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Alasitas



La Feria de la Alasita es una feria anual tradicional del Altiplano en Sudamérica, celebrado en la ciudad de La Paz, Bolivia[1]​..[2][3][4]​ Su característica principal es la venta de miniaturas con la finalidad ritual de que las mismas se conviertan en realidad. La deidad aimara Ekeko, dios de la abundancia, es el objeto principal de la feria.[5]

La tradición de adoración al ídolo "Illa" del Ekeko se remonta a tiempo prehispánico de las culturas Pucará[6]​ y Tiahuanaco[7]​ en el Altiplano boliviano y peruano, tradición heredada finalmente por los Aymaras. Sin embargo, la organización formal se inicia en época colonial con la llegada de españoles en el año 1781, cuando el gobernador intendente de La Paz, Audiencia de Charcas, José Sebastián de Segurola ordenó celebrar una fiesta anual en honor a la deidad denominada Ekeko, en agradecimiento porque la ciudad se salvó del cerco indígena de Túpac Katari. En agradecimiento, cuando acabó el cerco, Segurola "permitió" el culto al Ekeko, que hasta entonces había sido una costumbre indígena profana en el Meseta del Titicaca .

En 1612, el sacerdote jesuita Ludovico Bertonio escribió el primer diccionario de aimara en Juli del Gobierno de Chucuito y una de las entradas se refería a este dios. El texto es una de las pistas principales del origen del Ekeko. La descripción del jesuita empieza con las palabras "Tunupa, también conocido como Ekeko". Esta deidad era la encargada de que lloviera en el periodo de siembra, para asegurar una buena cosecha. Entonces, el Ekeko nació como un dios del agua y la lluvia, pero hoy el Ekeko no luce como ninguna divinidad de los Andes, sino como cualquier poblador de esta región sudamericana.[8]

En 1918,[9]Arthur Posnansky observó que en la Cultura Tiwanakota, en fechas cercanas al 22 de diciembre, la población solía adorar a sus deidades para pedir buena suerte, ofreciendo miniaturas de lo que deseaban tener o lograr. [10]​ Basado en las observaciones de Posnansky, la fabricación de miniaturas tendría sus orígenes en la era precolombina y la feria Alasitas tendría sus primeras expresiones urbanas en los primeros años de la fundación de La Paz, específicamente, cuando sus fundadores la trasladaron de Laja a las orillas del río Choqueyapu. Durante esa ocasión, Juan Rodríguez ordenó la celebración de una misa en la que participaron españoles e indígenas, este último quería contribuir trayendo pequeños ídolos de piedra y miniaturas intercambiándolas por monedas de piedra.[10]

En el 2014, el expresidente Evo Morales, apoyado en datos históricos, sostuvo que el Ekeko existió 200 a.C Antes de Cristo, inicialmente como parte de la cultura Pukara y la posterior gestación de la cultura Tiawanacota.[11]

El nombre de la celebración viene del aimara alasitha, que quiere decir "comprar", siendo el libro de Bertonio Vocabulario de la lengua Aymara de 1612, el registro más antiguo del uso del término, el libro fue elaborado en el pueblo aimara de Juli, Departamento de Puno en época colonial del Virreinato del Perú.[12]

La feria mayor, aglutina a alrededor de 5000 artesanos[13]​y se instala en el Campo Ferial del Bicentenario de La Paz, que forma parte del Parque Urbano Central, inicia el 24 de enero con presencia de las autoridades locales y nacionales y dura aproximadamente un mes.[14]

En La Paz la festividad de la Alasita se celebra con una feria que aglutina alrededor de 5000 artesanos de todos el país y países invitados en un aferia que dura 1 mes y que inicia el mediodía del 24 de enero, pero tiene sus propias versiones locales con fechas propias en otras ciudades bolivianas[15]​.Esta tradición que se originó en la época prehispánica, adquirió aceptación y vigencia en la sociedad de la época colonial y en la actualidad es un elemento cultural común de la sociedad boliviana y una de las fiestas tradicionales más importantes de Bolivia.[16]

Bolivia postuló los recorridos rituales realizados durante esta fiesta en La Paz ante la UNESCO en el año 2011, para su reconocimiento como patrimonio cultural, sin embargo, no obtuvo una recomendación favorable por parte de expertos de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,[17]​ la postulación fue retirada el 3 de diciembre del 2013 por el Comité Impulsor de Bolivia debido a observaciones en la misma.[18]

El 25 de marzo de 2015 Bolivia postula la Alasita por segunda vez,[19]​ el enfoque de la nueva postulación de la Alasita se centra en el aspecto inmaterial y espiritual, en la postulación inicial realizada en 2011, se presentó a la Alasita con el título La Alasita y sus itinerarios rituales en la ciudad de La Paz "destacando los elementos artesanales, históricos (origen).[20]

Finalmente, tomando en cuenta el valor espiritual de la celebración, el 27 de noviembre de 2017, los Recorridos rituales en la ciudad de La Paz durante la Alasita, fueron declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco[21]​bajo la siguiente figura y descartando el origen histórico, en debate con el Perú:

Las Alasitas, fiesta-mercado surgido históricamente del contexto cultural aimara, comprende una gama apreciable de elementos, como por ejemplo el “pago” a la pachamama”, Ch’allas, illas, yatiris, ekeko, sahumerios y otros. Probablemente, el origen de las miniaturas se encuentra en la antigua necesidad de hacer que el Ekeko tenga capacidad de cargar en mayor número y diversidad, las vituallas y artículos que llevaba en su vida trashumante. Para que eso sea posible había que achicar, empequeñecer, miniaturizar los objetos que componían el bagaje benefactor.

En aimara “miniatura” ha sido traducido como Jisk’aptata, es decir empequeñecido, achicado, reducido; derivado del adjetivo jisk’a, pequeño, chico, al que se añade el sufijo ptata, convertido en…pequeño, en este caso.

La adquisición de las alasitas se realiza mediante un ritual muy peculiar, aunque no todos sometan sus objetos a ello. Este ritual es la ch’alla o bendición al objeto. “Consiste en esparcir líquido, que puede ser cerveza u otro tipo de alcohol, sobre el objeto, acompañado de unos rezos. Esto, para unir al objeto con la persona y para que el deseo se haga realidad”, explica para DW la antropóloga peruana Doris León, quien se encuentra en Alemania escribiendo su tesis doctoral.[23]

En la ciudad de La Paz la fiesta se celebra todos los años el 24 de enero con la instalación de puestos de venta de miniaturas temporales en las calles,en toda el área metropolitana de La Paz existen puntos tradicionales de venta, muchos de ellos cercanos a templos católicos.

Al mediodía del 24 de enero, los que han adquirido las miniaturas, someten estas a un ritual que puede variar según el celebrante, el rito consiste básicamente en una ch´alla, rito andino que incluye una rociada con alcohol o vino, pétalos de flores, sahumerio, adornos coloridos y oraciones que mezclan tradiciones prehispánicas y católicas.

En la ciudad de La Paz la venta de miniaturas se extiende por el lapso de aproximadamente un mes en una feria que ha ido mudando de lugar hasta establecerse en el centro de la ciudad en un campo ferial habilitado para el efecto. Los visitantes compran miniaturas de toda clase de elementos del hogar: Dinero, automóviles, casas, materiales de construcción, ropa, electrodomésticos, comida, etc. que los asistentes encomiendan al Ekeko, para su conversión en realidad en el curso del año. La tradición está tan extendida que el Ministerio de Trabajo establece una tolerancia en el horario laboral desde hace al menos 10 años,[24]​ para permitir la asistencia de la población de tres departamentos de Bolivia,[25]​ en el horario del almuerzo,[26]​ para que puedan cumplir con la tradición de bendecir los artículos a mediodía[27]

Entre las miniaturas elaboradas por los artesanos participantes de la Feria de Alasitas en La Paz se encuentran:

Se venden copias miniaturizadas e intervenidas de billetes nacionales y extranjeros en fajos o como parte de canastas o conjuntos de la fortuna.[28]

Por parte de círculos literarios existe la tradición de la impresión y difusión de periódicos miniatura lanzados solo por la festividad así como de versiones miniatura de los diarios cotidianos. Declarados Memoria Regional del Mundo por la Unesco[31][32]​ los periodiquitos suelen contener artículos satíricos, publicidad con referencia a la miniatura y textos de tono humorístico.Se tiene registro de estas publicaciones en La Paz desde al menos 1846.[33][34][35]

Muchos otros elementos tradicionales son identificable sen esta festividad como los Quevedos, alcancías, enseres de cocina de hojalata, soldaditos de plomo, tejidos y vestidos miniatura.

El espacio ferial destinado a la festividad en La Paz, se halla dividido en sectores que ofertan también alimentos tradicionales como el api con buñuelos, anticuchos, plato paceño, choclo con queso y otras opciones de comida rápida local.

La visita a la feria incluye la posibilidad de participar en diferentes juegos de suerte y habilidad que se desarrollan en el lugar como las canchitas, futbolines, tiro al blanco y otros similares.

La fiesta tradicional del departamento de Puno, se basa en las creencia de poseer una casa, carro, tienda y entre otros. La fiesta tradicional se concentra en su finalidad y creencia, ya que, según se piensa, aquellas son las representaciones de los deseos de aquellas posesiones que los compradores quieren tener en tamaño real. Las Alasitas son objetos pequeños, ya sean estos casas, autos, electrodomésticos, que son elaborados por los artesanos de la localidad y expuestos y vendidos en ferias. El atractivo de las alasitas, se concentra en su finalidad y creencia, ya que, según se piensa, aquellas son las representaciones de los deseos de aquellas posesiones que los compradores quieren tener en tamaño real.

Una de las prácticas rituales que se realizan con Alasitas, es aquella donde tiene papel el Ekeko, un ídolo prehispánico que representa la abundancia y a quien se sahúma para conseguir el objetivo representado en la Alasita.[36]​Antiguamente la feria de las alasitas tenía como práctica de intercambio el trueque, en la actualidad, son pocos o ninguno los artesanos que lo siguen teniendo como medio de pago y muchos prefieren el intercambio monetario. Los ekekos son amuletos para atraer prosperidad y abundancia, según una creencia del Altiplano (meseta alrededor del lago Titicaca). Así que cuanto más cargado el Ekeko, mayor es la promesa de riqueza para su dueño. Muchas familias peruanas tienen un ekeko en casa y su imagen suele aparecer en boletos de lotería.[37]

En el Perú la fiesta principal se celebra el 3 de mayo de todos los años en la ciudad de Puno, en el cerro Machallata.[38][39]​ En 2017 participaron alrededor de 1500 artesanos.[39]

En el año 2016 la Fiesta de Alasita y miniaturas del Altiplano de Puno fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación del Perú,[4]​ por su expresión de religiosidad popular de raíces prehispánicas, adaptada a las circunstancias históricas, siguiendo la evolución de las necesidades y anhelos de la población en un constante proceso de transformación. Esta declaración permite sustentar que las ferias de alasitas y la utilización ritual de miniaturas propiciatorias forman parte del Patrimonio cultural inmaterial del Perú.

La entrega de la resolución se efectuó el día de Alasitas en Puno, el 03 de mayo, el viceministro de Interculturalidad del Perú, Alfredo Luna Briceño, entregó la resolución que declara como Patrimonio Cultural de la Nación a la feria de las “Alasitas” de Puno. Este título fue concedido por Resolución Viceministerial N.º 156-2016-VMPCIC-MC en diciembre del 2016, en mérito a la expresión de la identidad cultural y social con raíces prehispánicas, a través de la creación de bienes en miniatura asociada al mundo urbano y agrario.[40][3]​ Con la publicación de la Resolución el Ministerio de Cultura del Perú resuelve en su artículo 1:[41]


Para situarnos en nuestra región, fines del siglo XIX fue su “época de oro”,[42]​ básicamente por su actividad socio-económica la que se sostenía por la concurrencia del sistema de hacienda en la producción de lana de ovino y fibra de alpaca, ambas para exportación tanto extra regional como extra continental. Este florecimiento económico se da principalmente en las clases pudiente, asentadas en las ciudades capitales de provincia o de departamento, con la consecuente modernización de las mismas tanto en urbanismo como en servicios de todo tipo. Algunos pagan por este desarrollo y son los que históricamente lo han hecho, la población explotada, marginal, indígena, invisibilizada por los poderes de turno.

Los k’atos (ferias) de indígenas van haciéndose visible en las urbes y con ellos, sus particularidades: textiles, confecciones, cerámica, trabajo en cuero, entre otras, ya no solo para trueque sino también para transacción comercial y ya no solo para los suyos sino también para los “mistis”.

La fiesta del 03 de mayo en Puno, no es la única feria de alasitas existente. En el altiplano peruano, a lo largo del siglo XX, se ah anotado la realización de estas ferias, en las ciudades de Ilave, Moho, Huancané, Juliaca, Lampa, Zepita, Ayaviri, Pomata, Tiquillaca, Desaguadero, Acora, Platería, Yunguyo, Chucuito, Juli y Azángaro. Y con el proceso de migración que ha desarrollado la población aymara altiplánica, especialmente durante la segunda mitad del siglo XX, vemos este tipo de prácticas con miniaturas en otros Departamentos del Perú.

“La expansión de las alasitas tiene que ver con la migración de poblaciones aimaras hacia grandes ciudades. Llevan sus culturas y sus productos hacia donde van y han sabido expandir su cultura en el contexto urbano”

Tanto Bolivia como el Perú, mantienen una disputa por el patrimonio de la Feria de Alasita y Ekeko, ambos países sostienen que es un patrimonio exclusivo de su historia. Durante la época pre-hispana y colonial, ambos países estaban reunidos en un solo territorio Collasuyo y Virreinato del Perú, sin embargo, con la separación de Bolivia (Alto Perú) en 1825, pidiendo permiso al Congreso de la República peruana, aparecieron disputas por expresiones culturales preexistentes a la conformación de las repúblicas. En ambos países la Alasita y Ekeko fueron declarados como patrimonio cultural de la nación.

El Ekeko o Illa es un personaje emblemático de la ciudad de La Paz, además constituye parte fundamental del patrimonio histórico cultural de Bolivia. Por eso, El Ministerio de Culturas y Turismo manifestó su preocupación ante la difusión del Gobierno peruano de la campaña de promoción turística Marca Perú ‘Más peruano que el Ekeko’,[43]​ en la que hacen uso inapropiado del Ekeko (Iqiqu), remarca en un boletín de prensa enviado a la ABI.[44]

"Lo más importante es defender nuestra Alasita. Que la Unesco la declare Patrimonio para evitar que los peruanos o cualquier extranjero se quiera apropiar de algo paceño”, fueron las primeras palabras del flamante Ekeko 2015, Reynaldo Chura.[45]

Bolivia postuló La Alasita y sus itinerarios rituales en la ciudad de La Paz "destacando los elementos artesanales, históricos de (origen) ante la UNESCO en el año 2011, para su reconocimiento como patrimonio cultural, sin embargo, no obtuvo una recomendación favorable por parte de expertos de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.[46]​ Debido a que Perú, objeto la postulacion por atentar contra el patrimonio peruano.[47][48]

En el año 2016, El Ministerio de Culturas dio a conocer que Bolivia presentó un reclamo diplomático dirigido al Gobierno de Perú sobre la "fiesta de la Alasita", que fue declarada por el vecino país como patrimonio cultural de Puno.[49]

El Gobierno del Perú reclama el origen ancestral del Ekeko. Hoy es un icono cultural compartido por el Perú y Bolivia, el Alto Perú hasta 1825. Antes de 1825 no había noción de lo que significaba la palabra "Bolivia". Lo que existía desde inicios del siglo XVI en lo que es hoy territorio "boliviano" era el "Perú", con su Audiencia de Charcas del Virreinato del Perú. Puno comparte con La Paz el Lago Titicaca y platos típicos, mantienen un intercambio comercial fluido, además de manifestaciones culturales típicas bolivianas como la diablada y la morenada.[50]

La directora del Instituto Nacional de Cultura del Perú (INC), Cecilia Bákula Bunge, aseguró que el ekeko -deidad masculina a la que se le atribuye la virtud de propiciar prosperidad y abundancia- es una manifestación popular propia de toda la zona del altiplano y no solo de Bolivia, que lo reclama como suyo. Son manifestaciones populares de la zona del altiplano, No corresponden a un país entendido como una delimitación política contemporánea.

Aseguró que Perú hace bien en reconocer el valor de estas expresiones culturales y en entender que no pertenecen a un solo país, sino a todos los pueblos de la zona. “Si un país cree que un patrimonio del altiplano le pertenece en exclusiva, podría empobrecer su patrimonio”[51][52]

A lo largo del siglo XX la Feria de la Alasita como producto de la migración y los intercambios culturales en la región, ha comenzado a celebrarse en diferentes ciudades del mundo:



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