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Neutralidad armada



La Neutralidad armada es un modelo de defensa territorial similar al planteado en España al inicio de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de atender con fuerzas bien situadas todas las posibles penetraciones para impedir o al menos dificultar un intento de invasión.

Para las Fuerzas Aéreas Colombianas consiste en una actitud de neutralidad que puede ser tanto ocasional como permanente:

En los primeros meses de 1781 el gobierno español elabora un código marítimo que tenía como filosofía principal: asegurar para tiempo el equilibrio y libertad de los mares, a cuyo frente estaría Rusia. Oficialmente la neutralidad armada quedó acordada el 8 de mayo de 1781, al firmarse en San Petersburgo el Acta Combinada entre Catalina II y Federico de Prusia.[2]

Esta neutralidad armada tuvo los efectos políticos esperados: evitó una alianza anglo-rusa estrechando relaciones políticas con Rusia. En la Instrucción Reservada se indicaba como había que desarrollar una política de imparcialidad en la guerra ruso-turca, esperando de esta acto, que Rusia respondiera no acordando ningún tratado con Inglaterra. Para impedirlo, resultaba preciso sostener los principios de la neutralidad armada, a la que siempre se opondría Inglaterra, pues por su superioridad en el mar se negaba a reconocer el principio de pabellón neutral.

Concluida en 1939 la Guerra Civil Española el dictador Francisco Franco contaba con un numeroso Ejército de Tierra, una Marina insuficiente y una Fuerza Aérea recién creada sobre los restos de la pasada contienda. Para el general Rafael Casas de la Vega,

El también general Francisco Franco Salgado-Araujo, ayudante y primo del dictador, pone en su boca el siguiente comentario que refleja la única posibilidad real: la neutralidad.

Tras la experiencias de la Invasión de Polonia de 1939 parecía imposible resistir a la poderosa máquina de guerra alemana, pero teniendo en cuenta que la guerra es un hecho económico, el coste elevado de una operación puede disuadir al invasor. España carecía de una poderosa Armada y la Aviación resultaba insuficiente, por lo que la defensa de los dos archipiélagos era inviable. Sin embargo la defensa de la península ibérica, un gran cuadrilátero con cuatro posibles zonas de acceso, era entonces posible:

Las dos zonas conflictivas eran el Norte, donde tras firmar el armisticio con Francia el día 22 de junio de 1939 llegaron las tropas de Eje y el Sur, donde lo hicieron las fuerzas aliadas el 8 de noviembre en la conocida como Operación Torch. Con estos datos quedó establecido el despliegue de las fuerzas disponibles situadas en la península.

De los tres posibles pasos, el boquete de Oyarzun es el más fácilmente practicable, interponiéndose en el camino hacia Madrid dos grandes obstáculos pero poco profundos: el desfiladero de Pancorbo, en la zona más delgada del Sistema Ibérico y el puerto de Somosierra, uno de los más bajos del Sistema Central. Esta ruta queda servida por tanto por carretera (N-I) como por ferrocarril en un terreno propicio para el movimiento de tropas. Parece este el acceso más probable.

A la penetración a través de las provincias Vascongadas se podía oponer el VI Cuerpo de Ejército con 7 Regimientos y 2 Batallones de Infantería, 2 Regimientos de Artillería, 1 Regimiento y 1 Grupo de Caballería, y 3 de Ingenieros, de los cuales dos especializados en fortificación. Una vez que el invansor alcanzara la Meseta Norte se produciría en contraataque del VII Cuerpo de Ejército golpeando en el flanco este con 7 Regimientos de Infantería, 3 Regimientos de Artillería, 1 Regimiento y 1 Grupo de Caballería, y 1 de Ingenieros. Una vez superado este obstáculo deberían atravesar el Sistema Central enfrentándose al I Cuerpo de Ejército con 11 Regimientos y 1 Batallón de Infantería, 6 Regimientos de Artillería, 5 Regimientos y 1 Grupo de Caballería, y 3 de Ingenieros. En palabras de un experto:

El acceso catalán, segundo en dificultad de paso, conduce a Barcelona. Desde Barcelona por un extenso terreno montañoso puede accederse con dificultad al Valle del Ebro y desde éste, con la gran dificultad del Sistema Ibérico, a Madrid, atravesando terrenos duros, poco propicios para el movimiento de fuerzas acorazadas.

El acceso aragonés, que conduce a Zaragoza resulta prácticamente inaccesible desde los puntos de vista táctico como del de la logística militar.

Una vez conquistado el Protectorado Español de Marruecos y atravesado en estrecho de Gibraltar solo contaría con la ruta de acceso Cádiz-Sevilla, repitiendo el Avance sobre Madrid de la Guerra Civil Española en la ruta Mérida-Talavera, salvando tanto la Sierra de Aracena como la de Guadalupe. Otra alternativa es la ruta por Córdoba atravesando el desfiladero de Despeñaperros, un fuerte obstáculo.

Europa occidental camina hacia una neutralidad armada, concepto distinto del de finlandización y más parecido al conocido como suecianización, actitud similar a la mantenida por España durante la Segunda Guerra Mundial, tal como señalaba el 12 de enero de 1984 el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de la universidad de Georgetown (Washington D. C.).[6]​ La nueva estrategia de defensa se centraría en la defensa territorial, y no de perímetro, para lo que no se requieren grandes efectivos en activo, sino en reserva, y un armamento diferente.



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