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Partido hegemónico



Se le conoce como partido hegemónico a aquellos partidos políticos que existen en diversos países y que tienen una influencia determinante sobre la política del país, ya sea porque suelen ganar la mayoría de las elecciones, porque han monopolizado el poder (por ejemplo, reeligiéndose consecutivamente por muchos períodos) y/o porque obtienen la mayoría de puestos de elección popular incluyendo los del Parlamento y los puestos municipales.[1]

No debe confundirse con el partido único, que se refiere a aquellos sistemas políticos, usualmente totalitarios de extrema derecha y extrema izquierda, en donde un solo partido es legal y es el único autorizado para presentarse a las elecciones.

Normalmente un partido hegemónico es también un partido mayoritario y suele seguir siéndolo incluso después de que se termina o debilita su hegemonía, pero no todo partido mayoritario es hegemónico. En muchos países existen fuerzas políticas dominantes, pero que alternan el poder con otros partidos o coaliciones.

Las causas de esta hegemonía son muy diversas y existen, o han existido, en numerosos países. En algunos casos se debe a que el partido predominante encabezó movimientos revolucionarios, ya sean independencias o cambios significativos en la política de un país. Un ejemplo es Sudáfrica, que tras el fin del apartheid, el único partido que ha gobernado ha sido el Congreso Nacional Africano.

Ejemplos de sistemas unipartidistas por predominio que han perdido esta condición recientemente son Japón, México y Paraguay. Japón ha estado gobernado desde 1955, excepto por un pequeño paréntesis, por el Partido Liberal Democrático; en 2009 el Partido Democrático ganó las elecciones generales, pero perdió los siguientes comicios y permitiendo el regreso de los liberales al poder en 2012. El caso de Paraguay, se dio esta situación, con predominio del conservador Partido Colorado durante 60 años, hasta que en 2008 Fernando Lugo ganó las elecciones a través de la coalición de centroizquierda Alianza Patriótica para el Cambio, sin embargo Lugo fue destituido tras un juicio político y su coalición se desintegró, lo que en buena medida permitió el regreso de los colorados al poder.

En México existió también un sistema unipartidista durante 70 años, pues el Partido Revolucionario Institucional era el único partido que lograba la presidencia desde 1929. En las elecciones de 2000 fue derrotado por el Partido Acción Nacional, que en la década anterior había comenzado a ganar alcaldías y gubernaturas en elecciones locales. A raíz de las elecciones de 2012, el Partido Revolucionario Institucional logró recuperar la Presidencia de México en la persona de su candidato Enrique Peña Nieto, consiguiendo 14.562.906 votos, perdiendo nuevamente la presidencia por amplio margen en las elecciones de 2018 frente a Andrés Manuel López Obrador de Morena.

El ex legislador estadounidense Tom Lantos, afirmó que el entonces presidente Hugo Chávez había "creado en Venezuela un estado unipartista",[2]​aunque en ese país existe multiplicidad de partidos políticos y la oposición gobernaba en ese momento 5 de los 23 estados.[3]​ Mientras que Rusia Unida, el partido de Vladímir Putin, ha sido desde hace muchas elecciones el partido que obtiene más votos (hasta el 70% en algunas elecciones) y amplia mayoría en la Duma.

En Costa Rica esta situación se dio durante principios de siglo XIX cuando el Partido Republicano Nacional gobernó por cuatro períodos consecutivos, culminando en 1948 con el estallido de la guerra civil costarricense tras que la oposición acusó fraude electoral.

En España lo más parecido a un unipartidismo por predominio fue el gobierno del PSOE durante 14 años consecutivos, de 1982 a 1996. A nivel autonómico, el PSOE ha mantenido igualmente un gobierno ininterrumpido de Andalucía desde las primeras elecciones autonómicas en 1982 hasta 2019.

En algunos países existen partidos hegemónicos o dominantes en regiones y entidades subnacionales. Por ejemplo, la Unión Social Cristiana cumple este rol en Baviera, Alemania, algo similar a lo que ocurre con el Partido Demócrata en Washington D.C., con el Partido Nacionalista Vasco en el País Vasco y con el Partido de la Revolución Democrática en Ciudad de México. Además en los Estados Unidos existen estados donde uno de los dos partidos principales tiende a ser el hegemónico, de ahí que se acuñara el término de "estados azules" (demócratas) y "estados rojos" (republicanos).

Los partidos dominantes son partidos políticos que tienen una influencia superior a la de otros partidos, pero a diferencia de los hegemónicos, los partidos dominantes comparten el poder, pueden perder elecciones o necesitan de otras fuerzas para lograr coaliciones de gobierno en los Parlamentos.

Casos como el justicialismo en Argentina y el liberacionismo en Costa Rica muestran esta tendencia. Tras la guerra de 1948 el Partido Liberación Nacional se volvió el partido dominante del país siendo el más grande y organizado, y el que ha ganado la mayoría de elecciones del país tras la restauración de la democracia en 1949, pero nunca ha ganado más de dos períodos consecutivos. Aun así en la mayoría de las elecciones en que ha ganado la oposición lo hizo mediante alianzas y coaliciones de calderonistas, liberales, socialcristianos y otras fuerzas. Así Mario Echandi, José Joaquín Trejos y Rodrigo Carazo ganan las elecciones al PLN como parte de una alianza de calderonistas y ulatistas el primero y por parte de coaliciones que agrupaban a la mayor parte de la oposición los otros dos. No fue hasta después de los años ochentas que surgieron partidos como el PUSC y el PAC, con estructura suficiente para vencer solos al PLN.

En Argentina tras el regreso a la democracia en 1983 la Unión Cívica Radical logra elegir a Raúl Alfonsín. No obstante las diversas ramas del peronismo ganarían la mayoría de elecciones posteriores salvo la de 1999 cuando Fernando de la Rúa (también de UCR) obtiene la presidencia como candidato de una amplia coalición que agrupaba a buena parte de la oposición, pero el derrumbe de esta coalición y de la UCR dejó el camino libre para que el PJ se convirtiera en el partido dominante de Argentina.[4][5]​ Desde 2003 el Partido Justicialista (mediante el Frente para la Victoria) ha ganado tres elecciones consecutivas.

Algunos analistas consideran que el FSLN de Nicaragua se ha convertido en un partido dominante desde su regreso al poder.[6][7]

No es un partido sino una coalición, pero la Concertación de Partidos por la Democracia de Chile (centroizquierda) ha sido una fuerza política dominante al haber ganado cuatro elecciones consecutivas desde la restauración de la democracia, gobernando desde 1990 a 2010 en que pasa a la oposición, para retornar al poder de nuevo en 2014. En El Salvador el partido derechista Alianza Republicana Nacionalista gobernó por cuatro períodos consecutivos entre 1989 y 2009.



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