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Fragaria chiloensis



La frutilla chilena, fresa chilena o frutilla blanca (Fragaria chiloensis), frutilla de arena, frutilla de la costa de Chiloé o frutilla silvestre,[1]​ es una planta herbácea perenne de la familia de las rosáceas, que crece en América del Norte y América del Sur en una gran variedad de climas y suelos. Junto con F. virginiana, es la progenitora del fresón o frutilla ananá (F. × ananassa), la variedad más consumida actualmente.

Es una planta de crecimiento postrado, que coloniza el terreno extendiendo sus estolones (tallos rastreros). Sus tallos son de color rojizo, y están cubiertos de pelos cortos; sus hojas son de un color verde brillante, y tienen tres foliolos; sus flores tienen entre 5 y 15 pétalos, según la subespecie.

La parte comestible es un eterio de color blanco, rosado o rojo. Está formada por un engrosamiento de la base de la flor, sobre la que se distribuyen "pepitas", que no son semillas, sino pequeños frutos secos (aquenios).

Ese eterio, a efectos gastronómicos, es un pequeño fruto de piel muy delgada y pálida, la cual al madurar tiende a tomar un color rosado muy tenue, conservando el color blanco en su interior, junto a un perfume fino, herbáceo, que lo hace muy agradable y delicada en boca.

Habita a lo largo de la costa chilena y en la Patagonia; en Chile crece desde la región del Maule hasta la región de Aysén, incluyendo el archipiélago de Chiloé, se distribuye desde el nivel del mar hasta los 1850 m de altitud, en sitios de clima templado mediterráneo y marítimo lluvioso, aunque también se adapta a otros climas.[2]

Esta especie fue introducida con éxito en Ecuador y Perú durante el siglo XVI[cita requerida]. No fue hasta comienzos del siglo XVIII que algunos ejemplares de esta especie fueron llevados a Europa.[2]​Los datos disponibles para América del Sur indican que la dispersión de la especie Fragaria chiloensis se realizó desde Chile a partir de la llegada de los españoles.[3]

Se le considera una planta originaria de Chile y de las costas del Pacífico en América. La especie se encuentra también en costa occidental de Estados Unidos y Hawái[cita requerida].

Los primeros en cultivarla fueron los mapuches, en el territorio que corresponde al centro y el sur de Chile.[4]

Las primeras referencias históricas de esta especie datan de 1542, cuando el conquistador Pedro de Valdivia hizo referencia a la existencia de «frutillas», creándose así un nuevo vocablo alternativo al que se utilizaba en Europa para los frutos del mismo género, llamados hasta ese momento «fresas».[2]

Igualmente, del cronista español Jerónimo de Vivar en 1558, quien acompañaba a Pedro de Valdivia en la conquista de Chile, informó.[2]

Pocos años después fue mencionada por el soldado español Pedro Mariño de Lobeira en 1562 y que quedó plasmada posteriormente en la Cronica del Reino de Chile.

Igualmente, el padre jesuita José de Acosta mencionó en 1590 el cultivo de la frutilla en Chile.

A fines del siglo XVI, el escritor Pedro de Oña la refirió en su obra Arauco Domado en 1596.

Durante la primera mitad del siglo XVII, la presencia en distintos relatos de cronistas permite determinar la distribución de la especie F. chiloensis, en La Araucanía, en Biobío y en Concepción, además de su exportación al Callao en Perú.[2]

Fray Diego de Ocaña la describió en 1605 de la siguiente manera:

En 1614, Alonso de Ovalle conoció estos frutos blancos, perfumados y dulces, y los clasificó como Fragaria chiloensis. En 1646 escribió su obra Histórica Relación del Reyno de Chile, donde describe el cultivo de la frutilla, su comercialización y además describe las tres variedades: roja, blanca y amarilla.

El sacerdote jesuita Bernabé Cobo mencionó a la frutilla en Chile.

En 1714, Amédée-François Frézier, ingeniero militar al servicio de Luis XIV, llevó algunos ejemplares a Europa. En aquel entonces, el viaje duraba seis semanas. Solo llegaron cinco plantas vivas.

En 1788, el abate Juan Ignacio Molina describió la frutilla e hizo referencia a su nombre mapuche como quelguén. En ese período Molina residía en Europa e informó del cultivo de esta especie en Bolonia (Italia), París (Francia), y en Chelsea (Inglaterra).

A fines del siglo XVIII, se hablaba de la presencia de esta especie en la ciudad de Santiago.[2]

Diversos autores y especialistas reportan la presencia de F. chiloensis en Santiago, Chillán, la cordillera de Nahuelbuta y zonas de Concepción al sur. Finalmente Robert Arthur Darrow plantea una distribución natural de la especie desde las Termas de Chillán a los 36° 50' S hasta Coyhaique en los 45° 35' S, incluida la región de Los Lagos y el archipiélago de Chiloé.[2]

El naturalista francés Claudio Gay en 1844 hizo referencia al cultivo de la frutilla o fresa de Chile llamada quellghen por los mapuches, y dio a conocer que en Chile crecía en forma espontánea, especialmente en el sur del país. Su cultivo se hacía en huertas y en jardines. La describe entonces del tamaño de una nuez y de color rosado. Aunque su color se vuelve blanca una vez cultivada, especialmente en el norte del país.[5]

Todas las fresas tienen un recuento haploide, es decir con un solo juego de 7 cromosomas. La Fragaria chiloensis en cambio es octoploide, es decir, tiene ocho juegos de estos cromosomas con un total de 56 cromosomas.

Estos ocho genomas se agrupan en cuatro conjuntos distintos, de dos tipos diferentes, con poco o ningún paraje entre conjuntos.

La composición del genoma de la especie de fresa octoploide se ha indicado generalmente como AAA'A'BBB'B'. Los genomas tipo A probablemente fueron contribuidos por ancestros diploides relacionados con la Fragaria vesca o especies similares, mientras que los genomas tipo B parecen descender de un pariente cercano de la Fragaria iinumae.

El proceso exacto de hibridación y especiación que dio lugar a las especies octoploides aún se desconoce, pero parece que las composiciones genómicas de Fragaria chiloensis y Fragaria virginiana son idénticas, y, por extensión, la fresa octoploide cultivada Fragaria × ananassa también es idéntica a estas dos.

En términos generales existen dos variedades naturales de la especie Fragaria chiloense en Chile, una de fruto rojo llamada por los mapuches llaweñ, que correspondería según Staudt (1962) a la subespecie chiloensis f. patagonica, cuya distribución se encuentra entre los 35° 30' de latitud S, cerca de Vilches y los 47° 33' de latitud S, al sur de Cochrane, las plantas de esta especie se distribuyen entre los 2 msnm hasta los 1850 msnm, pero la variedad de frutos rojos solo se encuentra sobre los 500 msnm[2]

La otra variedad, de fruto de color blanco llamada por los mapuches como kelleñ, podría corresponder a la subespecie chiloensis f. chiloensis, cuya distribución se extiende desde los 34° 55' Latitud S, cerca de Iloca, hasta los 41° 50' latitud S, en Mar Brava, Isla de Chiloé, se encuentra en zonas de influencia costera y en alturas menores a las del fruto rojo.[2]

Los primeros híbridos documentados entre F. virginiana y F. chiloensis fueron obtenidos a principios del siglo XVIII en Francia. Ambas especies son octoploides, y la descendencia que se origina al cruzarlas presenta características intermedias entre las dos.

Finalmente, la frutilla moderna surgió en Brest, Francia, en 1766, tras el cruce de Fragaria virginiana, proveniente de Estados Unidos, y Bianca chiloensis (Fragaria ch.), proveniente de Chile. Este híbrido fue descrito por Antoine Nicolas Duchesne en su libro Historia natural de las fresas y constituye el primer híbrido, Fragaria x ananassa, que ha sido el propulsor de todas las distintas formas de frutillas comerciales o fresones que conocemos.

La colecta de ejemplares silvestres de Fragaria chiloense se considera una fuente importante de germoplasma para rehabilitar los híbridos con Fragaria viriginiana como también para su consumo directo.[2]

El uso de esta especie se asocia al pueblo mapuche en Chile, en cuya lengua se conocen como kelleñ[6]​ y antes como llaweñ[7][8]​ y que posteriormente, los españoles llamarían "frutilla".

Posteriormente, el capitán español Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán en su libro Cautiverio Feliz que habla de las vivencias entre los indígenas en el año 1629 menciona en varias oportunidades el consumo de frutillas frescas y además el consumo de frutillas pasas o secas entre los mapuches.[9]

De igual manera, Nuñez de Pineda menciona en su libro de forma reiterada una bebida fermentada o chicha la cual contenía frutillas secas. Esta bebida era considerada la mejor por el autor y menciona que también era apreciada como un regalo entre los mapuches.

A mediados del siglo XVIII, el chileno Vicente Carvallo y Goyeneche escribe su obra “Descripción histórico jeografica del Reino de Chile”, la cual fue publicada solo en 1876. En ella describe brevemente el uso de la Fragaria chiloensis y su procesamiento y preparación como bebida fermentada por los mapuches.

A mediados del siglo XIX Claudio Gay menciona que las fresas o frutillas eran abundantes en los campos de los mapuches, quienes la cultivaban y le llamaban quellghen y que con su fruta se preparaba una bebida fermentada.[5][10]

A comienzos del siglo XX en los relatos de Pascual Coña, él aparte de la producción de chicha de manzana, los mapuches elaboraban otras chichas, como la de maqui, huingán y frutilla, entre otras. Coña llama a las frutillas kelleñ y menciona que su nombre antiguo es llaweñ.[11]

En 1674 el misionero e historiador jesuita español Diego de Rosales, quien escribió Historia general del Reino de Chile: Flandes Indiano, señala en su obra a la frutilla blanca indicando además la forma de preparación y propiedades abortivas.

En 1910, el misionero capuchino Félix José de Augusta, hace mención a un uso medicinal por parte de las curanderas o machis.

Los mapuches sembraban la frutilla en lugares altos y despejados, cercanos a formaciones boscosas, donde se escondían para asaltar a los soldados españoles que acudían golosos al reclamo de los frutos.[3]

En la región de la Araucanía, cerca de la ciudad de Purén, nos encontramos con un grupo de agricultores que cultivan este delicado fruto, el cual tiene una breve temporada que se extiende desde la segunda quincena de diciembre hasta fines de enero.

Su cultivo está disperso en la zona de Manzanal Alto, en plena cordillera de Nahuelbuta, cerca del océano Pacífico. Los huertos se extienden en pequeñas laderas de no más de 200 metros cuadrados, entre bosques nativos, entre los 650 y los 750 m. sobre el nivel del mar.

En la localidad de Huelón en la comuna de Curepto en la región del Maule, se cultiva la frutilla blanca, enclavado en la cordillera de la Costa, entre bosques mixtos de monocultivo de pino y extensiones de montaña nativa de la zona.

La variedad blanca de la especie se cultiva en Chile en las localidades de Iloca, Pelluhue, Buchupureo, Cañete, Contulmo, Lago Lleulleu, Carahue y Puerto Saavedra.[2]

Anualmente desde 1984, durante la última semana de diciembre, se ha celebrado en la comuna chilena de Contulmo, en la provincia de Arauco, la «Fiesta de la frutilla blanca». Así también, la localidad de Purén, ciudad vecina de Contulmo, y en particular el subsector de Manzanal, fue el que abasteció de Fragaria chiloensis al extinto ramal de ferrocarril que cruzaba desde Lebu a Renaico. No era extraño, en época de cosecha a mediados del siglo XX, observar desde Manzanal (y Pangueco) una procesión de carretas, cargadas con canastos de frutilla blanca, en dirección a la estación de ferrocarriles de Purén, donde los pequeños agricultores vendían a comerciantes que, por su parte, revenderían en Santiago y otras ciudades el cotizado producto.

Además, desde fines de noviembre de 2013, en la comuna de Curepto en la Región del Maule, se ha realizado anualmente la «Fiesta de la frutilla blanca», específicamente en la localidad de Huelón, distante unos 4 km al norponiente de la capital de la comuna. En esta zona, la frutilla blanca se da de forma natural, y también ha sido cultivada por los lugareños por muchas décadas, y la localidad es reconocida por su destacado ponche de frutilla blanca.

Fragaria chiloensis fue descrita por (L.) Mill. y publicado en The Gardeners Dictionary: . . . eighth edition Fragaria no. 4. 1768.[13]

Fragaria: nombre genérico que proviene del latín fraga, "fresa", que se deriva de fragum, "fragante", donde se refiere a la fragancia de la fruta.[14]

chiloensis: epíteto geográfico que alude a su localización en Chile.

De todas las variedades descritas, solo ha sido aceptada una, siendo las demás sinónimos.

Flores

En su hábitat

Detalle de la hoja

Vista de la planta

Vista de la planta




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