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El Calvario de Beas



El Calvario de Beas en el lugar de La Corenzuela, convento de carmelitas descalzos comprado en 1576 por la comunidad del convento de Beas siendo su priora Ana de Jesús.

En agosto de 1576 se celebró Capítulo de carmelitas descalzos en Almodóvar, y se decretó el traslado a otro lugar de La Peñuela (actual La Carolina en la provincia de Jaén), por estar en sitio aislado en Sierra Morena. Ana de Jesús tenía conocimiento que allí moraban los frailes desde 1573, pero estaba a seis leguas de Beas y eso era mucha distancia. Ella sabía que sin asistencia espiritual, el nuevo convento corría peligro. Dio casualidad que pasó por Beas el superior de La Peñuela, el P. Gabriel de la Concepción, y le comentó sus preocupaciones ante tal situación y el carecer el convento de Beas de dirección espiritual por parte de los descalzos. Por aquellos días murió el dueño de unos huertos y cortijo que estaba a poco más de una legua de Beas, los herederos querían vender, por lo que se le presentó una buena oportunidad para comprar.

También en aquel otoño de 1576 la comunidad tuvo problemas con un mayordomo que habían nombrado en la villa de Beas, era Alonso Montalvo, un antepasado suyo luchó en la batalla de Pavía y logró apresar al rey francés Francisco I y recibió en recompensa la vaina de su espada y un juro perpetuo, por lo que no era de noble linaje. Las monjas tenían unas rejas que daban a la iglesia y así podían oír misa; esas rejas daban a la capilla donde estaban enterrados los familiares de Catalina de Jesús y su hermana María, hermanas fundadoras. Alonso pretendía cerrar esas rejas y llevó la causa al consejo de Órdenes. Ana de Jesús se apresuró en informar a la santa, y esta a su vez tomó cartas en el asunto:

El pueblo vio injusta tal medida, y Alonso de Montalvo comentó con reto: Dentro de tres días se cerraran esas rejas o mis ojos, y al tercer murió ese señor ante el asombro de todos. Aunque anular la provisión que se despachó al consejo de Órdenes siguió adelante un largo pleito.

En los últimos meses de 1576 entraron nuevas novicias al convento, y cada una de ellas aportaron buena dote: Magdalena del Espíritu Santo aportó una dote de 400 ducados, a los pocos días entró una sobrina de las fundadoras, llamada Luisa del Salvador, que dio de dote 1400 ducados, dos meses después entró Leonor Bautista, con 500 ducados y Francisca de la Madre de Dios, que llevó 500 ducados de dote.

Así tuvo la priora para ir sufragando los pleitos y para dar los 400 ducados que costó el cortijo de La Corenzuela y acondicionarlo como convento para poder residir allí los frailes. Fue necesario repartir parte de los muebles que el convento tenía con la nueva adquisición, que paso a llamarse desde entonces El Calvario.[Nota 1]

Una vez que se hizo la transacción para erigir el nuevo convento y se acondicionó como tal, su primer vicario fue fray Pedro de los Ángeles. Las monjas no estuvieron muy contentas al principio con los resultados obtenidos. Se quejaban y con razón de que los frailes no atendían sus obligaciones, y se quejaba Ana de Jesús de no tener la hermanas Un confesor a quien abrir su almas.

San Juan de la Cruz, en diciembre de 1577 sufrió cautiverio en el convento de Toledo, cuando fue apresado en Ávila por el P. Germán de San Matías y trasladado a Toledo, consiguió escapar en agosto de 1578, y tras unos días en el Hospital de Santa Cruz de Toledo, es informado por unos compañeros de que se iba a celebrar Capítulo en Almodóvar y con ayuda de ellos llegó allí. En Almodóvar estaba el P. Nicolás Doria, y se decidió nombrar provincial de Andalucía a fray Antonio de Jesús y enviar a Roma para arreglar los asuntos con los calzados ante la santa sede a fray Pedro de los Ángeles, que era entonces vicario en el El Calvario, y en ausencia suya se nombró vicario a San Juan de la Cruz. Al despedirse de fray Pedro de los Ángeles, le dijo esta frase:

San Juan de la Cruz llegó a Beas en octubre de 1578, después de celebrado el Capítulo de Almodóvar. El Calvario dista de Beas a casi dos leguas, se encuentra en un lugar muy abrupto de la sierra de Segura, actual sierra de Las Villas, con abundancia de agua y frondosa vegetación; al fondo del valle corren las aguas del río Guadalquivir, algo más arriba siguiendo el cauce del río esta el Tranco de Beas. Allí encontró esa paz espiritual que él buscaba.

Tras la reconquista de Beas en 1235 por Fernando III y la donación de la villa y sus términos a su canciller Juan de Osma, obispo de Osma, a título personal y no a la iglesia; el rey le dio una serie de privilegios en beneficio para la repoblación. En 1239 el de Osma permutó la villa de Beas a la Orden de Santiago por otras tierras en la parte de Soria. Entonces el rey amplió esos privilegios otorgando Fuero Juzgo, Carta Puebla y mero et mixto imperio, entre otros, quedando fijados sus términos entre el Adelantamiento de Cazorla, el río Guadalquivir y el Guadalimar, Chiclana y Segura de la Sierra. Más adelante la Orden de Santiago dotó a Beas de vicaria con vicario propio, que acogía a su vez Chiclana, dependiendo del priorato de Uclés y por tanto exenta de cualquier jurisdicción eclesiástica, tanto de Toledo, Jaén o Cartagena. Respecto al partido judicial, perteneció al Campo de Montiel, con sede en Montiel y en el siglo XVI, este fue trasladado a Infantes. Los términos permanecieron inamovibles durante siglos.

En 1748 se creó la Provincia Marítima de Segura de la Sierra como zona de los montes de la marina, abarcando parte de las actuales provincias de Jaén, Ciudad Real y Albacete. La madera extraída de esta provincia marítima era traslada hasta Cartagena, la parte correspondiente al Segura, y a Cádiz a través del Guadalquivir, siendo aprovechado su uso principalmente para la construcción de navíos de guerra, y en menor medida a otros usos como la fábrica de tabacos de Sevilla y de Cádiz, al igual que la techumbre de la catedral de Jaén. Está provincia permaneció hasta la abolición montes de la marina y su posterior inclusión en la provincia de Jaén en 1833.[1][2][3]

Tras la enajenación de montes sufrida en sus respectivos términos municipales, además de no dejar pastar al ganado en sus sierras, y con el apropio del rey de la madera sacada para la construcción de bajeles. Ante tal barbarie deciden presentar reclamación las villas de Villanueva del Arzobispo, Villacarrillo, Sorihuela del Guadalimar e Iznatoraf, siendo atendida y dando término mancomunado, quitando término municipal a Beas de Segura y a Hornos para la creación de la sierra de las cuatro Villas.[4]

El Calvario perteneció al término municipal de Beas de Segura, tras la modificación de sus linderos en el siglo XIX pasó al término de Villanueva del Arzobispo.



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