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Priista



El Partido Revolucionario Institucional (PRI) es un partido político mexicano de centroderecha.[9][10]​ Fue fundado el 4 de marzo de 1929 bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR) por el expresidente Plutarco Elías Calles. En 1938 fue reconstituido como Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y en 1946 fue refundado, adoptando su nombre actual.[14]​ Fue el partido gobernante en México durante setenta años consecutivos, de 1930 a 2000.[15]​ En 1988 sufrió su mayor escisión, con la separación de la Corriente Democrática, que derivó en la creación del Partido de la Revolución Democrática (PRD).[16]

A lo largo de sus nueve décadas de existencia, el partido ha adoptado una amplia variedad de ideologías, a menudo determinadas por el presidente en turno. En sus inicios se definió como un partido con ideales de izquierda, marcado por la recién terminada Revolución mexicana. En la década de 1980 el partido fue sometido a diversas reformas de corte neoliberal que formaron su actual encarnación, con políticas identificadas como de centro-derecha, tales como la privatización de empresas estatales, restablecimiento de las relaciones con la Iglesia católica y la implementación de un capitalismo de libre mercado.[17][18][19]

A pesar de ser un miembro íntegro de la Internacional Socialista (junto con su rival, el partido de izquierda PRD), el PRI en la práctica no es considerado un partido socialista ni social demócrata.

La plataforma partidaria actual aboga por un equilibrio económico entre el bienestar social y el capitalismo, el impulso de la cultura mexicana, modernización del campo, el federalismo, la paridad de género, el uso de energías sostenibles, el fortalecimiento de la seguridad nacional, la división de poderes y establecer un nuevo pacto fiscal.[20]

En las elecciones presidenciales de 2018, fue la tercera fuerza política nacional, recibiendo el 13% de los votos emitidos, a favor de su candidato no afiliado al partido, José Antonio Meade Kuribreña.[21]​ Dentro de la LXIV legislatura del Congreso de la Unión tiene 46 diputados federales y 14 senadores de la república.[12][13]​ En junio de 2020 mantenía la gubernatura de Campeche, Coahuila, Colima, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. En febrero de 2020 el partido contaba con 1 587 242 militantes afiliados.[11]

En 1928, el presidente Plutarco Elías Calles propuso la creación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), con la intención de crear un espacio donde los supervivientes de la Revolución Mexicana generaran respuestas a la crisis política que suscitó el asesinato del presidente Álvaro Obregón en 1928. En marzo del siguiente año, la creación del partido se consumó.[22][23]​ El 22 de noviembre de 1928, un pequeño grupo de políticos afines a Plutarco Elías Calles se reunieron en la casa de Luis L. León, en la calle Londres 156 de la Ciudad de México, para iniciar los trabajos de organización del PNR, fungiendo como primer presidente del comité directivo Plutarco Elias Calles, como secretario general Luis L. León y el general Manuel Pérez Treviño como tesorero.[23]​ Adicionalmente el grupo fue integrado por otros políticos como Gonzalo N. Santos, Emilio Portes Gil, José Manuel Puig Casauranc, Manlio Fabio Altamirano, David Orozco y Aarón Sáenz.[23]

El 5 de enero de 1929 se convocó a una convención, que se llevaría a cabo el 4 de marzo del mismo año en la ciudad de Querétaro, con la intención de formalizar los estatutos de la nueva organización y presentar al candidato presidencial del Partido Nacional Revolucionario. En 1929, el PNR surge como un partido de corrientes, de fuerzas políticas distintas pero afines, provenientes del movimiento de 1910. El PNR sería, en consecuencia, «la institución más poderosa para la competencia política, y el lugar adecuado para diseñar los primeros acuerdos y prácticas en la lucha por el poder público. Así pudo auspiciar relevos de gobierno por medio de elecciones y en condiciones de estabilidad social».[23]

Concebido como un partido de masas y con la intención autodeclarada de tutelar en los derechos de los trabajadores, promovió un creciente ascenso en la participación política por medio de movilizaciones populares, que reclamaba, a su vez, una mayor participación en los asuntos del Estado y una distribución equitativa de la riqueza. Durante los primeros años del partido, se tenía un carácter netamente socialista, que iba en contra de los elementos de centro derecha y extrema derecha que estaban proliferando en el país a raíz de los movimientos fascistas en Europa,[24]​ en 1936 se creó, como aglutinante del movimiento obrero, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y, dos años después, para el ala ejidal, la Confederación Nacional Campesina (CNC). Más adelante, en 1943, se constituiría la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) que incluiría a los demás grupos que no era posible encuadrar en los otros organismos, como era el caso de los burócratas gubernamentales, los cuales desde un inicio participaron con un descuento de 10 centavos a su sueldo,[23]​ con lo que el partido configuraría una estructura general representante de los sectores obrero, campesino y popular, además de un grupo que integraría el ala militar del partido, la que sería parte del mismo hasta el año de 1946.[23]

Nueve años después, en 1938, luego de la ruptura entre el general Plutarco Elias Calles y el entonces presidente Lázaro Cárdenas[25]​, en la cual participaron varios miembros distinguidos del partido, como el expresidente Emilio Portes Gil, se realizó un cambio en las directivas del partido a nivel nacional; y en sus filas se incluyó a varias centrales obreras del país que hasta entonces estaban oficialmente fuera del partido. Oficialmente, el nombre del partido cambió también, siendo ahora Partido de la Revolución Mexicana (PRM).[23]

En la misma década, surge el sistema partidista en México, ya que la presencia absoluta que mantenía en el escenario político nacional se ve cortada a partir de 1939, con la entrada de nuevos partidos políticos, que en su mayoría se formaban temporalmente bajo el auspicio y con la finalidad de lanzar la candidatura de alguna persona a la presidencia de la República, como fue el caso de la Unión Nacional Sinarquista. Así mismo, surgieron partidos cuya presencia ha perdurado y superado la candidatura de sus fundadores, como es el caso del Partido Acción Nacional. La mayoría de estos partidos fueron clasificados por el mismo PRI como partidos con ideologías y principios opuestos a los postulados de la Revolución.[23]

Conforme iba quedando atrás la época de guerrillas, y con la construcción de una amplia red de carreteras, se facilitó el abaratamiento de alimentos y el suministro de productos diversos; la organización sindical, el reconocimiento de los derechos obreros, el estatus jurídico para los empleados y la institución de pensiones civiles de retiro, dio una seguridad laboral que hasta entonces no se conocía. Por otro lado, el auge de la educación permitió aumentar la base de posibilidades de la que podía contar la población.[23]

A partir de la década de los 40, el partido fue testigo del crecimiento económico en México. La estabilidad lograda, que el partido se atribuía como única fuente de poder político en el país, fue sometida a fuertes presiones y exigencias para conservar la conquista del poder post-revolucionario. Asimismo, el PRI afrontaba un cambio generacional, producto del envejecimiento de los militantes formados en la lucha revolucionaria. Esto obligó a ceder lugares de poder a civiles con educación universitaria.

Desde 1946 y hasta 1968, el partido superó desequilibrios de poder que amenazaban con ceder a autoritarismos de izquierda o derecha, que aparecieron en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y, posteriormente, la Guerra Fría. En 1947, el gobierno del PRI reconoció el voto de la mujer en las elecciones municipales, y en 1953, el derecho de las mujeres de votar y ser votadas en cualquier elección a nivel federal y local.

Sin embargo, estas medidas no impidieron el surgimiento de movimientos de inconformes que fueron tornándose más violentas, notables ya en los años cincuenta y más aún durante la década de los sesenta. En las elecciones federales de 1952, Miguel Henríquez Guzmán denunció falta de limpieza en las elecciones que le enfrentaban a Adolfo Ruiz Cortines. Eso produjo una oleada de protestas que provocaron, en varias entidades de la república, represiones con violencia por el gobierno de Miguel Alemán. En un intento de dar salida legítima a la oposición, finalmente el PRI permitió la pluralidad de partidos en 1963, cuando el Presidente de México, Adolfo López Mateos, apoyó la introducción de los Diputados de minoría, por lo que los nuevos Diputados integrados al congreso pudieron aportar en la legislación electoral, de inversión extranjera y laboral. Esto permitió al panista Adolfo Christlieb Ibarrola ser elegido diputado.

Las medidas tomadas para con la pluralidad política no contentó a todos los sectores de oposición, y el gobierno continuó con la represión violenta durante la década de los 60, provocando, a finales de la década de los 60, la masacre de Chilpancingo donde resultaron muertas 20 personas. Finalmente, el clima de represión y violencia rebasaría la civilidad del PRI de antaño, desembocando a finales de 1968 en la matanza de estudiantes del 2 de octubre en Tlatelolco, cuya orden de ejecución y responsabilidad directa se atribuye al presidente Gustavo Díaz Ordaz. En esta matanza fueron masacrados oficialmente entre 200 y 300 personas, sin embargo la mayoría de las fuentes actuales hablan de 1000 a 2000 muertos tan solo en ese hecho y otros 200 en hechos posteriores. Este hecho es ampliamente recordado aun en la actualidad y todavía fue mencionado en las elecciones de 2012. En 1971 se produjo otra matanza grave, la matanza del Jueves de Corpus, aunque la cifra de víctimas fue sensiblemente menor.

En ese momento, murió el viejo PRI conciliador y de dictablanda y nació un PRI represivo y desconectado con la población. La muerte misteriosa de Carlos Madrazo expresidente en pugna con Gustavo Díaz Ordaz el 4 de junio de 1969 año electoral en un accidente aéreo sobre la ciudad de Monterrey, desató dudas de un posible asesinato. Inicia en ese momento, un período de declive.

La polémica más grande entre estas épocas fue el Movimiento de 1968 en México o la "Matanza de Tlatelolco",[30]​ un movimiento social​ en el que además de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), El Colegio de México, la Escuela de Agricultura de Chapingo, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla participaron profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionales en la Ciudad de México y otros estados del país como Puebla,[31]​​​[32]​ constituidos en el órgano directriz del movimiento denominado Consejo Nacional de Huelga (CNH). El movimiento contó con un pliego petitorio del CNH al Gobierno de México de acciones específicas como la libertad a presos políticos y la reducción o eliminación del autoritarismo. De fondo, el movimiento buscaba un cambio democrático en el país, mayores libertades políticas y civiles, menor desigualdad y la renuncia del gobierno del PRI que consideraban autoritario.[30]

El Movimiento de 1968 en México fue reprimido continuamente durante el transcurso del mismo por el gobierno de México, y con el fin de terminarlo, el 2 de octubre de 1968 perpetró la «matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco», logrando disolver el movimiento en diciembre de ese año. El hecho fue cometido de manera conjunta como parte de la Operación Galeana por el grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia, la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la llamada entonces Policía Secreta y el Ejército Mexicano, en contra de una manifestación convocada por el CNH. De acuerdo con lo dicho por sí mismo en 1969[33]​​ y por Luis Echeverría Álvarez, el responsable de la matanza fue Gustavo Díaz Ordaz.​[34]​ Meses después del acontecimiento la CIA (Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos) descubrieron que fueron engañados por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, al no ver relación entre "la revuelta estudiantil y el comunismo internacional" que habían declarado.[35]

El sistema de partidos y la afirmación de la pluralidad política no se asentaron definitivamente hasta la reforma electoral de 1977[36]​. A partir de entonces se trata de encauzar la resistencia política por una pseudo legalidad, y los partidos son reconocidos en la Constitución como entidades de interés público. La medida tuvo lugar cuando la oposición extrañamente entró en conflicto presentando candidato alguno contrario al candidato postulado para la elección presidencial por el PRI en 1976, presentando un riesgo serio para la legitimidad del mismo. Esta reforma electoral fue aprobada precisamente cuando el viraje hacia las dictaduras de derecha se encontraban en pleno auge en el sur del continente, con sus dramáticos saldos de represión y violación de los derechos humanos, similares a los acontecidos en México en la década anterior. En un marco que llamaba al autoritarismo en Latinoamérica. México simulaba una tímida apertura a una posible pluralidad democrática que sin embargo, en la práctica, nunca se dio, marcada por el fraude electoral y el descontento social que no apagaba producto de un inmigración masiva a la Ciudad de México.

El discurso político del PRI hablaba de avanzar hacia una democracia plural y competitiva, a través de reformas en el sistema electoral; fundamentalmente, en torno a las normas para la organización de las votaciones, las características de la institución encargada de ello, el sistema para la calificación de los comicios y la regulación de los partidos como entidades de interés público, con una vida institucional fortalecida legalmente.

En 1982, ocurre una masiva devaluación de la divisa mexicana, provocando una crisis severa y un riesgo de impago de la enorme deuda nacional. El desempleo, la inflación y la corrupción detectada tras este hecho, socavo no solo los esfuerzos del PRI por mostrarse democrático, sino también su prestigio a nivel internacional. El candidato ganador en las elecciones Miguel de la Madrid tuvo la intensa tarea de subsanar los errores y desaciertos de su antecesor, el tristemente recordado Presidente de México José López Portillo que incluso llegó a afirmar que defendería la divisa nacional "como un perro". Ante su eventual depreciación, la gente lo llamó simplemente el perro y dejó la presidencia en medio de un escándalo de proporciones épicas.

El terremoto de 1985, conmocionó al país y se crearon redes de solidaridad interpersonal mientras que el gobierno apareció como inoperante. En ese clima se celebraron las elecciones federales de 1988, plagadas de irregularidades[37]​ y donde hubo una amplia inconformidad tanto en la izquierda como la derecha democráticas ajenas al PRI.

Frente a la crisis electoral de 1988, el PRI inició una agenda de cambios que tendrían un impacto en la estructura económica y política del país. En 1989 se inició un ciclo positivo de reformas electorales hacia la competencia política que culminaron en 1996; este ciclo implicó la creación de instituciones y procedimientos que profesionalizaron y otorgaron autonomía a la organización de los comicios, con un cuerpo jurisdiccional para la calificación electoral, y lograron construir bases de equidad entre los partidos políticos en la competencia por el poder público. En estos no se registraron episodios de represión masiva, y las matanzas violentas estuvieron circunscritas al ámbito rural, entre ellas cabe citar la Masacre de Aguas Blancas (1995) y la matanza de Acteal (1997) que afectaron especialmente a indígenas inconformes. Durante este período tras las polémicas elecciones de 1988, el PRI se mantuvo en el gobierno y no aparecieron evidencias serias de que su hegemonía estuviera amenazada en ninguna región del país. En ese tiempo si bien hubo estabilidad política, también hubo represión puntual, inestabilidad y fracturas, cercana todavía a los enfrentamientos propios del caudillismo de la etapa revolucionaria y con gran influencia o dependiente de quienes tenían mando de fuerzas armadas.

Es cierto que el régimen autoritario y represivo de los años 50, 60 y 70 dio paso a un régimen que toleraba la diversidad partidista y la situación mejoró progresivamente desde 1988 a la alternancia en el gobierno de 2000. Si bien los desaciertos y equívocos de quienes ejercieron responsabilidades públicas han estado sujetos a revisión en los términos de las leyes, y algunas personas han respondido por ello, ningún político de alto nivel fue juzgado o responsabilizado por los diversos crímenes de estados testimoniados en la segunda mitad del siglo XX.

El PRI (junto con sus antecesores directos PNR y PRM) logró retener para sí el gobierno de México desde el sexenio de Plutarco Elías Calles, controlando el Congreso de la Unión, la Presidencia de la República e incluso el Poder Judicial. Este sistema, donde no existía una separación de poderes efectiva, se mantuvo en el poder a base del corporativismo que aglutinó movimientos obreros, organizados por Fidel Velázquez Sánchez, Vicente Lombardo Toledano, Luis N. Morones, entre otros líderes sindicales, además de organizaciones campesinas y populares, cuyos líderes pertenecían al propio PRI.

En sus primeras etapas el PRI (más exactamente el PNR y el PRM) mostró una ideología nacionalista, reflejada en la expropiación petrolera, la formación una industria eléctrica nacional y la expansión de las empresas del Estado. La creación de sistemas de Salud y de Alimentación.

En los estados de la unión el PRI logró retener el poder de la misma manera que lo había hecho a nivel federal. Pero debido a su estancia larga en el poder, los medios estaban estrictamente controlados como en otros países-- solamente una minúscula fracción de los medios nacionales eran del dominio público, el Partido ejercía el poder mediante una policía secreta denominada Dirección Federal de Seguridad (DFS) y que existió hasta 1989, cuando se refunda bajo el nombre de Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).

La alternancia del 2000 ocurrió con la necesidad de acuerdos especiales para vencer resistencias y para habilitar el traslado del poder de un partido a otro; también perdió simpatías debido al escándalo denominado Pemexgate, en el que quedó evidente el desvío de fondos, por conducto del sindicato petrolero, hacia la campaña presidencial de Francisco Labastida Ochoa, candidato por el Partido Revolucionario Institucional en el año 2000.

El PRI modificó sus estatutos en la XXII Asamblea para permitir la postulación de un ciudadano sin militancia como su candidato a la presidencia, «siempre y cuando el prestigio y la fama del ciudadano elegido pongan al partido en condición competitiva para ganar». Asimismo, se estipuló que tal persona debía comprometerse con la Declaración de Principios y el Programa de Acción del partido.[38]​ Sin embargo, se rechazó la propuesta de que el candidato fuera seleccionado por medio de una consulta abierta a los militantes.[39]​ En octubre de 2017, se eligió la «convención nacional de delegados» como el método de elección del candidato presidencial.[40]​ En este sentido, el 23 de noviembre, el PRI lanzó la convocatoria para la selección del candidato. El registro de interesados se realizará el 3 de diciembre y el 18 de febrero de 2018 se efectuará la convención de delegados.[41][42]

Diversos personajes expresaron sus intenciones de obtener la candidatura priista para estos comicios. Ya desde el 28 de marzo de 2016, Ivonne Ortega Pacheco, gobernadora de Yucatán entre 2007 y 2012, anunció que quería «estar en la boleta electoral» de 2018.[43]​ A ella se sumaron múltiples miembros del gabinete de Enrique Peña Nieto, como el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong,[44]​ el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña,[45]​ el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid Cordero,[46]​ el secretario de Salud, José Narro Robles,[47]​ y el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso.[48]​ En otros potenciales candidatos se llegó a mencionar a Manlio Fabio Beltrones, exgobernador de Sonora entre 1991 y 1997 y expresidente del PRI,[49]​ y Eruviel Ávila Villegas, exgobernador del Estado de México entre 2011 y 2017.[50]

Aunque en un inicio, Meade descartó que los cambios estatutarios fueran un «traje a la medida» para favorecerlo,[51]​ desde agosto de 2017 se le llegó a considerar «el tapado» del PRI.[52]​ En noviembre siguiente, se consideró que Videgaray «destapó» a Meade durante un discurso ante el cuerpo diplomático de México, en el que lo comparó con Plutarco Elías Calles, por ocupar cuatro secretarías en dos gobiernos. Poco después, Videgaray negó haber destapado a Meade.[53][54]​ Por su parte, Peña Nieto aseguró al respecto: «Andan bien despistados todos, el PRI no elige a sus candidatos por aplausos».[55]​ No obstante, el 27 de noviembre, Meade renunció a su cargo y anunció sus intenciones de buscar la candidatura priista.[56]

Después de recabar el apoyo de los tres sectores y cuatro organizaciones que conforman el partido,[57]​ el PRI aprobó que se pudiera registrar como precandidato.[58]​ El anuncio fue criticado por la oposición y calificado de «dedazo».[59]​ Meade se registró como precandidato el 3 de diciembre.[60]​ Poco después, el 6 de diciembre, renunció el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, para coordinar la campaña presidencial priista.[61]

En los procesos electorales, federales y locales, de 2018 en México, el PRI obtuvo el peor resultado electoral de su historia, su candidato a la presidencia de la república por la coalición Todos por México obtuvo el más bajo porcentaje de votación que un candidato presidencial del PRI haya obtenido hasta el momento, también como candidato presidencial, no ganó ni uno solo de los 300 distritos federales electorales que hay en el país, tampoco en ninguna de las 32 entidades federativas, quedando en el tercer lugar de la elección a nivel nacional. Respecto a la elección legislativa, el PRI obtendría el número más bajo de integrantes en ambas cámaras del Congreso (senadores y diputados) en su historia. En las elecciones locales no logró ganar ni uno solo de los 9 estados que renovaron gubernaturas (perdiendo los estados que gobernaba: Yucatán y Jalisco).[62][63][64]

El PRI solo pudo ganar 15 de los 300 distritos federales electorales para la elección de diputados federales (donde será la quinta fuerza), y tan solo una fórmula de las 32 entidades federativas para la elección de senadores (Yucatán), la peor debacle en su historia en este ámbito, incluso en comparación con 2006 (cuando también quedó en tercer lugar en la elección presidencial).[65]​ A nivel local, en bastiones históricos, como el Estado de México, el PRI se fue al tercer lugar en alcaldías, perdiendo los municipios más importantes y la mayoría en el congreso local,[66]​ también el PRI perdió la gran mayoría de los congresos locales en disputa en 29 estados del país, y en los estados de Tlaxcala e Hidalgo no ganó ni un solo distrito electoral local.[67]

Durante las primeras cuatro décadas de gobiernos emanados de los Partidos Nacional Revolucionario, de la Revolución Mexicana y Revolucionario Institucional, el país logró altas tasas de crecimiento económico. La estabilidad política y económica fue el origen del término milagro mexicano. Por estas razones y por una débil oposición, el dominio del PRI fue casi absoluto tanto en el ámbito federal como en los ámbitos estatal y municipal en todo el país.

Distintos analistas, sin embargo, consideran que el dominio casi total del PRI obedecía a su capacidad para controlar tanto la legislación como la organización y los procesos electorales. En la década de los sesenta, el PRI perdió elecciones municipales, en capitales de estados del norte de la República, que dieron inicio a un largo ciclo de reformas electorales iniciando en 1963 con la creación de los "diputados de partido" y concluyeron en 1997.

Sin embargo, fue hasta 1989 cuando es derrotado en la elección de gobernador del estado de Baja California, cuando Ernesto Ruffo Appel, del Partido Acción Nacional, se alzó con la victoria. En 1988 sufrió la primera amenaza electoral seria a nivel federal por parte del Frente Democrático Nacional, una alianza formada por líderes de izquierda y exmiembros del PRI, entre los cuales destacaban Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez y que con los años formarían el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

La necesidad de contar con mejores cuadros dentro de la administración pública para emitir políticas públicas más racionales y administrar esta más profesionalmente, atrajo a una nueva camada de funcionarios públicos, la mayor parte de ellos con estudios de posgrado, quienes desplazaron a la generación anterior, formada en las prácticas clientelares que habían caracterizado al partido.

Hacia la tercera parte del siglo xx, el poder del partido fue disminuyendo a consecuencia de episodios como la Matanza de Tlatelolco, perpetrada el 2 de octubre de 1968 por orden del gobierno mexicano en la Plaza de las Tres Culturas. Su reputación como partido dominante sufrió a consecuencia de las crisis económicas que padeció México a partir del gobierno de Luis Echeverría Álvarez, seguido por los gobiernos de José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari, que generaron fuertes devaluaciones, desempleo y ampliación de la pobreza en general.

En las elecciones federales de 1988, por primera vez compitió una izquierda unificada, representada por Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del expresidente Lázaro Cárdenas del Río. Y por otro lado, compitió el PAN, oposición conservadora, con Manuel Clouthier como abanderado. El candidato del PRI fue Carlos Salinas de Gortari, quien resultó triunfador debido a un fraude electoral,[37]​ como fue recientemente admitido por varios dirigentes del partido.[68][69]

La legitimidad del triunfo de Carlos Salinas en las elecciones del 6 de julio de 1988 ha sido muy cuestionada, debido una caída del sistema durante el proceso de conteo de los votos, anunciada por el entonces Secretario de Gobernación Manuel Bartlett Díaz.

Algunos de los candidatos federales del estado de Zacatecas mostraron su indignación ante el INE, ya que acusaron a Miguel Alonso Reyes (gobernador), y a Rosario Robles (secretaria de la SEDESOL) por la "compra de votos" mediante programas sociales, tales como el programa de empleo temporal. Además de que el candidato priista Benjamín Medrano Quesada tuvo una ventaja de 0.36% respecto a su opositor Saúl Monreal, pero 28 casillas no se contabilizaron.[70]

El 2 de julio del año 2000, el PRI representado por Francisco Labastida Ochoa perdería su primera elección para presidente desde 1929, siendo ganada por la Alianza por el Cambio (PAN-PVEM) accediendo a la presidencia de la república Vicente Fox Quesada.[71]

El reconocimiento inmediato y posterior entrega del poder por parte del gobierno encabezado por Ernesto Zedillo Ponce de León hacia el candidato de la oposición es un hito en la historia política de México, pues por primera vez la presidencia del país es transferida a un candidato opositor sin que medie la violencia.[cita requerida]

Seis años después, el candidato a la elección presidencial fue el político tabasqueño Roberto Madrazo Pintado; en la elección del 2 de julio de 2006 el PRI sufrió su más grave crisis política al perder por segunda ocasión consecutiva la Presidencia de la República quedando en un tercer lugar en la preferencia electoral con 9.3 millones de votos. El Candidato Roberto Madrazo Pintado no fue capaz de ganar en ningún estado del país pese a tener gobernadores en 17 entidades. El PRI ganó 5 estados en la elección de senadores y 65 de 300 distritos electorales.

El conflicto más fuerte que marcó la derrota de Roberto Madrazo fue con la dirigente del SNTE la Profesora Elba Esther Gordillo, quien siendo Secretaría General del CEN del PRI propició la creación del Partido Nueva Alianza, al igual que el TUCOM conformado en ese entonces por el coordinador de los senadores del PRI, Enrique Jackson; el gobernador del Estado de México, Arturo Montiel; el gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington; el gobernador de Nuevo León, José Natividad González Parás, y el gobernador de Coahuila, Enrique Martínez y Martínez.

Tras las grandes derrotas que sufrió en las elecciones del 2006, el PRI fue capaz de recuperarse electoralmente en el 2007 mediante las elecciones de algunos estados de la República: Tabasco (donde mantuvo la gubernatura), Yucatán (donde recuperó el gobierno), Chihuahua, Oaxaca, Durango, Aguascalientes y Veracruz. Al ganar estas gubernaturas, logró subir un 48 por ciento de las preferencias electorales a nivel nacional por encima del PAN y del PRD.

Para el año 2009, el PRI contaba con 20 gobiernos estatales, el 60 por ciento de la población del país y una mayoría en 20 de los 32 congresos locales. Del mismo modo, obtuvo el control de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

El 5 de julio del 2009 el PRI dio una muestra de su recuperación electoral frente a su anterior derrota del 2006. El PRI logró obtener en dichas elecciones federales estar cerca de la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, al ganar 237 diputaciones (184 por distritos electorales y 53 por la vía plurinominal) y obtener victorias totales o parciales en entidades como el estado de México, Coahuila, Oaxaca, Tamaulipas, Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Jalisco y Yucatán. Además, en las elecciones para gobernador (que esa noche se dieron en 6 estados) el PRI ganó 5, mantuvo las de Colima, Campeche y Nuevo León, ganó las de Querétaro y San Luis Potosí, hasta entonces panistas, pero perdió la de Sonora, ganada por el PAN.

En 2010 el PRI seguía dando muestras de su recuperación electoral, al ganar 9 de las 12 elecciones para gobernador en disputa, y perdió 3 gobernaturas en aquel año. En 2011 el PRI seguía ganando puestos que había perdido en los últimos años: a inicios de ese año perdió las elecciones de gobernador en Guerrero y Baja California Sur, ganadas por el PRD y el PAN, respectivamente, y en el resto del año ganó las gubernaturas del estado de México, Coahuila y Nayarit, y recuperó el estado de Michoacán.



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