Hegemonía tebana nació en Grecia.
La hegemonía tebana, en la Antigua Grecia, fue la época que transcurre entre la victoria de la ciudad-estado de Tebas frente a Esparta en la Batalla de Leuctra en 371 a. C. hasta la derrota de una coalición de ejércitos del Peloponeso en la Batalla de Mantinea en 362 a. C., aunque Tebas intentó mantener su posición hasta que finalmente fueron eclipsados por el creciente poder de Macedonia en 346 a. C.
Externamente el camino para la hegemonía tebana fue pavimentado por el colapso del poder de Atenas en la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.) y el debilitamiento de Esparta por su oligantropía (reducción demográfica) y la inconclusa Guerra de Corinto (395-386 a. C.). Internamente, los tebanos pudieron esgrimir dos ventajas militares temporales:
Los tebanos habían disfrutado tradicionalmente de la hegemonía de la Liga Beocia, la federación oligárquica de griegos hablantes del dialecto de griego eólico, que limitaban al noroeste de la parte de Ática dominada por Atenas. Su breve ascenso al poder fuera de las llanuras de Beocia comenzó en 373 a. C., cuando los beocios derrotaron y destruyeron la ciudad de Platea, el único aliado de Atenas en Beocia.
Esto se consideró una amenaza para el anterior poder hegemónico, Esparta, que lucharon por restaurar su posición mediante una derrota decisiva frente a Tebas. Sin embargo, en Leuctra los tebanos derrotaron de forma aplastante a un ejército espartano. De 1000 ciudadanos de élite espartanos, 400 de ellos murieron en Leuctra y tras ello los tebanos dominaron de forma sistemática en Grecia.
En el sur, invadieron el Peloponeso para liberar a Mesenia y a Arcadia del dominio espartano, y crearon una liga arcadia pro-tebana para poder controlar los asuntos del Peloponeso. En el norte invadieron Tesalia para acabar con el creciente gobierno local de Feras, y tomaron como rehén al que en un futuro sería Filipo II de Macedonia. Pelópidas, sin embargo, murió en la batalla, a pesar de que los tebanos salieron victoriosos.
Los tebanos trataron de abarcar más de lo que estratégicamente eran capaces, por lo que en sus esfuerzos por mantener el control sobre el norte, su poder en el sur se fue desintegrando. El rey espartano Agesilao II logró reunir un ejército en contra Tebas en el que se incluían varias ciudades del Peloponeso que no estaban satisfechas con el gobierno tebano. En la Batalla de Mantinea el ejército espartano fue derrotado, aunque lograron matar a Epaminondas en el transcurso de la misma.
La consecuencia fue una victoria pírrica para ambos estados. Esparta había perdido el poder y los recursos necesarios para volver a intentar retomar su posición hegemónica, mientras que Tebas perdió a todos los líderes cuyo genio le habían permitido llegar hasta dónde estaba. En esa situación, Tebas fue incapaz de mantener su posición hegemónica y fue perdiendo el dominio sobre Grecia. Los tebanos intentaron mantener su posición a través de la diplomacia y de su influencia en la Anfictionía de Delfos, pero el intento terminó con sus antiguos aliados de Focia asediando Delfos y comenzando la Tercera Guerra Sagrada. Tebas demostró en la guerra que estaba ya demasiado desgastada como para llevar a término el conflicto.
La guerra finalmente acabó en 346 a. C., pero no gracias a las fuerzas de Tebas, o de ninguna otra ciudad-estado, sino de Filipo II de Macedonia, a quien habían acudido las propias polis griegas en un momento de desesperación. Esto supuso el surgimiento de Macedonia dentro de Grecia, y puso un fin oficial a la hegemonía tebana que, en cualquier caso, llevaba ya declinando desde la muerte de Epaminondas en 362 a. C.
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