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Sobrepesca



La sobrepesca es la pesca excesiva realizada por el humano, ya sea sobre peces o mariscos.

La sobrepesca tiene, además, efectos devastadores sobre los ecosistemas, que van más allá del impacto directo que se ejerce en las especies capturadas, pues una variación notable y repentina del número de ejemplares de una especie puede ejercer una presión intolerable en su medio ecológico. Por ejemplo, si se eliminan la mayoría de las truchas de un río, las carpas se colocarán en una situación predominante que impedirá indefinidamente el restablecimiento de la población de truchas.

La sobrepesca no es un fenómeno nuevo, pero fue en el siglo XX cuando empezó a amenazar al planeta en su conjunto. Afecta tanto a los recursos pesqueros como al entorno (arrecifes, calidad de las aguas, eliminación del plancton).

El incremento de la presión pesquera por parte de los países ricos va desplazando a los pescadores locales de sus fuentes tradicionales de captura, lo que redunda tanto en el empobrecimiento de las zonas donde los pescadores locales ya no pescan, como a que la población autóctona pierda una fuente de alimento muchas veces fundamental para su subsistencia.

La creación de arrecifes artificiales y la gestión racional de las capturas puede permitir la conservación de las especies actuales e incluso la recuperación de aquellas agotadas para la explotación comercial. En cambio, la acuicultura debe someterse a profunda revisión, pues en muchas ocasiones resulta contraproducente. La actitud responsable de los consumidores al elegir los alimentos que compran puede ser también fundamental, pues es en definitiva la presión de los compradores la causa de que peces y mariscos sean puestos a su disposición en los mercados, y por tanto seleccionar especies adecuadas y ejemplares no inmaduros puede ser la clave para que no se produzca sobrepesca.

Podemos distinguir dos tipos de sobrepesca:

La sobrepesca no es un fenómeno completamente nuevo, pero fue durante el siglo XX cuando alcanzó escala global. Las modalidades tradicionales de pesca, como las pesquerías artesanales de atún en el Mediterráneo, han desaparecido o lo harán casi con seguridad en los próximos años, por una doble causa: la imposibilidad de competir con los métodos industriales modernos de alta tecnología, mucho más rentables, y sobre todo la ausencia de ejemplares suficientes que permitan mantener un modo de vida que en ocasiones se habían sostenido durante siglos o milenios.

La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que el 77% de las especies con valor comercial están afectadas en mayor o menor grado de sobrepesca (8% ligeramente, 17% en sobreexplotación y 52% en sobreexplotación máxima).[1]

Las capturas de pesca alcanzaron un máximo de 100 millones de toneladas en el año 2000, pero la producción disminuyó por primera vez desde 1.990, a pesar de que la capacidad pesquera no ha dejado de aumentar. Los individuos capturados son cada vez de menor calibre, y más jóvenes. La proporción de capturas en las zonas bajas de la cadena trófica ha aumentado.

Los buques factoría faenan cada vez en más zonas (África occidental, Océano Índico, Océano Pacífico, etc.), pescando cada vez a mayor profundidad, capturando numerosas especies y colapsando los ecosistemas, sobre todo por culpa de redes abisales y de arrastre. Como consecuencia de la pugna entre flotas que compiten por los mismos recursos, y dado que suelen ganar estas batallas los que usan métodos más agresivos (y por tanto más dañinos para el ambiente), empezó a imponerse la pesca de arrastre de fondo, método de pesca hoy muy extendido. Hace varias décadas se popularizó la pesca de atunes y pez espada con grandes redes de deriva, de hasta 20 km de longitud, hoy en día prohibidas por la ONU y por la Unión Europea. Pero estos problemas no han terminado; hay flotas europeas que pescan sardinas y boquerones con redes de arrastre pelágico, mientras que la flota española usa redes de cerco, un modo de captura más sostenible; se espera que la Unión Europea apruebe leyes en este sentido. La tecnificación de la pesca ha dado lugar a un aumento rápido de las capturas secundarias o colaterales. El 25% de lo pescado, es decir, 27 millones de toneladas, es arrojado de nuevo al agua, (por tratarse de especies distintas a las buscadas), si bien ya se trata de animales muertos. delfines, tortugas y pájaros marinos (100.000 albatros al año), son así capturados y muertos durante la pesca. Además, las redes abandonadas causan también innumerables muertes de animales.

Las especies que se buscan con mayor insistencia son los depredadores situados en la cima de las cadenas alimentarias, que poseen un gran valor comercial en los mercados de los países desarrollados, siendo a la vez las capturas con unos índices más altos de contaminación por bioconcentrados, especialmente el metilmercurio. Esta especificidad selectiva de la pesca tiene graves consecuencias en las cadenas tróficas, alcanzando a los mamíferos y a los pájaros, como se pone de manifiesto en los siguientes ejemplos:

En febrero de 2008, con ocasión de la reunión del Foro Mundial de Ministros del Ambiente (GMEF), se concluyó, tomando como base un informe titulado “In Dead Water”, que el recalentamiento climático magnificaba el efecto de la contaminación, de las especies invasivas, y de la sobrepesca en las principales zonas pesqueras del planeta, lo que puede dar lugar a un triple problema: ecológico, económico, y de desarrollo).[2]

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre un 10% y un 15% de los océanos están afectados directamente por la sobrepesca, pero con impactos que afectan o afectarán “al menos a tres cuartas partes de las principales zonas pesqueras mundiales”. Se observa ya una degradación de los océanos, alerta la ONU, que ya en 2004 había señalado más de 100 “zonas marinas muertas” en bahías, estuarios o mares interiores.

Siempre según la ONU, millones de personas dependen de la pesca, sobre todo en países pobres; casi 2,6 millardos consumen primordialmente proteínas provenientes de productos del mar (el balance ecológico de la piscicultura industrial aún está en discusión). Además, del 80% al 100% de los arrecifes coralinos del mundo están amenazados por el blanqueamiento de corales, degradación o desaparición causados por la elevación del nivel de los océanos que podría ser producido por el calentamiento global. Se teme, finalmente, una aceleración de la acidulación de los océanos, inducida por el CO2, que podría agravar estos problemas, afectando entonces a los microorganismos del plancton, en la base misma de la cadena alimentaria.[3]

África se enfrenta a un posible derrumbe de la pesca, y a la degradación del entorno marino a causa de la explotación de los recursos de África Occidental por parte de las flotas europeas, rusa y asiáticas, atraídas por el negocio que supone desembolsar mucho menos por las cuotas a pagar que por lo conseguido con las ventas. Esto supone que gran parte de los problemas se producen sin que haya vulneraciones legales, aunque es cierto que en la elaboración de dichas leyes se han tenido más en cuenta los intereses ajenos a los países que los de los propios países, para lo cual se supone la existencia de una trama de intereses en la que participan dirigentes electos y funcionarios africanos.

No obstante, también supone grave daño la pesca ilegal,[4]​ siendo los problemas más graves los de Somalia (atún y camarón), Angola (sardina y caballa), y Mozambique (atún y camarón). Se estima, con la prudencia que ha de tenerse en este tipo de estadísticas, por fuerza de fiabilidad dudosa, que las capturas ilegales pueden estar en torno al 20% del total.

Otros países están explotando en provecho propio sus caladeros, que rápidamente han disminuido en población.[4]​ Casos paradigmáticos son Tanzania, Sudáfrica y Mauritania.

Las soluciones que sugieren los expertos van en la línea de fortalecer los controles legales y aportar transparencia en las cuentas.[4]

En las costas de Terranova, la disminución general de la pesca ha producido una menor talla media de las ballenas propias de estas aguas. Se han producido migraciones de focas desde Groenlandia hacia las costas de Canadá. La desaparición de morenas y otros predadores a lo largo de Estados Unidos ha conllevado un aumento de los herbívoros marinos, con una fuerte disminución de los bosques de algas. Se ha observado una modificación de la estructura de las comunidades y de la diversidad genética por la selección de especies, y del tamaño medio. Esta presión sobre los hábitats los convierte en más vulnerables ante invasiones biológicas, la contaminación y en general a cualquier cambio.

Red Euro Sur. «Evolución histórica de la producción pesquera». 

A lo largo de toda América se ha producido un incremento de las capturas de especies de menor valor, especialmente las pelágicas, que se usan para fabricar harina de pescado con destino a la alimentación animal. En cambio las capturas de especies de más valor (fletán, merluza, etc.) se han reducido drásticamente debido a su escasez, por lo que aunque las capturas tienden a aumentar en peso, el valor económico total tiende a disminuir; la única excepción es el atún, cuyas capturas siguen aumentando. Según los estudios disponibles, las especies pelágicas están siendo sobreexplotadas, y las de alto valor comercial se mantienen con capturas de individuos cada vez más jóvenes. Debido al agotamiento de especies se están ensayando capturas nuevas, como el merlán, la sardina japonesa y especies pelágicas en el Pacífico sudeste.

En Hispanoamérica los países pesqueros más importantes son Chile, México y Perú, con importantísimas reservas pesqueras en sus litorales. Chile y Perú concentran sus capturas en muy pocas especies, generalmente pelágicas (caballa, sardina, anchoveta, jurel), empleadas a menudo en harinas de pescado; se trata de flotas industriales, que dejan poco margen para las flotas artesanales. Es importante señalar que Perú atravesó una crisis sin precedentes en los años 70 del siglo XX, cuando se hundió la pesca de la anchoveta debido a la sobreexplotación, crisis que trajo como consecuencia la desaparición de gran parte de la flota de este país. En toda América operan también, además de las flotas nacionales, las de Japón, España y Corea, generalmente mediante buques factoría que producen filetes congelados de pescado con destino a sus países de origen.

Como aportaciones positivas pueden señalarse la determinación de cuotas de captura, y el aumento del tamaño en las mallas pesqueras, encaminado a evitar la captura de animales prematuros.

Según los informes de la FAO, es preciso mejorar la gestión de los recursos pesqueros en la región de Asia y el Pacífico, ya que se observa un aumento en los excesos pesqueros, y una reducción de los recursos naturales (algunas especies han disminuido en un 40% en solo cinco años). También señala este organismo internacional que la pesca y la acuicultura poseen una vital importancia en la seguridad alimentaria y la economía regionales, por lo que se justifica plenamente la recomendación de una mejora en la gestión de la pesca sostenible.FAO (2004). «Crece el exceso de pesca en Asia y el Pacífico.». 

Hay que tener en cuenta que esta región, Asia-Pacífico, es la principal productora de pescado del mundo, tanto en lo que se refiere a capturas (48% del total mundial), como a acuicultura (90% del total mundial). En los últimos años se observa una presión de captura sobre especies antes sin valor comercial, que se emplean ahora en la elaboración de harinas de pescado. Estos peces para harina de pescado suponen ya más del 60% del total de la producción del Mar del Sur de China, casi el 60% de la pesca en el Golfo de Tailandia, y cantidades parejas en Viet Nam y Malasia.

Como los precios siguen subiendo, al aumentar la oferta, se prevé un agravamiento de la sobrepesca en los próximos años. Para fomentar el desarrollo sostenible se espera que la Comisión de Pesca para Asia-Pacífico (CPAP) asuma un nuevo papel como foco regional. Este organismo permitirá a sus miembros el diálogo sobre intereses comunes, intercambio de información y diseño de estrategias mutuamente beneficiosas; sus actividades se enfocarán hacia la pesca artesanal y la acuicultura.

La Comisión Europea trata de conseguir la aceptación de los estados miembros de su sistema de cuotas, el cual, a pesar de haber sido diseñado sobre bases científicas, encuentra mucha resistencia por parte de estos.)[5]​ Dicha Comisión trata, desde 1990, de reducir el número de embarcaciones, pero como también subvenciona la construcción de buques factoría, el número de capturas no disminuye. A finales de 2007, un informe del Tribunal de Cuentas Europeo señala la sobrepesca y la ineficacia de los sistemas de control encuadrados en la política común de pesca. El informe menciona la poca fiabilidad de los datos nacionales, procedimientos de inspección ineficaces, y sanciones no disuasorias que limitan la eficacia de la política europea de la pesca, fundamentada en la protección de un núcleo suficiente de individuos reproductores de todas las especies. Se ha anunciado un proceso de reflexión durante este año 2008. También hay previstas acciones antes de que finalice 2008, para limitar las capturas accidentales de cetáceos en las redes (especialmente marsopas comunes), y definir y proteger las zonas de Natura 2000 en el mar.

El pescado, con el 16% de las proteínas consumidas por el humano es una fuente de nutrientes muy importante para la alimentación de un millardo de personas, sobre todo en los países del sur. La pesca es fundamental para la economía, y la seguridad alimentaria de muchos países pobres, particularmente en el Sudeste Asiático. Los consumidores con alto poder adquisitivo demandan sobre todo pescados blancos, frescos o congelados. Los pescados de bajo valor comercial se consumen en origen, por lo general se trata de especies pelágicas, que se usan para salazón. Una parte de estas especies, (el 30% de las capturas totales), es transformada en harina o aceite. En 2010 la demanda de pescado alcanzará entre 100 y 120 millones de toneladas, lo que provocará un aumento de los costes.

200 millones de personas trabajan en el sector de la pesca, que cuenta con 3,5 millones de barcos. Pero la pesca industrial, con solo el 1% de los barcos, consigue el 50% de las capturas totales.

El crecimiento incontrolado de la pesca y de las flotas provienen de una sobrecapitalización de la industria, cuyos niveles se encuentran por encima del valor óptimo, indica un informe de la FAO. Por ejemplo, Irlanda cuenta en su flota con el Atlantic Dawn, que representa el 15% de la capacidad de pesca de todo el país, y puede tratar 700 t de pescado diarias.

El enrarecimiento de las fuentes de pesca empuja a las grandes compañías hacia las aguas de los países del hemisferio sur. La FAO distingue tres etapas en la evolución del sector de la pesca:

La aparición de grandes flotas junto a las costas priva a la población local de una fuente importante y empuja a los pescadores a pescar en aguas más lejanas a la costa, con una rentabilidad menor y mayores riesgos. Los conflictos son frecuentes cuando se localizan en la misma zona los pescadores artesanales autóctonos, con artes tradicionales y métodos de explotación limitados, y los pescadores industriales, que tratan de obtener todo el pescado posible, sin atenerse a las normas tradicionales. También se producen conflictos entre grupos locales y organizaciones de defensa de los animales, empresas turísticas y entidades que producen contaminación agrícola o industrial.

Los gobiernos de los países endeudados son inducidos a vender permisos de pesca a inversores extranjeros, y varios países del sur están desarrollando también flotas modernas industriales. Además, la disminución de capturas conllevará el aumento de precios, en detrimento de los consumidores pobres. Una baja en el consumo ya se ha observado en el sudeste asiático.

En la década que comenzó en 1960, Mauritania, país con abundantes recursos pesqueros en sus aguas, obtenía la mayor parte de las proteínas consumidas por su población de la pesca. Tras la venta de los derechos de pesca que realizó el gobierno, los pescados mauritanos se venden en mercados occidentales, y no son ya accesibles a los consumidores locales.

También es necesario tener en cuenta la piratería, tanto la que es consecuencia del incumplimiento de la legislación nacional en aguas territoriales, como la de las pescas en alta mar realizadas sin la autorización del organismo regional de pesca, como lo es, por ejemplo la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos CCAMLR.

Uno de los ejemplos más conocidos de pesca furtiva es la de la merluza negra (Dissostichus eleginoides). Una de cada dos merluzas negras vendidas habría sido pescada ilegalmente, lo que probablemente causará la extinción de la especie de aquí a tres años. El centro de este comercio de Port Louis, en Isla Mauricio, donde operan numerosos barcos con bandera de conveniencia (Honduras, Sierra Leona, Costa de Marfil, Libia...)

Frente a la explotación generalizada de los mares, el incremento de capitales, y los beneficios a corto plazo, una pesca sostenible podría preservar la economía de subsistencia de las poblaciones locales, lo que aseguraría la seguridad alimentaria, la supervivencia económica, y la preservación de culturas.

El Marine Stewardship Council (MSC), [9]​ El Consejo de Administración del Mar es una organización no gubernamental independiente, sin ánimo de lucro, que trabaja para preservar los recursos pesqueros del mundo mediante el fomento de una alternativa medioambiental óptima. Cuando una empresa pesquera es respetuosa con el entorno y se desarrolla de forma sostenible, el MSC le otorga una etiqueta ecológica, que aparece en los productos comerciales. Esta asignación es completamente objetiva, ya que el MSC tiene fijado expresamente un estándar de comportamiento necesario para la misma. Así, los consumidores pueden comprar con la tranquilidad de no estar fomentando el fenómeno de la sobrepesca. En diciembre de 2007, veintiséis empresas pesqueras de todo el mundo habían conseguido la certificación MSC de pesca sostenible, lo que significa que más de mil productos distintos exhibían la etiqueta correspondiente, en más de treinta y cinco países distintos. Existe una página donde localizar la lista completa de productos con esta certificación.

Además, hay un proyecto de MSC enfocado a los niños,[10]​ para mostrarles los problemas ambientales, incluyendo la sobrepesca.




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