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Héctor Abad Faciolince



¿Qué día cumple años Héctor Abad Faciolince?

Héctor Abad Faciolince cumple los años el 1 de octubre.


¿Qué día nació Héctor Abad Faciolince?

Héctor Abad Faciolince nació el día 1 de octubre de 1958.


¿Cuántos años tiene Héctor Abad Faciolince?

La edad actual es 66 años. Héctor Abad Faciolince cumplió 66 años el 1 de octubre de este año.


¿De qué signo es Héctor Abad Faciolince?

Héctor Abad Faciolince es del signo de Libra.


Héctor Joaquín Abad Faciolince (Medellín, 1 de octubre de 1958) es un escritor y periodista colombiano, más conocido por sus libros Angosta, que obtuvo en abril de 2005 en China el premio a la mejor novela extranjera,[1]​ y El olvido que seremos, sobre la vida y asesinato de su padre Héctor Abad Gómez, al que fue otorgado el premio Casa de América Latina de Portugal por el libro como mejor obra latinoamericana y el Premio Wola-Duke en Derechos Humanos. Además ha recibido un Premio Nacional de Cuento, una Beca Nacional de Novela (1994) y dos Premios Simón Bolívar de Periodismo de Opinión (1998 y 2006). En 2016 creó Angosta Editores, una editorial independiente de Colombia.

Inició sus estudios de medicina, filosofía y periodismo en su ciudad natal, Medellín. Finalmente estudió lenguas y literaturas modernas en la Universidad de Turín. Se desempeñó como columnista de la revista Semana, hasta abril de 2008 y a partir de mayo de ese mismo año se integró al ahora diario El Espectador como columnista y asesor editorial.

Hijo de Cecilia Faciolince y de Héctor Abad Gómez, médico, profesor universitario y defensor de derechos humanos, quien fue asesinado en Medellín en agosto de 1987. Nació en Medellín, en el departamento de Antioquia, Colombia, fue el único hombre de una familia con cinco hermanas. Inició sus estudios primarios en el colegio Los Alcazares, dirigido por el Opus Dei en Medellín, que a pesar de la oposición de ideas que tenía su padre frente a la iglesia, se matriculó en este colegio debido a la buena calidad de estudio del mismo. En esta escuela Faciolince se inicia en el oficio de escribir al crear una revista llamada Criterio,[2]​ en donde, junto con Mauricio García Villegas, publicaban comentarios críticos de los profesores, de la escuela y de otros temas cotidianos.

Durante su infancia Héctor Abad fue influenciado en gran medida por su padre, médico de la Universidad de Antioquia, con quien conoció a los poetas Porfirio Barba Jacob y León de Greiff ya que su padre le recitaba poemas de memoria.[2]

Luego de terminar el colegio, opta por no entrar a la universidad inmediatamente y con el apoyo de su padre viajan juntos a México en donde utiliza su tiempo para leer En busca del tiempo perdido de Proust[3]​ Cuando regresa a Medellín, se matriculó en la Universidad Pontificia Bolivariana de donde fue expulsado por una columna que publicó en el periódico Paredón, creado junto con otros compañeros de su carrera de periodismo. A pesar de este suceso, es aceptado en la Universidad de Antioquia en donde continúa su carrera pero debido a los constantes paros y suspensiones de semestre, decide abandonar la carrera e ir a vivir con su novia a Italia. Durante su estadía en este país, lee novelas y poemas del Siglo de Oro, en especial a Quevedo del cual se puede ver la influencia en su primera novela publicada Asuntos de un hidalgo disoluto, en el cual Mauricio Vélez[4]​comenta que la obra revela un tono picaresco, esto se debe a que en muchos de los temas se puede ver la parodia.

Posteriormente, completa sus estudios en lenguas y literaturas modernas en la Universidad de Turín, Italia, de la cual se gradúa con una tesis laureada sobre la obra de Guillermo Cabrera Tres tristes tigres.[2]

En su carrera como escritor ha obtenido diversos reconocimientos por sus obras tales como Premio Nacional de Cuento (1981) en Colombia, la Beca Nacional de Novela (1994) y el Premio Simón Bolívar de Periodismo de Opinión (1998). En el año 2000 obtuvo en España el I Premio Casa de América de Narrativa Innovadora con la obra Basura (Lengua de Trapo, 2000). Y en 2005 recibió en China el Premio a la Mejor Novela Extranjera del Año por Angosta (Editorial Seix Barral, 2004). Su libro El olvido que seremos, ha sido elegido con el Premio de Literatura Casa da América Latina/Banif (Lisboa), otorgado a la mejor obra de autor de América Latina publicada en Portugal en el año 2008 y 2009. Ha traducido a autores italianos como Umberto Eco, Lampedusa e Italo Calvino y publicado numerosos ensayos de tipo académico para revistas de uno y otro lado del Atlántico. También ha participado con frecuencia como conferenciante invitado en eventos literarios de muy diversos países. Junto a las ya mencionadas, son obras destacadas de su producción literaria, traducida a varios idiomas: Malos Pensamientos (Editorial Universidad de Antioquia, 1991); Asuntos de un hidalgo disoluto (Alfaguara, 1994); Tratado de culinaria para mujeres tristes (Alfaguara, 1996); Fragmentos de amor furtivo (Alfaguara, 1998); Palabras sueltas (Seix Barral, 2002); Oriente empieza en El Cairo (Mondadori, 2002); El olvido que seremos (Seix Barral, 2005); El amanecer de un marido (Seix Barral, 2008) y su último libro Traiciones de la memoria (Alfaguara, 2009).[5]​ Reside en Bogotá donde se desempeña como columnista del periódico El Espectador y comentarista de Blu Radio.[6]

Dentro de su actividad en medios se destaca la cancelación de su perfil en la red Twitter en el mes de febrero de 2018, luego que afirmara que el candidato a la presidencia de la República Gustavo Petro, había modificado actas de las reuniones del partido político del Polo Democrático Alternativo. Información que según él fue dada por su amigo, el político de izquierda, Carlos Gaviria, fallecido dos años atrás. Esta afirmación fue al parecer la detonante de su retiro de la concurrida red social, pues generó una avalancha de comentarios insultantes o que buscaban ahondar en pruebas que soportaran la acusación.

Ha sido traductor, entre otras, de las siguientes obras de autores italianos: La Sirena y otros relatos, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa; Quid pro quo de Gesualdo Bufalino; Apostillas a El nombre de la rosa de Umberto Eco; numerosos cuentos de Italo Calvino, Leonardo Sciascia, Stefano Benni, Natalia Ginzburg, etc.

Fue director de la Revista Universidad de Antioquia de 1993 a 1997. En su labor como editor, publicó el índice general de esta revista, hizo traducciones, y rediseñó la publicación. Dirigió también la Colección Celeste de literatura, en la Editorial Universidad de Antioquia, y fue director del Fondo Editorial de la Universidad EAFIT. Fue director de la biblioteca de esta última universidad, entre 2014 y 2017, en la que dio impulso a la creación del premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, que en su primera edición de 2015 ganó el escritor Juan Esteban Constaín por la novela El hombre que no fue jueves.

En 2014 fue profesor invitado de la Freie Universität de Berlín, como S. Fischer Gastprofessur. [2]

Además de ser becario del Servicio Alemán de Intercambio Académico DAAD en 2007, ha sido conferencista invitado en la Feria del Libro de Fráncfort, en las universidades de Verona, Turín, Florencia, Cagliari y Bolonia. Ha asistido como invitado a eventos literarios en numerosos países del mundo como Austria, Francia, España, Hungría, Estados Unidos, Perú, Venezuela, Ecuador, Argentina y Costa Rica, entre otros. Fue jurado de novela del Premio Casa de las Américas de Cuba. También ha sido jurado de los premios de Novela del Ministerio de Cultura de Colombia, de Casa de América de Madrid, de la Cámara de Comercio de Medellín y de otros concursos menores. En la actualidad forma parte del consejo rector del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, organizado por la FNPI y que se entrega cada año la última semana del mes de septiembre en Medellín.

Ha sido columnista de las revistas Cromos, Cambio, El Malpensante, y de los periódicos El Espectador y El Colombiano. Es columnista dominical de El Nacional de Caracas, un periódico venezolano. Ha publicado ensayos de tipo académico en reconocidas revistas de Colombia, España, México, Italia y Gran Bretaña.

Sobre su obra literaria hay numerosos libros, revistas, documentales, trabajos y ensayos y tesis publicadas por importantes editoriales académicas. Asimismo existen amplias reseñas de sus libros tanto en castellano como en alemán, italiano, inglés y portugués. Existe una bibliografía extensa sobre sus escritos, preparada por el profesor Augusto Escobar de la Universidad de Antioquia.

En 2016 fue escogido como "Writer in Residence" de la Letterenfonds en el NIAS, Netherlands Institut for Advanced Studies en Wassenaar, Países Bajos.[7]

Durante su juventud escribió muchos poemas de los cuales solo los leyó la madre de Fernando Arosemena, la poeta Olga Elena Mattei. Sin embargo, abandona este género literario para dedicarse a la novela y el cuento ya que, en sus palabras, “no es el género más adecuado para escribir sobre los siglos XX y el XXI”[2]​ y a pesar de no dedicarse a ella, si es un lector fanático de la poesía del Siglo de Oro debido a que es “...más íntima, más intensa, más reposada, más medida”.[2]​ La editorial española PreTextos publicó en 2015 su libro de poesía Testamento Involuntario con prólogo del poeta español Andrés Trapiello.[8]

Abad empieza a escribir en periódicos y revistas desde el colegio, luego en la universidad y posteriormente en periódicos como El Espectador y esta trayectoria se extiende a más de 15 años. En ellas se puede ver el carácter incisivo de Abad al tratar temas controversiales como la globalización, la religión, la corrupción, etc. Tal como afirma Jiménez[9]​ se puede ver temas recurrentes en sus columnas, los cuales son: la retórica, temas personales, oficio de escritor, estructuras literarias, fobias, ciencia, contra la globalización, Medellín y religión.[9]Jiménez, C. Héctor Abad Faciolince: vida y obra de un quitapesares. Tesis de pregrado, Pontificia Universidad Javeriana. 

En el periódico El Espectador, publica semanalmente su columna en donde expone de una forma clara su opinión, de este modo se pueden ver secciones que hablan de la escritura y la gramática en el siglo XXI

Por otro lado, en colaboraciones en revistas de literatura como El Malpensante, el autor expone su visión crítica de la literatura, de lo que él considera un buen escritor y una buena novela. Se puede encontrar artículos como Por qué es tan malo Paulo Coelho,[10]​ en donde se puede inferir de fragmentos como:

[10]

No se trata de ser un best-seller, sino de crear personajes complejos como Gaspar Medina en la novela Asuntos de un hidalgo disoluto, en donde se puede ver la parodización de Medina al ser un hidalgo y la vez estar disoluto.[4]​ O, así mismo, exponer temas relevantes como en su novela Angosta en donde “toma elementos de la realidad colombiana actual, tales como la pobreza, los asuntos económicos y políticos, los grupos subversivos etc., para luego parodiarlos y exagerarlos en un futuro no tan lejano.”[11]

El estilo de este autor ha sido clasificado dentro de muchas categorías e incluso se ha dicho que muchas de sus novelas son de género incierto,[12]​ sin embargo, varios autores han comentado la posible relación que existe entre sus obras y sus columnas (El Espectador)[4][2][9]

La relación se puede dar por las influencias picarescas en novelas tales como Asuntos de un hidalgo disoluto, en otras palabras, se trata de la voz del narrador como crítico, satírico de los temas que se tratan; y al respecto Jiménez[9]​ afirma “El límite entre lo literario y lo periodístico puede llegar a ser difuso, y según Abad solo puede ser visible a partir de dos términos: verdad y realidad”[9]

Es así como la verdad y la realidad se vuelven focos de análisis para este autor, es por ello que en la entrevista concedida a Jiménez[9]​ comenta que piensa en dos tipos de lectores para sus obras: "Tengo dos tipos de lector en mente, el que me odia y el que me quiere. Creo que tengo unos lectores habituados a mí, y quiero que esos lectores rompan ese horizonte de expectativa. Me parece que a los lectores hay que darles un remezón, hay que desconcertarlos, para que te sigan leyendo y no piensen que todo está dicho".[9]

Por lo tanto, se puede ver que por medio de la verdad (mayormente en sus columnas) y las distorsiones de la realidad, Faciolince apunta a cautivar al lector en una continua renovación del interés por el tema en cuestión. Cuando parece que Abad Faciolince se desprende de los géneros literarios, lo que hace es navegar por ellos en busca de una constante innovación digna del lector que se interesa en su estilo narrativo. En novelas tales como Angosta del 2000, se pueden ver claramente temas como la infidelidad, el oficio de escribir, entre otros[9]​ haciendo visible la estrecha unión entre los temas tratados en las columnas y las novelas y sus personajes.

Además de esto a Héctor Abad Faciolince se lo ha catalogado para posibles nuevos cánones de la literatura latinoamericana y colombiana. Rivera al respecto propone la denominada «generación mutante» compuesta de los autores: Julio César Londoño, Rigoberto Gil Montoya, Santiago Gamboa, Octavio Escobar Giraldo, Philip Potdevin, Héctor Abad Faciolince y Jorge Franco Ramos,[13]​ en donde los aspectos fundamentales para este grupo son la remitologización de temáticas universales, la revisitación del pasado, la hibridación de la cultura popular y lo urbano, el escepticismo ideológico e ironía crítica, la literatura sin pretensiones regionales, nacionales o universales, la muerte del autor y la relación de la literatura y el hombre con las tecnologías virtuales.[11]​ O así mismo, es importante ver cómo Escobar[2]​ realiza una clara selección de cuatro autores que considera representativos de Colombia en su libro Cuatro náufragos de la palabra, en donde habla de que ellos “revelan parte de a esencia de nuestra cultura”[2]

Su novela El olvido que seremos, ha sido llevada al cine por Fernando Trueba en el año 2020 y fue seleccionada por el festival de cine de Cannes para su sección oficial[3], y ganó el premio Goya de la mejor película iberoamericana 2020.[14]



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