre el mundo de arriba y el abajo, los aymaras también deben agradecer a la tierra mediante ofrendas y pagos a la Pachamama.[46]​ La danza se vincularía con el mito del Anchanchu,[47]​ una deidad del folclore aimara,[48]​ nombrándose a veces la Danza del Anchanchu.

El padre Ludovico Bertonio en su vocabulario aimara, registra la aparición del diablo, como demoñuelos o diablillos de las danzas, en varias expresiones coreográficas andinas y con diversas denominaciones llamándose: Suxu, sankatilla, kulun kulun, saynata, llama llama, jächuku. Estos danzantes estaban esmascarados, así Sankatillachasiña significaba enmascararse o vestirse como espantajo o demonio.[49]​ Las máscaras se cree que son variantes de imágenes religiosas más antiguas como el dios Chavin de la Piedra Raymondi o el dios Wiracocha representado en la Puerta del Sol por los habitantes de Tiahuanaco; y así siguen danzando los dioses andinos adorados en la antigüedad americana.[50]

Con la llegada de la religión católica vinieron los conceptos de cielo e infierno, el primero poblado de ángeles y arcángeles y el segundo poblado de demonios y diablos. Los evangelizadores encontraron el Alajpacha y el Ukupacha los cuales se superponieron al cielo e infierno, intentando convertir el Ukupacha en un lugar absolutamente malo. Sin un real infierno en la cosmovisión andina, el diablo se convierte en un ser gracioso y juguetón. Para venerar tanto a los santos católicos como a los antiguos dioses nativos, el sicretismo tradujo la Pachamama a las diversas advocaciones de la Virgen María a quien los quechuas le llamaron "mamacha" y los aymaras "mamita". Y el Anchanchu, el dueño de las minas que habita en el mundo inferior se convirtió en el diablo occidental.[51]

En Oruro: Los aymaras desde que se establecieron en el altiplano se hicieron agricultores y tenían tres tiempos climáticos (El lluvioso, frío y seco). A nivel festivo y ritual, existen diversas manifestaciones que acompañan a cada uno de estos momentos críticos de cambio estacional. Así por ejemplo al primer periodo lluvioso o jallupacha, corresponden los rituales de noviembre relacionado con el culto a los muertos en "Todo Santos", periodo que se extiende hasta febrero, donde culmina con otro tiempo crítico de transición del clima, de las lluvias al frío. Durante este periodo lluvioso las ofrendas y otros festejos relacionados con la fertilidad son constantes, manteniéndose más contacto con los seres poderosos de generadores de vida.[52]

El carnaval de Oruro parte de esta estructura temporal del altiplano. La fiesta en general, es un proceso en el tiempo íntimamente ligado con la estación lluviosa (noviembre una semana después de todos santos día de los muertos con el primer convite, hasta febrero). Los muertos significan la generación de la vida, ya que están vinculados con un periodo decisivo para la producción: De las lluvias. Algunos datos coloniales tratados por Van Den Verg, muestran que, en esos tiempos, los nativos sacaban a sus muertos de sus tumbas (del subsuelo) con el propósito de invocar lluvias en complejos rituales que los evangelizadores trataron de erradicar reemplazándolos por procesiones con la Virgen María (1998). Un ejemplo de esto pasó en la región de Corque en el departamento de Oruro donde los campesinos preocupados por el retraso de las lluvias pidieron al sacerdote del lugar que deje salir a la Virgen.[53]

Los muertos aparecen asociados a los achachilas de la siguiente manera: Los hombres al morir pertenecen al mundo del Achachila, con el transcurrir de los años podrán ser un protector más de los vivientes.Los muertos llegan a ser los mediadores de dichos ritos, es decir que los vivientes se comunican con los achachilas a través de los muertos. Solo una entidad sagrada principal del mundo "pagano" podía ser reemplazada por otra cristiana de igual importancia.[54]

Sin embargo el hecho de que la iglesia haya prohibido sacar a los muertos de sus tumbas, no significa la ausencia de estos en los ritos para la lluvia. Los muertos continúan presentes pero de una forma diferente de representación: Como "Diablos" (Mineros salidos del subsuelo para rendir honor a la Virgen (achachila). Solo así la estructura se complementa en el marco colonial; estableciendo la relación diablos.

Los diablos (en su caso el tío de la mina wari) surgieron para reemplazar a los muertos dentro la estructura de tales rituales cumpliendo los mismos roles mediadores de esta estructura sagrada.[55]

El estudio de la diablada de 1961 de la historiadora y etnomusicóloga Julia Elena Fortún titulado: La danza de los diablos, se sugiere una relación entre la diablada y dos danzas de la región de Cataluña denominadas Ball de diables y la otra Els sets pecats capitals; y más específicamente con los elementos utilizados en las localidades de Penedès y Tarragona.[56][57]

El Ball de diables tiene sus orígenes en un entremés del siglo XII que representaba la lucha entre el bien y el mal donde la figura del Arcángel Miguel y sus ángeles batallaron con las fuerzas del mal representado por Lucifer y sus demonios. Este acto fue representado durante el banquete de bodas del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV y la princesa Petronila, hija del rey de Aragón y Cataluña en el año 1150.[57]

Las danzas tradicionales y obras cortas representadas durante la celebración del Corpus Christi en España fueron adoptadas por la iglesia cristiana para enseñar sus doctrinas a los nativos; sus festividades fueron readaptadas al nuevo calendario y sus deidades fueron redefinidas adquiriendo formas demoníacas representando al mal luchando en contra del poder divino. El Ball de diables fue la danza más adecuada para este propósito. La imagen del mal en la representación medieval del diablo traspasó el Atlántico.

Con el Ball de diables catalán se identificarían diversas danzas latinoamericanas que contienen elementos similares como: la diablada de Oruro, Baile de Diablos de Cobán en Guatemala, Danza de los diablicos de Túcume[57]​ y los Diablos de Puno en el Perú[58]

La diablada de Oruro representa el relato de la lucha del Arcángel San Miguel y Lucifer, la diablesa China Supay y diablos acompañándolos. Ruis i Mercade sugiere que habría sido éste el relato presentado por el párroco Ladislao Montealegre de la ciudad de Oruro en 1818 inspirado el la danza catalana.[57]​ La diablada de Puno tiene semejanzas en su concepción parateatral y en sus orígenes religiosos, donde la fiesta, la máscara, las paradas y las vírgenes van perdiendo su sentido sacralizante.[58]

Julia Elena Fortún, a diferencia de otros historiadores no está de acuerdo con considerar a la diablada como un producto de la introducción de los autos sacramentales en los Andes, ya que entre los autos sacramentales estudiados por ella, la temática del diablo y sus tentaciones no está contemplada mientras que el relato de la danza catalana se asemejaría al de la diablada.[59]

Los autos sacramentales son una pieza teatral religiosa que se representaba en Europa entre los siglos XVI y XVIII. Con la evangelización del nuevo mundo, llegaron los sacerdotes quienes adoctrinaban sobre la religión católica a los habitantes andinos.[60]​ El cronista Inca Garcilaso de la Vega en los Comentarios Reales de los Incas indica que la representación del Capítulo 3 del Génesis se realizó en Juli, en Potosí el diálogo de la fe, en Cuzco el diálogo del niño Jesús y otro en la Ciudad de los Reyes.[61][62]

En 1577, los jesuitas se establecieron en Juli, Puno, y en los días festivos, se realizaban funciones teatrales a los que ya estaban acostumbrados los aymaras y se presentaban comedias y autos sacramentales.[63]​ El Dr. Ricardo Arbulú indica que en una carta del padre Diego González Holguín a su superior, los jesuitas en su misión en Juli, enseñaron a los nativos, un canto-danza sobre los siete pecados capitales y como los ángeles vencen a los demonios, para cristianizar a los habitantes de la zona. Juli fue conocida como "La Roma de las Indias".[64]​ Juli es uno de los centros culturales desde donde se difunde la figura del diablo[65]​Ancianos aymaras exponen como se regocigan por la batalla entre arcángeles y demonios. El mito narra como el Padre Jesucristo dominaba el reino del bien y su hijo Supaya fue contaminado por el mal. La lucha terminó cuando Supaya vence al Padre, nivelándose las fuerzas entre ambos. Por ello danzan, festejando cuando se equilibraron las fuerzas porque fue el momento en que el mundo empezó a avanzar.[66]

La doctrina de Juli, dependió del obispado de Chuquisaca hasta 1605 cuando pasó a depender de La Paz. Situada en la región del lago Titicaca comprendía el pueblo de Juli y un centenar de aldeas que abarcaba las actuales provincias de Chucuito en Perú e Ingavi en Bolivia. En 1534, durante el periodo colonizador, los sacerdotes de la orden de Santo Domingo fueron los primeros en llegar por territorio juleño. En 1576 llegan los misioneros Jesuitas, quienes dieron jerarquía, autoridad y mayor esplendor a Juli hasta su expulsión en 1737.[67]​ La importancia del pueblo para la evangelización de miles de nativos del Titicaca, fue consolidado con la construcción de cuatro templos, entre 1565 y 1607 (San Juan de Letrán, Santa Cruz de Jerusalén, Asunción y San Pedro) que le ha valido a Juli la denominación de “Roma de América”.

Entre 1550 y 1650, fue paso obligado de miles de nativos Quechuas, Aymaras, Puquinas y Uros que se dirigían a las minas de Potosí, por eso, los domingos escuchaban misa al aire libre, seguida de cantos y luego un desfile de todos los ayllus en la plaza. En los días festivos esta ceremonia se completaba con funciones teatrales, a las cuales ya estaban acostumbrados los aymaras, representándose diálogos, comedias y Auto sacramentales.[60]

Durante los tiempos de la colonia española en la región, a partir del siglo XV hasta la primera mitad del siglo XIX, las antiguas creencias andinas fueron mezcladas con las nuevas tradiciones cristianas. Las tradiciones adoptaron nueva iconografía y las celebraciones adoptaron un nuevo significado durante las rebeliones indígenas contra el gobierno colonial a finales del siglo XVIII.

Solicitados por el encomendero de Paria, Lorenzo de Aldana, los padres agustinos vinieron desde España y se dedicaron a la evangelización del Altiplano. Sus primeras llegadas son en Challacollo, Paria, Toledo (en Oruro) y Capinota (en Cochabamba) en 1559. El encomendero de Paria, Lorenzo de Aldana, había creado un Mayorazgo o fundación benéfica a favor de la religión y de los indígenas encomendados a él, Aldana muere en el 1573, diez años antes que Francisco Tito Yupanqui tallara, en 1583, la Imagen de la Candelaria para el santuario de Copacabana, igualmente confiado a los agustinos en 1588. Aldana había nacido en 1508 en Extremadura, en la ciudad de Cáceres, donde era grande la devoción a la Virgen de la Candelaria.[68]

Los agustinos traían una fuerte devoción mariana desde España, donde la fiesta de la Candelaria se había establecido ya en el siglo XI como una de las cuatro principales fiestas marianas. Saliendo de España, habían tocado como último puerto, antes de cruzar el océano, Tenerife, en las Islas Canarias, donde existía un Santuario dedicado a la Virgen de la Candelaria. De ahí la devoción a la Candelaria “se había popularizado especialmente entre los marineros que la tomaron como abogada y la izaron al lado de los timones en las procelosas travesías hacia América.[68]

En Oruro existe un santuario en honor a la Virgen del Socavón (nombre dado a la Virgen de la Candelaria en Oruro) quien era venerada originalmente el 2 de febrero, pero esta fecha se desplazó a las fechas del carnaval en esta ciudad durante el periodo de independencia boliviana.[69]

La imagen de la Virgen de la Candelaria registra su presencia entre 1550-1600 período en que fue pintado sobre yeso en un muro de adobe de una ermita en las faldas del cerro conocido como “Pie de Gallo” en Oruro, el fresco de la Sagrada Imagen de la Virgen Candelaria, también llamada Nuestra Señora del Socavón,[70]​ luego se expandió a lo largo de los Andes llegando a Copacabana y más tarde a Puno.

Existe una leyenda que cuenta que durante el sábado de carnaval del año 1789 un bandido llamado Anselmo Bellarmino conocido como el Nina-Nina o Chiru-Chiru fue mortalmente herido en una pelea callejera y antes de morir él fue confrontado por la Virgen de la Candelaria.[71]​ Algunas versiones dicen que él solía adorar a una imagen de tamaño natural de la Virgen pintada en una pared de una casa abandonada, otros dicen que esta pintura apareció milagrosamente en la casa del bandido tras su muerte, también se dice que el cura Carlos Borromeo Mantilla escuchó la confesión de Anselmo Belardino quien confesó haber raptado a Lorenza Chuquiamo, en la confesión declaró haber sido socorrido por una joven que prendía dos cirios en la cima de cerro Pie de Gallo.[72]​ Esta leyenda concluye con el relato de una tropa de diablos danzando en honor a la Virgen durante el carnaval del año siguiente. El santuario presente en Oruro fue completado para el año 1891.[69]

El investigador Max Harris,[73]​ considera que leyenda del Chiru-Chiru estaría relacionada con la rebelión de Túpac Amaru II que se expandió a Oruro que inició el 10 de febrero. El 15 de febrero la ciudad de Oruro ya estaba ocupada por una alianza de criollos e indígenas, quienes respetaron a las iglesias y al clérigo, procesando solo a los descendientes directos de españoles. Procesiones religiosas compartieron su espacio con desfiles seculares, europeos y criollos se disfrazaban como indígenas. Para el 19 de febrero la gente en la ciudad, a pesar del conflicto continuó celebrando, y durante carnaval: el 24 de febrero.

Para el año 1784 era ya costumbre regocijar, bailar, jugar y formar comparsas para el carnaval de Oruro.[69]​ Según las creencias de los revolucionarios, la Virgen del Socavón habría tolerado a las deidades indígenas o "demonios" y, según Harris, para 1790 los mineros de Oruro habrían movido la celebración de la Candelaria para carnaval y habrían añadido a los dioses indígenas, enmascarados como diablos cristianos, a las festividades.[69]​ En 1818 el párroco de Oruro, Ladislao Montealegre, escribió la obra Narrativa de los siete pecados capitales, donde se habría presentado elementos del Ball de diables catalán como ser la diablesa, y en donde el diablo lidera a los siete pecados capitales en batalla en contra de las virtudes opuestas y un ángel. Montealegre podría haber querido representar la amenaza de la rebelión y el contexto histórico con esta obra.[69]

Actualmente, dos de las comparsas de diablada y la calle desde la cual el desfile comienza el carnaval de Oruro recibieron sus nombres en honor a Sebastián Pagador, uno de los héroes criollos de la revuelta. La plaza principal que está en la ruta del carnaval hacia el santuario de la Virgen del Socavón se denomina Plaza 10 de febrero recordando la fecha de la rebelión.[69]

La uniformidad de los trajes trajo consigo la innovación coreográfica, con la diagramación de pasos, movimientos y el diseño de figuras que no solo están preparadas para ser escenificadas en espacios abiertos, como ser avenidas, calles y plazas; sino también para el teatro o el coliseo.

Al inicio de la comparsa están Lucifer y Satanás con varias China Supay o diablescas. Le siguen los pecados La Soberbia, La Avaricia, La Lujuria, La Ira, La Gula, La Envidia, y La Pereza y después una tropa de diablos. Todos ellos están dirigidos por Arcángel San Miguel, con blusa de seda blanca, falda corta, espada y escudo.[74]

La coreografía tiene tres versiones, tomadas del Carnaval de Oruro, cada una conformada por siete movimientos.[75]

Introducción, el paseo del diablo: Los diablos en la columna izquierda comienzan el movimiento mientras que los de la columna derecha los siguen. Lucifer y Satanás son llamados "reyes", ellos son colocados detrás seguidos por el ángel y la China Supay y la banda al lado derecho detrás de la columna de diablos. Los reyes rompen la formación seguidos por los diablos y el cóndor y el oso quienes permanecen en el medio. Luego el ángel y la China Supay avanzan pasando a quienes se encuentran al medio por un costado.

Estas versiones fueron creadas e interpretadas por la comparsa Fraternidad Artística y Cultural La Diablada, quien a partir de 1944 se instruyo uniformar los trajes, coreografías e instituir el traje de ensayo.[75]

La música que acompaña a la danza de la Diablada:

De manera sencilla apelamos a la historia para tomar en cuenta primordialmente el estilo de la música generada y difundida durante el periodo del renacimiento y el barroco (Siglos XV, XVI, XVII) en Europa y que posteriormente se difundió en el nuevo mundo al igual que otras manifestaciones artísticas de ese periodo, por ejemplo la arquitectura, la disciplina que dio lugar en los siglos siguientes al barroco mestizo, ahí están, probando aquello, las portadas, altares y retablos de muchos templos y capillas en territorio boliviano, en ellos se muestra de manera casi permanente la figura del arcángel Miguel con el clásico atuendo del "soldado romano" tan típico de ese periodo y que con la imposición de la iglesia aun en nuestros días, pervive el atavió inconfundible de Miguel el Arcángel "guía" de la comparsa de diablos.[76]

En la música, de manera muy especial la corriente renacentista también dio lugar a la aparición de melodías renacentistas y posteriormente barrocas con cierto "sabor " a nativismo, como por ejemplo las obras encontradas por el Maestro Carlos Seoane en el "Archivo Nacional de la República de Bolivia" intituladas Hanajpacha kusikuynin, Q'ochua la Pachamama el indio canta alegría(Juan Pérez Bocanegra - 1631). que hoy forman parte del repertorio nacional en cuanto a obras corales se refiere."Partiturita del Hanaj Pacha Cusicuynin. Q'ochua, La pachamama y el Indio Canta Alegría".

Existe una melodía de aquel estilo y de ese periodo ejecutada en nuestros días de dos maneras diferentes, una por una tropa de sicus participantes del carnaval de Oruro y otra por el grupo especializado en música renacentista y barroca "Ensemble ad libitum"; el tema es conocido como "Fiestas en la Villa de San Felipe", y probablemente haya sido tocada en los festejos de la fundación de la ciudad en 1606. "Partiturita "Fiestas en la Villa de San Felipe". En esta pieza musical existe una inconfundible similitud con una de las piezas de las Diabladas más antiguas: utilizada como leit motiv del "Déjame" de las fiestas de prestes o pasantes en nuestro pueblo. Con motivo del Centenario de la "Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro" el 2004 se recopiló y se transcribió la melodía de las diez diabladas más antiguas existentes del acervo orureño, pequeño álbum que fue entregado al Viceministro de cultura Lic. Fernando Cajias. Dicho álbum pertenece hoy al archivo Nacional de Bolivia en la Capital de la República.[77]

La música asociada a la danza tiene dos partes: la primera que es conocida como la marcha y la segunda llamada la mecapaqueña del diablo, algunas comparsas tocan sólo la primera melodía o comienzan con la mecapaqueña en el cuarto movimiento (de a cuatro).[75]​ A partir de la segunda mitad del siglo XX el "diálogo", es omitido concentrándose únicamente en la danza.[78]

En Puno, de phusiris o sikuris o de bandas de músicos, está compuesta de melodías originales del Altiplano del Collao. Durante las primeras décadas del siglo XX eran de autores anónimos.[79]

En Oruro, Bolivia se crearon los primeros temas de diablada desde la colonia hasta la actualidad, en esta zona geográfica es donde se han desarrollado los bordados, las máscaras y se han complejizado los pasos y las coreografías.

La diablada nacida en Oruro tiene sus antecedentes más remotos en la época precolombina, la danza del “llama llama”, danza que la posterior lengua aimara consagró irónicamente a la danza de los Urus disfrazados de Diablos, registrado por Ludovico Bertonio. Con la llegada de los españoles a esta región en 1535 y los Agustinos en 1559 con la Virgen Candelaria, se empieza a producir una transculturización de religiones y culturas.

El proceso de desarrollo etnohistórico del disfraz y la danza de la diablada se enmarca en tres periodos, según el documento del Carnaval de Oruro enviado a la Unesco:

La iconografía presente en los trajes y las máscaras actuales como la serpiente, sapo, lagarto, cóndor y hormigas respondería a la Sagrada serranía de los Urus con la creencia de que si Wari no los hubiese protegido aquellas criaturas los hubiesen destruido. En la leyenda, Wari, una vez que estas criaturas fueron petrificadas por la Ñusta Incaica (Hoy Virgen del Socavón), se retiró a las profundidades de las montañas.[80]​ Hoy estas deidades urus fueron transfiguradas en dragones durante el proceso de evolución de la danza.

En la época precolombina, el periodo del culto a la muerte comenzaba en noviembre hasta febrero junto con el tiempo de la cosecha, los conquistadores hicieron esfuerzos para coincidir el calendario andino con sus festividades, tales como el Carnaval de Oruro, que se inicia en noviembre con el primer convite al santuario del socavón y termina en febrero con la "Entrada" de peregrinación y domingo de tentaciones con challas en las serranías del sapo, víbora, cóndor y las hormigas.[80]​ Y con la guerra de la independencia boliviana la entrada fue movida al carnaval.[69]​ Para el siglo XIX, la tradición tenía raíces profundas con la minería y la devoción a la Virgen del Socavón y, como fue reportado en los periódicos de la época, los bailarines hacían ofrendas a los pies de la Virgen tras la procesión. En un principio era considerada una costumbre netamente de la clase trabajadora pero para finales del siglo XIX y principios del XX, la tradición fue popularizada llegando a todos los grupos de la sociedad orureña.[81]

En Bolivia se maneja con documentos históricos el argumento, de que la diablada nació en Oruro, los viajes que realizaron los conjuntos del Carnaval de Oruro desde inicios del siglo XX a los países vecinos, como Perú y Chile habrían influenciado provocando la fundación de agrupaciones parecidas al conocer esta danza con su música, vestimenta y trama definidas. Suplantando tal vez así las danzas de diablos propios de estas regiones influenciadas.

En Perú, la banda de Pedro Pablo Corrales viajó a Puno en 1918 contratada por la comparsa Los Vaporinos.[82]​ Y en 1962 nace la primera diablada denominada "Tradicional Diablada Porteño".[83]​ La agrupación de "Sicuris del barrio mañazo" de 1892 nace como un grupo de música autóctona según su acta de fundación.

En Chile, en 1956 la comparsa Diablada Ferroviaria de Oruro fue invitada a participar de la Fiesta de La Tirana siendo el chileno, Gregorio Órdenes, inspirado para formar la primera comparsa chilena de diablada, Primera Diablada Servidores Virgen del Carmen, en Iquique.[84]​ A 2015 fueron fundadas comparsas en varios países como, Argentina,[4]Estados Unidos[5]​ y Austria por los residentes Bolivianos.[6]

En el año 2001, el Carnaval de Oruro fue declarado como una de las Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad donde la diablada junto con otras 19 danzas fueron registradas como parte de la festividad.[27]​ Y en el año 2004 la comparsa Gran Tradicional y Auténtica Diablada Oruro en su primer siglo de vida recibió el Cóndor de los Andes, la más alta distinción otorgada por el gobierno Boliviano.[85]​También recibieron la "Medalla del Vaticano" enviado por el "Papa Juan Pablo II" a los 100 años de la fraternidad.

Después de la Guerra del Pacífico, Chile se anexa el Departamento de Tarapacá, donde los obreros aimaras celebraban la Fiesta de La Tirana. En 1910 es incorporado al calendario de festividades de Chile la Fiesta de La Tirana y las cofradías del Perú y Bolivia fueron desplazadas.[86]

Acerca de las investigaciones realizadas en Chile sobre la Diablada, Iquique Tv presentó un documental sobre su origen el año 2010, afirmando que la danza tiene sus raíces en los mineros de Oruro, Bolivia. La inserción de la danza en la fiesta de la Tirana se dio a mediados del siglo pasado.[87]

En 1956, Gregorio Órdenes fundó el primer baile chileno con honor a la Virgen del Carmen de la Tirana con el nombre de Primera Diablada de Chile "Servidores Virgen del Carmen" en Iquique, situada en el casco norte antiguo de la ciudad, después de la visita de la Diablada Ferroviaria de Oruro a la Fiesta de la Tirana.[84]

El santuario de la Virgen del Carmen fue construido en la región en el año 1540 y desde aquel entonces, el festiva es hecho en su honor en esa localidad con diferentes danzas.[88]

En el Perú existen muchas danzas con participación de los diablos como: Los Saqras en el Cuzco, El Son de los diablos en Lima, los Diablitos de Jayanca en Lambayeque, los Diáblicos de Bernal en Piura, los Diablos de Huanchaco, los Diablos de Mochumí. Con el nombre de "Diablada Puneña" se conoce a la danzada en Puno. Otras danzas también incluyen al ángel como en el Chatripuli, donde viste con alas, faldón y espada. Puli en aimara significa "ángel".[89]

La diablada en Puno tendría sus antecedentes[29]​ en danzas[30]​ rituales realizadas en las fiestas aimaras a la Pachamama[31]​ La Diablada Puneña es ejecutada por sicu-morenos al son de huaynos sincopados, que muestra rituales ancestrales donde los anchanchos y chullchuquis (diablos) conviven con los hombres en torno a la Pachamama.[90]

En 1577, los jesuitas se establecieron en Juli, Puno, y en los días festivos, se realizaban funciones teatrales a los que ya estaban acostumbrados los aymaras y se presentaban comedias y autos sacramentales.[91]​ El Dr. Ricardo Arbulú indica que en una carta del padre Diego González Holguín a su superior, los jesuitas en su misión en Juli, enseñaron a los nativos, un canto-danza sobre los siete pecados capitales y como los ángeles vencen a los demonios, para cristianizar a los habitantes de la zona. Juli fue conocida como "La Roma de las Indias".[92]​ Juli es uno de los centros culturales desde donde se difunde la figura del diablo[93]

Los Sicuris del Barrio Mañazo son un grupo de música autóctona[94]​ tradicional de Puno fundado en 1892, posteriormente en 1909 se crea los Sicuris Juventud Obrera en la misma localidad.;[95]​como otro grupo de música autóctona;[96]​ los sicu-morenos tocan sicus, bombo, tambor redoblante, platillos y triángulo, ejecutando huaynos sincopados, al ritmo de morenos, diablos y chinas. La Diablada puneña ejecutada con nuevos instrumentos de bronce nace en el año 1962 con el nombre de "Tradicional Diablada Porteño [83]​ seguida de la Asociación Folklórica Espectacular Diablada Bellavista en 1963[83]​ formándose más agrupaciones con el tiempo; en la versión puneña "Tipo Antiguo" se mantienen personajes, denominados "Figuras", como "El viejito", "El piel roja", "El mexicano", y otros captados, como los anteriores del cine, en la representación de animales se incluyen al gorila, oso, león y otros cuadrúpedos de la fauna tropical.[90]​ En la versión tipo actual los principales personajes son el arcángel Miguel, Lucifer, Cholitas aymaras, Chinas Diablas, entre otros. Ambos elementos persisten hasta el día de hoy "Tipo Antiguo" con los sikuris del barrio Mañazo como máximo representante y el "Tipo actual" representado por la Espectacular Diablada Bellavista.

Enrique Cuentas Ormachea en su libro "Presencia de Puno en la cultura popular" de 1995, citando una nota de Víctor Villar Nolasco en el diario Los Andes de Puno, sugiere que la primera vez que la Diablada fue presentada en la ciudad de Puno durante la fiesta de la Candelaria fue el 2 de febrero de 1918; y habría estado a cargo del conjunto Los Vaporinos conformado por un grupo de trabajadores de la Peruvian Corp. que operaba en el Lago Titicaca, quienes alquilaron los trajes y músicos en Bolivia al peruano Pedro Pablo Corrales Natural de Mañazo conocido como maestro y fundador en 1904, de la primera comparsa de Diablada en Oruro:

Desde esa fecha la diablada puneña está ligada a la fiesta de la Candelaria, desde 1922 hasta 1965, sufrió una transformación que se debió a que las limitaciones económicas del grupo de Vaporinos, que introdujo la primera diablada de estilo orureño, no les permitió sufragar los costos de alquiler de una banda de músicos, retomando la comparsa de diablos con siku de Mañazo, fundado en 1892 y con el acompañamiento de sicumorenos o zampoñeros que constaba de sicus o zampoñas, bombo, tarola o redoblante, platillos y triángulo y al ritmo de huaynos sincopado, bailaban diablos caporales, diablos menores, chinas diablas y otros personajes.[90]​ Asimismo la música en Puno sufrió una variación cuando un oficial de la policía propuso acelerar el ritmo de la banda.[97]

Esta iconografía fue adoptada en Puno durante la fiesta de la Candelaria, en las primeras etapas cada danzante confeccionaba su propia máscara que no eran uniformes. Hacia 1950 las máscaras procedían del taller del mascarero boliviano Antonio Vizcarra, quien copiaba los modelos de máscaras tibetanas de la revista de la National Geographic.[97]​ Desde 1956, los puneños Alberto y Ramón Velásquez incursionaron en la confección de máscaras y este arte siguió caminos distintos a los talleres bolivianos.[90]​ Las máscaras puneñas también utilizan hormigas, lagartos, sapos y serpientes, con algunas diferencias. La principal es el color de las máscaras, la danza puneña contiene dos nuevos personajes, el Anchanchu dorado y el Anchanchu de plata. Estos personajes llevan máscaras doradas o plateadas de color entero.

La escritora boliviana Julia Elena Fortún quien habría dedicado un libro al estudio de esta danza en 1961 la describe basada en un trabajo de investigación propio durante el Carnaval de Oruro de febrero de 1953 donde coincide con el escritor peruano Cuentas Ormachea sobre la fecha en que Pedro Pablo Corrales llevaría esta danza a Puno, Perú. Dice así:

En 1982 el escritor peruano Manuel Acosta Ojeda coincidiendo con Cuentas Ormachea sugiere que la comparsa de diablos de Puno no es igual a la comparsa de diablos que arribaron en 1918 de Oruro a Puno[98]​:

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