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Xavier Guerrero



¿Qué día cumple años Xavier Guerrero?

Xavier Guerrero cumple los años el 3 de diciembre.


¿Qué día nació Xavier Guerrero?

Xavier Guerrero nació el día 3 de diciembre de 1896.


¿Cuántos años tiene Xavier Guerrero?

La edad actual es 127 años. Xavier Guerrero cumplirá 128 años el 3 de diciembre de este año.


¿De qué signo es Xavier Guerrero?

Xavier Guerrero es del signo de Sagitario.


Xavier Guerrero (3 de diciembre de 1896, San Pedro de las Colonias, Coahuila – 29 de junio de 1974, Ciudad de México) fue uno de los pioneros del Muralismo mexicano de inicios del siglo XX. Aprendió pintura trabajando con su padre, quien trabajaba en albañilería y decoración, y demostró evidente habilidad a partir de un aprendizaje, prácticamente, autodidacta. Se mudó a Guadalajara en 1912 y comenzó a pintar murales; después, en 1919, se mudó a la Ciudad de México, justo cuando comenzó el movimiento del Muralismo.

La mayoría de su trabajo fue como ayudante y en colaboración de pintores como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Trabajó en el Colegio de San Ildefonso, el edificio de la Secretaria de Educación Pública y la Universidad Autónoma de Chapingo; sin embargo, muchas de sus otras obras se han dado por perdidas. Ha sido más conocido por su trabajo como muralista, aunque sus trabajos en caballete se han considerado de más calidad.

Xavier Guerrero nació en 1896 con el nombre de Javier Guerrero Saucedo Francisco, pero decidió sólo utilizar “Xavier Guerrero” como nombre profesional.[1]​ Nació en San Pedro de las Colinas, Coahuila. Sus padres fueron Toalul Guerrero y Marion Saucedo.[1]

Su padre era albañil, pintor y decorador en haciendas; Xavier, ayudándolo, aprendió las estéticas y técnicas de pintura.[2]​ Aprendió desde niño tanto a mezclar pintura, como cemento y mortero. Mostró habilidad para pintar en acuarela desde muy joven.[3]

Ya conocido por su trabajo en acuarelas, se mudó a Guadalajara en 1912, donde conoció a pintores, músicos, escultores y periodistas en el Centro Bohemio, uno de los lugares donde se inició el movimiento del Muralismo Mexicano. Jean Charlot fue uno de sus mejores amigos.[3]​En la década de 1920, tuvo una relación con la fotógrafa Tina Modotti, de la cual pintaría un retrato en 1928.[2]​ Vivió durante un tiempo con Diego Rivera y Frida Kahlo.[4]

Modotti le enseñó a Guerrero el pensamiento del estalinismo y se convirtió políticamente activo con el movimiento comunista.[1]​ Se convirtió en un partidario del socialismo y comunismo político.[4]​ Fundó El Machete, una publicación del Partido Comunista Mexicano junto con David Alfaro Siqueiros, en 1924; además, los dos fundaron el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores.[4]​ Su trabajo en la política y el periodismo lo llevó a varias partes del mundo, incluyendo la Unión Soviética, donde en 1927 asistió a la Universidad de Lomonosov.[2]

En la década de 1950, conoció y se casó con la diseñadora cubana Clara Porset, quien trabajaba con arquitectos como Juan Sordo Madaleno, Luis Barragán, Mario Pani y Enrique del Moral.[1]

La última residencia de Guerrero fue en la calle del Hipo, en la colonia de San Ángel, en la Ciudad de México.[2] Murió el 29 de junio de 1974, a la edad de 77 años y fue sepultado en el Panteón Jardín.[1]

Xavier Guerrero fue uno de los artistas más importantes del Estado de Coahuila, pero es relativamente desconocido, incluso en su estado. No logró un nivel de fama como sus colegas contemporáneos;[2][5]​ sin embargo, fue uno de los pioneros del Movimiento del Muralismo Mexicano junto con Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.[2]​ Firmó en 1919 una petición en la que, junto a otros artistas, pedía al presidente Venustiano Carranza que les proveyera facilidades para la creación y promoción del arte mexicano, justo antes de que fuera considerado oficial el inicio del Movimiento del Muralismo Mexicano por los esfuerzos de José Vasconcelos.[2]​ Una razón de que sea poco conocido es que la mayoría de su obra mural desapareció. La mayor colección de su obra se encuentra en Guadalajara y en la Universidad Autónoma de Chapingo.[5][6]

Empezó a pintar murales en Guadalajara, principalmente sobre: temas bíblicos, paisajes rurales, alegorías y perímetros decorativos.[3]​ Creó su primer mural en 1912 en un edificio en Jalisco, llamado Palacio de las Vacas, cuando sólo tenía dieciséis años de edad.[7]​ De 1913 a 1914 creó un fresco en el techo del Hospital de San Camilo, que representa la Resurrección de Cristo.[2]​En 1919, tras mudarse a la Ciudad de México, pintó la cúpula del Monasterio del Carmen e investigó las técnicas pre-hispánicas.[3][7]

Otra de las razones del porqué no es tan conocido, se debe a que mucho de su trabajo lo hizo en colaboración o como ayudante de otros artistas.[6]​ Trabajó con Roberto Montenegro en el Colegio de San Pedro y San Pablo, el mural El Árbol de la Vida y en el diseño de un vitral en las ventanas El Jarabe Tapatío y La vendedora de pericos.[8][9]​ Diseñó un vitral de ventana para la Universidad Nacional Autónoma de México, en el mismo edificio de Jorge Enciso.[8]​ Conoció en 1921 a Diego Rivera y se convirtió en uno de los artistas que pintó en el Colegio de San Ildefonso, luego en la Escuela Nacional Preparatoria y en el Anfiteatro Bolívar, la mayoría con temas encáusticos.[3][9]​ Bajo la tutela de Rivera y Siqueiros, se convirtió en uno de pintores de la Secretaría de Educación Pública, junto a Amado de la Cueva y Pablo O’Higgins.[5][6]​ A pesar de estar en la posición de subordinado, él fue quien le enseñó a Diego Rivera cómo preparar las paredes para el fresco.[2][7]​ Asistió a José Clemente Orozco, Carlos Mérida, Miguel Covarrubias y Adolfo Best Maugard.[3]​ Con Gabriel Fernández Ledesma diseñó el zócalo hecho de azulejo de Talavera para el mural Zodiaco en 1921.[8]

Muchos de sus murales los hizo en la Universidad Autónoma de Chapingo de 1923 a 1927. Trabajo en seis frontones del edificio del Partenón al mismo tiempo en que Diego Rivera estaba pintando el interior de la capilla. Los frontones fueron pintados con alegorías de la relación entre el ser humano y los productos del campo, donde, además, agregó símbolos comunistas. Estos murales fueron restaurados en el 2006.[5][6]​ También realizó veintidós paneles de mural para la vieja Dirección, la cual fue demolida en la década de 1960. Cinco de estos paneles fueron llevados a una exhibición permanente al Museo Nacional de la Agricultura; los demás fueron llevados al Instituto Nacional de Bellas Artes.[5]​ En total, Chapingo cuenta con veintitrés paneles de frescos, un retrato en óleo, un dibujo a lápiz y relieves esculpidos.[6]

Su carrera durante la década de los 30 se enfocó en el caballete, en el que se consideraba mejor, pero que no le dio el reconocimiento que le dieron sus trabajos como muralista;[9]​ no obstante, de 1940 a 1942, trabajó con David Siqueiros en un mural en Chillán, Chile, llamado Muerte al invasor, ubicado en la Biblioteca Pedro Aguirre Cerda de la Escuela México. Pintó el fresco llamado De México a Chile en el recibidor del mismo edificio. Fue restaurado en 2009, pero se dañó tras un terremoto en el 2010.[9][10][11]​ Los murales de Chillán se convirtieron en uno de los puntos turísticos más importantes de la ciudad.[8]

Tiempo después, los murales fueron incluidos en Motivos mexicanos en la casa de José Guadalupe Zuno y El día y la noche en el cine Ermita en Tacubaya en la década de 1950.[3][9]​ Pintó murales en el "Palacio de las vacas" una residencia ubicada en Guadalajara y en el Club de la Unión de Mecánicos, pero solo quedan algunos fragmentos en buen estado.[9]

Entre sus reconocimientos se incluye un premio importante, el primer lugar en el International Competition of Contemporary Furniture Design patrocinado por el Museo de Arte Moderno en Nueva York. También fue aceptado en el Salón de la Plástica Mexicana.[8]​ Tuvo una exposición en el Museo de Arte Moderno en la Ciudad de México en 1972.[2]​En el 2002, el estado de Coahuila presentó una retrospectiva de su trabajo llamado Entre Torreón y San Pedro, homenaje al maestro Xavier Guerrero.[3]

Durante su carrera, Guerrero realizó trabajos en caballete, arte gráfico y pinturas en mural. Mientras que fue más conocido por su trabajo mural, sus trabajos en caballete son considerados mejores y tuvieron mayor reconocimiento durante su vida.[3][9]​En ese tiempo, sus murales fueron considerados con una calidad “débil”, pero luego su trabajo en caballete mostró una mejora en su técnica. De sus trabajos en caballete hay un autorretrato de 1947 en el cual el color rojo sangre predomina.[9]​ A pesar de las críticas, Diego Rivera lo consideraba un maestro en la técnica de fresco para murales, mientras que Jean Charlot lo llamaba “un maestro en todo lo que implica escalar y pintar casas y murallas” mientras que él enseñaba muralismo y técnicas de preparación de paredes a los dos artistas[7]

Su trabajo mural primero fue influenciado por sus experiencias durante la infancia con la mampostería y la decoración, en la cual tuvo una calidad popular. Su trabajo se considera en el borde entre el arte fino, arte popular y las artesanías[2]​ Hay evidencia de que gran parte de su habilidad para pintar fue aprendida de forma autodidacta.[2]​ Sus trabajos en murales se asocian con el movimiento Muralista Mexicano, a pesar que sus viajes le permitieron ver diferentes estilos de pintura, se apegó al Realismo el cual se estaba desarrollando en México.[2]​Los temas que pintaba en sus murales incluían la historia, el sufrimiento, el trabajo y las aspiraciones del pueblo mexicano.[3]​ Como muchos muralistas, encontró el arte como un medio de transformación social para poder liberar a las clases oprimidas, pero se mantenía al margen del excesivo carácter político del movimiento. [8][9]

Los temas de Guerrero tendían a ser más filosóficos. Para él, el hombre y la identidad de naturaleza interactúan en una manera mágica y poética. La mayoría de sus temas consistían en imágenes de la naturaleza como paisajes, flores y frutas. Incluso cuando realizaba retratos del cuerpo humano, generalmente estaban rodeados de plantas y animales. Su trabajo ha sido descrito como panteísta y mítico sin centrarse completamente en el humano, sobre todo en su obra de lienzo y elementos de la naturaleza, los cuales tienen cualidades antropomorfas. Por esa razón, ha sido descrito como el sucesor del arte precolombino mexicano. Esta cualidad distingue su obra de los contemporáneos.[2]



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