La gastronomía levantina o gastronomía shami (del árabe, مطبخ شامي mutbaj shami) es la gastronomía tradicional del Levante mediterráneo, es decir Siria, Líbano, Palestina (a veces también, Israel) y Jordania. Se engloba en lo que se conoce internacionalmente como Gastronomía árabe.
Estos cuatro países árabes tienen muchos lazos culturales comunes, como una misma lengua (el árabe levantino) o la gastronomía (la cocina levantina). En el mundo árabe la región es conocida como País de Sham (Bilad ash-Shām). También comparte muchas similitudes con la gastronomía de Grecia y la gastronomía turca.
La gastronomía levantina forma parte de la dieta mediterránea, Patrimonio de la Humanidad, y como tal, comparte una gran variedad de ingredientes del Mediterráneo como el aceite de oliva y las aceitunas, el trigo, la leche y sus derivados (yogur griego y quesos, como el shanklish), legumbres como el garbanzo, el arroz, especias aromáticas como el orégano, el tomillo, la pimienta, el comino, el sésamo (del cual se hace tahini), el zumaque o el ajonjolí (por ejemplo, la típica mezcla de especias llamada zaatar), encurtidos como los pepinillos, una gran variedad de frutas (albaricoques, naranjas, limones, membrillos, higos, manzanas, granadas...), hortalizas (berenjenas, cebollas, tomate, pepinos, pimiento...), mermeladas, hierbas como el perejil o el cilantro, frutos secos como la almendra o el pistacho y carnes de pollo, cordero y ternera.
Tradicionalmente la cocina levantina no se presenta como menú («un primero, un segundo y un postre», la estructura clásica europea), sino como pequeños platos que se pueden combinar al gusto (parecido a las tapas españolas ). Este formato, llamado mezze (مزة) o muqabbilat (مقبلات) es típico de varias culturas del Mediterráneo oriental, como la griega o la turca, y se puede traducir por aperitivos o entremeses. Todos los platos se sirven a la vez, siempre acompañados por pan árabe o pita (خبز jubz) y son compartidos por todos los comensales. El pan pita es un acompañamiento esencial pues hace las veces de cubierto: se suele dar al pan forma cónica y con este se lleva a la boca la comida.
Otra característica de la cocina levantina es la disimilitud entre los platos que se preparan de forma casera en los hogares, como el kusa mahshi, el mulujíe o el bamie, y los que se ofertan en los restaurantes, como el shawarma, el frikeh o el baba ganush. Estos últimos son los que más eco internacional tienen. El arroz es un ingrediente básico en la cocina del Levante y nunca se cocina sólo, siempre con fideos (ارز بالشعرية ruz bil shareyah).
En cuanto a bebidas, el Levante tiene una marcada tradición de café árabe, así como tés de todo tipo, e infusiones típicas como zuhurat shamíe. Asimismo, el mate es una bebida común traída por inmigrantes que fueron y volvieron de la Argentina. El Qamar al-Din es una típica bebida de Damasco a base de albaricoque. En cuanto a destilados, es famoso el arak (destilado alcohólico de anís), producido por las comunidades cristianas, así como el vino.
La cocina levantina cuenta con numerosos postres como los baklava (pastelitos de masa filo), barazek (galletas de sésamo), kanafeh (pastelitos de queso), namourah (bizcochitos aromatizados) o awameh (masa frita con canela).
En Occidente es común creer que platos como el cuscús o la pastela se consuman en esta área, pero son exclusivos del Magreb.
Antes de la Primera Guerra Mundial, toda la región recibía el nombre de Siria , limitando con la moderna Turquía al norte, Egipto y Arabia al sur, el desierto sirio e Iraq al este y el mar Mediterráneo al oeste. La partición de la región en pequeños países fue fruto de la colonización anglo-francesa (1926) y el establecimiento del Estado de Israel (1948).
La franja costera tiene un clima típicamente mediterráneo, con inviernos suaves y veranos calurosos, el aire del Mediterráneo atrae las lluvias a esta zona, siendo la más fértil y poblada. Estas lluvias difícilmente pueden entrar más al interior del país, debido a diferentes relieves como la cordillera del Líbano o la cordillera litoral siria. Tras estas montañas se encuentra la Depresión central, donde se combinan paisajes de estepa árida con valles fértiles. El clima en esta área es semiárido, permitiendo un cultivo de secano como el trigo, y de regadío en la orilla de los grandes ríos como el Orontes o el Éufrates. En el extremo oriental se encuentra el desierto sirio o desierto del Sham, donde es imposible el cultivo por la falta de lluvias y sus habitantes son mayormente beduinos nómadas.
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