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Estado Plurinacional de Bolivia



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Bolivia (aimara: Wuliwya; quechua: Buliwya; Guaraní: Boliviaygua), oficialmente Estado Plurinacional de Bolivia,[12][13]​ Es un país soberano situado en la región centrooccidental de América del Sur, constituido políticamente como un estado plurinacional, descentralizado con autonomías. Está organizado en nueve departamentos y su capital constitucional es Sucre,[14]​ sede del órgano judicial, mientras que la ciudad de La Paz es la sede de los órganos ejecutivo, legislativo y electoral.

Limita al norte y al oriente con Brasil, al sur con Paraguay y Argentina, y al occidente con Chile y Perú. Es un Estado sin litoral y constitucionalmente mantiene una reclamación territorial a Chile por una salida soberana al océano Pacífico. Su superficie es la sexta más extensa de Latinoamérica y comprende distintos espacios geográficos como la cordillera de los Andes, el Altiplano, la Amazonía, los Llanos de Moxos y el Chaco, siendo uno de los países con mayor biodiversidad en el mundo.[15]

En su territorio se desarrollaron civilizaciones prehispánicas como Tiwanaku, la Cultura Hidráulica de las Lomas, la cultura moxeña y otras que sobreviven hasta la actualidad, como los Aymaras, urus, chiquitanos, guaraníes y otros. Los incas conquistaron la parte occidental del actual territorio boliviano y lo denominaron Collasuyo. Posteriormente el Imperio español dominó el territorio, que fue llamado Audiencia de Charcas hasta que en 1825 se independizó con el nombre de República Bolívar, que después pasó a llamarse Bolivia. En su actual constitución política Bolivia se declaró como un país plurinacional al reconocer que en su territorio coexisten varias naciones cuyos orígenes son anteriores a la colonización española.

Cuenta con una población de cerca de 10,1 millones de habitantes de acuerdo al último censo de 2012.[16]​ Bolivia es un estado multiétnico, cuya población incluye personas de orígenes indígenas, mestizos, europeos, asiáticos y africanos.

El español es el idioma oficial y predominante, aunque 36 lenguas indígenas también tienen estatus oficial, de las cuales las más habladas son guaraní, aimara y quechua.

Bolivia es un país en vías de desarrollo de ingreso medio y que por más de una década ha liderado el crecimiento económico de la región sudamericana.[17]​ Es miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas, el FMI, la OEA, y la Unasur. Está en proceso de adhesión al Mercosur.

El nombre Bolivia es una derivación del apellido paterno del libertador Simón Bolívar.[18]​ Durante el período virreinal, la zona geográfica era denominada el Alto Perú. Tras la proclamación de la independencia del Imperio español el 6 de agosto de 1825, la Asamblea Deliberante aprobó el 11 del mismo mes la ley de Premios y honores a los Libertadores, el primer artículo de esta ley indicaba que el nuevo Estado recibiría el nombre de "República de Bolívar".[19]​ Meses más tarde el nombre fue modificado, sin una resolución de la Asamblea Deliberante, al aceptarse el argumento propuesto por el diputado de Potosí, Presbítero Manuel Martín Cruz, que dijo lo siguiente: "Si de Rómulo, Roma; de Bolívar, Bolivia".[20]​ La nueva República adoptó oficialmente el nombre de Bolivia el 3 de octubre de 1825.[20]

Bolívar, al aceptar el honor de que el nuevo país lleve su nombre, y tras ser designado primer presidente por la Asamblea Deliberante, bautizó a Bolivia como su «Hija Predilecta» y pronunció la siguiente proclama:


En 2009, una nueva constitución cambió el nombre oficial del país a «Estado Plurinacional de Bolivia» en reconocimiento de la naturaleza multiétnica del país y la posición mejorada de los pueblos indígenas de Bolivia bajo la nueva constitución.[21]

En el actual territorio boliviano, se desarrollaron a lo largo de la historia antiguas culturas precolombinas como Tiahuanaco, la Cultura Hidráulica de las Lomas y el Imperio incaico. Después, el Imperio español dominó el territorio hasta que el país se independizó en 1825, año a partir del cual adoptó el nombre de Bolivia. Al haber heredado las tradiciones del mestizaje colonial y las culturas precolombinas, es un país multiétnico y pluricultural, rico en la mezcla de tradiciones y folclore de habitantes mestizos, indígenas, blancos descendientes de criollos, afrobolivianos, y en menor proporción, de migrantes europeos y asiáticos.

En Bolivia se han hallado evidencias de ocupación humana desde el 12 000 a. C. - 10 000 a. C. en el yacimiento de Viscachani.[22]​ Hasta el 1200 a. C. se desarrollan unas culturas sedentarias en el altiplano. A partir de esta fecha, las culturas Chiripa y Wankarani son las dos más importantes del periodo formativo.

La cultura de Tiwanaku, cerca del lago Titicaca, marca un momento de florecimiento cultural de la zona altiplánica. Para el historiador y arqueólogo Carlos Ponce Sanginés, en torno al 1100 d. C. la sequía continua del lago titicaca acarrea una baja en la producción agrícola que conduciría a una cruenta guerra civil que traería la disolución de Tiwanaku y la formación de pequeños estados regionales que este investigador identifica con los señoríos aymaras.[23][24]

Evidencias de patrones de asentamientos en el valle de tiahuanaco, encontrados por el arqueólogo boliviano Jordán Albarracín, revelaría la continuidad "tiwanaku y post-tiwanaku", posteriormente el estadounidense Janusek J.W, revelaría evidencia cerámica correspondiente a la época de los señoríos aymaras, con una técnica cerámica evidentemente tiahuanacota, dando a entender la disolución del estado tiahuanacota en reinos aymaras, estos "reinos aymaras" habrían heredado la base cultural Aymara de tiahuanaco, posteriormente esta cerámica pasaría un proceso de transición a una cerámica "Aymara-señoríos".[25]

Los señoríos aymaras establecerían un dominio regional que abarca partes del sudeste del Perú y oeste de Bolivia, dentro de la organización señorial destacan los reinos: pacajes, collas y lupaqas.

El dominio del Reino Colla de los aymaras perduró hasta 1438,[22]​ cuando el inca Pachacútec incorpora el altiplano boliviano al Tahuantinsuyo.[22]

Durante períodos posteriores, los incas intentan sin éxito conquistar el oriente boliviano (en general, no incursionaron mucho en la selva con la que limitaba de su vasto imperio), que estaba habitado por etnias de linajes amazónidos y pámpidos que eran principalmente cazadoras-recolectoras, destacándose los chanés y guaraníes llamados despectivamente "chiriguanos" por los Incas. En el incanato de Huayna Cápac, se levantan fortalezas para detener el avance de los chiriguanos.

En las regiones orientales de Moxos y Baures, entre los siglos IV a. C. y XIII d. C., se desarrolló la Cultura Hidráulica de las Lomas.[26]

El primer europeo en ingresar al actual territorio de Bolivia fue Alejo García en 1520, quien llegó hasta Mizque al servicio de la corona portuguesa que es cuando se empieza a tener noticias de que seres bárbaros y vestidos con armaduras merodeaban el Imperio. El primer español que arribó para colonizar estas tierras fue Diego de Almagro, después de partir del Cuzco con el fin de conquistar Chile. Muerto Almagro, Francisco Pizarro envió a su hermano Gonzalo a conquistar y colonizar la región del Collasuyo. Pedro Anzúrez fundó La Plata (actual Sucre) en 1538, Potosí surgió en 1545, La Paz en 1548, Santa Cruz de la Sierra en 1561 y Cochabamba en 1571.

La colonización española se caracterizó por presentar una base minero-agrícola. La ciudad de Potosí, la más poblada de América en 1574 (120 000 habitantes), se convirtió en un gran centro minero por la explotación de las minas de plata del Cerro Rico de Potosí y en 1611 era la mayor productora de plata del mundo. El rey Carlos I había otorgado a esta ciudad el título de villa imperial después de su fundación. La región oriental de Moxos fue anexada al imperio español en el siglo XVI.

Durante algo más de 200 años el territorio de la actual Bolivia constituyó la Real Audiencia de Charcas, uno de los centros más prósperos y densamente poblados de los virreinatos españoles en América.

Potosí empezó su decadencia en las últimas décadas del siglo XVIII al quedar la minería de la plata en un estado de estancamiento, como consecuencia del agotamiento de las vetas más ricas, de las anticuadas técnicas de extracción y de la desviación del comercio hacia otros países. Con la llegada de la Casa de Borbón a la corona española en 1700, se profundiza la institución de la Encomienda para revertir la caída de la economía minera, imponiéndose mayor rigurosidad al trabajo de la mita y al tributo indígena.

En 1776, la Real Audiencia de Charcas, que hasta entonces formaba parte del Virreinato del Perú, fue incorporada al Virreinato del Río de la Plata.

Entre 1779 y 1781 se produjeron levantamientos indígenas a la cabeza de Tomás Katari, Túpac Amaru II y Túpac Katari que se oponían al cobro excesivo de tributos, los abusos de la mita y el desconocimiento de otros derechos. Estos levantamientos fueron controlados por los españoles.

Las sublevaciones de las ciudades de Chuquisaca el 25 de mayo de 1809 y La Paz el 16 de julio de 1809 fueron el punto de arranque de las guerras de independencia hispanoamericanas. Desde 1811, a partir de la revolución de mayo acaecida en la ciudad de Buenos Aires en 1810 se sucedieron hasta 1820 tres expediciones auxiliares argentinas incluyendo la de Ignacio Warnes en Santa Cruz de la Sierra, pese a esto y a los esfuerzos de las republiquetas, (siendo la más exitosa en este sentido la Republiqueta de Ayopaya), los realistas disputaron tenazmente el control hasta la muerte de Pedro de Olañeta (nombrado último virrey).

El país se declaró independiente el 6 de agosto de 1825, mediante la Asamblea General de Diputados de las Provincias del Alto Perú con el nombre de República de Bolívar que fue cambiado por República de Bolivia independizándose de España.

En 1826 el libertador Simón Bolívar otorgó al país la primera Constitución, que fue aprobada por el Congreso de Chuquisaca. Posteriormente, Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, fue elegido Presidente de la República de Bolivia.

Desde su emancipación, Bolivia se sumergió en un estado crónico de revoluciones y guerras civiles. Los primeros cincuenta años de la República se caracterizaron por la inestabilidad política y por constantes amenazas externas que ponían en riesgo su independencia, soberanía e integridad territorial. En 1825, el Imperio del Brasil invadió el oriente del país, ocupando la provincia de Chiquitos. En ese entonces, el mariscal Antonio José de Sucre envió un ultimátum, amenazando con enviar al ejército libertador a expulsar a los invasores. La provincia fue evacuada por los brasileños. Posteriormente, se produjo la invasión de tropas peruanas de 1828, lideradas por Agustín Gamarra y cuyo objetivo principal era forzar la salida de las tropas de la Gran Colombia. El conflicto concluyó con el Tratado de Piquiza y la retirada peruana de suelo boliviano tras lograr la renuncia del presidente Sucre y la instauración de un gobierno sin influencia bolivariana.

En 1829, tras el fin de influencia colombiana en Bolivia, y ante la amenaza de la anarquía, el Congreso lleva al poder al primer presidente indígena de Bolivia, Andrés de Santa Cruz, nacido en La Paz, y mariscal de Zepita (título otorgado por el gobierno peruano, de cuyo país fue presidente del Consejo de Gobierno entre 1826 y 1827).

Santa Cruz juró la Presidencia provisional de Bolivia el 24 de |mayo de 1829; ese mismo día promulgó una ley de amnistía y derogó la Constitución Vitalicia de 1826. Santa Cruz fue el principal forjador y organizador del Estado boliviano, impulsó una serie de medidas reformistas, pacificó el país, reorganizó el Ejército boliviano, reestructuró las maltrechas finanzas e hizo mejoras en el campo económico y educativo.

Bajo la bonanza boliviana es que, en 1837, se conforma la Confederación Perú-Boliviana, que reunificaba a Perú y Bolivia, teniendo al mariscal Santa Cruz como su protector (según una carta suya de 1829, tenía ya claro el sueño de convertir a Bolivia en la Macedonia de América del Sur, buscando reunificar el mundo andino; en 1829 se había casado con la dama cuzqueña Francisca Cernadas).[27]

La Confederación Perú-Boliviana no logra consolidarse debido a que principalmente Chile, además de la Confederación Argentina y grupos no mayoritarios tanto de peruanos (en el exilio y contrarios al proyecto) como de bolivianos respaldados por grupos económicos de Chuquisaca (ciudad que planteaba una rivalidad comercial a La Paz) quienes se interponen, desatando la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. En la primera fase de la guerra, la Confederación sale victoriosa obligando a capitular el ejército chileno (ver Tratado de Paucarpata), pero en la segunda fase, el ejército confederado es derrotado en la Batalla de Yungay, situación que define la disolución de la Confederación y el derrocamiento de Santa Cruz en 1839. En el frente sur, el ejército boliviano, bajo el mando del general Otto Philipp Braun derrota a la Confederación Argentina en la batalla de Montenegro, logrando su retirada.

Tras la desaparición de la Confederación Perú-Boliviana, Bolivia vivió un período de anarquía y enfrentamientos políticos entre partidarios y contrarios de la unión con el Perú. El presidente peruano Agustín Gamarra, ideólogo de la anexión de Bolivia al Perú, aprovechándose de la situación decidió invadir territorio boliviano llegando a ocupar varias zonas del departamento de La Paz. Ante esta circunstancia, los bolivianos deciden unirse ante un enemigo común y se dejan los poderes del Estado a José Ballivián. El 18 de noviembre de 1841 acaeció la batalla de Ingavi, en la que el Ejército boliviano derrota a las tropas peruanas de Gamarra (muerto en la batalla). Tras la victoria, Bolivia invade al Perú, se abren entonces diversos frentes de lucha en el sur peruano. El Ejército boliviano no contaba con tropas suficientes para mantener la ocupación. En la batalla de Tarapacá, montoneros peruanos formados por el mayor Juan Buendía, derrotaron el 7 de enero de 1842 al destacamento dirigido por el coronel José María García, quien muere en el enfrentamiento. Así, las tropas bolivianas desocupan Tacna, Arica y Tarapacá en febrero de 1842, replegándose hacia Moquegua y Puno.

Los combates de Motoni y Orurillo expulsan e inician posteriormente la retirada de las fuerzas bolivianas que ocuparon territorio peruano, amenazando nuevamente a Bolivia de sufrir una invasión. Tras ello se firma el Tratado de Puno.

Como sucedió con la mayoría de países que se independizaron de España, desde su fundación, Bolivia mantuvo litigios territoriales con todos sus vecinos, mismos que implicaron la persistencia de conflictos que en el caso de Chile y Brasil se dirimieron mediante conflictos bélicos.

En el caso de Chile, los intentos diplomáticos de solucionar los litigios territoriales se tradujeron en la firma de los tratados de 1866 y 1874, en relación al desierto de Atacama, rico en yacimientos de nitratos de sodio y de cobre. En ellos se adoptó como línea limítrofe entre ambos países el paralelo 24º de latitud sur. Además, se otorgaron diversos derechos arancelarios y concesiones mineras a empresarios chilenos en la zona. Estas últimas disposiciones originaron un conflicto posterior cuando las autoridades bolivianas decidieron aplicar un mayor impuesto arancelario por extracción de salitre a las compañías salitreras de capital chileno-británico. El 14 de febrero de 1879, Chile invadió Antofagasta, iniciándose la denominada Guerra del Pacífico en la que Bolivia y Perú se confrontaron con Chile y cuyo desenlace fue la pérdida total por parte de Bolivia de su litoral, quedándose desde entonces sin un acceso soberano al mar. El litoral boliviano abarcaba alrededor de 158 000 km² e incluía como principales poblaciones a Antofagasta, Mejillones, Cobija y Tocopilla. Con el tratado de 1904, Bolivia perdió todo derecho al mar al ser impuesto por el dominio del territorio en litigio por parte de Chile.

Con Brasil, se tuvo inicialmente una solución diplomática con el tratado de 1867. Pero en 1899 se desarrolla la Guerra del Acre cuyo resultado final implicó la cesión de 191 000 km² a Brasil mediante en el tratado de 1903.

En los casos de Argentina y Perú, se alcanzaron soluciones por medios diplomáticos. Con Argentina se firmaron tratados en 1898 y 1925, mientras que con Perú se alcanzó un tratado definitivo de límites en 1909. Según la historiografía boliviana, estos tratados implicaron ceder a la Argentina los territorios de Puna de Atacama y Formosa y ceder a Perú 250 000 km² comprendidos entre los ríos Madre de Dios y Purus en la Amazonia.

Entre 1880 y 1900 gobierna el Partido Conservador cuyos principales líderes son Aniceto Arce y Mariano Baptista. Durante este período, la economía boliviana se sostiene principalmente por la industria minera de la plata que había alcanzado niveles internacionales de capitalización, desarrollo tecnológico, eficiencia y que tenía como principal exportador a la Compañía Minera de Huanchaca. Los gobiernos conservadores confrontan las consecuencias socio económicas de la derrota en la Guerra del Pacífico, la Guerra del Acre y la Guerra Federal en la que pierden el poder político frente a los liberales.

El Partido Liberal gobierna durante la denominada era del estaño (1900-1920), metal que sustituye a la plata como principal fuente de divisas y cuya exportación es el motor del desarrollo económico boliviano por gran parte del siglo XX. Son gobiernos elegidos los que administran el Estado y modernizan sectores como ferrocarriles y el financiero; urbanizan las ciudades de La Paz, Cochabamba y Oruro y sientan las bases para la conformación de sistema educativo boliviano con, por ejemplo, la fundación de la primera Normal de Maestros en Sucre en 1909. Los liberales deben afrontar la Guerra del Acre y la firma del Tratado de 1904 que termina sellando la mediterraneidad de Bolivia. En este período ejercen gran influencia los denominados "barones del estaño" cuya figura descollante fue el empresario minero Simón I. Patiño, que llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo.

En las elecciones de 1920, los republicanos derrotaron a los liberales y Bolivia transita del bipartidismo al multipartidismo. A partir de 1920 el país vive períodos de fuertes tensiones sociales y políticas internas. Este año se establecieron los primeros partidos socialistas y pronto sucedieron las primeras agitaciones provocadas por el pensamiento marxista europeo. A la misma vez, se desarrolló la primera legislación laboral y social moderna de la historia de Bolivia. La tensión política, la crisis económica fruto de las oscilaciones del mercado del estaño y el sobre endeudamiento del gobierno, más la llegada de la Gran Depresión en 1929 desembocó en el deterioro de la clase política y el comienzo de la Guerra del Chaco.

El problema fronterizo boliviano-paraguayo se centró en el Chaco Boreal, una zona de tierras bajas situada al norte del río Pilcomayo y al oeste del río Paraguay, que se extiende hasta las serranías de Aguaragüé. Ambos países reclamaron dicho territorio parcial o totalmente.

El 9 de septiembre de 1932, estalló la Guerra del Chaco, declarada oficialmente por el Paraguay el 10 de mayo de 1933, que duró tres años y en la que murieron alrededor de 65 000 bolivianos y 30 000 paraguayos, convirtiéndose así en el conflicto bélico entre dos naciones con mayores bajas de América, solo superado por la guerra civil estadounidense. El 21 de julio de 1938 se firmó el Tratado de Paz, Amistad y Límites, según el cual se atribuyó el 75 % de la región del Chaco Boreal al Paraguay. El desenlace de la guerra cuestionó profundamente la pertinencia de las estructuras e instituciones nacionales y marcó el fin del sistema de partidos políticos vigentes hasta entonces.[28]

Entre 1935 y 1946, Bolivia es gobernada por militares nacionalistas que habían sido protagonistas de la Guerra del Chaco. Se empiezan a gestar ideas de cambio destinadas a incluir al sector indígena, promover la integración del oriente del país y revertir las ganancias de la minería e hidrocarburos en favor del Estado. Surgen sindicatos de mineros y obreros que se aglutinan en torno a la Central Obrera Boliviana (COB).

En las elecciones presidenciales de 1951, el exiliado líder del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Víctor Paz Estenssoro, alcanza casi la mitad de los votos emitidos. Sin embargo, la élite política-minera trata de impedir la elección de Víctor Paz Estenssoro y el presidente Mamerto Urriolagoitia entrega el gobierno a una junta militar a la cabeza del general Hugo Ballivián. En abril de 1952, se suceden múltiples levantamientos populares que dan lugar a la Revolución Nacional, proceso de transformaciones en la participación ciudadana, la distribución de tierras, el control del Estado sobre los recursos naturales y la economía boliviana.

Paz Estenssoro regresa del exilio para asumir la presidencia. Bajo su dirección el gobierno emprende un amplio programa de reformas económicas: decreta la nacionalización de las minas y el monopolio en la exportación del estaño, la reforma agraria (parcelación de tierras para distribuir entre los indígenas), la prospección de pozos petrolíferos por empresas extranjeras, la institución del voto universal (no existía hasta ese momento), la reforma educativa y la vinculación caminera con el oriente (carretera Cochabamba-Santa Cruz).

A fines de la década de 1950, la economía boliviana sufre el descenso continuo de los precios del estaño en los mercados mundiales y altos índices de inflación. Las minas de estaño no resultan rentables y los esfuerzos del gobierno para reducir el número de empleados estatales y restringir los salarios se encuentra con la resistencia de los sindicatos. En 1956, otro protagonista de la Revolución Nacional, Hernán Siles Zuazo gana las elecciones presidenciales.

Siles continúa con la política iniciada por el gobierno de Paz Estenssoro, quien vuelve a ser elegido presidente en 1960. En su segundo mandato, Paz Estenssoro solicita la redacción de una nueva Constitución para aumentar la autoridad económica del gobierno y permitir su reelección. En 1964 es reelegido, nombrando como vicepresidente al jefe de la Fuerza Aérea, René Barrientos Ortuño. Este hecho termina disgregando al MNR y Paz Estenssoro es derrocado un mes después de su reelección a consecuencia de un levantamiento que protagonizan mineros y estudiantes. Se hizo cargo del poder una junta militar encabezada por su vicepresidente, el general René Barrientos.

El gobierno militar de René Barrientos lleva a cabo políticas de desarrollismo económico que permiten el retorno de la inversión extranjera a la industria minera del estaño. En 1966, Barrientos se somete a votación como persona civil, consiguiendo su elección como presidente. Durante su gestión mantiene una alianza con militares y campesinos, pero se enfrenta a los mineros y obreros. En 1967 se promulga una nueva Constitución. Ese mismo año estalla la Guerrilla de Ñancahuazú comandada por Ernesto Che Guevara y derrotada por el Ejército de Bolivia.

Tras la muerte de Barrientos por accidente de helicóptero en 1969, suceden una serie de gobiernos de corta duración, la mayoría militares, sobresaliendo el gobierno de Juan José Torrez, de izquierda, que reanudó relaciones con Cuba y Chile (entonces con el presidente de izquierda Salvador Allende). Intentó crear un cogobierno con la Central Obrera Boliviana. Expulsó de Bolivia a algunos organismos de Estados Unidos. El 21 de agosto de 1971, el coronel Hugo Banzer Suárez encabeza un golpe que derroca a Juan José Torres.

El régimen disctatorial de Banzer se alinea a la corriente anti-izquierdista de los gobiernos militares de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay formando parte del Plan Cóndor. Se suprime al movimiento obrero y se suspenden los derechos civiles de la población. El gobierno de facto se sostiene económicamente por los altos precios del estaño y los hidrocarburos, así como por un elevado endeudamiento externo. En 1978, Bánzer dimite luego de una larga huelga de hambre iniciada por mujeres mineras que dirigían y participaban en organizaciones sociales.

El 17 de julio de 1980, el general Luis García Meza da un golpe de estado con apoyo de paramilitares reclutados por el criminal nazi Klaus Barbie y el terrorista italiano Stefano Delle Chiaie,[29]​ derrocando a la presidenta constitucional interina Lidia Gueiler Tejada, y evitando así que el ganador de las elecciones Hernán Siles Zuazo asuma la presidencia.[30]

El gobierno de García Meza se caracterizó por la represión brutal de sus contrarios, registrándose detenciones, asesinatos y desapariciones forzosas dirigidas por el Ministerio del Interior con Luis Arce Gómez a la cabeza. El escaso apoyo de la población y la comunidad internacional, así como las evidencias de vínculos con el narcotráfico condujeron al gobierno de facto a su fin en 1981. En 1982, deja el poder la última junta militar.

La década de 1980 se caracteriza por el retorno de la democracia y una crisis económica profunda originada por la caída de los precios internacionales del estaño, ajustes internos destinados a pagar la inmensa deuda externa contraída en los gobiernos militares y la hiperinflación. La difícil situación económica permite el auge del narcotráfico por la producción ilegal de cocaína que tiene como principal destino los Estados Unidos.

El gobierno izquierdista de Hernán Siles Zuazo de la UDP (1982-1985) se caracteriza por una débil gestión económica incapaz de revertir la hiperinflación y por una crisis política cuya salida es el adelanto de las elecciones. En 1985, Víctor Paz Estenssoro del MNR es elegido presidente por cuarta ocasión. Su gobierno (1985-1989) logra estabilizar la macroeconomía luego de impulsar políticas neoliberales que sustituyen al modelo estatista.

Durante la década de 1990, los sucesivos gobiernos continúan las políticas de estabilización de la macroeconomía, profundización del libre mercado y lucha contra el narcotráfico. Los gobiernos de Jaime Paz Zamora del MIR (1989-1993), Gonzalo Sánchez de Lozada del MNR (1993-1997), Hugo Bánzer Suárez de ADN (1997-2001) y Jorge Quiroga Ramírez (2001-2002) se centran en diversificar la economía boliviana altamente dependiente de la exportación de estaño. Para este propósito y, tomando en cuenta la cuasi quiebra de la economía tras el proceso hiperinflacionario de la década de 1980, se incrementa sustancialmente el financiamiento externo con organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial y se privatizan las empresas estatales de hidrocarburos, ferrocarriles, telecomunicaciones, electricidad, transporte aéreo, entre otras. Al final de la década de 1990, se concreta la exportación de gas a Brasil, así como la construcción del gasoducto de exportación a dicho país y la economía empieza a diversificarse mediante las exportaciones de gas natural, soya y zinc. Asimismo, se descentraliza la gestión del estado por medio de la Ley de Participación Popular que otorga autonomía y recursos a los municipios. Factores como altos índices de corrupción, medidas de inclusión social insuficientes y el deterioro económico por contagio de la crisis asiática terminan debilitando al sistema político.

La primera década del siglo XXI se caracteriza por una profunda crisis económica y la inestabilidad política. Esto permite el surgimiento de movimientos sociales, principalmente campesinos indígenas, mineros, comerciantes informales y cocaleros que hacen ingobernable al país. El segundo mandato de Gonzalo Sánchez de Lozada del MNR (2002-2003) termina prematuramente tras la denominada guerra del gas. Su vicepresidente, Carlos Mesa Gisbert (2003-2005) asume la presidencia sin respaldo en el congreso y con presiones políticas de los sindicatos y el emergente movimiento autonomista por lo que renuncia al cargo. Eduardo Rodríguez Veltzé (2005-2006) asume un interinato en el que convoca a elecciones generales que dan como ganador a Evo Morales Ayma del MAS.

El primer mandato de Morales (2006-2010) se caracteriza por la puesta en marcha de políticas nacionalistas e indigenistas de izquierda alineadas con las políticas de los presidentes Hugo Chávez de Venezuela y Fidel Castro de Cuba. Se estatizan las empresas de hidrocarburos, electricidad y telecomunicaciones que en la pasada década habían sido privatizadas. En 2006, se instala una Asamblea Constituyente para redactar una nueva constitución. Tras una profunda crisis política que polariza el país entre partidarios del Gobierno (principalmente en el occidente) y seguidores de las demandas de autonomía departamental y capitalía para Sucre (en el Oriente Boliviano), la Constitución Plurinacional es aprobada por 164 de los 255 asambleístas y posteriormente modificada por el Congreso y refrendada por la población en un referéndum.

A fines de 2009, Evo Morales es reelecto presidente con más de dos tercios de mayoría legislativa. Su segundo mandato se caracteriza por un sólido crecimiento de la economía boliviana impulsado por el denominado súper ciclo de los commodities, la profundización de políticas estatistas y programas de subsidios, y las primeras rupturas con aliados políticos a consecuencia de conflictos sociales como el relacionado con la construcción de la carretera a través del parque nacional TIPNIS.

En 2014, Evo Morales es reelegido para un tercer mandato con 61% de votación. Este nuevo periodo presidencial se caracteriza por la continuidad de políticas de inversión pública e incentivo de la demanda interna, la desaceleración de la economía ante la caída de precios de exportación de commodities y la reducción drástica en los volúmenes de gas natural exportados a Brasil y Argentina.

Las elecciones generales del 20 de octubre de 2019 originan un fuerte conflicto social[31]​ producto de la inconformidad con los resultados electorales así como la denuncia de fraude por parte del candidato opositor Carlos Mesa y distintas organizaciones cívicas como el Comité Cívico de Santa Cruz. El conflicto se agrava después de que Evo Morales fuera declarado ganador de los comicios por parte del Tribunal Supremo Electoral[32]​ de manera que el gobierno acuerda la realización de una auditoría por parte de la OEA,[33]​ misma que concluye que el proceso electoral estuvo reñido con las buenas prácticas y que las irregularidades observadas impedían dar certeza de los resultados.[34]​ Posteriormente, la Universidad de Míchigan, CELAG, investigadores del MIT[35][36]​ y diferentes entidades internacionales se pronunciaron desmintiendo el informe de la OEA y dando por válidos los resultados electorales.[37][38]​ Debido a los disturbios, Morales anuncia la renovación de la totalidad de vocales del Tribunal Supremo Electoral y la convocatoria a nuevas elecciones nacionales,[39]​ pero las Fuerzas Armadas[40]​ le sugieren que renuncie a la presidencia.[41]Evo Morales, su vicepresidente Álvaro García Linera y la presidenta del senado Adriana Salvatierra se ven forzados a renunciar a sus cargos y aceptar el ofrecimiento de asilo político de México tras considerar que la vida y la integridad física de Evo Morales estaba en riesgo.[42]

El 12 de noviembre de 2019, ante la inasistencia de los asambleístas del Movimiento al Socialismo y consecuente falta de cuórum parlamentario,[43]​ y en el marco del reconocimiento del Tribunal Constitucional Plurinacional sobre la base de un fallo de 2001 que avala la asunción de la presidencia ipso facto ante la vacancia de la misma,[44]​la vicepresidenta segunda del senado Jeanine Áñez se proclama presidenta interina de Bolivia con el objetivo de convocar a nuevas elecciones. Por la condición extraordinaria en la que Áñez tomó el poder,[45]​ el país se encontraba aún inmerso en las protestas a nivel nacional que no acabaron con la renuncia de Evo Morales. En la ciudad de Sacaba, el 15 de noviembre, cinco cocaleros murieron durante enfrentamientos con la policía antidisturbios.[46]​ Varios sectores de la ciudad de El Alto también se declararon en contra del gobierno de Áñez.[47][48]​ Entre el 22 y 25 de noviembre de 2019 un equipo de la CIDH investigó y constató 36 muertes y más de 500 heridos en las localidades de Senkata y Sacaba, ocasionados por la supuesta represión militar avalado por el decreto 4078 promulgado por Jeanine Añez, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos califica como la masacres.[49]

Las elecciones generales de Bolivia de 2020 fueron finalmente convocadas para el 18 de octubre,​ para elegir al presidente, vicepresidente, senadores y diputados. Como presidente de Bolivia resultó elegido en primera vuelta Luis Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS) por mayoría absoluta.

Bolivia se constituye como un Estado Unitario Social de Derecho democrático de régimen presidencialista. Aunque desde la promulgación de la Constitución de 2009 rechaza denominarse a sí mismo como "República", su institución estatal, fundada en torno a la democracia y la separación de poderes, implica de facto una forma de gobierno republicana.[4]

El sistema de Gobierno se define según lo establecido en el Artículo 11 de la Constitución Política de 2009:[50]

Se autodenomina plurinacional en consideración a las cerca de cuarenta etnias indígenas que habitan en su territorio, entre ellas se cuentan a los aimaras, quechuas, yuracares, ayoreos, canichanas,[51]guarayos, guaraníes, mosetenes, tacanas, morés, moxeños, urus, reyesanos, esse ejjas, tapietés, araonas, chiquitanos, afrobolivianos,[52]nahuas,[53]pacahuaras, yaminahuas, chácobos, yuquis, toromonas, baures, itonamas, cayubabas, weenhayek, machineris, lecos, movimas, chimanes, guarasugues o pausernas, cavimeños, joaquinianos, mojeños, sirionós, entre otras.

La Constitución establece la división de poderes en cuatro órganos de gobierno:

La Ley del 11 de agosto de 1825, dispone que la capital de Bolivía es la ciudad de Sucre, no dejando establecida la ubicación de dicha ciudad (la actual ciudad de Sucre se llamaba Chuquisaca). La Ley del 1º de julio de 1826, dispone a la ciudad de Chuquisaca como capital provisional del país, hasta que se designe el lugar donde será la verdadera capital definitiva.

El 12 de julio de 1839, se estable a la ciudad de Chuquisaca (hoy Sucre) como capital oficial de Bolivia, y de ahí en adelante se la renombra de«ciudad de Chuquisaca» a «ciudad de Sucre»:

Tras el triunfo de La Paz sobre Sucre en la guerra federal de 1898-1899, La Paz se convirtió oficialmente en la sede de los poderes Ejecutivo y Legislativo. La contienda enfrentó a liberales del norte, quienes pretendian instaurar un modelo de federativo; contra conservadores del sur, que ostentaba el poder del Estado boliviano con el apoyo de las fuerzas armadas, que defendían un modelo de orden unitario, está disputa también se dio por la cuestión de definir la «Ciudad capital» entre La Paz y Sucre. Esta situación quedó establecida el 25 de octubre de 1899, fecha en la que el general José Manuel Pando asumió la presidencia de la República a raíz del triunfo de la Revolución Federal.[54]

El 22 de julio de 2007 se llevó a cabo el denominado El Gran Cabildo, donde aproximadamente dos millones de habitantes de la ciudad de La Paz y El Alto refrendaron la permanencia de la sede de Gobierno en esta ciudad.[55]

Desde 2009, los Poderes se convierten en Órganos, se establece a la ciudad de La Paz como la sede de los Órganos Ejecutivo, Legislativo y Electoral; reconociéndose a la ciudad de Sucre, como la "capital histórica de Bolivia", estableciéndose como la sede del Órgano Judicial.

El sistema político se divide en tres grupos: izquierda, centro y derecha, existiendo distintas tendencias dentro de estos grupos como radicales, extremistas, moderados, indigenistas, entre otros. Al igual que en muchos países de América Latina el caudillismo, el populismo y la emergencia de movimientos sociales de obreros y campesinos han sido factores que dieron origen a las organizaciones políticas. La instancia encargada de regular la participación política electoral es el Órgano Electoral Plurinacional (OEP).[56]

La constitución de 2009 define un sistema de democracia presidencialista directa que se ejerce de las siguientes formas:

La Constitución puede ser reformada totalmente a través de la Asamblea Constituyente convocada por referéndum ya sea por iniciativa ciudadana con la firma de al menos el 20 % del electorado, por mayoría absoluta de la Asamblea Legislativa Plurinacional, o por la Presidencia de Estado. La reforma parcial puede llevarse a cabo por iniciativa ciudadana (firmas de al menos 20 % del electorado) o mediante ley de reforma aprobada por dos tercios del Legislativo. Las reformas deben ser refrendadas a través de un referéndum aprobatorio.

Las Fuerzas Armadas de Bolivia comprende tres ramas: Ejército de Bolivia (terrestre), Armada de Bolivia (naval) y Fuerza Aérea Boliviana (aérea). La edad legal para admisiones voluntarias es 18 años y el período de servicio es obligatorio y generalmente de 12 meses.[57]​ El gobierno boliviano gasta menos del 2% de su PIB en defensa.[57]

En 2018, Bolivia firmó el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares de la ONU.[58]

La política exterior de Bolivia refleja una marcada tendencia hacia el cumplimiento de las metas del milenio como el desarrollo social y la lucha contra la pobreza. La búsqueda de cooperación externa, la captación de inversión extranjera directa para modernizar las instituciones y mejorar la infraestructura.

La Constitución boliviana de 2009 establece que Bolivia es un Estado pacifista que promueve la cultura de la paz, la cooperación entre pueblos y el rechazo a la guerra como instrumento de solución de conflictos. Se prohíbe la instalación de bases militares extranjeras en su territorio.

Bolivia es miembro de la ONU y de otros organismos internacionales como el Movimiento de Países No Alineados, la UIP y la OMC.

En el campo de la integración regional, Bolivia es miembro pleno de la OEA, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la Unasur y estado asociado del Mercosur. En materia de integración energética y física, el país aspira convertirse en uno de los principales centros energéticos de América del Sur. El país es miembro de otros organismos de cooperación regionales como la ALADI, el Tratado de Río, el Grupo de Río, el Pacto Amazónico, el BID y la CAF.

En materia de derechos humanos, respecto a la pertenencia a los siete organismos de la Carta Internacional de Derechos Humanos, que incluyen al Comité de Derechos Humanos (HRC), Bolivia ha firmado o ratificado:

Bolivia se organiza territorialmente en nueve departamentos, que a la vez se dividen en 112 provincias, y estas en 339 municipios y territorios indígena originario campesinos.[69]

De acuerdo a lo establecido por la Constitución Política del Estado, la Ley Marco de Autonomías y Descentralización regula el procedimiento para la elaboración de Estatutos Autonómicos y Cartas Orgánicas, la transferencia y distribución de competencias directas y compartidas entre el nivel central y las entidades territoriales descentralizadas y autónomas.[70]​ Existen cuatro niveles de descentralización:

1 = De los 2673 kilómetros fluviales de frontera con Brasil, 95 kilómetros son lacustres
2 = De los 534 kilómetros fluviales de frontera con Perú, 150 kilómetros son del lago Titicaca.

Bolivia limita al norte y al este con la República Federativa de Brasil. Al este y sureste con la República del Paraguay, al sur con la República Argentina, al suroeste con la República de Chile, al oeste con la República del Perú. El perímetro total de las fronteras alcanza a los 7252 kilómetros.[6]

Al perder su extensión de costa marítima conocida como Departamento del Litoral tras la Guerra del Pacífico, Bolivia ha mantenido históricamente como política de estado la reclamación territorial a Chile de una salida soberana al océano Pacífico y su espacio marítimo. La Constitución Política de 2009 establece que el Estado boliviano declara su derecho irrenunciable a una salida al mar y que su objetivo es de solucionar el diferendo marítimo pacíficamente.[cita requerida]

Desde la fundación de la ONU en 1945, Bolivia ha solicitado a la Asamblea General considerar su petición de recuperar una salida libre y soberana al océano Pacífico. También ha presentado el asunto ante la OEA, logrando en 1979 la Resolución 426[71]​ que define el enclaustramiento marítimo boliviano como un problema hemisférico.

Durante décadas Bolivia ha mantenido ante diversos foros su demanda por la solución a su mediterraneidad. Chile ha mantenido históricamente una postura por un lado plantear este problema solamente como un asunto bilateral (sin reconocer participación de organismos mediadores) y por otro, la idea de otorgar facilidades de acceso marítimo, pero sin ceder soberanía territorial.[cita requerida]

En el año de 2013 Bolivia demanda a Chile en la corte Penal Internacional de la Haya, para obligar a Chile a negociar una salida soberana al mar, el fallo fue a favor de Chile descartando todos los puntos del estado Boliviano.

La Orden del Cóndor de los Andes es la más alta distinción que otorga Bolivia.

Bolivia se encuentra en la zona central de América del Sur, entre los meridianos 57º 26´ y 69º 38´ de longitud occidental del meridiano de Greenwich y los paralelos 9º 38´ y 22º 53´ de latitud sur por lo tanto abarca más de 13º geográficos. Sus 1 098 581 km² de superficie[6]​ se extienden desde los Andes Centrales, pasando por parte del Chaco hasta la Amazonía. El centro geográfico del país se encuentra en el área de Puerto Estrella sobre el río Grande en la provincia de Ñuflo de Chaves, ubicada en el departamento de Santa Cruz,

La ubicación geográfica del país le permite comprender una gran variedad de formas de relieve y climas. Bolivia tiene una de las superficies forestales más importantes del mundo, con más de 36 millones de hectáreas de bosque primario, según datos de 2015.[73]​ Existe una amplia biodiversidad (considerada entre las mayores del mundo), así como distintas ecorregiones y subunidades ecológicas como el Altiplano, la llanura amazónica, los valles secos, los Yungas y las serranías chiquitanas que están enmarcadas en variaciones altitudinales diversas que van desde los 6542 m s. n. m. del Nevado Sajama hasta los 70 m s. n. m. cerca del río Paraguay. Pese a la variedad de contrastes geográficos, Bolivia carece de costas en el océano (condición adquirida tras la Guerra del Pacífico).

Bolivia se puede dividir en tres regiones fisiográficas:

Bolivia cuenta con tres cuencas que recogen las aguas que desembocan en las vertientes del Atlántico (exorreica), del Altiplano (endorreica) y, en menor medida en el Pacífico como es el caso del río Silala, cuyas aguas se encuentra en disputa con Chile.[74]

El clima de Bolivia varía mucho entre ecorregiones, de las condiciones tropicales en los llanos orientales a un clima polar en los andes occidentales. Los veranos son cálidos, húmedos en el oriente y secos en occidente con lluvias que modifican la temperatura, la humedad, el viento, la presión atmosférica, y la evaporación, dando lugar a climas diferentes. Cuando se presenta el fenómeno climatológico y erráticamente cíclico llamado El Niño[76][77]​ genera grandes alteraciones en el clima. Los inviernos en occidente son bastante fríos y presentan nieve en las proximidades a las montañas, mientras que las tierras bajas tienden a tener días ventosos. El otoño es seco en las regiones no tropicales. Las variaciones climáticas por regiones ocurren de la siguiente manera:

Selva húmeda
Los Yungas, La Paz

Desierto frío
Desierto Dalí, Potosí

Selva seca
Bosque Chaqueño, Santa Cruz

Valle templado
Samaipata, Santa Cruz

Selva tropical
Selva Amazónica, Cochabamba

Altiplano húmedo
Meseta del Titicaca, La Paz

Altiplano seco
Isla del Pescado, Potosí

Glaciar andino
Lago glaciar, La Paz

Bolivia es considerado como un país megadiverso,[78]​ pues se sitúa entre los países del mundo con mayor variedad de seres vivos, ecosistemas y diferencias genéticas dentro de cada especie que permiten la combinación de múltiples formas de vida.

Su gradiente altitudinal, que oscila entre 90 y 6542 m s. n. m., permite contar con esta amplia diversidad biológica. Su territorio comprende 4 tipos de biomas, 32 regiones ecológicas y 199 ecosistemas. Se destacan los ecosistemas de la amazonía, los yungas), la chiquitanía, el chaco y los bosques interandinos. En este espacio geográfico megadiverso cohabitan distintas reservas naturales como los parques nacionales: Noel Kempff Mercado, Madidi, Tunari, Eduardo Abaroa, Kaa-Iya, entre otros.

La biodiversidad de especies se divide en:

Al contar con más de 20 000 especies con semillas, de las cuales se estiman en más de 1200 especies de helechos, más de 1500 especies de hepáticas o musgos, y por lo menos ochocientas especies de hongos. Además, se conocen más de 3000 especies de plantas medicinales, por lo que Bolivia es considerada como el lugar de origen de especies como los locotos, ajíes, pimientos, maníes, poroto o Phaseolus vulgaris, yuca o mandioca y diversas variedades de palmeras. Por otro lado, en sus tierras se producen más de 4000 variedades de patatas en una amplia gama de colores, formas y tamaños.

Entre los diez países más diversos con más de 2900 especies, distribuidas en: 398 de mamíferos, más de 1400 aves (70 % de aves conocidas en el mundo, 6° país con mayor cantidad de especies[79]​), 204 de anfibios, 277 de reptiles y 635 de peces de agua dulce, puesto que el país no cuenta con salida al mar. Además se han identificado más de 3000 especies de mariposas, por lo que el país ocupa el cuarto lugar en el mundo. Existen también más de 50 especies de animales domésticos.

Pese a que el territorio boliviano solo alberga alrededor del 3,5 % de los bosques del mundo, la diversidad biológica del país representa entre el 30 y 40 % del total mundial. Un alto porcentaje de las especies de flora y fauna son endémicas puesto que solo habitan en el área delimitada. La mayor concentración de plantas endémicas se encuentran en los Andes. Más específicamente en los yungas y en los valles secos interandinos.

Leopardus pardalis
Tigrillo

Saimiri boliviensis
Mono ardilla

Ñandú

Lama glama
Llama

Inia boliviensis
Boto o buteo

Swietenia macrophylla
Mara (Caoba)

Chenopodium quinoa
Quinua

Echinopsis boyuibensis
Cactus de boyuibe

Ceiba speciosa
Toborochi

Handroanthus impetiginosus
Tajibo rosado

Cóndor

Tucán

Phoenicopterus andinus
Flamenco

El censo llevado a cabo por el Instituto Nacional de Estadística en 2012 registraba una población de 10 290 003 habitantes (aproximadamente) y un índice de masculinidad de 99,67 %.[16]

En los últimos cincuenta años la población boliviana se ha triplicado, alcanzando una tasa anual de crecimiento de 2,25 %. El incremento de la población en los períodos intercensales 1950-1976 y 1976-1992. La tasa anual de crecimiento para el primer período intercensal fue de 2,05 % entre 1976-1992, mientras que el crecimiento al último censo de 2001 alcanzó a 2,74 % anual.

El 64 % de los bolivianos vive en zonas urbanas y el remanente 36 % en zonas rurales. La mayor parte de la población del país se concentra en los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba, y La Paz que reúnen más del 70 % de la población boliviana. En la región del altiplano, los departamentos de Departamento de La Paz y Potosí concentran la mayor proporción de población. En los valles los departamentos de Cochabamba y Chuquisaca tienen la mayor proporción de población y en los llanos esto ocurre con los departamentos de Santa Cruz y Beni. La densidad poblacional es de 8,49 habitantes por km cuadrado, con variaciones entre los 0,8 en el departamento de Pando y 26,2 en el departamento de Cochabamba. Con el crecimiento poblacional la densidad también ha ido aumentando en cada período intercensal.

La mayor concentración de población se presenta en el llamado "eje central" del país y en el área de los llanos. Bolivia se caracteriza por tener una población joven. Según el censo 2001 el 54 % de los habitantes tiene entre 15 y 59 años, el 39 % tiene menos de 15 años y de ellos la tercera parte son menores de 5 años. Casi el 60 % de la población es menor a 25 años, los adolescentes (10-20 años) representan el 23 % y las mujeres en edad fértil (15-49 años) son casi la mitad del total de mujeres en el país.

Según la Organización Internacional para las Migraciones hay aproximadamente 1,6 millones de bolivianos/as que han emigrado al exterior en busca de mejores condiciones de vida.[80]​ Los países de migración tradicional han sido Argentina, Chile y Estados Unidos. Sin embargo, en la década del 90 la mayor parte de la migración boliviana fue a España, donde se estima que residen 230 000 bolivianos/as.[81]

La población escolar en el nivel inicial es de aproximadamente 200 000 alumnos en el período 2005. En el sector primario, existe una población escolar de 1 600 000 aproximadamente para el mismo período mientras que los jóvenes escolarizados en nivel secundario llegan a los 400 000 alumnos.

La cobertura del Sistema Educativo alcanza a cerca del 85 % de la población y la mayoría se encuentra en establecimientos fiscales 2 100 000 habitantes, demostrando que la demanda por servicios públicos en el campo educativo es muy grande.

La permanencia de la población escolarizable (6 a 19), muestra que el 92 % de la población que declaró tener nivel básico continúa estudiando y representan el 65 % de los asistentes. Al analizar las razones de inasistencia de la población escolarizable por sexo, se concluye que las mujeres son las que menos asisten al sistema escolar en relación a la población masculina. La principal razón por inasistencia tanto de niños como de niñas es la necesidad de trabajar. En el área rural, la inexistencia de oferta educativa pertinente es motivo de inasistencia. Por ejemplo, la escasez de escuelas con más de tercer grado de primaria. La ausencia de secundaria en el área rural es particularmente notoria y por tanto motivo por el cual quienes no pueden migrar a zonas urbanas para asistir a secundaria, abandonan el sistema escolar.

El 96 % de la población está alfabetizada. Siendo uno de los países de América Latina con menos iletrados.[83]​ Los programas de alfabetización del gobierno boliviano en los últimos años mejoraron este indicador.

El 12 de diciembre de 2009, el gobierno nacional anunció la culminación de un programa de alfabetización por el cual desde 2006 se alfabetizaron 820 000 personas en todo el país, en su mayoría campesinos e indígenas.[84]

La organización educativa está constituida por niveles y modalidades de acuerdo a las bases, fines y objetivos de la educación. Esta organización tiene como fundamento el desarrollo biopsicosocial de los alumnos y las características de cada región del país.

Los niveles del Sistema Educativo son graduales, conforme al propio proceso educativo, con objetivos propios y en función de los diferentes estados de desarrollo de los alumnos. Queda una tarea pendiente aún que es la del cambio en la estructura educativa en lo que se refiere a un nuevo plan maestro que direccione esta tarea. El existe un debate sobre la denominada ley Avelino Siñani, que reformaría de gran manera el sistema educativo nacional y que enfrenta diversos grupos de oposición, entre ellos los mismos maestros que se quejan de que no fueron consultados para la elaboración de esta norma educativa.

Entre 2007 y 2017, la mortalidad infantil ha disminuido de 50 % según la Organización mundial de la salud.[85]

Estadísticas educativas

La siguiente lista muestra el Ranking Web de Universidades, Webometrics 2021[86]​ completo de las 56 Universidades que imparten Educación Superior en territorio Boliviano. Elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas español (CSIC), el presente ranking toma en consideración 3 ejes para la puntuación de las distintas Universidades. Excelencia académica que cuenta por el 40% de la puntuación (porcentaje de artículos académicos y científicos más citados en 27 disciplinas de la base de datos de scimago lab) [87]​ 50% de puntuación por la visibilidad del impacto del contenido y 10% de puntuación por los top investigadores académicos-científicos.

Referencias

La composición étnica de Bolivia comprende una gran diversidad de culturas. La mayoría de los indígenas han asimilado la cultura mestiza, [cita requerida]diversificando y expandiendo sus raíces ancestrales. Consecuentemente, en Bolivia se constata la mezcla de culturas, uniendo aspectos hispanos con lo amerindio.

Los pueblos indígena-originarios de Bolivia se dividen en dos ramas: Las Etnias de los Andes asentadas en mayor parte en las regiones altiplánicas y valles; y las Etnias de los Llanos Orientales que se localizan en las regiones cálidas al nororiente de la cordillera central y las regiones del sudeste (Gran Chaco).

Bolivia tiene una rica variedad lingüística producto de su condición multicultural.

La Constitución Política del Estado reconoce 37 idiomas oficiales, incluyendo además del castellano todos los idiomas de los pueblos indígenas de Bolivia.[92]

El español es el idioma oficial más hablado en todo el país según el censo de 2001,[93]​ por un 88,4 % de los habitantes como lengua materna o segunda lengua en algunas poblaciones indígenas. Los documentos legales y oficiales del Estado, incluyendo la Constitución Política, las principales instituciones privadas y públicas, los medios de comunicación y las actividades comerciales utilizan este idioma.

Entre los principales idiomas indígenas están:

Dentro las lenguas extranjeras, son más frecuentes el inglés y el portugués o su mezcla con el español denominada portuñol.[cita requerida]

Bolivia es un estado laico que garantiza la libertad de culto. La Constitución de 2009 establece que:

Según el censo del año 2001 realizado por el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia, el 78 % de la población se autodenomina católica. Las denominaciones protestantes representan a casi el 19 % de la población. El número de católicos es más alto en las áreas urbanas que en las áreas rurales, mientras que la afiliación protestante alcanza su nivel más alto, aproximadamente 20 %, en el campo. Aproximadamente el 2,5 % de la población indicó no tener afiliación religiosa y menos del 0,2 % declaró tener una afiliación con otras confesiones religiosas, incluyendo el islam, los testigos de Jehová, la fe bahai, el judaísmo, el budismo y el sintoísmo. Hay 280 organizaciones religiosas no católicas y más de 200 grupos católicos registrados por el gobierno.

Los menonitas, luteranos, testigos de Jehová, adventistas, bautistas, pentecostales, metodistas, mormones, etc., mantienen una presencia activa de misioneros extranjeros.

La Iglesia católica boliviana tiene cuatro Arquidiócesis, siete Diócesis, dos Prelaturas y cinco Vicariatos Apostólicos. Entre los más importantes acontecimientos religiosos de las últimas décadas puede mencionarse la visita de Juan Pablo II en 1988, el nombramiento a cardenal de monseñor Julio Terrazas, arzobispo de Santa Cruz y la visita del papa Francisco el año 2015.

El catolicismo ha sido tradicionalmente la religión con mayor número de adeptos en el país. En los pueblos indígenas de occidente se mantiene vigente a través del sincretismo religioso pese a que en las últimas décadas, las iglesias cristianas protestantes han ganado terreno sobre el catolicismo. Por su parte, los pueblos indígenas del oriente como los chiquitos y los moxos mantienen fuertes vínculos con el catolicismo, producto del mestizaje cultural heredado de las misiones jesuíticas del siglo XVII.

Buena parte de la población indígena practica diversas religiones con elementos sincréticos o complementarios con el catolicismo desde sus cosmovisiones y tradiciones ancestrales. Se destaca el culto a la Pachamama[94]​ o Madre Tierra que se combina con la veneración de la Virgen de Copacabana, la Virgen de Urkupiña, la Virgen del Socavón o el Señor Jesús del Gran Poder. También existen regiones aymaras al sur del lago Titicaca que mantienen una fuerte devoción por el Tata Apóstol Santiago[95]​ que se combina con tradiciones ancestrales. Otras deidades indígenas son: el Ekeko, dios aymara de la abundancia cuya fiesta se celebra de manera generalizada el 24 de enero en la Feria de Alasitas y Tupá, dios prestigioso del pueblo guaraní.

Recientemente, algunos líderes indígenas han buscado desterrar toda forma de cristianismo de sus comunidades para reivindicar sus creencias ancestrales. En 2009, mediante Decreto Supremo, se decidió reconocer el festejo del Año Nuevo Aymara o Wilka Kuti (retorno del sol), fiesta que celebra el inicio de un nuevo ciclo solar con la llegada del solsticio de invierno. Esta celebración se lleva a cabo en las ruinas del complejo Tiwanaku.

La cultura de Bolivia se caracteriza por tener una gran diversidad de expresiones como resultado de la variedad de escenarios geográficos que su actual territorio comprende, así como de la diversidad étnica que la caracterizan.

En Bolivia existen alrededor de cuarenta grupos étnicos, que en muchos casos conservan sus tradiciones, culturas e idiomas.

Bolivia presenta en todas sus variantes culturales una considerable influencia indígena.

La cultura boliviana ha sido definida por su interesante disposición geográfica, la predominante población indígena y el mestizaje de sus tradiciones ancestrales con los elementos culturales europeos que fueron importados durante el periodo de colonialismo español. La amalgamación de todos estos elementos han dado como resultado una cultura rica, variada y sin similares en el resto del mundo.

El patrimonio cultural de Bolivia está constituido por todos los bienes culturales intangibles y tangibles, tanto muebles como inmuebles, encontrados o producidos en el territorio boliviano, como producto individual o colectivo, que como testimonio de creación humana material o inmaterial artística, científica, arqueológica, urbanística, documental o técnica que sean susceptibles de una declaración de este carácter.

El Estado boliviano reconoce la conformación pluricultural, multiétnica y plurilingüe de la Nación, y consagra los principios de la interculturidad, interinstitucionalidad y participación social como pilares de la conservación integrada del patrimonio cultural de Bolivia.

El Estado tiene como una de sus más altas funciones, la protección con equidad del patrimonio tangible e intangible de todas las culturas que se desarrollan en territorio nacional y que conforman el patrimonio cultural de Bolivia, y promueve el reconocimiento, rescate, recreación, preservación, conservación integrada, acceso y difusión del patrimonio cultural como un derecho de todos los habitantes del país.

Bolivia encierra una enorme riqueza histórica y cultural, que se expresa en una universalmente elogiada importancia turística para los amantes de la naturaleza, la antropología, la arqueología y la paleontología.

La pintura boliviana tiene su inicio en el arte rupestre de los pueblos originarios. Actualmente, se registran más de mil sitios con arte rupestre correspondientes a distintos periodos como ser: paleoindio, preincaico, incaico, colonial y republicano.[110]​ Los principales parques arqueológicos de arte rupestre boliviano son: Calacala en Oruro, Samaipata (sitio declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad) en Santa Cruz, Copacabana en La Paz e Incamachay (sitio declarado Monumento Nacional) en Chuquisaca.[110]

Durante el periodo colonial, los pintores del actual territorio boliviano recibieron la influencia del manierismo de Bernardo Bitti y del arte estilizado carente de realismo de las tradiciones incaica y tiahuanacota, destacándose pintores como Diego Cusihuamán.[111]

En el siglo XVII, el barroco genera la Escuela de Potosí y la Escuela del Collao.[111]​ En Potosí se tiene una fuerte influencia del manierismo español, destacándose Melchor Pérez de Holguín, el pintor barroco más importante del Virreinato del Perú.[111]​ Por su parte, en el Collao la influencia hispano flamenca logra inspirar a artistas indígenas y mestizos, destacándose el anónimo Maestro de Calamarca[111]​ con sus obras conocidas como Ángeles y Arcángeles de Calamarca.[112]

La independencia incorporó la pintura influenciada por el neoclasicismo y el academicismo con pintores como Melchor María Mercado[113]​ y Zenón Iturralde.[114]​ En el siglo XX, aparece el arte marcado por el nacionalismo revolucionario y el indigenismo.[114]​ El realismo mágico de Arturo Borda, los retratos indígenas de Cecilio Guzmán de Rojas y el arte revolucionario de Miguel Alandia Pantoja, Walter Solón Romero y Alfredo La Placa son los principales referentes.[114]​ Por su parte, el arte contemporáneo de fines de siglo, introduce temas como el hombre urbano y la crítica social.[115]​ Los pintores contemporáneos más destacados son: Gil Imaná, Lorgio Vaca, Edgar Arandia, Gastón Ugalde, Tito Kuramoto, Carmen Villazón, Sol Mateo, Luis Zilveti y Roberto Mamani Mamani.[115]

La escultura boliviana se remonta al periodo de Tiwanaku con las estelas antropomorfas como el Monolito Bennett o las figuras esculpidas en la Puerta del Sol.[116]​ Más adelante, en el periodo colonial se destaca Tito Yupanqui, autor de la Virgen de Copacabana, quien tuvo una técnica que entroncó la tradición indígena con la escultura española de la época.[117]​ Posteriormente, se destacan esculturas talladas en iglesias de Sucre y Potosí que fueron influenciadas por la Escuela Sevillana y la Escuela Cuzqueña.[117]

En el periodo republicano, la escultura recibe un impulso con la creación de la Escuela de Bellas Artes de La Paz[115]​ y es así que a comienzos del siglo XX se destacan Emiliano Luján, Hugo Almaráz, Víctor Zapana y principalmente, Marina Núñez del Prado[118]​ quien es considerada una de las más grandes escultoras de América Latina.[119]​ La obra de Núñez del Prado se distingue por el uso de estilizadas curvas (trabajadas en ónix, granito negro, alabastro, etc.), que simbolizan a la mujer, tema que ocupa un lugar central en su arte.[119]​ Más tarde, después de la década de 1960, aparecen nuevos talentos como Ted Carrasco, Carlos Rodríguez y Marcelo Callaú[115]​ que en su mayoría se inspiran en la sociedad boliviana y los mitos andinos.[115]

La arquitectura boliviana rescata los edificios de Tiwanaku construidos con grandes bloques de piedra labrada con excelente ensambladura[116]​ y las construcciones incaicas como los palacios de la Isla del Sol y los fuertes militares de Samaipata e Incallajta por ejemplo.[120]

En la época colonial se destacan los edificios religiosos barroco mestizos del siglo XVIII que combinan elementos mitológicos europeos y nativos.[121]​ La Iglesia de San Lorenzo de Potosí, la Basílica de San Francisco de La Paz y las iglesias de las Misiones Jesuíticas son obras representativas de este periodo.[121]

Luego de la independencia, surgen nuevos estilos como el neoclásico con la Catedral de Potosí de Manuel Sanahuja; y el academicismo francés con el Palacio de Gobierno de José Núñez del Prado y la Catedral de Santa Cruz de la Sierra de Felipe Bertrés.[122]​ A fines del siglo XIX, se impone el eclecticismo reflejado en obras como el Palacio de la Glorieta de Antonio Camponovo que combina 14 estilos arquitectónicos.[122]

En el siglo XX surgen estilos como el neotiahuanaco con el Museo Nacional de Arqueología de Arturo Posnasky; y el academismo oficial con el Palacio Legislativo de Camponovo.[122]​ En la utilización de ambos estilos se distingue Emilio Villanueva, quien es considerado el más importante arquitecto boliviano del siglo por obras como la Alcaldía de La Paz (1925), el Banco Central de Bolivia (1926) y el complejo de la Universidad Mayor de San Andrés (1941-1948).[122]

En Bolivia existe una infinita variedad de danzas folclóricas que muestran las diversidad de culturas. Muestra viva de esto es el Carnaval de Oruro, "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad" (UNESCO), la Fiesta del Gran Poder y las entradas folclóricas universitarias y religiosas en las principales ciudades del país.

Danzas por departamentos:

Sobresalen también el Ballet Folklórico Nacional fundado en 1975, la Orquesta Sinfónica Nacional fundada en 1945 y el Coro y Orquesta de Urubichá que recoge la herencia musical barroca y renacentista de la Chiquitanía boliviana.

La música se toca durante los festivales y las danzas, contiene fuertes influencias españolas. Los instrumentos musicales más comunes son:

La Revolución de 1952 fomentó y apoyó el desarrollo de una cultura nacional, principalmente la parte aymara y quechua a través de las capas medias de la sociedad. Se llegó a establecer un Departamento de folclore dentro del Ministerio de Educación.

El despertar de la cultura se reflejó también en la música. En 1965 Edgar "Yayo" Jofré formó un cuarteto llamado Los Jairas en La Paz. Con el ascenso de la música popular Jofré, junto con Alfredo Domínguez, Ernesto Cavour, Julio Godoy y Gilbert Favre modificaron las formas de la música tradicional, fusionándola con ritmos urbanos y europeos. Posteriormente aparecerán grupos como Wara, Khanata, Paja Brava, Savia Andina y sobre todo Los Kjarkas quienes refinarán esta fusión y llevarían la música boliviana a los principales escenarios internacionales.

Entre los cantautores más destacados están Raúl Shaw Moreno, Gladys Moreno, Alfredo Domínguez, Orlando Rojas, Nilo Soruco, Willy Alfaro, Luzmila Carpio, Ulises Hermosa, Yalo Cuéllar, Luis Rico, Pepe Murillo, Emma Junaro, Enriqueta Ulloa, Juan Enrique Jurado y Aldo Peña.

En composición musical descuellan el fallecido Alfredo Domínguez con todas sus obras. Simeón Roncal con su <<Marcha hacia el Chaco>>, Teófilo Vargas con su obra folclórica <<Aires Nacionales de Bolivia>>, Eduardo Cava con sus <<18 Aires Andinos>>, Gilberto Rojas con su taquirari <<Viva Santa Cruz>>, Willy Alfaro Carballo con la «Fiesta de Reyes o Tonada para Remedios», Apolinar Camacho con la composición <<Viva Mi Patria Bolivia>> considerado el segundo himno del país, el compositor de guitarra clásica Piraí Vaca.

Los grupos de música nacional más representativos son: Los Kjarkas, Los Andariegos, Palala Ahicito, Los Canarios del Chaco, El Negro Palma, Juan Enrique Jurado, Savia Andina, Grupo Andino, Grupo Femenino Bolivia, Raymi Bolivia, Jacha Mallku, Tupay, Kala Marka, Pasión Andina, Proyección, Amaru, Bonanza, Alaxpacha, Trío Oriental, Dúo Sentimiento, Tola Claudio, Huáscar Aparicio.

En géneros como Rock-Pop y Rock sobresalen a nivel internacional grupos como: Loukass, Octavia, Azul Azul y Atajo.

En el periodo colonial se destacaron escritores como Antonio de la Calancha y Vicente Pazos Kanki, mientras que a inicios de la vida republicana sobresale Juan Wallparrimachi. Durante buena parte del siglo XIX, el historiador Gabriel René Moreno es el principal referente de las letras bolivianas.

Las primeras obras literarias bolivianas aparecen a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX con autores como Nataniel Aguirre, Ricardo Jaimes Freyre, Alcides Arguedas, Franz Tamayo, Gregorio Reynolds, Jaime Mendoza y Armando Chirveches. Durante la primera mitad del siglo XX se destacan principalmente Adela Zamudio, Demetrio Canelas, Abel Alarcón, Tristán Marof, Enrique Finot y Javier del Granado.

Durante la segunda mitad del siglo XX se acentúan las obras literarias nacionalistas, destacándose escritores como Augusto Céspedes, Carlos Medinaceli, Antonio Díaz Villamil, Óscar Alfaro, Raúl Botelho Gosálvez, Joaquín Aguirre Lavayén, entre otros. Por otra parte, se consagran escritores que marcan una nueva manera de hacer literatura universal en Bolivia como Jaime Sáenz, Óscar Cerruto, Julio de la Vega, Jesús Urzagasti, Jesús Lara, Raúl Otero Reiche, Adolfo Costa Du Rels, Renato Prada Oropeza, Eduardo Mitre, Pedro Shimose, Néstor Taboada Terán, Gastón Suárez, entre otros.

Dentro del panorama literario contemporáneo se destacan escritores de distintos géneros, muchos de ellos impulsados por el Premio Nacional de Novela creado en 1998. Gonzalo Lema, Edmundo Paz Soldán, Wolfango Montes, Cé Mendizábal, Ramón Rocha Monroy, Homero Carvalho, Juan de Recacoechea, Víctor Montoya, Adolfo Cárdenas, Giovanna Rivero, Wilmer Urrelo, Rodrigo Hasbún, Víctor Hugo Viscarra, Claudio Ferrufino-Coqueugniot, Sebastián Antezana, Ronnie Piérola Gómez son los principales referentes.

En Bolivia se pueden encontrar alrededor de 35 000 sitios arqueológicos. Muchos de los más conservados, por razones climáticas (desiertos y áreas muy secas) o por el tipo de materiales usados (piedra), se encuentran en los Andes, pertenecientes a culturas preincaicas e Inca. Sin embargo, en el sector oriental tropical del país (los 2/3 del territorio de Bolivia) son incontables los sitios arqueológicos, con pinturas rupestres, restos de cerámicas y hasta los vestigios de las enormes obras hidráulicas prehispánicas en los llanos de Moxos y Baures.

La zona arqueológica más importante del país son las Ruinas de Tiwanaku, en la que se halla la Puerta del Sol, con sus monumentos de observación astronómica y sus técnicas de cultivo, los cuales denotan un avanzado grado de conocimiento, no solo de su medio ambiente sino de las leyes del universo.

El Oriente tropical boliviano fue el centro de una importante civilización precolombina, conocida como Cultura Hidráulica de las Lomas. Desde más o menos 4000 años a. C. (probablemente antes: el dato actual se basa en las cerámicas datadas) hasta el siglo XIII d.C., la región fue asentamiento de importantes grupos humanos organizados en sociedades pre-estatales (en algunos casos muy centralizados), definidos como cacicazgos, potentados locales. El sistema se basaba, ambiental y económicamente, sobre el uso de características ambientales específicas (uso de plantas acuáticas como fertilizantes y gigantescos sistemas de pesca) y en la construcción de grandes obras hidráulicas que permitían la conexión entre los varios núcleos humanos en cualquier estación, los cultivos también en la época de inundaciones (por esto la creación de campos de cultivo elevados visibles aún hoy en día desde el aire), de terraplenes, diques, canales y lagunas con función viaria y de pesca.

A la llegada de los españoles, la región ya estaba en plena decadencia desde hacía cerca de tres siglos. De todas formas, queda como uno de los centros de origen y propagación de muchos productos agrícolas de difusión mundial: tabaco, cacahuete o maní, algodón, yuca (Manihot esculenta), camote (Ipomoea batatas).

Otra zona de importancia, patrimonio de la humanidad de la Unesco, es el centro ceremonial de Samaipata, conocido también como el Fuerte, el más grande petroglifo terrestre construidos por poblaciones amazónicas en épocas remotas. El centro fue ocupado aparentemente pocos años antes de la conquista española por una avanzadilla incaica que ha dejado sobrepuestos a las decoraciones de las culturas amazónicas, algunos de los típicos motivos incaicos. En los alrededores se han descubierto más de 50 edificaciones en una zona de 30 a 40 hectáreas.



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