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Nueva Escocia



Nueva Escocia (en inglés: Nova Scotia, nombre de origen latino; en francés: Nouvelle-Écosse; en gaélico escocés: Alba Nuadh) y abreviada comúnmente NS, es una de las diez provincias que, junto con los tres territorios, conforman las trece entidades federales de Canadá. Su capital y ciudad más poblada es Halifax. Ubicada en el extremo este del país, está formada por la península homónima y la isla de Cabo Bretón en la extremidad norte de esta. La península está rodeada por el océano Atlántico, salvo por el istmo de Chignecto —que la une a Nuevo Brunswick— y el estrecho de Northumberland —que la separa de Isla del Príncipe Eduardo. Con 55 284 km² es la segunda entidad menos extensa —por delante de Isla del Príncipe Eduardo— y con 17 hab/km², la segunda más densamente poblada, por detrás de Isla del Príncipe Eduardo.

Forma parte de las Provincias Marítimas. Su capital es un puerto muy importante de Norteamérica. La pesca y el turismo son vitales para la economía de la provincia.

Aunque el explorador Juan Caboto la visitó en 1497 por cuenta de la Corona de Inglaterra, Nueva Escocia fue colonizada por primera vez por el reino de Francia. Samuel de Champlain y De Monts fundaron una colonia en una isla en la desembocadura del río Sainte-Croix en 1604. Al sufrir falta de agua potable en la isla ese invierno, al año siguiente (1605) la colonia fue trasladada a Port Royal, cerca de Annapolis Royal.

En los años 1620, el rey Carlos VI de Escocia y I de Inglaterra envió una tropa de escoceses para fundar en el lugar una colonia con el nombre de Nova Scotia, como homenaje a sus orígenes escoceses. Para ello fundó el impuesto o baronetage de Nueva Escocia: aquellos que deseasen obtener el título nobiliario de baronet quedaban obligados al pago de una cierta suma de dinero que serviría para la fundación de la colonia, además de recibir en la misma una concesión de tierras. Durante la Guerra de los Nueve Años o de la Gran Alianza contra Francia, fue tomada por británicos, pero en los tratados firmados al final de la misma, se volvió a ceder a Francia: Tratado de Rijswijk de 20 de septiembre de 1697. Fruto del tratado los colonos escoceses debieron abandonarlo, el baronetage de Nueva Escocia perdió su valor, pasando a ser una mera categoría nobiliaria.

El territorio fue capturado por fuerzas británicas durante la Guerra de la reina Ana, que es como se conoce el conflicto de Guerra de Sucesión Española en el escenario norteamericano. La titularidad inglesa fue ratificada por el Tratado de Utrecht (1713). Francia retendría la posesión de la Île Saint Jean (Isla del Príncipe Eduardo) e Île Royale (Isla de Cabo Bretón), en la que establecieron la Fortaleza de Luisburg, que se construyó para vigilar las vías marítimas que se dirigen al río San Lorenzo.

La fortaleza de Louisbourg sería tomada por británicos en 1745, en el curso de la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748), conocida como Guerra del rey Jorge en su escenario americano. El tratado de Aix-la-Chapelle o Tratado de Aquisgrán (1748) que puso fin a dicho conflicto, estipuló la devolución a Francia de la fortaleza de Louisbourg.

Louisbourg sería nuevamente tomada (Batalla de Louisbourg, junio-julio de 1758) por una tropa mixta de soldados del Ejército británico y habitantes de las colonias americanas, durante la Guerra Franco-india, que es como se conoce al frente norteamericano de la Guerra de los siete años. Una vez en manos inglesas, (antes incluso de la Batalla de las Llanuras de Abraham, que abriría paso a la conquista del Quebec), los Británicos destruyeron la fortaleza de Louisbourg con explosivos para evitar que pudiera volver a ser usada por los franceses si la retomaban fruto de algún nuevo tratado de paz.

Quedaría ratificada la posesión inglesa por el Tratado de París (1763) al recibir Gran Bretaña todos los territorios franceses en el Canadá.

La presencia de los acadianos, francófonos y de religión católica en el territorio de la futura colonia británica planteaba a los británicos un problema cara a la colonización del territorio. En 1750 un alto número de colonos de religión protestante, en su mayor parte de origen alemán, fueron atraídos a Nueva Escocia, estableciéndose en la costa sur. La colonia seguía sin embargo siendo mayoritariamente acadiana. Pero a partir de 1755, los británicos decidieron deportar a los acadianos a sus otras colonias americanas, a Francia, al Reino Unido o a Luisiana, lugar donde muchos de ellos se establecieron contribuyendo a forjar la cultura cajún.

Tras la Deportación de los acadianos, las tierras acadianas fueron entregadas a colonos americanos procedentes de Nueva Inglaterra. Unos 8000 de ellos, llamados «planters» se establecieron en la colonia entre 1759 y 1774, entre ellos el bisabuelo de Robert Laird Borden. Una nueva inmigración escocesa cuyo destino fue la isla de Cabo Bretón, en las postrimerías del siglo XVIII y a principios del siglo XIX restableció la antigua presencia escocesa en la región.

En 1784 la porción continental del noroeste de la colonia fue separada del resto, pasando a constituir la colonia de Nuevo Brunswick.

En 1848 Nueva Escocia se convirtió en la primera colonia del Imperio británico en alcanzar el «self-government» o autogobierno, en que el gobernador británico quedaba obligado a aceptar las decisiones tomadas por una Asamblea Legislativa y por unos ministros electos por la misma.

En la isla se encuentran enterrados muchos de los fallecidos en el naufragio del RMS Titanic.[2]

Nueva Escocia se convirtió, al entrar en la Confederación Canadiense, en una de las cuatro provincias fundadoras de Canadá, junto con Nuevo Brunswick, Quebec (Canadá Este) y Ontario (Canadá Oeste).

A pesar de su nombre, quedan escasísimos habitantes en la región que sigan hablando el gaélico escocés, aunque la música celta sigue gozando de gran popularidad en la isla de Cabo Bretón. Sigue habiendo actualmente una pequeña presencia acadiana en la localidad de Clare (al oeste de la provincia).

La provincia está dividida en 18 condados. En 2016, un 50 % de la población es protestante y un 30 % católica.

Los 10 condados más poblados de la provincia:

La economía de Nueva Escocia se basa actualmente en el sector servicios y el sector industrial, aunque sigue manteniendo presencia el sector primario.

En el sector primario, por lo que respecta a la agricultura, destaca la producción de fruta, especialmente manzanas, y patatas. En la ganadería tiene presencia la avicultura y el ganado porcino, a lo que se une una cabaña bovina generadora de productos lácteos.

También existe una activa industria de tipo forestal, dedicada a la explotación de los bosques del territorio.

Por otro lado, es igualmente importante la pesca de langostas, bivalvos (destacando las vieiras) o bacalao, especialmente.

Posee igualmente una activa industria, relacionada con las actividades pesqueras y con la industria alimentaria en general, pero también industria papelera, de equipos de transporte.

El turismo ha adquirido una creciente importancia a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.



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