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Rambla del Raval



La Rambla del Raval es una calle ancha con forma de boulevard que se encuentra en el barrio del Raval, en Barcelona. Fue inaugurada el 21 de septiembre del año 2000 y tiene una longitud de 317 metros, con inicio en la calle Hospital y fin en la calle Sant Pau.

La Rambla del Raval se encuentra en el actual distrito de Ciutat Vella de Barcelona. Esta zona de la ciudad no experimentó reformas urbanísticas importantes hasta el siglo XVIII, cuando el desarrollo de la industrialización y el crecimiento demográfico significaron la ampliación y reforma de algunos edificios. En esa época, en el barrio del Raval comenzaron a aparecer las primeras fábricas y por lo tanto a desarrollarse acciones puntuales, como la apertura de algunas calles. Sin embargo, no fue hasta la primera mitad del siglo XIX cuando comenzaron a realizarse obras de mayor importancia, como la construcción de nuevas calles y plazas[1]​.

Por otra parte, en el año 1859 comenzó el planeamiento por parte de Ildefonso Cerdá, con el Plan de Reforma y Ensanche de Barcelona. Dentro de este plan original, que tenía como objetivo integrar la ciudad vieja con el nuevo entramado urbano, se encontraba la propuesta de abrir calles rectilíneas en el centro de la ciudad. Aunque el Plan original nunca fue aplicado en su totalidad, esta idea de oxigenar el centro mediante la apertura de calles anchas siguió presente en planes urbanísticos durante todo el siglo XX, que retomaron sucesivamente la propuesta de Cerdá.

A comienzos del siglo XX el barrio del Raval era una de las zonas más densamente pobladas de Barcelona, en la que sus habitantes sufrían duras condiciones de vida. La Guerra Civil Española y la dictadura franquista contribuyeron a su degradación social y urbana.[2]​ Durante gran parte del pasado siglo el barrio fue conocido como “Barrio Chino”, nombre popularizado por el periodista Francisco Madrid en el periódico El Escándalo[3]​, haciendo referencia al ambiente del barrio, marcado por la pobreza, la delincuencia y la marginalidad. Esta situación se mantuvo durante varias décadas, hasta la llegada de los años 80. A partir de la transición democrática, la Administración barcelonesa comenzó a desarrollar políticas de intervención urbanística, promoviendo la reforma de viviendas y la apertura de nuevos espacios, a partir de los Planes Especiales de Reforma Interior (PERI)[4]​.

El PERI del Raval, aprobado en 1985, proponía la realización del Pla Central del Raval[5]​. Este proyecto consistía en la apertura de una avenida en el espacio entonces ocupado por cinco manzanas delimitadas por las calles Hospital, Sant Pau, Sant Jeroni y Cadena. Estas dos últimas calles perdieron su nombre al integrarse al nuevo paseo. El espacio a derribar también afectaría tramos de las calles Aurora, Sant Rafel y Sant Martí, y la calle Sant Antoni de Pàdua en su totalidad. La apertura de este espacio significó el derribo de un total de 62 edificios, algunos de los cuales estaban deshabitados y en muy mal estado[1]​ La gran mayoría de vecinos que vivía en estos edificios fue realojada en nuevas viviendas construidas expresamente para este fin en las calles Sant Oleguer y Maria Aurèlia Capmany.

La fase principal de las obras terminó en el año 2000, aunque durante los años siguientes continuaron las obras, ya que el Pla Central del Raval también contemplaba la apertura de la Illa del Raval en uno de los laterales de la rambla (entre las calles Sant Rafael, Sant Josep Oriol, la misma rambla y Sadurní) para la cual se derrumbaron dos manzanas de edificios. Actualmente, en ese espacio se encuentra la plaza Manuel Vázquez Montalbán.[6]

El proceso de construcción de la Rambla del Raval contó con algunas voces críticas. Fundamentalmente, estas apuntaron a dos aspectos. Por un lado, se criticó el hecho de que para construir la rambla se derrumbaron edificios históricos[7]​, como una de las fincas construidas por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch[8]​ o una de las casas donde vivió Antoni Gaudí cuando se trasladó a Barcelona[9]​.

Por otro lado, las críticas apuntaron a la aparición de la especulación inmobiliaria, que se manifestó en la subida desmesurada de los precios de los alquileres apenas fue inaugurada la rambla.[10]

Hoy la Rambla es un lugar de encuentro y descanso para los vecinos del barrio, así como un foco de interés turístico para quienes visitan la ciudad de Barcelona. En 2003 fue colocado en la Rambla el Gato del escultor colombiano Fernando Botero[11]​, en 2008 fue inaugurado el hotel Barceló Raval[12]​ sobre la plaza Vázquez Montalban donde también se encuentra la sede de la Unión General de Trabajadores, y en 2012 fue inaugurado el nuevo edificio de la Filmoteca de Catalunya en la plaza Salvador Seguí[13]​, a escasos metros de la rambla. Además, la rambla cuenta con numerosos bares y restaurantes, y una activa oferta cultural y de ocio nocturno.[14]



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