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Espada



La espada es un arma blanca de dos filos que consiste básicamente en una hoja recta cortante, punzante —o con ambas características—, con empuñadura, y de cierta envergadura o marca (marca: aproximadamente a partir de medio metro). Según la definición estricta no serían espadas los sables, las katanas (sable japonés), etc.

Tienen su hoja metálica afilada en uno o los dos filos si es de tajo, o sin filos y con puntas agudas y duras si es de punzar, o con ambas características. La empuñadura se hacía de muchos y diversos materiales, sobre todo si eran espadas para "ceñir" o de "parada" aristocráticas, pero se solía emplear la madera o cuerno recubiertos —o no— de cuero o cordelería.

Siendo su aparición muy temprana (IV milenio a. C.), su hoja se hizo inicialmente de cobre (muy débil), posteriormente de bronce, hierro y finalmente acero templado. La factura y el manejo de la espada permanecen constantes a lo largo de los siglos, pero las técnicas varían entre culturas y periodos como resultado de las diferencias en el diseño y propósito de la hoja. Los nombres dados a muchas espadas en la mitología, literatura e historia reflejan el alto prestigio del arma (ver listado de espadas).

Según la ley de seguridad nacional europea, poseer una arma blanca (espadas) sin licencia de ella puede costar una multa de 3000€ dependiendo del afiler y la longitud de la espada y también de 2 a 7 años de prisión. Curiosamente ya no se puede conseguir esa específica licencia pero la ley aún se mantiene.

La palabra espada proviene del latín spatha (que también sirvió para denominar a la espada larga y recta romana de caballería), y esta, a su vez del griego spathe. Etimológicamente el nombre permanece hoy día en el francés como épée, y en el italiano como spada.

Los humanos han fabricado y usado armas con filo desde la Edad del Bronce. La espada se desarrolla a partir de la daga cuando la confección de hojas largas se hace posible a principios del II milenio a. C. Las espadas más largas de 90 cm son raras durante la Edad del Bronce, pues su longitud excede la capacidad extensible del bronce (aleación de cobre y estaño). No fue hasta el desarrollo de aleaciones más fuertes, como el acero, que la espada larga fue práctica para el combate.

Las espadas de la Edad del Bronce tienen su origen en los trabajos del cobre del Mediterráneo y el Mar Negro, así como en Mesopotamia. La espada inicia su andadura europea mientras que en Próximo Oriente durante un tiempo únicamente se hace uso de dagas; la espada destronará finalmente al puñal como arma simbólica del guerrero. La producción de espadas en China se documenta desde la Edad del Bronce, en la Dinastía Shang.

La empuñadura en los orígenes consiste simplemente en un mango, que protegía a la mano de resbalar sobre la hoja al empujar. En el siglo XV a. C. se conocen en la Europa Central y Nórdica las espadas de lengüeta: las hojas tienen una estrecha lengüeta que se inserta en la empuñadura dando lugar a formas diversas en el sistema de enmangado, que llegaron pronto al Mediterráneo Oriental: Grecia, Chipre y Egipto. Las espadas del Bronce Nórdico, desde aproximadamente el 1400 a. C., muestran los característicos diseños espirales.

Las espadas conocidas como tipo Naue II, que se expandieron desde la Europa Meridional hacia el Mediterráneo, han sido relacionadas por Robert Drew con el colapso de la Edad del Bronce Final.

Cabe señalar que el metal es, durante largo tiempo, un elemento de prestigio con el que se fabrican las armas, joyas y objetos ceremoniales, a los que solo tienen acceso las clases dominantes. Para la metalurgia se requiere un especialista a tiempo completo, mientras que las herramientas cotidianas siguen fabricándose a nivel doméstico, con madera o piedra tallada. Tan solo la élite y los personajes de cierto poder social están en disposición de poseer estas armas y conseguir conquistas y defensa personal. Esta diferencia social, fuerza y carisma, acabará convirtiendo a estos personajes en defensores de un territorio y una población, y se empezará a esbozar la figura del héroe.

Las espadas de hierro se hacen más comunes desde el siglo XIII a.C. Los hititas, los micénicos y la cultura proto-céltica de Hallstatt (siglo VIII a. C.) figuran entre los primeros usuarios de espadas de hierro. El hierro tenía la ventaja de poderse producir en masa, por la mayor cantidad disponible de materia prima. Las primeras espadas de hierro no son comparables con las posteriores de acero; quebradizas, aunque superiores a las armas de bronce, pero su fácil producción y la mayor disponibilidad de materia prima permitían por primera vez el equipamiento de ejércitos enteros con armas de metal, aunque ocasionalmente los ejércitos egipcios de la Edad del Bronce fueron completamente equipados con armamento de bronce. Los herreros aprendieron finalmente que, agregando cierta cantidad de carbón (añadido durante la reducción en forma de carbón de leña) al hierro, podían producir una aleación mejorada (ahora conocida como acero). En la antigüedad existieron varios métodos diferentes de facturación de espadas, entre los que es más conocido el diseño por soldadura (pattern welding). La técnica de diseño por soldadura consistía en unir distintos tipos de acero para mejorar la resistencia y tenacidad del material. En esa época, el acero soldado por forja se encontraba casi exclusivamente en las ranuras centrales que se hacían a las hojas para reducir la masa y mejorar la flexibilidad y equilibrio. Se llegaron a desarrollar diseños intrincados, que eran considerados la marca del maestro herrero.

Con el tiempo, se desarrollaron diversos métodos por todo el mundo. En el tiempo de la Antigüedad Clásica y los Imperios Parto y Sasánida de Irán, fueron comunes las espadas de hierro. La xifos y la kopis griegas y la gladius romana son ejemplos del tipo, midiendo aproximadamente de 60 a 70 cm. El tardío Imperio romano introdujo la spatha (el vocablo para su empuñadura, spatharius, se convirtió en un rango del tribunal en Constantinopla), más larga, y desde entonces el término espada larga se aplica a las espadas comparativamente largas de sus respectivas épocas. Las espadas chinas de acero hacen su aparición desde el tercer siglo adC en la Dinastía Qin: encontramos la Dao con solo un filo, en ocasiones traducida como sable o espada ancha, y la Jian de doble filo.

El tipo spatha permanece extendido durante el periodo de las migraciones y aún en la Edad Media. Las spathas de la era Vendel (Suecia, 550-793) estaban decoradas con motivos germánicos (similares a los de los bracteates – moneda de oro plana, elaborados tras las monedas romanas). La Era Vikinga contempla nuevamente una producción más estandarizada, pero el diseño básico sigue siendo deudor de la spatha.

Solo desde el siglo XI las espadas normandas empiezan a desarrollar los gavilanes o la cruz. Durante las Cruzadas del siglo XII (o XIII) este tipo cruciforme permanece estable, con variaciones que solo afectan a la forma del pomo. Estas espadas estaban diseñadas como armas cortantes, si bien se hicieron comunes puntas efectivas para rebatir las mejoras en la armadura. Las espadas de un solo filo se popularizaron en Asia. La espada coreana Hwandudaedo, derivada de la Dao china, se conoció en el medioevo temprano de los Tres Reinos. La Katana japonesa, cuya producción se documenta aproximadamente en el año 900 deriva también de la Dao.

Nuevos diseños de espada - junto a la mejora de la armadura - se fueron desarrollando a un ritmo cada vez más rápido entre 1300 y 1500, durante el Renacimiento. El principal cambio fue el alargamiento de la empuñadura, que permitía el uso ambidiestro, y una hoja más larga. Este tipo de espada, llamada en su tiempo Langes Schwert (en alemán espada larga) o Spadone, era común hacia 1400, y varios Fechtbücher (libros de esgrima) que se conservan de los siglos XV y XVI ofrecen instrucciones sobre su uso. Otra variante fue la espada especializada en perforar la armadura, del tipo estoque. La espada larga se popularizó por la capacidad de alcance, de corte y empuje, mientras que el estoque lo hizo por su habilidad para alcanzar los huecos entre las placas de la armadura. La empuñadura se envolvía en ocasiones con alambre o piel de animal para ofrecer una mayor sujeción, a la vez que dificultaba la posibilidad de desarme al golpear la mano.

En el siglo XVI, la larga Doppelhänder (hoy llamada Zweihänder (ambos términos germánicos designan el uso de las dos manos) finalizó la tendencia al incremento del tamaño de las espadas (sobre todo por la disminución de las armaduras de placas y el advenimiento de las armas de fuego), y la temprana Edad Moderna vio el retorno a las armas más ligeras, para una sola mano.

La espada fue el arma más personal en este período, la más prestigiosa y la más versátil en el combate cuerpo a cuerpo, pero empezó a declinar su empleo militar debido a que la tecnología cambió la guerra. No obstante, mantuvo un rol principal en la autodefensa civil.

Se cree que el Rapier (estoque) evolucionó de la española espada ropera en el siglo XVI. El Rapier (estoque) difiere de las espadas más antiguas en que no se trata de un arma militar, sino de uso civil. Tanto el Rapier (estoque) como la Schiavona italiana desarrollaron la cruz en forma de cesta para proteger la mano. Durante los siglos XVII y XVIII, la Smallsword, más corta, se convirtió en un accesorio esencial en Europa y el Nuevo Mundo, y la mayoría de los hombres ricos y oficiales militares portaban una. Tanto la Smallsword como el Rapier (estoque) siguieron siendo las espadas de duelo más populares hasta bien entrado el siglo XVIII.

Cuando el vestir espadas pasó de moda, los bastones tomaron su lugar en el armario de los caballeros. Algunos modelos de bastón (conocidos como bastones espada) incorporaban una hoja escondida. La Canne, arte marcial francés, se desarrolló como una técnica de lucha con bastones y bastones-espadas, hasta convertirse en un deporte.

Hacia el fin de su vida útil, la espada sirvió más como un arma de autodefensa que para un uso en la batalla, y la importancia militar de las espadas decreció durante la Edad Moderna, lo que se convirtió en un símbolo de poder para los oficiales. Incluso como arma personal, la espada empezó a perder su preeminencia a finales del siglo XVIII principios del siglo XIX, paralelamente al desarrollo de armas de fuego personales y fiables.

Las espadas siguen en uso, pero cada vez más limitadas a dignatarios oficiales militares y uniformes ceremoniales. A pesar de ello, muchos ejércitos conservaron sus armadas de caballería pesada hasta después de la Primera Guerra Mundial. Por ejemplo, el ejército británico adoptó formalmente un nuevo diseño de espada de caballería en 1908, casi el último cambio de armamento antes del estallido de la guerra. Las últimas unidades de caballería pesada británica no pasaron a los vehículos armados hasta 1938. Las espadas y otras armas dedicadas a la melé fueron empleadas ocasionalmente por varios países durante la Segunda Guerra Mundial, si bien como arma secundaria por su desfase ante el armamento contemporáneo.

Las espadas genuinas pueden usarse para administrar una diversidad de castigos físicos: penas capitales por decapitación o la amputación de miembros. En Escandinavia, en donde por tradición se aplicaban los castigos con la ,espada, los nobles eran decapitados con una espada y los plebeyos con un hacha.

En Asia se puede ver un empleo similar a la espada. El shinai, una espada de práctica, es también usado como instrumento de azotes, muy común en escuelas extracurriculares privadas.

La espada consta de la hoja y la empuñadura. El término de vaina designa la cubierta de la hoja de la espada, donde reposa cuando no está en uso.

Tres tipos de ataques pueden realizarse con la hoja: punzar, cortar y rasgar. La hoja puede tener doble filo o un solo filo; esta última puede tener un falso filo cerca de la punta. Al manejar la espada, el filo verdadero o lado más largo es el que se usa para punzadas en recto o estocadas, mientras que el filo falso o lado más corto se emplea para contraatacar. Algunas empuñaduras tienen el filo en la parte más larga, en tanto que las empuñaduras más simétricas permiten el intercambio del lado corto y del lado largo simplemente girándola.

La hoja puede tener muescas o acanalamientos conocidos como fullers o abatanadores, que dan ligereza a la hoja y permiten a su vez mantenerla fuerte y rígida. La hoja puede estrecharse de forma más o menos aguzada hacia la punta, utilizada para punzar. La parte de la hoja entre el centro de percusión (CoP) y la punta se le conoce como punto débil de la hoja. La sección entre el centro de balance (CoB) y la empuñadura es conocida como punto fuerte de la hoja. La sección entre el CoP y el CoB es la parte media de la hoja. El recazo,[1]​ también conocido como ricasso u hombro, es la pequeña sección de la hoja inmediata hacia la guarda que se encuentra completamente sin filo, y puede ser presionada con un dedo para aumentar el control de la punta. Muchas espadas no tienen recazo. En algunas armas largas, como la Zweihänder alemana, una cubierta de piel envuelve al recazo, y un espadachín puede extender ahí su dedo para manejar mejor la espada en combate cercano.

El recazo contiene normalmente la marca del herrero de la espada. En las hojas japonesas, esta marca aparece en la espiga (parte de la hoja que se extiende dentro de la empuñadura) bajo el mango. En el caso de una espiga de cola de rata, el herrero de la espada suelda una delgada vara al final de la hoja hacia la guarda. Esta varita llega hasta la empuñadura (finales del siglo XX y construcciones posteriores). Esto ocurre de manera más común en réplicas decorativas, o espadas baratas de ornato. Las espadas tradicionales no usan este método de construcción, ya que puede romperse fácilmente el punto de soldadura.

En la elaboración tradicional, el herrero de la espada forja la espiga como parte de la espada. Las espigas tradicionales van a través de la empuñadura, dándole mayor durabilidad que la espiga cola de rata. Los herreros colocan dicha espiga al final del pomo de la espada, o en ocasiones sueldan la empuñadura con la espiga y la parte final de esta la atornillan al pomo de la espada. Este estilo es conocido como de espiga estrecha u oculta.

Las réplicas modernas, menos tradicionales, de las espadas tienen en ocasiones el pomo atornillado, o una nuez del pomo sujeta la empuñadura y permiten desmantelarla. La espiga completa (más común en cuchillos y machetes) tiene el mismo ancho que la hoja y cuenta con el mismo grosor del mango. En las espadas europeas o asiáticas vendidas en la actualidad, muchas espadas anunciadas como de espiga completa son en realidad de espiga cola de rata.

A partir del siglo XVIII, la espada se creó para cortar, esto es, la parte afilada de la hoja se curvaba con un radio igual a la distancia del cuerpo del espadachín que la iba a usar. Esto permitía que la hoja tuviera un efecto de sierra más que de simple corte. En las espadas europeas, que se usan con toda la longitud del brazo, su radio de curvatura era de aproximadamente un metro. Las espadas de Medio Oriente, al usarse con el brazo flexionado, tenían un radio más pequeño.

Por empuñadura se comprende toda la parte de la espada que permite el control y manejo de la hoja y consiste del mango, el pomo y una guarda simple o elaborada. Las espadas de la era postvikinga constaban únicamente de una guarda cruzada (llamada empuñadura en cruceta).

El pomo, además de mejorar el balance de la espada y del mango, podía usarse como un instrumento de ataque en el corto alcance. El pomo también podía tener borlas o nudos de la espada.

La espiga es la extensión de la estructura de la hoja a través de la empuñadura.

La guarnición, guardamano o guarda, es la defensa, también en otras armas blancas, que se pone para proteger la mano.

Un gavilán es un hierro que sale de la guarnición de la espada para defender tanto la mano como el resto del cuerpo de los golpes del contrario. Normalmente hay dos, formando así una cruz.[2]

La vaina es la cubierta protectora en la cual reposa la espada. En todo el milenio, la vaina ha sido elaborada de diversos materiales, incluyendo piel, madera y metales, como bronce y acero. La abertura de la vaina por donde se introduce la hoja se llama garganta y forma parte de toda la montura de la misma vaina, en la cual lleva un gancho o un anillo que facilita la entrada de la espada.

En las vainas de piel generalmente está protegida por una punta de metal, en la cual descansa la punta de la hoja de la espada. La vaina, ya sea de metal o de piel, brinda una protección extra a través de una extensión llamada cuña o zapato.

Como ya se ha indicado anteriormente, los términos espada larga, gran espada y la Claymore gaelica se relacionan a una era en especial, y cada término designa un tipo particular de espada. Una espada es en sentido estricto una hoja recta de doble filo diseñada para cortar y rasgar. Sin embargo, de manera general, el término se ve modificado por las diversas influencias culturales. Casi todos los investigadores designan a las espadas de un solo filo, como las armas asiáticas, con la palabra de espada, por el prestigio que comparten de sus contrapartes europeas.

Los europeos también se refieren de manera frecuente a sus espadas de un solo filo como espadas, incluyendo a los sables y floretes. Los otros términos (cimitarra, mandoble, tranchete, chafalote, espada mortuoria) son para referirse en esencia al mismo tipo de arma, pero la diferencia de nombre se debe a sus distintos usos en distintas épocas.

Para extender la definición e historia de la espada en sus múltiples variantes, y cada una con sus particularidades y culturas, véanse las siguientes entradas:

Khopesh de la Edad de Bronce

Gladius romano

Mandoble flamígero

Montante alemán de mediados del s. XVI

Espadón

Florete

Réplica de un claymore

Schiavona veneciana de finales del s. XVII

Spatha

Ninjato

Jian de la dinastía Zhou (481-221 adC)

Torero utilizando el estoque

Entre los sables (espada curva de generalmente un solo filo) se pueden distinguir:

Yatagán del s. XVIII

Wakizashi

Modelo con una katana

Flissa en el Museo Británico

Cimitarra del s. XIX

Machete

Shamsir

Dao chino

Oficial indio con un talwar (1850)

La espada puede simbolizar violencia, combate o intervención militar. La declaración de Jesús: Aquellos que vivan por la espada morirán por la espada usaba este término en ese sentido. En el Islam, la expresión árabe Jihad bis saif 'lucha por la espada' significa la guerra 'santa' para el islam. Otro ejemplo de este significado metafórico viene al viejo refrán de la pluma es más fuerte que la espada, atribuido a Edward Bulwer-Lytton.

La Espada de Damocles es una anécdota moral, en donde una espada suspendida encima de un líder significa el peligro siempre presente que acompaña este nivel jerárquico.

En los casos siguientes, la espada significa armas en general, y a menudo era considerada como un símbolo, hasta que después, en la práctica operacional ha sido sustituida por armas de fuego.



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