Baviera (en bávaro y alemán: Bayern) —oficialmente Estado Libre de Baviera (en alemán: Freistaat Bayern )— es uno de los dieciséis estados federados que componen la Federación de Alemania (llamados Bundesländer o Bundesland en singular), siendo el más grande y el segundo más poblado de ellos. Se encuentra situado en el sureste del país y su capital y principal ciudad es Múnich. Baviera cuenta con una población de 12,9 millones de habitantes (diciembre de 2018), lo que representa alrededor del 15% del total nacional. Su superficie es de 70.553 km² (algo menor a la de su vecina República Checa) y equivalente al 20% de Alemania. Los bávaros poseen una nacionalidad propia, según el artículo 6 de la Constitución bávara de 1946.
Las tierras bávaras fueron habitadas antiguamente por los celtas vindelicios e incorporadas, en parte, al imperio romano, formando parte de la provincia de Recia, cuyo centro administrativo era Castra Regina, conocida desde la Edad Media como Ratisbona.
En tiempos de las invasiones germánicas, los cuados, los marcomanos y los boios se instalaron en esta zona. Parece que los bávaros, que hablaban antiguo alto alemán, posiblemente no migraron desde otro lugar, sino que parecen haber surgido a partir de esos otros pueblos que poblaban la zona.
El nombre de bávaros (en latín, Bai(o)arii) significa "Hombres de Baia", que puede indicar Bohemia, la patria de los boios, celtas y más tarde de los marcomanos. Aparece por vez primera en fuentes escritas alrededor del año 520.
Los bávaros pronto cayeron bajo dominio de los francos, probablemente sin una lucha seria. Los francos vieron esta zona fronteriza como un tapón contra pueblos del este, como los avaros y los eslavos, y como fuente de reclutas para el ejército. Desde alrededor de 554 a 788, la familia Agilolfinga gobernó en el ducado de Baviera.
La región fue convertida en un ducado franco. Tres duques antiguos son mencionados en fuentes francas: Garibaldo I pudo haber sido nombrado para el cargo por los reyes merovingios y se casó con la princesa lombarda Walderada cuando la iglesia le prohibió casarse con el rey Clotario I en 555. El sucesor de Garibaldo, Tasilón I, intentó sin éxito defender la frontera oriental contra la expansión de los eslavos y los ávaros alrededor del año 600. El hijo de Tasilón, Garibaldo II parece haber logrado un equilibrio de poder entre 610 y 616.
Durante siglo y medio, una sucesión de duques resistió las incursiones de los eslavos en su frontera oriental. El cristianismo, que había retrocedido en Baviera a partir de la época romana, entró en una nueva fase de expansión hasta que se puede considerar definitivamente cristianizado hacia el año 734, cuando san Bonifacio llegó a Baviera; organizó la Iglesia bávara y fundó o restauró obispados en Salzburgo, Freising, Ratisbona y Passau.
El reinado de los agilolfingos terminó con Tasilón III, a quien depuso Carlomagno. Su control de los pasos alpinos, su posición como aliado de los ávaros y el ser yerno del rey longobardo Desiderio son circunstancias que lo convertían en una amenaza seria para el reino franco que motivó a Carlomagno a destronarlo. En 788 los francos convocaron al duque a Ingelheim y le condenaron a muerte por traición. Carlomagno, sin embargo, lo perdonó. Tasilón entró en un monasterio y renunció formalmente a su ducado en Fráncfort en 794.
Gerardo o Geroldo, cuñado de Carlomagno, gobernó Baviera hasta su muerte en una batalla con los ávaros en 799. Entonces los condes francos asumieron el control de la administración y asimilaron esa tierra con el resto del Imperio Carolingio. Los bávaros no ofrecieron ninguna resistencia al cambio, entre otros extremos por la influencia unificadora de la Iglesia católica.
En la partición de 817, Baviera formó parte del lote de Luis el Germánico, rey de Francia Oriental, lo cual fue confirmado en 843 por el Tratado de Verdún. Luis hizo de Ratisbona el centro de su gobierno, y defendió Baviera con numerosas campañas contra los eslavos. Cuando dividió sus posesiones en 865, pasó a su hijo mayor, Carlomán, que había desarrollado ya tareas administrativas. En 899 Baviera pasó a Luis IV de Alemania, durante cuyo reinado se produjeron continuas invasiones de los húngaros. Según la tradición, el 5 de julio de 907 casi toda la tribu bávara cayó en la batalla de Presburgo contra estos enemigos.
Arnulfo de Baviera, llamado "el Malo" reunió los restos de la tribu, hizo retroceder a los húngaros y se convirtió en duque de Baviera en 911, uniéndola con Carintia. En 920 el sucesor del rey Conrado I de Alemania, Enrique I el Pajarero de la dinastía sajona, reconoció a Arnulfo como duque, confirmando su derecho a designar a obispos, acuñar moneda y sancionar las leyes. Los estragos de los húngaros cesaron después de que fueran derrotados en la batalla de Lechfeld (955) y el ducado creció temporalmente cuando se le añadieron algunos distritos vecinos de Italia.
Entre 1070 y 1180, salvo algunos períodos de intervención imperial, Baviera estuvo gobernada por la dinastía de los Güelfos, sustituida por la de los Wittelsbach que duró hasta 1819. En 1070, el rey Enrique IV de Alemania depuso al duque Otón de Nordheim, concediendo el ducado a Güelfo I de Baviera, un miembro de una familia bávara influyente con las raíces en Padania.
Enrique X, llamado "el Soberbio", obtuvo también el ducado de Sajonia en 1137. Alarmado ante la unión de dos ducados tan poderosos, el rey Conrado III de Alemania depuso a Enrique y concedió Baviera al marqués Leopoldo IV de Austria. La lucha para su posesión continuó hasta 1156, cuando el emperador Federico Barbarroja, en su deseo de restaurar la paz en Alemania, convenció a Enrique XI para que entregase Baviera a Enrique el León, duque de Sajonia e hijo de Enrique el Orgulloso. A cambio, Austria fue elevada de una marca a un ducado independiente. Pero posteriormente se produjo un enfrentamiento entre el emperador y Enrique el León, a quien depuso en 1180.
Fue entonces cuando empezó una nueva era. El emperador Federico Barbarroja concedió el ducado a Otón, un miembro de la vieja familia bávara de Wittelsbach. Esta familia adquirió también el Electorado del Palatinado en 1214. Cuando Otón I ganó Baviera en Altenburgo en septiembre de 1180, las fronteras del ducado abarcaban el Böhmerwald, el Inn, las montañas y el río Lech, pero el duque ejerció su poder, de hecho, solo sobre sus dominios privados alrededor de Wittelsbach, Kelheim y Straubing.
Los esfuerzos de los duques para aumentar su poder y consolidar la unidad del ducado tuvieron cierto éxito, pero pronto quedó debilitado por las particiones entre diversos miembros de la familia. En los siguientes dos siglos y medio, la historia de Baviera es poco más que una crónica árida de divisiones territoriales.
La primera de estas divisiones ocurrió en 1255, cuando Luis II y Enrique XIII, que habían gobernado juntos durante dos años, se partieron su herencia: el primero se quedó con la parte occidental del ducado, luego llamada Alta Baviera, y el Palatinado y el segundo se aseguró la Baja Baviera.
En la época de la reforma protestante, Guillermo IV se alió con los Habsburgo, y ayudó al emperador Carlos V en su guerra contra la liga de Esmalcalda. Adoptó medida para frenar las doctrinas protestantes en su ducado: obtuvo del Papa derechos sobre obispados y monasterios, e invitó a los jesuitas al ducado en 1541, quienes hicieron de la Universidad de Ingolstadt su centro en Alemania. Aunque al principio de su reinado, su hijo y heredero Alberto V hizo algunas concesiones a los protestantes, cerca de 1563 cambió su actitud, favoreció los decretos del Concilio de Trento y asumió los principios de la Contrarreforma. Esto, unido al hecho de que la educación pasó gradualmente a manos de los jesuitas, hizo que el protestantismo no siguiera progresando en Baviera. Patrocinó el arte, compró numerosas obras para la colección ducal e hizo construir espléndidos edificios en Múnich.
En 1623 el duque Maximiliano I obtuvo la dignidad de elector. Reforzó y ordenó su ducado. Jugó un papel importante en la Guerra de los Treinta Años; durante los primeros años de la que fue tan exitoso como para adquirir el Alto Palatinado y la dignidad electoral. A pesar de algunos reveses, conservó sus ganancias en la Paz de Westfalia (1648), lo que permitió que el ducado desempeñase un papel importante en la política europea.
Fernando María (1651-1679) hizo mucho por reparar los efectos de la guerra de los Treinta Años, recuperando la agricultura y la industria. Su hijo Maximiliano II (1679-1726) intervino del lado de Francia en la Guerra de Sucesión Española, sufriendo la derrota en la batalla de Blenheim, cerca de Höchstädt, el 13 de agosto de 1704. Su hijo Carlos Alberto de Baviera (1726-1745) se opuso a la pragmática sanción que aseguró la sucesión de Austria a María Teresa, llegando a ser nombrado Emperador en Fráncfort en 1742.
Por la paz de Füssen (1745), Maximiliano III (1745-1777) recuperó sus dominios a cambio de reconocer la pragmática sanción. Como monarca ilustrado, contribuyó a desarrollar la agricultura, la industria y la minería, además de fundar la Academia de Ciencias en Múnich. A su muerte se extinguió la línea bávara de la Casa de Wittelsbach. La sucesión pasó a Carlos Teodoro, el elector palatino, con lo que se unieron a Baviera el Palatinado, además de los ducados de Jülich y Iceberg.
La formación de un estado tan poderoso junto a sus fronteras, resultó ser intolerable para Austria, que reclamó una serie de señoríos que eran casi la mitad de la herencia bávara. Las protestas del heredero siguiente, Carlos II, duque de Zweibrücken apoyadas por el rey de Prusia, llevaron a la Guerra de Sucesión Bávara. Por la paz de Teschen (1779) el distrito del Eno (Innviertel) fue cedido a Austria y Carlos de Zweibrücken se aseguró la sucesión, si bien al morir antes que Carlos Teodoro, al final la sucesión recayó en el duque de Zweibrücken, Maximiliano.
En 1792 ejércitos revolucionarios franceses invadieron el Palatinado. Franceses y austriacos invadieron alternativamente el país, mientras que Carlos Teodoro de Baviera huyó a Sajonia. Por el tratado de Lunéville (1801) Baviera perdió el Palatinado y los ducados de Zweibrücken y Jülich.
Cuando Napoleón abolió el Sacro Imperio Romano Germánico, Baviera se convirtió en un reino en 1806 debido, en parte, a la Confederación del Rin. La alianza con Napoleón no significó, sin embargo, como sí les ocurrió a otros estados alemanes, que se convirtiera en una mera dependencia francesa. Y aunque tuvo que hacer concesiones territoriales, también se vio engrandecida por otros territorios que recibió. Se anexionó lo que actualmente es la región de Palatinado a la izquierda del Rin y Franconia en 1815. Entre 1799 y 1817, el ministro principal, conde Montgelas, siguió una política estricta de modernización; estableció el fundamento de las estructuras administrativas que sobrevivieron a la monarquía y son el núcleo duro que conservaron su validez hasta entrado el siglo XXI. En mayo de 1808 Maximiliano I aprobó una primera constitución, modernizada en 1818.
Como parte de la Confederación germánica, sufrió la influencia de Austria hasta 1866. La constitución de 1818 hizo de Baviera un estado liberal. Luis I (1825-1848) hizo construir la Gliptoteca, la Residencia Nueva, la basílica, la universidad, la Feldhernhalle, entre otros monumentos. Luis I hizo que Baviera se uniese al Zollverein lo que fue de mucho provecho a este reino que aún era demasiado agrícola. El primer ferrocarril alemán, uniendo Furth con Núremberg fue inaugurado en 1835. Fue derrocado por una revuelta popular en 1848 durante la «Primavera de los pueblos». Participó en la guerra contra Prusia del lado austriaco. Pero después de Sadowa (1866), se inclinó hacia Prusia. De la mano de esta potencia intervino en la guerra franco-prusiana de 1870 contra Francia. Al proclamarse el imperio alemán (1871) se adhirió al mismo, conservando su categoría de reino y cierta autonomía administrativa. Fue una época de desarrollo industrial y de urbanización.
Con el fin de la primera guerra mundial, los Wittelsbach abandonaron el poder. Baviera adoptó un régimen republicano, integrándose en la República de Weimar. Conservó el Palatinado ocupado de 1918 a 1930 por los franceses y adquirió Coburgo en 1920.
Baviera fue el lugar de nacimiento del nazismo; aquí es donde Hitler protagonizó un golpe fallido (putsch de Múnich, 1923). En esta región se celebraron los grandes desfiles y congresos del partido nazi. Como centro industrial, Múnich fue intensamente bombardeada durante la segunda guerra mundial y quedó dentro de la Zona de ocupación estadounidense.
Dotada de una nueva constitución en 1946, el Estado libre de Baviera se adhirió a la RFA en 1949, como un land más.
En la actualidad, Baviera es una de las regiones europeas con una economía más estructurada y sólida. Su producto nacional bruto supera por sí solo a 24 de los 27 estados miembros de la Unión Europea. El rendimiento económico per cápita se sitúa claramente por encima de la media alemana y europea, con una de las tasas de paro más bajas de Alemania. Es uno de los lugares más activos del mundo en cuanto a investigación científica.
Baviera comparte fronteras internacionales con Austria y la República Checa. Entre los estados federados alemanes vecinos se encuentran Baden-Wurtemberg, Hesse, Turingia y Sajonia.
Los dos ríos principales que atraviesan el estado son el Danubio y el Meno, que están conectados entre sí por medio del Canal Rin-Meno-Danubio.
Las ciudades más importantes son Múnich, Núremberg, Augsburgo, Ratisbona, Wurzburgo, Ingolstadt, Fürth y Erlangen.
En el ámbito político de la Unión Europea (UE), Baviera es considerado el principal feudo del Partido Popular Europeo en Alemania. Su filial en el estado, la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), ha ganado todas las elecciones en este estado en el período democrático desde 1947, aunque ha ido perdiendo fuerza con el paso de los años. En las elecciones regionales de septiembre de 2008 la CSU perdió la mayoría absoluta, lo que provocó la dimisión de su líder Günther Beckstein. En las elecciones de septiembre de 2013 recuperó la mayoría absoluta con el 49% de los votos, perdiéndola nuevamente cinco años más tarde. Actualmente, el gobierno estatal bávaro consiste en una coalición entre la CSU y los Freie Wähler, con Markus Söder como Ministro-Presidente.
Baviera está dividida administrativamente en siete regiones administrativas (Regierungsbezirke):
Estas regiones agrupan a 71 distritos y 25 ciudades independientes:
Las 25 ciudades independientes son: Amberg, Ansbach, Aschaffenburgo, Augsburgo, Bamberg, Bayreuth, Coburgo, Erlangen, Fürth, Hof, Ingolstadt, Kaufbeuren, Kempten, Landshut, Memmingen, Múnich, Núremberg, Passau, Ratisbona, Rosenheim, Schwabach, Schweinfurt, Straubing, Weiden y Wurzburgo.
Baviera representa el 18'2% del PIB de Alemania, presentando el mayor IDH entre los Lander, así como el mayor nivel de renta per cápita del país.
En Baviera se encuentra la sede central de numerosas sociedades y empresas de renombre mundial, las automotrices como Audi (Ingolstadt) y BMW (Múnich), las industriales Siemens AG y MAN AG, firmas deportivas como Adidas y Puma (Herzogenaurach) y la aseguradora Allianz, además de varias empresas multinacionales que tienen una de sus sedes en este estado.
La tasa de desempleo se situó en 3,2 % frente al 4,3 % en Alemania (noviembre de 2019).
Baviera es el primer destino turístico en Alemania.
En Hallertau, una región entre Múnich e Ingolstadt, se cultiva el lúpulo, considerado “el oro verde” de Baviera. De las cerca de 19.000 hectáreas cultivadas en Alemania, 14.220 se encuentran en esta región.
La fe predominante es el catolicismo, particularmente en las zonas meridionales y en la Baja Franconia. Según el último Kirchliche Statistik Eckdaten (censo religioso) de la Conferencia Episcopal Alemana, Baviera es uno de los dos estados con mayoría absoluta de población católica (50,5% en el 2016).
Por otro lado, la Iglesia Evangélica (18,8 %), tiene una presencia significativa en grandes partes de Franconia. La religión sigue siendo importante para muchos bávaros, como se expresa en el típico saludo suabo-austro-bávaro "Grüß Gott!" (algo así como "¡Saludos a Dios!"). El Papa Benedicto XVI, nació en Marktl am Inn, en la Alta Baviera, y fue arzobispo de Múnich y Freising.
Otras minorías religiosas son la ortodoxa (rumanos, ucranianos, griegos, búlgaros, serbios, etc.) con un 3% de la población, y la musulmana (turcos, árabes y africanos) con un 4%.
Los bávaros suelen mostrarse especialmente orgullosos de sus tradiciones. El traje típico bávaro (Tracht) sigue siendo utilizado en ocasiones especiales. En él se distingue el Lederhose de los hombres y el Dirndl de las mujeres.
En muchos pueblos bávaros aún se conservan largos postes de madera, con astas horizontales llamados Maibaum, que en la Edad Media sirvieron como un callejero del pueblo, con figuritas en el palo representando los negocios de la villa. En la música tradicional destaca el uso de la gaita en la región del Alto Palatinado, remanente de la antigua herencia cultural céltica y germánica de la región.
La gastronomía es un aspecto fundamental de la cultura bávara, existiendo gran cantidad de platos y bebidas que no se encuentran en otras regiones de Alemania, como por ejemplo la Weißwurst (salchicha blanca). Un componente central de la gastronomía bávara es la cerveza. Esta suele servirse en vasos de medio litro y en los festivales como el Oktoberfest en unidades de litro (llamadas "Maß" - mass) y su pureza está regida tradicionalmente por el Reinheitsgebot, una serie de normas establecidas por el Duque de Baviera en 1516, según la cual la cerveza puede contener únicamente tres ingredientes: agua, cebada y lúpulo. En 1906 el Reinheitsgebot se convirtió en ley, siendo abolida a finales del siglo XX por incompatibilidad con las leyes de la Unión Europea. Muy relacionados con la cerveza están los festivales tradicionales bávaros, entre los que destaca el Oktoberfest o festival de octubre.
Baviera es también importante en producción de vino, del que destaca el de la región vinícola de Franconia. El vino de franconia se envasa tradicionalmente en las llamadas Bocksbeutel, bastante anchas, y que sirven como identificación de la denominación de origen. En muchos pueblos de Franconia se siguen realizando festivales del vino.
El Festival Richard Wagner dedicado a la representación de óperas de la autoría de este compositor alemán del siglo XIX, es el más importante de Alemania. Se celebra cada año en la ciudad bávara de Bayreuth.
La capital de Baviera, Múnich, fue sede de los Juegos Olímpicos de 1972, con epicentro en el Estadio Olímpico de Múnich.
La ciudad capitalina es hogar del Bayern Múnich, entidad polideportiva que destaca por su sección de fútbol, siendo el club de fútbol más popular de Alemania y el club más laureado de las tres competencias más importantes del Fútbol Alemán que son la Bundesliga, la DFB-Pokal (Copa de Alemania) y la DFL-Supercup (Supercopa de Alemania), siendo también uno de los clubes más destacados del fútbol europeo y mundial, al obtener a nivel europeo seis ediciones de la Liga de Campeones de la UEFA, una edición de la Recopa de la UEFA, una de la Liga Europea de la UEFA y una Supercopa de Europa, siendo uno de los 5 clubes en haber logrado las 3 máximas competencias europeas y habiendo obtenido dos de la Copa Intercontinental y una Copa Mundial de Clubes a nivel mundial, siendo también uno de los tres clubes en haber logrado un triplete y el Mundial de Clubes. Otros equipos de fútbol profesionales de Baviera son el 1. FC Nürnberg, el segundo club más exitoso de Baviera, al ser el tercer club con más campeonatos nacionales con 9 títulos y el cuarto club con más títulos en la Copa de Alemania, y que disputa junto al Bayern el "Derby de Baviera".
El TSV 1860 Múnich, segundo club más importante de la ciudad de Múnich y rival histórico del Bayern, con quien disputa el (Derbi de Múnich). El TSV 1860 a nivel nacional fue campeón de la Bundesliga en una ocasión, de la copa de Alemania en dos ocasiones y a nivel internacional fue subcampeón de la Recopa Europea. Otros clubes de fútbol del estado federado de Baviera son el FC Augsburgo, el FC Ingolstadt 04 y el SpVgg Greuther Fürth.
Entre los estadios más destacados de Baviera se destacan, además del ya mencionado Estadio Olímpico de Múnich (69.250 espectadores) el Allianz Arena, también de Múnich (75.000 espectadores), el Grundig Stadion (41.926 espectadores) de la ciudad de Núremberg y el WWK Arena (30.660 espectadores) de Augsburgo. Debido a esto, la región formó parte de la Copa Mundial de Fútbol de 1974, la Eurocopa 1988, la Copa Mundial de Fútbol de 2006, la Copa Mundial Femenina de Fútbol Sub-20 de 2010 y la Copa Mundial Femenina de Fútbol de 2011 eventos realizados en Alemania.
El ya mencionado SpVgg Unterhaching de la ciudad de Unterhaching a las afueras de Múnich y cuya sección de Fútbol no es destacada, es ampliamente reconocido por su disciplina en Bobsleigh, habiendo conquistado varios títulos mundiales y olímpicos.
En la ciudad de Núremberg se encuentra el Norisring, que es un circuito de carreras callejero inaugurado en 1947. Allí han corrido el Deutsche Rennsport Meisterschaft, el Campeonato Mundial de Resistencia y el Deutsche Tourenwagen Masters.
El Torneo de Múnich de tenis masculino forma parte del ATP World Tour 250.
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