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Menopausia



La menopausia (del griego mens, que significa "mensualmente", y pausi, que significa "cese") se define como cese de la menstruación y tiene correlaciones fisiológicas, con la declinación de la secreción de estrógenos por pérdida de la función folicular. Este término se confunde muchas veces con el climaterio, y de hecho, según el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, una de las aceptaciones del término es precisamente la del «climaterio femenino».[1]​ El climaterio es un período de duración variable durante el cual se mantienen los signos y síntomas relacionados con la menopausia (comprende etapas de la premenopausia y de la postmenopausia), mientras que la menopausia, según su definición estricta, tiene una duración determinada: las 24 horas correspondientes al día en el que tiene lugar la última menstruación de la mujer.

La edad normal del comienzo de la menopausia oscila entre los 45 y los 55 años.[2]​ La última menstruación generalmente ocurre en edades entre 48 y 55 años. La duración de ésta será por tanto de un día, ya que se corresponde con el último sangrado. Va a estar precedido por el climaterio, que es la fase de transición entre la etapa reproductiva y no reproductiva de la mujer. Este proceso se inicia varios años antes del último período, cuando el ciclo (o período menstrual) empieza a ser menos regular. La disminución en los niveles de las hormonas estrógeno y progesterona causa cambios en su menstruación. Estas hormonas son importantes para mantener en buen estado de salud: la vagina y el útero, lo mismo que para los ciclos menstruales normales y para un embarazo exitoso. El estrógeno también ayuda a la buena salud de los huesos y a que las mujeres mantengan un buen nivel de colesterol en la sangre.

Algunos tipos de cirugía o el uso de medicamentos anticonceptivos pueden producir la menopausia. Por ejemplo, el extirpar el útero (histerectomía) provoca el cese de la menstruación. Cuando se extirpan ambos ovarios (ooforectomía), los síntomas de la menopausia comienzan de inmediato, sin importar la edad.

La disminución en los niveles de las hormonas femeninas hasta su desaparición total, provoca que aparezcan una serie de signos y síntomas relacionados. La aparición de cada uno de ellos, así como su gravedad e importancia con respecto al empeoramiento de la calidad de vida, depende de cada mujer. En cualquier caso, en la actualidad, existe un gran número de opciones terapéuticas que pueden ayudar a paliar estos síntomas o trastornos asociados a la menopausia.

El periodo menopáusico comprende tres fases:[6]

La causa principal de la transición de la etapa fértil a la etapa infértil es el envejecimiento ovárico, un proceso fisiológico que se asocia a la disminución del número y la calidad de los folículos.

Debido a esta degeneración se produce una alteración en el eje hipotálamo-hipófisis-ovarios que lleva a un aumento de los niveles de FSH circulantes. En la etapa fértil los niveles de FSH están controlados por la inhibina B, una hormona liberada por los folículos que inhibe la liberación de FSH por parte de la hipófisis. Esta hormona, al igual que el resto de hormonas implicadas en el ciclo, se libera de forma controlada y cíclica. En la premenopausia se produce una disminución de los niveles de inhibina B, debido a que el número de folículos se ha reducido. Como consecuencia, se produce un aumento de los niveles de FSH que lleva a una alteración del eje hipotálamo-hipófisis-ovarios. A largo plazo lo que se produce es una disminución en los niveles de estrógenos responsable de los síntomas que se dan en la menopausia.[7]

Este envejecimiento ovárico se caracteriza por una pérdida progresiva de la integridad fisiológica ovárica, que provoca una reducción de la función del órgano. En los ovarios, los primeros signos de envejecimiento aparecen relativamente pronto en comparación con otros órganos. Experimentan un descenso en su funcionalidad en la treintena que deriva en un fallo ovárico completo durante las primeras fases del envejecimiento (40 - 50 años de edad) al diferenciarse el tejido ovárico funcional en tejido graso o fibroso.

Esto ocurre con la edad avanzada, provocando que en los ovarios se den los siguientes fenómenos:

Varios estudios relacionan la biología del telómero con la reproducción. La longitud de los telómeros disminuye conforme los folículos primordiales maduran hacia los folículos ovulatorios. El ovario envejecido (también el prematuramente envejecido) presenta una disminución en el número total de folículos y puede tener diferentes causas genéticas, como la atresia telomérica y el síndrome del X frágil.

Como factor principal, cabe destacar que hoy en día las mujeres con un adecuado estilo de vida presentan la menopausia más tarde. Independientemente de este factor, existen otros que sí parecen generar un adelanto de la menopausia:

El tabaquismo es la causa prevenible más importante de enfermedades cardiovasculares y muertes anticipadas. Además, el tabaco es considerado un factor de riesgo fundamental en la población femenina: los componentes del humo de tabaco pueden difundir a la placenta de las madres no fumadoras expuestas, de manera que se han encontrado compuestos carcinogénicos, mutagénicos y teratogénicos en placenta, líquido amniótico y sangre del cordón umbilical de fetos humanos y animales de madres fumadoras pasivas. También se ha observado un aumento de los glóbulos rojos circulantes en los fetos de madres expuestas al humo de tabaco, lo que sería una señal de hipoxia, producida probablemente por vasoconstricción placentaria inducida por la nicotina.

Cabe resaltar de igual modo que la exposición al humo de tabaco ambiental afecta la fertilidad y fecundidad en la mujer y produce desórdenes en los ciclos menstruales, así como aumento de dismenorrea. En mujeres fumadoras tanto pasivas como activas, la edad de la menopausia disminuye en promedio 2 años según Everson et al.[10]

Se ha demostrado que el tabaquismo tiene un efecto antiestrógenico. Esto se debe a que los hidrocarburos aromáticos policíclicos (como el benzopireno) que contiene el tabaco junto a la nicotina disminuyen la producción ovárica de estrógenos al inhibir la aromatasa de las células de la granulosa ovárica, enzima que interviene en la síntesis de estrógenos e induce la degradación hepática de los mismos por el sistema microsomal citocromo P450. De este modo, la disminución de la producción de estrógenos y el incremento de su metabolización provocará una deficiencia relativa de estrógenos. Esto, además de aumentar el riesgo de osteoporosis (especialmente en las mujeres fumadoras postmenopáusicas), también puede acarrear alteraciones en el ciclo menstrual y adelanto en la aparición de la menopausia.

Además el tabaco también causa una disminución de la reserva ovárica de ovocitos; que podría deberse a la activación de genes involucrados en la producción de muerte celular programada de células germinales.

La menopausia es un estado que afecta a todas las mujeres en el mundo una vez que llegan a la edad madura, corresponde a la última menstruación de la mujer y se define como el cese o el fin de las actividades reproductivas, no existe ningún método conocido para evitar la llegada de la menopausia y esta genera en la mujer una serie de cambios físicos, sociales y psicológicos.

El climaterio es una etapa en la vida de las mujeres en las que se muestran cambios fisiológicos, los cuales culminan con el agotamiento de los Ovocito primarios en los ovarios lo que se manifiesta en la ausencia de la menstruación. Es por ello que a dicha ausencia se le conoce como menopausia.

La consecuencia de esta, es que el periodo fértil de la mujer se ve finalizado. Sin embargo, a pesar de que se haya acabado dicho periodo, el cuerpo de la mujer está adecuado y completamente adaptado para contener un bebé en el organismo durante el tiempo necesario y que el único inconveniente es que hay ausencia de ovocitos. Asimismo, la edad en la que la menopausia aparece es aproximada los 51 años pero hay algunos factores del entorno que pueden influir para que se acelere este proceso, es el caso de las mujeres que consumen tabaco, en ese caso se adelanta.[11]

Los doctores modernos consideran a la menopausia como una patología porque es entendido como la ausencia de estrógenos y de ovocitos. Asimismo, consideran que es necesario prevenir dichos cambios ya que no solo se siente la influencia en el aparato reproductivo, sino en todo el esqueleto (osteoporosis) y en el corazón (enfermedad coronaria). Así como también las siguientes consecuencias:

Cambios en los ovarios, que es una glándula endocrina, cambios en el medio endocrino (principalmente en las hormonas sexuales) y cambios en los tejidos-diana de dichas hormonas.

Estos cambios tienen su sintomatología mucho antes de que ocurra el cese de la menstruación. Es decir empieza a partir de los 35 años. A nivel endocrinológico existe una serie de elevaciones y disminuciones de ciertas hormonas. Entre ellas se encuentra que elevación de las hormonas foliculoestimulante (FSH) y la letinizante (LH). La ovulación prematura aumenta y los folículos disminuyen es por esto que hay disminución de la producción de progesterona lo que produce un exceso de estrógenos.

Finalmente, los folículos ováricos dejan de responder a las hormonas foliculoestimulante y a la letinizante y la progesterona se hace indetectable así pues debido a todo esto se presencia es cese de la menstruación. Así pues se puede pensar que el ovario postmenopaúsico es inútil, sin embargo se ha comprobado que siguen produciendo estrógenos y androstenediona pero de manera reducida lo que produce síntomas tales como la amenorrea, bochornos, periodos de sudoración y sequedad vaginal.[12]

Los cambios psicológicos más importantes guardan relación con la figura corporal propia y la aceptación del fin de la capacidad reproductora. La toma de consciencia de que se es mayor o vieja suele coincidir con la menopausia ya que se evidencian los cambios a nivel físico (envejecimiento corporal).

El género se reajusta o cambia debido a la toma de consciencia del cambio de roles. Ellos pueden ser vinculados a la familia, al ámbito social, laboral, entre otros. En el ámbito familiar, cuando los hijos se han hecho mayores las madres sienten que pierden la función educativa que ello supone; hay cambios de roles en el interior de la familia y situaciones de déficit relacional cuando los hijos se independizan. Así también hay una toma de conciencia de la vulnerabilidad de la vida y experiencia subjetiva de la temporalidad de la misma.[13]

Los cambios fisiológicos tras la menopausia no justifican en sí mismos una pérdida brusca y significativa de actividad sexual, sino más bien una re adaptación o reajuste que pueden ser incluso un enriquecimiento de la vida sexual. Sin embargo, los cambios hormonales, como la disminución del estrógeno y/o testosterona en la mujer durante la menopausia puede influir negativamente en el deseo. [14]​ En ocasiones, la disminución de la libido puede deberse a una disminución de la sensibilidad en la zona genital o a la sequedad y falta de elasticidad vaginal. [15]

Ninguna dificultad impide el placer sexual pleno. La respuesta sexual está afectada más por factores afectivos y cognitivos: fantasías, valoración de la relación, grado de intimidad, pasión sexual, entre otras. (Fernández, 1996)

Síntomas sobrepuestos entre la menopausia y la depresión:

La depresión mayor no aumenta significativamente durante la menopausia natural; sin embargo, se produce un aumento de síntomas depresivos aislados durante la perimenopausia. Si bien la depresión mayor, o síntomas depresivos, es o son muy frecuentes en la menopausia no implica que esta en sí misma sea causa de depresión. Son más frecuentes los trastornos del estado de ánimo (síntomas depresivos) en mujeres que previamente han padecido de algún tipo de trastornos de ansiedad, que en aquellos no ansiosas antes.[16]

La menopausia marca el final de la vida reproductiva de la mujer. Sin embargo, gracias a los avances médicos actuales y al espectacular desarrollo que han experimentado las Técnicas de Reproducción Asistida en los últimos años, ya se ha conseguido que mujeres menopáusicas queden embarazadas y se conviertan en madres. Ejemplo de ello es el nacimiento, en octubre de 2018, de una niña en el Hospital Clínico y Provincial de Barcelona, gracias a una técnica pionera. [17]

Dicha técnica, desarrollada por ginecólogos de este mismo hospital y pensada para mujeres que sufren menopausia precoz (anomalía que afecta al 1% de las mujeres), sigue siendo un ensayo clínico. Concretamente, se ha probado en un total de 12 mujeres, una de las cuales ha llevado a término el embarazo. Consiste en una laparoscopia para extirpar una parte del córtex ovárico, que posteriormente es fragmentado y reinsertado en el ovario de la paciente. Tras la intervención, es necesario estimular hormonalmente a la mujer para obtener ovocitos que, finalmente, son fecundados in vitro. Este procedimiento funciona porque induce la activación de los "folículos dormidos" que tiene la mujer tras la menopausia, más que generar otros nuevos.

La idea de activar la ovulación en pacientes con menopausia precoz fue introducida por un grupo de doctores japoneses que idearon una técnica consistente en una doble cirugía: la primera, para extraer el tejido ovárico, que se fragmenta y activa con fármacos durante 48 horas. La segunda, para la reimplantación de dicho tejido en un ovario. Sin embargo, en el caso del procedimiento ideado por los ginecólogos del Hospital Clínic de Barcelona, se requiere una única intervención y no es necesaria la activación farmacológica del tejido ovárico. Es decir, lo que se ha conseguido es la simplificación y optimización del proceso que ya se utilizaba en Japón.

Esta técnica constituye una alternativa para aquellas mujeres con menopausia precoz que no consiguen quedar embarazadas mediante otras técnicas de fertilidad. Sin embargo, se trata de un procedimiento que sigue en estado de ensayo clínico, por lo que los expertos aún no disponen de un perfil exacto de las mujeres que se podrán beneficiar, en el futuro, de este tipo de intervenciones.

La vejez es la etapa del desarrollo humano que comprende desde los 65 años hasta el fallecimiento. Sin embargo esta definición puede cambiar de acuerdo a las sociedades, lo viejo es lo que la gente dice que es viejo; es una definición creada por la sociedad, la edad es sólo un punto de referencia para la clasificación social, esta clasificación está dotada de roles, normas y expectativas, la sociedad hace muchas afirmaciones incorrectas sobre los ancianos que no se ajustan precisamente a la realidad. Es bien sabido que los cambios físicos están muy ligados al desarrollo humano y van en relación directa a la edad, sin embargo en aspectos de sexualidad no se nota una relación muy clara con respecto a la edad, esto nos hace pensar en la idea de que la vejez es una construcción social y que no solo está definida por los cambios físicos propios de la edad.

Los viejos son considerados inferiores socialmente y los portadores del poder son los adultos jóvenes y medios, es por eso que uno de los más grandes miedos de los jóvenes y adultos es el temor a envejecer (Fernández, 1996).

El envejecimiento físico tanto en los hombres como en las mujeres no significa una pérdida de la actividad sexual sino más bien un reajuste que en oposición a lo que se piensa puede ser hasta enriquecedor. En referencia a los factores psicológicos involucrados en la sexualidad sabemos que son muchos y solo se tomaran en cuenta los que están relacionados con la toma de conciencia de la vejez de los propios viejos. Actualmente la psicología ya no considera a la vejez como una etapa de la vida caracterizada por el deterioro de todos los aspectos de la vida sino que los humanos tienen la capacidad de evolucionar de manera diferente. Si no se limita el concepto de sexualidad a la genitalidad, se podría decir que la conducta sexual en la vejez tendría que sufrir un cambio cualitativo y cuantitativo mas no un deterioro (Fernández, 1996).

En el proceso de la menopausia, los cambios se van dando en distintas edades dependiendo el sexo, circunstancias sociales y de personalidad de cada ser humano. Los cambios en el rol parental dependen de la perspectiva de cada padre dentro de su familia, en muchos casos en las mujeres mayores se produce un cambio cuando los hijos se hacen mayores de edad y se vuelven más independientes de la familia o tienen hijos y eso hace que ellas se den cuenta que están entrando a una etapa distinta y de mayor madurez. Por otro lado, los varones no toman en cuenta las valoraciones sociales como en el caso de la mujer y van aceptando los signos de cambio tanto en ellos mismos como en la familia. De esta manera, cuando los hijos empiezan a crecer los padres pierden su función educativa, se reduce el número de miembros en la unidad familiar y eso modifica el sistema de relaciones y decrecen las tareas domésticas produciendo cambios dentro de los roles familiares y además se pierde el movimiento social dentro de la casa ya que los padres se sienten solos. Además, aparecen situaciones de déficit en las relaciones como por ejemplo en la soledad y la pérdida de redes sociales porque los hijos se han ido de la casa, por los divorcios, por la muerte de algunos familiares, porque se quedaron viudos o pasan a ser abuelos.[13]

Durante el rol conyugal la conducta sexual ha tenido una variabilidad interindividual, esta consiste en que las personas tienen un nivel de actividad distinto y tienen la necesidad de reconocer diferentes dimensiones dentro de las actividades coitales, por ejemplo, tienen un cambio en las capacidades de enamoramiento y en el deseo.

En este proceso, también se toma en cuenta la conciencia de lo que ha sido el trabajo profesional, se empiezan a producir sentimientos de autorrealización o de frustración ya que las personas buscan darle sentido a su presente, pero en la vejez el futuro no puede dar sentido al presente y se les hace difícil ver el pasado y el presente como lo único que han logrado . El objetivo de esta etapa frente al trabajo es que haya un balance positivo sobre el presente para llegar a la aceptación de haber cumplido con las metas propuestas.

En el caso de la menopausia precoz, las consecuencias a nivel familiar pueden ser diferentes. Las mujeres a las que se les diagnostica fallo ovárico prematuro, muchas veces no podrán tener hijos de forma natural y esto afectará su desarrollo personal y familiar. Por otro lado, mujeres que recurren a técnicas de reproducción asistida, pueden verse sumidas en una menopausia a la misma vez que crían a sus niños pequeños. Esto puede agravar consecuencias tales como la ansiedad, depresión, etc.[18]

Para determinar si se debe recomendar algún tratamiento para alguno de los síntomas de la menopausia en una mujer, se debe establecer en qué etapa se encuentra la mujer y cuál es la sintomatología específica que está padeciendo. Además, es fundamental tener en cuenta la percepción de la calidad de vida de la propia mujer, así como sus preferencias.

En principio, cualquier mujer en período de transición o en menopausia es candidata a recibir tratamiento hormonal sustitutivo (THS) siempre y cuando sus beneficios superen sus posibles riesgos. Actualmente la THS es considerada la mejor y más segura manera de tratar los síntomas del período de transición y de la menopausia, sobre todo en mujeres menores e 60 años sin riesgo elevado [19]​ En cualquier caso, esta valoración y la posterior administración de la THS debe realizarla un especialista.

El THS consiste en la administración de estrógenos y progestágeno, el progestágeno lo que hace es disminuir los riesgos tanto de cancer de mamá como de endometrio. Por eso mismo, estos tratamientos deben estar muy controlados y administrarse siempre la menor dosis necesaria el menor tiempo posible.[20]

Para aquellas mujeres en las que el tratamiento hormonal sustitutivo no es adecuado, existen tratamientos alternativos, menos efectivos, que deben emplearse de forma individualizada, en función de las necesidades de cada mujer. Estos tratamientos alternativos incluyen cosas como el yoga, la respiración acompasada, la acupuntura, el ejercicio, la reducción del estrés, la terapia de relajación y las terapias alternativas como la cimicifuga, los productos botánicos, los suplementos de ácidos grasos omega-3 y las hierbas dietéticas chinas. Si bien no existe evidencia científica de que esto funcione de una manera adecuada, la función que realiza como placebo hace que sea una buena solución para mujeres que no se puedan o quieran someter a THS. Existe evidencia, aunque muy vaga, de que la hipnosis clínica puede mejorar los sofocos y de que los productos de soja mejoran la sequedad vaginal y también los sofocos. Sin embargo, también existen tratamientos no hormonales con base científica como la paroxetina en dosis bajas, la venlafaxina y la gabapentina, que son alternativas bastante eficaces. Estos fármacos se suelen usar para la depresión, por lo que su función principal en mujeres menopaúsicas es disminuir los síntomas mentales. El síndrome genitourinario puede beneficiarse del estrógeno vaginal, los humectantes vaginales no hormonales o el ospemifeno.

Fomentar que las mujeres adopten hábitos de vida saludable a través de una alimentación adecuada, la práctica de ejercicio y la supresión de hábitos tóxicos, constituye una de las mejores formas de prevención.

Por ese motivo se recomienda una vida activa de acuerdo al estilo de vida de cada mujer, ya que al llegar a la menopausia muchas mujeres, no solo llegan a desarrollar algún tipo de diabetes, sino, otras enfermedades como suele ser la hipertensión y obesidad.



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