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Reino de Israel (Samaria)



El Reino de Israel, Reino del Norte o Reino de Samaria (en hebreo: ממלכת יִשְׂרָאֵל, Mamlejet Isra'el) fue un estado del Levante mediterráneo durante la Edad de Hierro. Tras dos décadas de ataques e invasiones por parte del Imperio asirio, Israel finalmente fue conquistada y el rey Sargón terminó exiliando una porción de sus habitantes.

Según el Tanaj (Antiguo Testamento), fue el sucesor de la parte norte del Reino unificado de Israel, dividido tras la muerte de Salomón, mientras la parte sur fue llamada Reino de Judá. Actualmente no hay consenso sobre si Judá se desarrolló como una división del Reino de Israel o de forma independiente.[1][2]

La primera mención de Israel se obtiene de la Estela de Merenptah datada del 1210 aC. Para aquel entonces, el faraón Merenptah se jacta del poderío de Egipto frente a sus vecinos, sin embargo, en el caso de Israel escribe; "Israel pueblo". Según The Oxford History of the Biblical World los jeroglíficos usados en "pueblo" son típicamente utilizados para significar pueblos nómadas, sin un hogar de ciudad-estado fijo, lo que implica un estado seminómada o rural para Israel en ese momento.[3][4]

Un documento egipcio de geografía del siglo XV aC describe "la tierra Yhw de los Shasu", los Shasu eran nómadas del norte de Arabia [5]​, en este caso, se refiere a los nómadas de Transjordania organizados en clanes bajo un jefe tribal. Eruditos como Donald B. Redford y William G. Dever,[6]​ concluyen que las personas que posteriormente fundaron el Reino de Israel deben identificarse como un enclave Shasu.[7]​ Si los israelitas son descendientes de los Shasu, estos se habrían establecido en las tierras altas en pequeñas aldeas con edificios similares a las estructuras cananeas hacia fines del siglo XIII aC. [8]

En los documentos del siglo IX aC (Estela de Tel Dan, Estela de Mesha, Obelisco Negro de Salmanasar) el Reino de Israel, bajo los reyes de la Casa de Omri, era un estado poderoso, próspero y cosmopolita, que se extendía desde los límites de Aram hasta las llanuras de Moab.[9]​ Su arquitectura es distintiva, orientada al control militar del territorio, y bastante lujosa.

En el 853 aC, durante la Batalla de Qarqar se forma una gran alianza de 11 reinos de Cilicia (Israel, Aram-Damasco, Edom, Amón, las tribus del desierto de Siria, entre otros) contra Salmanasar III de Asiria.[10]​ Al rey Ajab de Israel se le atribuye el envío de 2000 carros y 10 000 soldados (número controvertidos entre los especialistas) ya que parece poco probable que Israel pudiera poseer un ejército superior al reino Aram-Damasco. El arqueólogo Nadav Na'aman cree que se trata de un error de escritura con respecto al tamaño del ejército de Ajab y sugirió que envió 200 en lugar de 2000 carros. Otra posible explicación es que las fuerzas atribuidas a Ajab incluyeran las pertenecientes a sus aliados, como el Reino de Judá, el Reino de Tiro y el Reino de Moab; sin embargo, estos reinos no se mencionan en ninguna momento.[11]​ Salmanasar toma su victoria infringiendo bajas al ejército aliado, capturando carros y caballos, pero los reyes aliados siguieron manteniendo su trono y asiria continuó campañas expansionistas en la región.

La estela de Mesa fechada al rededor del 840 a.C., recuerda la exitosa rebelión de este soberano en el reino de Israel, En ella, el rey Mesa agradece a su dios Quemos, ofreciéndole los despojos de un templo local de Yahweh.

A finales del siglo IX aC, un rey no identificado (eruditos consideran que fue Hazael) cuenta cómo Israel había invadido su país (Aram-Damasco) en los días de su padre, y cómo el dios Hadad lo nombró rey, marchó con él contra Israel. Erigió una monumental inscripción aramea descubierta en Tel Dan después de derrotar a los reyes Joram de Israel y a un soberano de la Casa de David (identificado con el bíblico Ocozías de Judá).[12][13]​ La Biblia indica que con la muerte de Joram, la dinastía Omrí desaparece.[14]

Hay restos de, alguna vez, grandes ciudades en Megido, Jasor y Gézer, con evidencias arqueológicas mostrando que sufrieron una violenta destrucción.[15]​ Según el Tanaj, esta destrucción fue atribuida a las campañas del Fraraón Sheshonq a ciudades de David y Salomón fechados en el siglo X aC.[16]​ Sin embargo, los estratos de destrucción fueron refechados a fines del siglo IX aC. y las campañas a Hazael y las ciudades a los tiempos de los reyes Omrí.[16]

Israel emerge en las últimas décadas del siglo XIII aC, en el final de la Edad de bronce tardía cuando el sistema cananeo de ciudades-estado estaba terminando, el punto de adoración más temprano en Israel es un altar al aire libre en las colinas de Samaria, y datan del siglo XII aC, se trata de un toro de bronce que recuerda al dios Ēl [17]​ y lugares similares donde se realizaban sacrificios, festivales, ritos y disputas legales.[18]​ Incluso la palabra "Israel" está basada en el nombre Ēl y su significado probable sería "Pueda reinar Ēl" o alguna otra oración que envolviera el nombre Ēl.[19]​ Otra explicación es (ישר śarah raíz de ""gobernar, contender, tener poder, prevalecer sobre")[20]​ y (אל Ēl).

En el Tanaj

En la tradición judía, el inicio y el nombre Israel son de origen divino, el Tanaj presenta dos relatos con el mismo protagonista "Jacob" , nieto de Abraham. En el primero; Jacob pasó la noche en la orilla de un río, durante su viaje de regreso a Canaán, lucha con una ángel hasta el amanecer, este ángel (otras versículos son barón, deidad, hombre, etc) le pregunta por su nombre, lo cual responde Jacob, lo que el ángel replica , ya no te llamaras Jacob sino Israel porque has luchado con Ēl y con los hombres, y has prevalecido", luego el ángel le bendice y se marcha sin identificarse.

En la segunda se relata en Génesis 35. Elohim se le aparece a Jacob y le dice: Levántate y vete a vivir a Betel, en ese lugar harás un altar al Ēl que se te apareció cuando huías de tu hermano. Jacob dijo a su familia y a todos los que lo acompañaban: Saquen todos los elohim extraños que hay entre ustedes. Ellos le entregaron a Jacob todos los elohim extraños que tenían y Jacob los enterró. Al llegar a Betel, Jacob construyó un altar y llamó al lugar El-betel. Cuando Jacob regresaba de Padán-aram, Elohim se le aparece de nuevo y le dice; Tú te llamas Jacob, pero ya no te llamarás así, desde hoy tu nombre será Israel, yo soy El Shaddai , ten muchos hijos y descendientes. De ti saldrá una nación y muchos pueblos.

Después del siglo IX aC, las tribus fueron reemplazadas por estados nacionales étnicamente relacionados, como Israel, Judá, Moab, Amón y otros, cada uno con su dios nacional[21][22]​ (esto era inusual en el antiguo cercano Oriente pero no excepcional: Assur era el dios superior adorado por los asirios).[23]​ Así, Chemosh era el dios de los moabitas, Milcom el dios de los amonitas, Qos el dios de los edomita, y Yahweh el dios de los israelitas (no hay mención de algún dios para Judá).[24][25]​ Inicialmente veneraban y promovían a su dios principal, pero también rendían culto a una variedad de dioses y diosas de su herencia cananea, incluyendo a Ēl, Asherah y Baal.[26][27]​ En cada estado, el rey era el sumo sacerdote de la religión nacional, y por tanto el representante en tierra de su dios principal.[28]

Ēl fue el dios principal de los cananeos, tanto para los asentados como para los nómadas. Ēl poseía funciones éticas y sociales; era tolerante y benigno y recibía, entre otros, los títulos de «Padre de los dioses», «Rey», «Padre de los Hombres», «Creador», «Toro», «Amable» y «Misericordioso». Pero más allá de sus diversos títulos, Ēl era el nombre especial de un dios sumamente particular y que era persistentemente distinguido de otros dioses como "el dios" (es decir, lo que en un sentido monoteísta sería Dios).[29]

En el Tanaj, Jeroboam, primer rey de Israel, construyó dos lugares de culto, uno en Betel y otro en el extremo norte de Dan, para ser una alternativa al Templo de Jerusalén, no quería que la gente de su reino tuviera lazos religiosos con Jerusalén, capital del Reino de Judá. Erigió además becerros de oro a la entrada de los templos. Según I Reyes 12:26–30, luego de haber sido establecido el Reino de Israel, Jeroboam consideró las prácticas sacrificiales de los israelitas: su inquietud era que los sacrificios se realizaran en Jerusalén, cosa que podría causar que los súbditos de Jeroboam se alineasen con su rival, el rey Roboam de Judá. Para descentralizar la importancia del Templo de Jerusalén, Jeroboam emplazó dos becerros de oro, uno en Betel y el otro en Dan. Los dos becerros de oro pudieron haber sido sustitutos por los querubines del Arca de la Alianza.[30]​ También es posible que los dos becerros de oro hayan sido inspirados por el toro que representaba al dios Ēl.

En ocasiones los israelitas utilizaban el sustantivo «Ēl» para referirse a Yahweh, dado que ese era el término con que se denominaba a Dios; por lo tanto, "Ēl" es una palabra genérica (Dios) que puede ser usada para cualquier dios, incluyendo Baal, Moloc o Yahweh.[31]​ Los israelitas tomaron a Ēl como título y Yahweh como nombre propio.[32]

Al principio, Israel era politeísta[27]​ y la adoración de Baal y Yahweh coexistió en un período temprano de la historia de Israel,[27]​ en el siglo IX aC, Israel era un reino teocrático y practicaba desde el estado la monolatría yahwista, primero rechazando la veneración de Baal, aunque con sectores fraccionados.[33]​ en el llamado "ciclo de Baal" descubierto en Ugarit.

La disputas entre Yahweh y Baal se relatan en el Tanaj. Ajab, rey de Israel y su esposa Jezabel permitieron que en Israel funcionaran templos dedicados a los Baales (El, Baal, Asherah, entre otros) por lo que entra en contradicción con el culto nacional a Yahweh, y la adoración a otros dioses que recibían respaldo legal. Esto genera una serie de conflictos con el culto monolátrico ya establecido en Israel.

Para dar por terminada la disputa, ambos bandos (el profeta Elías por Yahweh y los sacerdotes reales por Baal) ofrecieron un reto que consistía en prender la leña donde se había sacrificado un buey, el dios que invocando lograse prender el fuego sería el verdadero. Baal no logró encender el sacrificio, en tanto Yahweh envió fuego del cielo que quemó el altar de Elías hasta convertirlo en cenizas, aún a pesar de que este había sido mojado con abundante agua.[34]​ Acto seguido, la audiencia siguió las instrucciones de Elías y mató a los sacerdotes de Baal,[35]​ lo cual llevó a Yahweh decidiera volver a enviar lluvia al país después de una fuerte sequía.[36]

Según el relato bíblico, los hebreos constituyen los descendientes de un grupo étnico monoteísta descendiente de los patriarcas posdiluvianos Abraham, Isaac y Jacob. Las referencias bíblicas del libro del Éxodo indican que los hebreos llegaron procedentes del Antiguo Egipto a través del desierto hasta Canaán y la conquistaron. Durante unos 200 años fueron gobernados por Jueces de Israel que aparecían como caudillos temporales para liberar al pueblo de sus enemigos vecinos. Finalmente, con la entronización de Saúl quedaría el país constituido como reino. El territorio que daría lugar al Reino de Israel fue compuesto a partir de aquellos asignados a las tribus de Zabulón, Isacar, Aser, Neftalí, Dan, Manasés, Efraín, Rubén, Simeón y Gad, todos ellos descendientes de Jacob. Su vida estaba regida por la ley mosaica.

Su capital terminaría siendo Samaria, durante el reinado de Omri.

Elaborada de acuerdo al esquema histórico basado en la Biblia, con las fechas dadas por Thiele.[37]

Alrededor del año 930 a. C., después de la muerte del rey Salomón y a excepción de Judá y Benjamín, diez tribus de Israel (llamadas las diez tribus del norte) se negaron a aceptar a Roboam, el hijo y sucesor de Salomón, como su rey. La rebelión contra Roboam surgió después de que él se negara a aligerar la carga de los impuestos y servicios que su padre había impuesto a sus súbditos.

Jeroboam, que no era de la descendencia de David, fue enviado a Egipto por los descontentos. La tribu de Efraín, y todo Israel levantó el grito de edad, "Cada uno a sus tiendas, oh Israel". Roboam huyó a Jerusalén, y en el año 930 a. C. (a veces datado 920 a. C.), Jeroboam fue proclamado rey sobre todo Israel en Siquem. Después de la revuelta en Siquem al principio sólo la tribu de Judá permaneció fiel a la casa de David. Poco después la tribu de Benjamín se unió a Judá. El reino del norte siguió siendo llamado Reino de Israel, mientras que el reino del sur fue llamado Reino de Judá.

Debido a que el Reino de Israel tuvo dos monarcas llamados Jeroboam, la opinión de académicos e historiadores respecto a cuál Jeroboam se refiere la inscripción del antiguo sello israelita no es del todo unánime; John Boardman y Zvi Yavetz lo ligan específicamente a Jeroboam II.[41]Lawrence J. Mykytiuk, por otra parte, supone que el nombre Jeroboam en la inscripción del antiguo sello puede referirse a Jeroboam I.[42]

Siquem fue la primera capital del norteño Reino de Israel, que comprendía ahora solo Samaria y Galilea. Posteriormente, la capital del Reino de Israel fue Tirsa. El rey Omri construyó su nueva capital en Samaria, que continuó siéndolo hasta la destrucción del reino del norte en manos de los asirios. Durante el asedio de tres años de Samaria por los asirios, Salmanasar V murió y fue sucedido por Sargón II de Asiria. Así, alrededor de 720 a.C., después de dos siglos, el reino del norte y las diez tribus que lo habitaban se perdieron para siempre.[43]

Nombres de los reyes en orden cronológico:

DOI: https://doi.org/10.1017/RDC.2018.10



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