Juan Francisco Giró cumple los años el 3 de junio.
Juan Francisco Giró nació el día 3 de junio de 1791.
La edad actual es 233 años. Juan Francisco Giró cumplió 233 años el 3 de junio de este año.
Juan Francisco Giró es del signo de Geminis.
Juan Francisco Giró nació en Montevideo.
Juan Francisco José Giró Zufriategui (Montevideo, 3 de junio de 1791 - Montevideo, 8 de mayo de 1863) fue un político uruguayo, Presidente de la República entre 1852 y 1853.
Nació en Montevideo el 3 de junio de 1791, hijo de José Giró, inmigrante, y de María Zufriategui, uruguaya, hija de padres vascos. Realizó estudios en su ciudad natal, en Buenos Aires y en Río de Janeiro, así como también en España y en los Estados Unidos, donde residió entre 1812 y 1815.
Cabildante de Montevideo en 1816, en el último tramo del período artiguista. Integrante de los "Caballeros Orientales" junto a Gabriel A. Pereira, Manuel Oribe y otros. Nuevamente cabildante en 1823, apoyó el movimiento político de aquel año.
Adherente a la Cruzada Libertadora de 1825, integró hasta 1827 el Gobierno Provisorio que surgió de esta. También participó en la administración de José Rondeau y en la Asamblea General Constituyente y Legislativa del Estado en 1828.
Partidario de Manuel Oribe, le acompañó en el Gobierno del Cerrito y actuó como su encargado en la misión que, en 1845, obtuvo el reconocimiento de la independencia del Uruguay por parte de España. Fue senador en 1852.
Fue elegido presidente de la República el 1 de marzo de 1852 por la Asamblea General para el período constitucional 1852-1856. Fue el primer presidente que realizó en forma oficial una gira por el interior del país, desde octubre a diciembre de 1852. Fue depuesto por un motín militar organizado por una parte del Partido Colorado en septiembre de 1853.
Era nuevamente (desde 1860) senador, cuando falleció en Montevideo el 8 de mayo de 1863.
En sus primeros actos el nuevo presidente intentó una política de pacificación, siendo la integración de su Ministerio una prueba, ya que César Díaz, de fuerte filiación colorada, fue Ministro de Guerra, y Venancio Flores jefe político de Montevideo. De septiembre de 1852 a enero de 1853 recorrió la campaña, interiorizándose de su estado y necesidades. En apariencia, la paz y un gobierno no muy ejecutivo pero tampoco molesto, se habían afirmado.
Pero los escollos comenzaron. La dramática situación financiera obligó al presidente a adoptar medidas de excepción. Las policías se disolvían por falta de pago y la inseguridad reinaba en el medio rural; en las puertas de la Tesorería clamaban los pensionistas y los empleados públicos; nadie quería suministrar nada al Estado. La renta aduanera estaba administrada por un Directorio mixto compuesto de representantes del Estado y capitalistas acreedores del mismo. Era el único recurso importante, fuera del subsidio brasileño que no bastaba. El 30 de marzo de 1852, Giró decretó que el Estado administraría solo la Aduana. De esta manera arrebató a los acreedores particulares su parte en el control de la aduana y por tanto, la garantía que el gobierno colorado de la Defensa les había otorgado. Esos comerciantes-capitalistas no se lo perdonarían.
Enemistado con la base financiera del partido colorado, concluyó por enemistarse con todo el grupo político.
El Brasil exigió en marzo de 1852 el nombramiento de un comisario para fijar conjuntamente los límites de acuerdo con el tratado de octubre de 1851. Giró decidió que previamente el tratado debía ser aprobado por las Cámaras de acuerdo con los preceptos constitucionales. No cabe duda de que Giró fue guiado por auténticas preocupaciones nacionalistas, ya que esperaba del Brasil una modificación sustancial si se ponían ciertas trabas a la ratificación. Más también es factible que el presidente buscara "hacer estado público" de todos los tratados y demostrar con ello el escaso cuidado con que los colorados habían manejado las relaciones con Brasil.
En cuanto a Brasil, actuó con celeridad y prepotencia. Su Ministro Carneiro Leao, dio un plazo de 3 días para que el Uruguay cumpliera, amenaza tanto más efectiva cuanto que el ejército brasileño que había luchado contra Rosas todavía se hallaba en territorio uruguayo. Giró pidió a Urquiza que mediase. Este poco pudo hacer, dadas las dificultades internas porque estaba pasando la Confederación Argentina. Envió a Luis José de la Peña hacia Montevideo para aconsejar al gobierno la aceptación de los tratados con la promesa de que el Brasil haría algunas modificaciones. Giró aceptó los hechos consumados, firmándose un nuevo tratado de límites el 15 de mayo de 1852 ganando Uruguay territorio en el Chuy y anulándose concesiones en las desembocaduras del Cebollatí y el Tacuarí. Este nuevo convenio fue ratificado por ambas Cámaras, agregando la de diputados: "con la esperanza de ulteriores modificaciones que lo pongan de acuerdo con los verdaderos intereses de la República". Brasil llegó a presionar ofreciendo su ayuda a los colorados para sostener una revolución.
El debate político se reabría con motivo de cualquier episodio que hiciera referencia al pasado inmediato. El gobierno comprendió que bajo esas circunstancias debía proceder con energía. Existía un dualismo peligroso que lo debilitaba. Mientras ejército y policía eran colorados, el gobierno adoptaba medidas que herían a los colorados. Por ello el presidente resolvió organizar la Guardia Nacional, acordando a los soldados enrolados la elección de sus jefes. En la campaña significaba que al ejército colorado se opondría una guardia nacional blanca. Los ministros colorados renunciaron. La revolución se preparó.
El 18 de julio de 1853 estalló el motín colorado, capitaneado por Melchor Pacheco y Obes y apoyado por los acreedores del gobierno que se creyeron despojados por el decreto de Giró al arrebatarles la Aduana. Ese día, aniversario de la Jura de la Constitución, la Guardia Nacional apareció formada aunque sin municiones. Fue dispersada en la Plaza Matriz por el 2º batallón de Cazadores. Hubo muertos. La Guardia fue perseguida en todas direcciones por los soldados desenfrenados, a quienes, según parece, Pacheco había hecho creer que se les despediría. El presidente con sus ministros y los representantes extranjeros oyó el tiroteo desde el Cabildo. Tuvo que confiar el mantenimiento del orden a los propios revoltosos. Sus días estaban contados.
Fue el llamado Partido Conservador el protagonista de este levantamiento. Integrado por algunos militares de nota y civiles cultos colorados, eran una minoría, pero potente, dado el apoyo militar y el financiero de los capitalistas desplazados por las medidas financieras de Giró. Sus líderes fueron José María Muñoz y Juan Carlos Gómez.
Giró vivió, entre julio y septiembre, en total incertidumbre. Sus ministros le fueron impuestos por los rebeldes. Observando que no podía dominar la situación, se asiló en la Legación de Francia el 24 de septiembre de 1853. Mientras tanto la Rebelión de los Conservadores recién estaba por comenzar.
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