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Doppelgänger



Doppelgänger (Acerca de este sonido [ˈdɔpəlˌɡɛŋɐ] ) es el vocablo alemán para definir el doble fantasmagórico o sosias malvado de una persona viva. La palabra proviene de doppel, que significa «doble» y gänger: «andante». Su forma más antigua, acuñada por el novelista Jean Paul en 1796, es Doppeltgänger, 'el que camina al lado'.[1]​ El término se utiliza para designar a cualquier doble de una persona, comúnmente en referencia al «gemelo malvado» o al fenómeno de la bilocación.

Los Doppelgänger aparecen en varias obras literarias de ciencia ficción y literatura fantástica, en las cuales son un tipo de metamorfo que imita a una persona o especie en particular.

En las leyendas nórdicas y germánicas, ver el propio Doppelgänger es un augurio de muerte.[2]​ Un Doppelgänger visto por amigos o parientes de una persona puede a veces traer mala suerte, ser un mal augurio o una indicación de una enfermedad o un problema de salud inminentes. Según escribió el dramaturgo sueco Strindberg: «El que ve a su doble es que va a morir».[3]

Mario Praz conecta con la figura del doble otras populares en el folclore, como el hombre lobo o la muchacha hermosa que oculta en su interior una serpiente o demonio (lamia).[4]Claude Lecouteux explora estas y otras conexiones (hadas, brujas, hombres lobo) en su libro sobre la figura del doble en la Edad Media.[5]

En la literatura anterior al Romanticismo el tema del doble aparece prefigurado en el tema del sosias o de los gemelos, utilizado para lograr un efecto cómico en obras como las comedias sobre Anfitrión de Plauto o Molière, o La comedia de las equivocaciones de Shakespeare. También aparece en la mitología: Zeus toma la apariencia de Anfitrión para unirse a Alcmena, y otro tanto hace Uther Pendragon, convirtiéndose en un doble del marido de Igraine para yacer con esta.

El romanticismo se interesa por el fenómeno del doble como materialización del lado oscuro y misterioso del ser humano (lo que Jung llamará “la sombra”). Mario Praz sugiere que cuando el público llama Frankenstein a la criatura del doctor Frankenstein no está tan equivocado como parece, pues el monstruo es de algún modo un desdoblamiento de su creador.[6]​ En Los elixires del diablo, de E. T. A. Hoffmann, Medardo, el protagonista, sufre la persecución de un Doble que en ocasiones es corpóreo, pero otras veces parece una parte escindida de la psique del propio Medardo. Es probable que en su estudio de la literatura psiquiátrica de la época (o en sus visitas a manicomios) Hoffmann topara con casos que hoy se catalogarían como esquizofrenia. Su propio estado mental llegó a ser muy confuso durante la redacción de la primera parte de la obra, que tuvo para él un efecto terapéutico.

Robert Louis Stevenson toma de Hoffmann el tema de un bebedizo o pócima (los elixires del diablo en la obra del alemán) que convierte a quien la toma en una versión maligna de sí mismo en El Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

Fiodor Dostoievski, por su parte, aborda en su obra El doble el desdoblamiento de la personalidad desde un punto de vista que ya podemos definir como psicológico, adentrándose en las oscuridades del pensamiento humano.

Hans Christian Andersen propone una versión alegórica del Doble en su relato La sombra: un sabio delega en su sombra ciertas responsabilidades, cada vez mayores; finalmente, se trocan las tornas y la sombra usurpa la personalidad de su antiguo amo.

El relato de Poe «William Wilson» tiene la originalidad de que en él el Doble no encarna las tendencias malignas del protagonista, sino la voz de su conciencia.

En Rayuela, novela del escritor argentino Julio Cortázar, el protagonista llama irónicamente a un personaje su Doppelgänger debido a una curiosa simetría que se establece entre ellos en varios aspectos de su vida.

El primer capítulo de la novela Cicatrices, del escritor argentino Juan José Saer, se cierra cuando uno de los protagonistas se cruza (mientras anda por la calle) con un desconocido que es prácticamente idéntico a él y comienza a perseguirlo.

En la novela El hombre duplicado de José Saramago el protagonista Tertuliano Máximo Afonso descubre a los 38 años que en su ciudad vive un individuo exactamente igual a él al que no le une ningún vínculo de sangre.

En el relato El vizconde demediado, de Italo Calvino, el protagonista se divide en dos debido a una bala de cañón; ambas partes sobreviven de forma independiente y solo al final tras una lucha entre ambas consiguen unirlas y coserlas para formar el hombre completo.

En el cuento Doblaje de Julio Ramón Riveyro, el protagonista se obsesiona por la idea de conocer a su doble, el ser que es igual a uno y que se encuentra en las antípodas.

También se observa el tema del doble en la literatura infantil y juvenil contemporánea. Un ejemplo de ello es el cuento El hada que quería ser niña (Tres cuentos de hadas, Siruela, 2003) del escritor español Gustavo Martín Garzo.[7]

En mercadotecnia, una imagen de marca Doppelgänger es la variedad de imágenes y significados despectivos acerca de la marca que circulan en la cultura popular. La imagen de marca Doppelgänger puede socavar la autenticidad percibida sobre la historia emocional de la marca y, por lo tanto, el valor de identidad que la marca ofrece a los consumidores. Con demasiada frecuencia, la formación y propagación de una imagen de marca Doppelgänger se fomenta mediante principios de branding emocional. La imagen de marca Doppelgänger puede incluso beneficiar a una marca al proporcionar señales de alerta precoces de que la historia emocional de la marca está comenzando a perder su resonancia cultural. Estas imágenes de marca Doppelgänger, por lo general, se centran en marcas conocidas que se consideran carentes de autenticidad y que tratan de crear un atractivo falso o engañoso a través de sus actividades publicitarias.[8]

Aunque no existe un doble[9]​ "perfecto", ya que los parámetros de los rostros de las personas difieren hasta el más mínimo detalle, hay muchos sitios en Internet con la ayuda de los cuales la gente puede encontrar a sus "gemelo". Normalmente, estas plataformas utilizan la inteligencia artificial y el aprendizaje automático que destacan los rostros similares en las fotos subidas por los usuarios. Con esta tecnología, dos o más personas pueden resultar ser dobles[10]​.



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