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Elección popular



En política, las elecciones son un proceso institucional en el que los electores eligen con su voto, entre una pluralidad de candidatos a quienes ocuparán los cargos políticos en una democracia representativa. Para las administraciones del Estado, en su desarrollo democrático celebran periódicamente elecciones legislativas (las que se convocan para elegir a los miembros del parlamento o poder legislativo, que toman las decisiones sobre las leyes). Además, en muchas democracias representativas se convocan elecciones a la jefatura del Estado o del Gobierno. Las elecciones judiciales, por su parte, solamente se celebran en la actualidad en el Estado Plurinacional de Bolivia.

Además, en el marco de las legislaciones descentralizadoras vigentes en algunas democracias, en ciertos países se convocan igualmente elecciones a legisladores, presidentes ejecutivos y/o autoridades judiciales de ámbito parroquial, municipal, comarcal, provincial y/o regional. Asimismo, en los países miembros de la Unión Europea se celebran las llamadas "elecciones europeas", en las que los ciudadanos de cada país eligen democráticamente a las personas que van a representar directamente a su país ante la asamblea legislativa supranacional europea.

Un mecanismo que altera esa igualdad es la manipulación interesada del tamaño y distribución de las circunscripciones electorales (gerrymandering, rotten boroughs) por parte del Gobierno. Si se reconoce la soberanía popular, todo el pueblo tiene derecho tanto al sufragio activo (cuando todos pueden votar, se habla de sufragio universal, si no, de sufragio restringido) como al sufragio pasivo (todos han de poder ser elegidos). En ocasiones la ley prevé circunstancias en las que se pierde el derecho de sufragio o requisitos de distinta naturaleza para su ejercicio; limitaciones que en algunos casos pueden llegar a ser tan abusivas que desvirtúan los resultados electorales.[1]​ Las características de las elecciones en cada país se regulan en la legislación electoral, que define su peculiar sistema electoral, como por ejemplo su naturaleza de elecciones directas (la totalidad de la ciudadanía elige directamente con su voto al cargo elegido) o indirectas (hay un cuerpo intermedio, compuesto por representantes elegidos por toda la ciudadanía, que es el que toma la decisión). La introducción de novedades en los sistemas electorales se denomina reforma electoral.

El mecanismo habitual de participación política de los ciudadanos en la democracia liberal son las instituciones denominadas partidos políticos, aunque hay otros mecanismos para la presentación de candidaturas electorales (coaliciones electorales, agrupaciones de electores, etc.)

La rama de la ciencia política que analiza científicamente las elecciones se denomina psefología (de psephos ψῆφος, "guijarro" en griego, por los que se usaban en la democracia griega como papeletas electorales (véase también ostracon-).[2]

En el plano internacional, resulta necesario resaltar que en casi todos los países, como parte de su sistema democrático, podemos encontrar la existencia de instituciones político-electorales, que se encargan, tanto de organizar las elecciones como de dirimir los diversos conflictos de esa índole que en ellos se someten, sin dejar de mencionar que en algunos casos, en solo uno de ellos recae la obligación de ejecutar ambas encomiendas.

En España la organización de las elecciones recae, según el tipo de elección, en la Dirección General de Política Interior del Ministerio del Interior, o en la consejería regional o área provincial con competencias en materia de procesos electorales. La resolución de los conflictos que en las elecciones se produzcan corresponde en España en exclusiva a la Junta Electoral Central o a las juntas electorales de rango inferior que por delegación legal se establezcan.

La pregunta respecto a quién debe sufragar es un asunto central en las elecciones. En el electorado generalmente no se encuentra incluida la población entera; por ejemplo, muchos países les prohíben votar a las personas declaradas mentalmente incompetentes; además, todas las jurisdicciones requieren una edad mínima para votar.

Históricamente, muchos otros grupos han sido excluidos de las votaciones. Por ejemplo, la democracia de la antigua Atenas no permitía a las mujeres, extranjeros y esclavos el derecho al voto, y la constitución original de los Estados Unidos permitía el voto solo a los hombres blancos y propietarios. Gran parte de la historia de las elecciones se trata sobre la lucha y promoción del voto para los grupos excluidos. El movimiento para el sufragio femenino le entregó a las mujeres de muchos países el derecho a votar, y la aseguración del derecho al sufragio libre fue el mayor éxito del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos. La extensión del derecho al voto de otros grupos que se mantienen excluidos en algunos lugares (tales como los convictos por felonía, miembros de ciertas minorías y los desaventajados económicamente) continúa siendo una meta significativa para los derechos electorales.

En algunos países el voto es obligatorio por ley; si un votante no ejerce su deber, puede verse sujeto a castigos, que van desde multas pequeñas hasta prisión.

En una democracia directa, cualquier persona elegible puede ser nominada. En algunos países, solo miembros de un particular partido político pueden serlo. En los Estados Unidos, por ejemplo, los candidatos de partidos necesitan una cantidad menor de firmas que apoyen su nominación a aquellos candidatos que sean independientes.

Las posiciones de la Administración de un país para las cuales se celebran elecciones varían dependiendo de la localidad. En la mayoría de democracias representativas, como por ejemplo los Estados Unidos, algunas posiciones no son llenadas mediante elecciones; por ejemplo, los jueces son usualmente designados para proteger su imparcialidad, aun así existen excepciones a esta práctica.

Es usual el establecimiento de grados intermedios entre los electores y los elegidos, por ejemplo, el Presidente de Estados Unidos es elegido por el colegio electoral, y en el Sistema Westminster, el Primer ministro es formalmente nombrado por la "jefatura del estado" (siendo elegido realmente por el parlamento o por el partido vencedor de los comicios).

Generalmente las elecciones directas y aquellas con segundos grados electorales tienen resultados similares. Sin embargo, en algunos casos los sistemas electorales permiten la elección de candidatos que no reciben la mayor cantidad de votos populares; siendo un ejemplo reciente la elección estadounidense del año 2000 donde fue elegido Presidente George W. Bush y del año 2016 donde fue elegido Presidente Donald Trump.

Los sistemas electorales se refieren a arreglos constitucionales detallados y sistemas de votación para determinar qué individuos y partidos políticos son elegidos en posiciones de poder.

El primer paso es contar los votos, para lo cual se usan distintos sistemas de recuento de votos y papeletas. La mayoría de los sistemas pueden ser categorizados en sistemas de Representación proporcional y de mayoritarios. [3]​ Entre los principales sistemas electorales están:




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