Se denominan polianteas (del griego polyanthea, "muchas flores") las colecciones misceláneas enciclopédicas de materiales de la cultura clásica grecolatina y la historia sagrada que se realizaron entre los siglos XVI y XVIII, generalmente en lengua latina.
Se trata de agrupaciones de tópicos literarios, cronologías, santorales, biografías escuetas, iconografías, bestiarios, herbarios, lapidarios, galerías de personajes ilustres, epítetos, apotegmas, exempla, anécdotas, fábulas, repertorios mitológicos, etimológicos, onomásticos, topográficos y doxográficos etcétera, que se realizaron con la intención de subvenir a las necesidades de los catorce ejercicios de composición retórica o progymnasmata. Deben distinguirse claramente de las llamadas misceláneas, que están escritas en lengua vulgar, en orden más o menos asistemático y no en la forma directamente didáctica del tratado, sino en otra más literaria y divulgativa (diálogo, epístola, ensayo) incorporando además materiales del mundo moderno y no solo del grecolatino clásico.
Los poetas, oradores, predicadores, pintores y artistas en general necesitaban para realizar su labor una ayuda erudita experta como fuente de erudición o de invención a la que recurrir cuando faltara guía a sus producciones artísticas.
Ya en época griega y romana se realizaron enciclopedias más o menos compendiosas. En Grecia, autores como Plutarco y los eruditos helenísticos parecen intentarlo y los bizantinos compusieron enciclopedias como la Suda; en Roma, Plinio el Viejo y Aulo Gelio responden a esa inspiración, que en la Edad Media se exageró con la intención de salvar para el cristianismo lo útil de la cultura grecolatina clásica a través de los compendios enciclopédicos de San Isidoro de Sevilla, Rabano Mauro y Marciano Capella, entre otros.
Muchos humanistas se dedicaron a esta labor elaborando estas enciclopedias, cuyos títulos solían ser Polyanthea, Officina, Sylva, Hortus floridus, Thesaurus, Theatrum, Syntaxis, Panoptikon, Argumenta y sus equivalencias en lengua vulgar, traspantadas con frecuencia al género más asistemático de la miscelánea: Teatro, Fábrica, Jardín, Florilegio, Plaza. Los escritores más famosos de este tipo de compendios fueron sin duda Jean Tixier (autor de las celebérrimas Officina y Cornucopiae), Domenico Nani Mirabelli, Joseph Lange, Janus Gruterus, Nicolás Caussin, Polidoro Virgilio, Theodor Zwinger, Ludovicus Caelius Rhodiginus, Carolus Stephanus, Robertus Stephanus, Tomaso Garzoni... hasta llegar a dos centenares de autores, algunos de los cuales compusieron repertorios más especializados en áreas temáticas, como los humanistas Erasmo de Róterdam, coleccionista de adagios, u Ottavio Fiovaranti, que dirigía su poliantea a los poetas. En España escribieron o adaptaron estos repertorios en lengua vulgar Cristóbal Suárez de Figueroa, quien refundió la obra de Garzoni en una Plaza universal; Juan de Aranda, autor de unos Lugares comunes de conceptos, dichos y sentencias en diversas materias; Baltasar de Vitoria, Juan de la Cueva y muchos otros; Tomás de Trujillo y fray Luis de Granada compilaron polianteas doxográficas útiles para los predicadores.
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