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Waldemar Espinoza Soriano



¿Qué día cumple años Waldemar Espinoza Soriano?

Waldemar Espinoza Soriano cumple los años el 6 de julio.


¿Qué día nació Waldemar Espinoza Soriano?

Waldemar Espinoza Soriano nació el día 6 de julio de 1936.


¿Cuántos años tiene Waldemar Espinoza Soriano?

La edad actual es 88 años. Waldemar Espinoza Soriano cumplió 88 años el 6 de julio de este año.


¿De qué signo es Waldemar Espinoza Soriano?

Waldemar Espinoza Soriano es del signo de Cancer.


¿Dónde nació Waldemar Espinoza Soriano?

Waldemar Espinoza Soriano nació en Cajamarca.


Valdemar del Socorro Espinoza Soriano, algunas veces llamado también Waldemar (Cajamarca, 6 de julio de 1936) es un etnohistoriador y docente universitario peruano especialista en historia andina prehispánica y colonial. Es profesor emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Su infancia la transcurrió en contacto con el mundo del campesinado, ya que su madre se desempeñaba como maestra dentro del área rural.

Sus estudios secundarios los realizó en el Colegio Nacional San Ramón de su ciudad natal (1948-1952).[1]​ Los tempranos indicios que mostraba por los estudios históricos se manifestaron cuando, aun siendo alumno del plantel y basándose en la historia del mismo, escribió su primer artículo, el cual se publicó en la revista oficial de la institución. A su vez, basándose en los cuentos, mitos y leyendas que desde niño gustaba escuchar de sus mayores, escribió su Historia de Cajamarca, la cual reflejaba muchos elementos tradicionales del relatar histórico mítico propio de los Andes.

Asiduo concurrente a museos y monumentos históricos, solía también frecuentar las notarías de su ciudad natal, en las cuales tuvo sus primeros contactos con documentos coloniales, de la lectura los cuales obtuvo un temprano manejo de las técnicas paleográficas.

Concluidos sus estudios escolares, se trasladó a Lima, donde realizó sus estudios superiores.[1]

Waldemar Espinoza llegó a Lima en 1953. Ese año postuló e ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.[1]​ Allí, en los años de estudios integrados, compartió aulas con Mario Vargas Llosa, Luis Guillermo Lumbreras, Duccio Bonavia, Rosa Fung Pineda, Hugo Neira y José María Arguedas, entre otros; además de entrar en contacto con alumnos de años superiores como Tom Zuidema y Pablo Macera.

De los maestros que tuvo, son dos los que destacan en el aprecio de Waldemar Espinoza: Raúl Porras Barrenechea[2]​ y Luis Eduardo Valcárcel. Del primero, obtuvo una considerable inclinación por el estudio de las fuentes. Del segundo, el interés por el estudio del mundo andino. La conjunción de ambas escuelas dio como fruto su dedicación a los estudios etnohistóricos.

Con la tesis Rebeliones y alborotos indígenas y mestizos en la sierra septentrional durante el Perú virreinal (1756-1821) obtuvo el grado de bachiller (7 de octubre de 1957).[1]

Gracias al apoyo que obtuvo de sus maestros Porras y Valcárcel, Waldemar Espinoza obtuvo, siendo alumno de la Universidad de San Marcos, dos becas para realizar investigaciones en el Archivo General de Indias en Sevilla, proporcionadas por el Instituto de Cultura Hispánica y el Instituto de Estudios Andinos de Nueva York.

Así, en 1958, emprendió viaje a España. Durante los 4 años que duró su estadía en la península ibérica,[1]​ Waldemar Espinoza entró en contacto con historiadores como Miguel Maticorena y Guillermo Lohmann Villena, además de recibir la visita de investigadores como John Murra.

Pero sin duda lo más destacable de su estancia en el Archivo de Indias fue el trascendental descubrimiento que realizó de las Informaciones de los curacas huancas Felipe Guacrapáucar y Francisco Cusichaca, las cuales permitieron demostrar científicamente la colaboración de las etnias andinas en la destrucción del Tawantinsuyo.

Colmado de datos, Waldemar Espinoza emprendió el regreso al Perú, donde lo esperaba un contrato con la Universidad de San Marcos para dedicarse a la investigación histórica.

A su regreso al Perú en 1962, Waldemar Espinoza encontró una realidad distinta a la que esperaba. La salida de sus dos grandes maestros y amigos de San Marcos (Porras había fallecido hacía dos años y Valcárcel había sido jubilado) hicieron inviable su deseo de reintegrarse a la universidad decana de América.

Sin embargo, la estatización de la Universidad Comunal del Centro le presentó una inesperada oferta. La convertida en Universidad Nacional del Centro convocó un concurso de profesores en la cual Waldemar Espinoza decidió participar. Sólo había un pequeño inconveniente: un requisito para postular era poseer grado de Doctor, el cual él no poseía.

Así, haciendo uso de la información que había acumulado en Sevilla, realizó en tan solo 8 días su tesis doctoral la cual tituló El Alcalde mayor en el Virreinato del Perú (20 de abril de 1962).[1]​ El ya doctor Waldemar Espinoza ganó entonces el concurso, gracias al cual pasó a formar parte de la plana docente de la Universidad Nacional del Centro, en la cual además fue decano de la Facultad de Educación y Ciencias Humanas (1965-1966); director universitario de evaluación y servicios académicos (1969-1972); y vicerrector (1972-1973).[2]

Sin embargo, la ausencia en Huancayo de las bondades culturales que poseía la capital (congresos, publicaciones, etc.) lo motivaron a regresar a Lima, tras trece años de permanencia en el valle del Mantaro.

En 1975 se produjo un inesperado e insólito concurso público gracias al cual Waldemar Espinoza se reintegró a la Universidad de San Marcos como auxiliar de cátedra. Con posterioridad asumió los cursos de Fuentes Históricas, Historia General del Perú y Etnohistoria Andina que en un momento fueran de sus maestros Porras y Valcárcel.[1]

Fue profesor principal de la Escuela Académica Profesional de Historia de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, habiendo tenido a su cargo los cursos de Visión Histórica del Perú, Historia del Perú pre-hispánico e Historia Andina. Entre 2007 y 2010 fue director de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Ciencias Sociales (UNMSM) y entre 2010 y 2012 fue Decano en la misma casa de estudios.

Asimismo, efectúa labor docente en la Universidad Nacional Federico Villarreal, en laEscuela Profesional de Historia de la Facultad de Humanidades. Los cursos que tuvo a su cargo fueron: Seminario de Tesis, Etnohistoria e Historia del Perú II: Conquista y Colonia.

Es miembro de la Société des Américanistes de París, del Instituto de Estudios Andinos de la Universidad de Berkeley, de la Academia Nacional de Historia de Ecuador, de la Sociedad Geográfica de Lima, del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú, del Instituto de Investigaciones Históricos-Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, entre otras instituciones.

La destrucción del imperio de los incas, subtitulada: «La rivalidad señorial y política de los curacazgos andinos», fue publicada en 1973 , y desde entonces ha merecido varias ediciones. El autor parte de la siguiente interrogante ¿cómo fue posible que un imperio de millones de habitantes sucumbiera ante 160 conquistadores españoles y sus caballos? Comienza por hacer un recuento de las teorías tradicionales que atribuían el triunfo español a las siguientes razones: la superioridad militar y tecnológica de los españoles (el hierro, armas de fuego, los caballos); la supuesta superioridad racial del europeo frente al hombre andino; la ayuda divina con que contaban los españoles por ser portadores de la religión verdadera (el cristianismo); la guerra civil entre Huáscar y Atahualpa, que debilitó al imperio; el absolutismo exagerado del Estado Inca, que había convertido a sus súbditos en prácticamente autómatas, de modo que caído el líder, todo se venía abajo. Waldemar rechaza de plano la teoría racial y religiosa, y concede a las demás argumentos solo una importancia secundaria; para él, una de las causas fundamentales fue el apoyo que las diversas etnias sometidas por los incas concedieron al invasor, apoyándolos, no solo con auxiliares de guerra, sino con abastecimientos, cargadores, mujeres, etc. De entre esas etnias, que sumaban unas 200, destacan los huancas, los chachapoyas y los cañaris, quienes ansiaban por liberarse del despotismo de los incas y vengarse de estos. La obra se concentra en la ayuda dada por la nación huanca, del valle del Mantaro, en la sierra central del Perú, a las huestes hispanas. El punto de partida para la tesis del autor fue el descubrimiento en el Archivo General de Indias de las Informaciones de los curacas huancas don Felipe Guacrapáucar y don Francisco Cusichaca, en la que estos, a nombre de las tres parcialidades huancas, daban un informe detallado del apoyo que habían dado a los españoles desde 1533 hasta 1560.[3]

Los incas, subtitulada: «Economía, Sociedad y Estado en la era del Tahuantinsuyo», fue publicada en 1987. Es una obra rigurosamente documentada, que trata sobre los incas y el Tahuantinsuyo, en el marco del desarrollo histórico de la sociedad andina. Incide en el marco ecológico, el contexto étnico del Cusco preinca, el origen de la etnia inca y la constitución histórica del Estado del Tahuantinsuyo, que apenas duró menos de un siglo (entre los siglos XV y XVI). Luego abarca la organización del ayllu, la vida cotidiana del campesino o hatunruna, la organización social, el sistema administrativo y el desarrollo cultural de los incas (tecnología, arte, ciencias, literatura y religión). Es de resaltar el enfoque que da a la teoría del origen puquina (tiahuanaco) de los incas. Desentraña el carácter de las llactas o centros urbanos incaicos (“ciudades”) y la verdadera función de Machupicchu, que en realidad era una llacta llamada Picchu. Así como ofrece por primera vez un esclarecimiento de las relaciones de dominación existentes en el imperio.[4]

La obra de Waldemar Espinoza es realmente vasta. Sus artículos, tanto en revistas como en periódicos, se cuentan por cientos. Sus libros publicados son las siguientes:



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