La música (del griego: μουσική [τέχνη] - mousikē [téchnē], «el arte de las musas») es, según la definición tradicional del término, el arte de crear y organizar sonidos y silencios respetando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psicoanímicos. El concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en la Antigua Grecia, en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la danza como arte unitario. Desde hace varias décadas se ha vuelto más compleja la definición de qué es y qué no es la música, ya que destacados compositores en el marco de diversas experiencias artísticas fronterizas han realizado obras que, si bien podrían considerarse musicales, expanden los límites de la definición de este arte.
La música, como toda manifestación artística, es un producto cultural con múltiples finalidades, entre otras, la de suscitar una experiencia estética en el oyente, la de expresar sentimientos, emociones, circunstancias, pensamientos o ideas, y cada vez más, cumplir una importante función terapéutica a través de la musicoterapia.
La música cumple una función de vital importancia en el desarrollo cognitivo del ser humano. Está relacionada con el pensamiento lógico matemático, la adquisición del lenguaje, el desarrollo psicomotriz, las relaciones interpersonales, el aprendizaje de lenguas no nativas y a potenciar la inteligencia emocional, entre otros. Por este motivo, la música debe estar presente en cualquier plan educativo moderno y ser reconocida como una disciplina imprescindible dentro de la enseñanza obligatoria.
La música es un estímulo sonoro que afecta al campo perceptivo del individuo; así, el flujo sonoro puede cumplir variadas funciones (entretenimiento, comunicación, ambientación, diversión, etc.). En muchas culturas, la música es una parte importante del modo de vida de la gente, ya que desempeña un papel fundamental en rituales religiosos, en las ceremonias de rito de paso (por ejemplo, la graduación y el matrimonio), en las actividades sociales (por ejemplo, en el baile) y en las actividades culturales que van desde el canto aficionado en el karaoke hasta tocar en una banda amateur de funk o cantar en un coro comunitario. La gente puede hacer música por afición, como, por ejemplo, un adolescente que toca el violonchelo en una orquesta juvenil, o trabajar como músico o cantante profesional. La industria musical incluye a las personas que crean nuevas canciones y piezas musicales (como los cantautores y los compositores), a las personas que interpretan música (que incluyen a los músicos de orquesta, de bandas de jazz y de bandas de rock, a los cantantes y a los directores de orquesta), a las personas que graban música (productores musicales e ingenieros de sonido), a las personas que organizan giras de conciertos y a las personas que venden grabaciones y partituras a los clientes. Incluso una vez que se ha interpretado una canción o pieza, la crítica musical, el periodismo musical y la musicología pueden valorar y evaluar la pieza y su interpretación.
La palabra «música» deriva del griego μουσική (mousike; «(arte) de las musas») En la mitología griega, las nueve musas eran las diosas que inspiraban la literatura, la ciencia y las artes y eran la fuente del conocimiento plasmado en la poesía, los cantos y los mitos de la cultura griega.
Según el Diccionario etimológico en línea:
La ortografía moderna data de la década de 1630. En la Grecia clásica, el término «música» se refiere a cualquier arte en el que las musas presidían, pero especialmente la música y la poesía lírica.
Las definiciones parten desde el seno de las culturas, y así, el sentido de las expresiones musicales se ve afectado por cuestiones psicológicas, sociales, culturales e históricas. De esta forma, surgen múltiples y diversas definiciones que pueden ser válidas en el momento de expresar qué se entiende por música. Ninguna, sin embargo, puede ser considerada como perfecta o absoluta.
Una definición bastante amplia determina que música es sonoridad organizada (según una formulación perceptible, coherente y significativa). Esta definición parte de que —en aquello a lo que consensualmente se puede denominar «música»— se pueden percibir ciertos patrones del «flujo sonoro» en función de cómo las propiedades del sonido son aprendidas y procesadas por los humanos (hay incluso quienes consideran que también por los animales). La definición que se atribuye a Edgard Varese de música como sonido organizado, y también la de la Enciclopedia Británica que en su 15a edición describe que «aunque no haya sonidos que no puedan ser descritos como inherentemente no-musicales, en cada cultura los músicos han tendido a restringir la gama de sonidos que estaban dispuestos a admitir». John Blacking añadió este detalle importante a la definición de Varèse: «la música es sonido organizado humanamente».
Hoy en día es frecuente trabajar con un concepto de música basado en tres atributos esenciales: que utiliza sonidos, que es un producto humano (y en este sentido, artificial) y que predomina la función estética. Si tomáramos en cuenta solo los dos primeros elementos de la definición, nada diferenciaría a la música del lenguaje. En cuanto a la función «estética», se trata de un punto bastante discutible; así, por ejemplo, un «jingle» publicitario no deja de ser música por cumplir una función no estética (tratar de vender una mercancía). Por otra parte, hablar de una función «estética» presupone una idea de la música (y del arte en general) que funciona en forma autónoma, ajena al funcionamiento de la sociedad, tal como la vemos en la teoría del arte del filósofo Immanuel Kant.
Jean-Jacques Rousseau, autor de las voces musicales en L'Encyclopédie de Diderot, después recogidas en su Dictionnaire de la Musique, la definió como el «arte de combinar los sonidos de una manera agradable al oído».
Según el compositor Claude Debussy, la música es «un total de fuerzas dispersas expresadas en un proceso sonoro que incluye: el instrumento, el instrumentista, el creador y su obra, un medio propagador y un sistema receptor».
La definición más habitual en los manuales de música se parece bastante a esta: «la música es el arte del bien combinar los sonidos en el tiempo». Esta definición no se detiene a explicar lo que es el arte, y presupone que hay combinaciones «bien hechas» y otras que no lo son, lo que es por lo menos discutible.
Algunos eruditos han definido y estudiado a la música como un conjunto de tonos ordenados de manera horizontal (melodía) y vertical (armonía). Este orden o estructura que debe tener un grupo de sonidos para ser llamados música está, por ejemplo, presente en las aseveraciones del filósofo alemán Johann Wolfgang von Goethe cuando la comparaba con la arquitectura, definiendo metafóricamente a la arquitectura como «música congelada». La mayoría de los estudiosos coincide en el aspecto de la estructura, es decir, en el hecho de que la música implica una organización; pero algunos teóricos modernos difieren en que el resultado deba ser placentero o agradable.
El sonido es la sensación percibida por el oído al recibir las variaciones de presión generadas por el movimiento vibratorio de los cuerpos sonoros. Se transmite por el medio que los envuelve, que generalmente es el aire de la atmósfera. La ausencia perceptible de sonido es el silencio, aunque es una sensación relativa, ya que el silencio absoluto no se da en la naturaleza.
El sonido tiene cuatro parámetros fundamentales:
La música contiene dos elementos: el material acústico y la idea intelectual. Ambos no se hallan yuxtapuestos como forma y contenido, sino que se combinan, en la música, para formar una imagen unitaria. Para convertirse en vehículo de la idea intelectual, el material acústico experimenta una preparación pre-musical, mediante un proceso de selección y ordenamiento.
La estructura del sonido, la escala de sonidos armónicos, exhibe ya un ordenamiento que la predestina para ser el vehículo de la intención intelectual. Con el fin de un entendimiento general previo, dentro del material acústico para la organización de la música, encontramos diversas clasificaciones, dentro de las cuales la más habitual en ambientes académicos es la que divide la música en melodía, armonía y ritmo.
La manera en la que se definen y aplican estos principios, varían de una cultura a otra (también hay variaciones temporales).Por otro lado, la idea intelectual (podemos incluir lo que hoy llamamos cerebro-cuerpo-mente) convierte el material acústico en arte, y así la música adquiere historia, vinculándose con el tiempo y haciéndose atemporal.
La incorporación de un material acústico ampliado en el siglo XX, produjo a veces dificultades de información, por falta de un sistema válido de entendimiento previo, y es por eso que otros elementos se toman en cuenta a la hora de analizar y estudiar el fenómeno de la música, como son la forma, la instrumentación, la textura, etc. A partir de todos estos elementos, se originan nuevos principios de ordenamiento y posibilidades de composición.
La música prehistórica sólo se puede teorizar sobre la base de los hallazgos de los sitios arqueológicos paleolíticos. A menudo se descubren flautas talladas en huesos en los que se han perforado agujeros laterales; se cree que se soplaban en un extremo como el shakuhachi japonés. Se piensa que la flauta de Divje Babe, tallada en el fémur de un oso de las cavernas, tiene al menos 40 000 años. Se han recuperado instrumentos como la flauta de siete agujeros y varios tipos de instrumentos de cuerda, como el ravanahatha, de los yacimientos arqueológicos de la civilización del valle del Indo. La India tiene una de las tradiciones musicales más antiguas del mundo; las referencias a la música clásica india (marga) se encuentran en los Vedas, antiguas escrituras de la tradición hindú. La colección más antigua y más grande de instrumentos musicales prehistóricos se encontró en China y data de entre el 7000 y el 6600 a. C. El «Himno hurrita a Nikkal», que se encuentra en tablillas de arcilla que se remontan aproximadamente al 1400 a. C., es la obra musical escrita más antigua que se conserva.
Los antiguos egipcios atribuyeron a uno de sus dioses, Thoth, la invención de la música, y Osiris, a su vez, lo utilizó como parte de su esfuerzo por civilizar el mundo. La evidencia material y representativa más antigua de los instrumentos musicales egipcios data del período predinástico, pero la evidencia está atestiguada con mayor seguridad en el Imperio Antiguo cuando se tocaron arpas, flautas y clarinetes dobles. Durante el Imperio Medio se agregaron instrumentos de percusión, liras y laúdes a las orquestas. Los platillos frecuentemente acompañaban a la música y danza, como lo hacen todavía hoy en Egipto. La música folclórica egipcia, incluidos los rituales tradicionales sufíes dhikr, es el género musical contemporáneo más cercano a la música del antiguo Egipto y han conservado muchas de sus características, ritmos e instrumentos.
La música clásica india (marga) es una de las tradiciones musicales más antiguas del mundo. La civilización del valle del Indo tiene esculturas que muestran danzas e instrumentos musicales antiguos, como la flauta de siete agujeros. Se han recuperado varios tipos de instrumentos de cuerda y tambores de Harappa y Mohenjo-Daro mediante excavaciones realizadas por Mortimer Wheeler. El Rigveda tiene elementos de la música india actual, con una notación musical para denotar la métrica y el modo de cantar. La música clásica india es monofónica y se basa en una sola línea melódica o raga, organizada rítmicamente a través de talas. Silappadhikaram de Ilango Adigal proporciona información sobre cómo se pueden formar nuevas escalas mediante el cambio modal de la tónica de una escala existente. La música hindi actual fue influenciada por la música tradicional persa y por los mogoles afganos. La música carnática, popular en los estados del sur, es en gran parte devocional; la mayoría de las canciones están dirigidas a las deidades hindúes. También hay muchas canciones que enfatizan el amor y otros temas sociales.
La música clásica china, el arte tradicional o la música de la corte de China, tiene una historia que se remonta a unos tres mil años. Tiene sus propios sistemas únicos de notación musical, así como afinación y tono musical, instrumentos y estilos musicales o géneros musicales. La música china es pentatónica-diatónica, con una escala de doce notas a una octava (5 + 7 = 12) al igual que la música de influencia europea.
El conocimiento del período bíblico proviene principalmente de referencias literarias en la Biblia y fuentes posbíblicas. El historiador de religión y música Herbert Lockyer escribió que «la música, tanto vocal como instrumental, fue bien cultivada entre los hebreos, los cristianos del Nuevo Testamento y la iglesia cristiana a través de los siglos». Agrega que «una mirada al Antiguo Testamento revela cómo el pueblo antiguo de Dios se dedicó al estudio y la práctica de la música, que ocupa un lugar único en los libros históricos y proféticos, así como en el Salterio».
Los estudiosos de la música y el teatro que estudian la historia y la antropología de la cultura semítica y judeocristiana temprana han descubierto vínculos comunes en la actividad teatral y musical entre las culturas clásicas de los hebreos y las de los griegos y romanos posteriores. El área común de actuación se encuentra en un «fenómeno social llamado letanía», una forma de oración que consiste en una serie de invocaciones o súplicas. Journal of Religion and Theatre señala que entre las primeras formas de letanía, «la letanía hebrea estuvo acompañada de una rica tradición musical»:
La música era una parte importante de la vida social y cultural en la Antigua Grecia. Los músicos y cantantes desempeñaron un papel destacado en el teatro griego. Se realizaban interpretaciones de coros mixtos para el entretenimiento, la celebración y ceremonias espirituales. Los instrumentos incluían el aulós de doble lengüeta y un instrumento de cuerda pulsada, la lira, principalmente del tipo especial llamado kithara. La música era una parte importante de la educación y a los niños se les enseñaba música a partir de los seis años. La alfabetización musical griega creó un florecimiento del desarrollo musical. La teoría de la música griega incluía los modos musicales griegos, que eventualmente se convirtieron en la base de la música clásica y religiosa occidental. Más tarde, las influencias del Imperio Romano, Europa del Este y el Imperio Bizantino cambiaron la música griega. El Epitafio de Sícilo es el ejemplo más antiguo que se conserva de una composición musical completa, incluida la notación musical, de cualquier parte del mundo. La obra escrita más antigua que sobrevive sobre el tema de la teoría musical es Harmonika Stoicheia de Aristóxeno.
La música de la Antigua Roma fue parte de la cultura romana desde los tiempos más remotos. Las canciones (carmen) eran una parte integral de casi todos los eventos sociales. El Carmen saeculare de Horacio, por ejemplo, fue encargado por Augusto e interpretada por un coro mixto de niños en los Juegos Seculares del 17 a. C. La música era habitual en los funerales y la tibia (el aulós griego), un instrumento de viento-madera, se tocaba en los sacrificios para protegerse de las malas influencias. Bajo la influencia de la teoría griega antigua, se pensaba que la música reflejaba el orden del cosmos y se asociaba particularmente con las matemáticas y el conocimiento.
La música etrusca tuvo una influencia temprana en la cultura de los romanos. Durante el período imperial, los romanos llevaron su música a las provincias, mientras que las tradiciones de Asia Menor, África del Norte y la Galia se convirtieron en parte de la cultura romana.
La música acompañaba espectáculos y eventos en la arena, y era parte de la forma de artes escénicas llamada pantomima (pantomimus), una forma temprana de ballet narrativo que combinaba danza expresiva, música instrumental y un libreto cantado.
La Edad Media (476 a 1400) comenzó con la introducción del canto monofónico (línea melódica única) en los servicios de la Iglesia católica. La notación musical se usó desde la antigüedad en la cultura griega, pero en la Edad Media, la notación fue introducida por primera vez por la Iglesia católica para que las melodías de los cánticos pudieran escribirse, para facilitar el uso de las mismas melodías para la música religiosa en todo el mundo católico. El único repertorio medieval europeo que se ha encontrado en forma escrita desde antes del 800 es el canto llano litúrgico monofónico de la Iglesia católica, cuya tradición central se llamaba canto gregoriano.
Junto a estas tradiciones de música sacra, existía una vibrante tradición de canto secular. Ejemplos de compositores de este período son Léonin, Perotín, Guillaume de Machaut y Walther von der Vogelweide.
La música del Renacimiento (c. 1400 a 1600) se centró más en temas seculares, como el amor cortés. Alrededor de 1450, se inventó la imprenta, que hacía partituras impresas mucho menos costosas y más fáciles de producir en masa. La mayor disponibilidad de partituras ayudó a difundir los estilos musicales más rápidamente y en un área más amplia. Los músicos y cantantes a menudo trabajaban para la iglesia, las cortes y las ciudades. Los coros de la iglesia crecieron en tamaño y la Iglesia siguió siendo un mecenas importante de la música. A mediados del siglo XV, los compositores escribieron música sacra ricamente polifónica, en la que se entrelazaban simultáneamente diferentes líneas melódicas. Entre los compositores destacados de esta época se incluyen Josquin des Prés, Guillaume Dufay, Giovanni Pierluigi da Palestrina, Tomás Luis de Victoria, Thomas Morley y Orlando di Lasso. A medida que la actividad musical pasó de la Iglesia a las cortes aristocráticas, reyes, reinas y príncipes compitieron por los mejores compositores. Muchos compositores importantes provenían de los Países Bajos, Bélgica y el norte de Francia. Se les llama compositores franco-flamencos y ocuparon cargos importantes en toda Europa, especialmente en Italia. Otros países con una gran actividad musical fueron Alemania, Inglaterra y España.
La era barroca de la música tuvo lugar entre 1600 y 1750, cuando el estilo artístico barroco floreció en toda Europa y durante este tiempo la música se expandió en su rango y complejidad. La música barroca comenzó cuando se escribieron las primeras óperas (música vocal dramática solista acompañada de orquesta). Durante la época barroca, la música polifónica contrapuntística, en la que se utilizaban múltiples líneas melódicas independientes simultáneas, siguió siendo importante. Los compositores barrocos alemanes escribieron para pequeños conjuntos que incluían cuerdas, metales y viento-madera, así como para coros e instrumentos de teclado, como órgano, clavecín y clavicordio. Durante este período se definieron varias formas musicales importantes que perduraron en períodos posteriores cuando se expandieron y evolucionaron aún más, incluida la fuga, la invención, la sonata y el concierto. El estilo barroco tardío era polifónicamente complejo y ricamente ornamentado. Entre los compositores importantes de la época barroca se encuentran Johann Sebastian Bach, Georg Friedrich Händel, Georg Philipp Telemann y Antonio Vivaldi.
La música del período clásico (1730 a 1820) tenía como objetivo imitar lo que se consideraba los elementos clave del arte y la filosofía de la Antigua Grecia y Antigua Roma: los ideales de equilibrio, proporción y expresión disciplinada. La música del período clásico tiene una textura más ligera, clara y considerablemente más simple que la música barroca que la precedió. El estilo principal fue la homofonía, donde una melodía prominente y una parte de acompañamiento de acordes subordinados son claramente distintas. Las melodías instrumentales clásicas tendían a ser casi vocales y cantables. Se desarrollaron nuevos géneros y el fortepiano, el precursor del piano moderno, reemplazó al clavicémbalo y al órgano de la época barroca como principal instrumento de teclado, aunque este último siguió utilizándose en la música sacra, como las misas.
Se le dio importancia a la música instrumental. Estuvo dominado por un mayor desarrollo de formas musicales inicialmente definidas en el período barroco: la sonata, el concierto y la sinfonía. Otros tipos principales fueron el trío, el cuarteto de cuerda, la serenata y el divertimento. La sonata fue la forma más importante y desarrollada. Aunque los compositores barrocos también escribieron sonatas, el estilo clásico de la sonata es completamente distinto. Todas las formas instrumentales principales de la era clásica, desde los cuartetos de cuerda hasta las sinfonías y los conciertos, se basaron en la estructura de la sonata. Los instrumentos tocaban música de cámara y la orquesta se volvió más estandarizada. En lugar del grupo de bajo continuo de la época barroca, que consistía en clavecín, órgano o laúd junto con varios instrumentos bajos seleccionados a discreción del líder del grupo (por ejemplo, viola, violonchelo, tiorba o serpentón), los grupos de cámara clásicos usaron instrumentos estandarizados especificados (por ejemplo, un cuarteto de cuerdas sería interpretado por dos violines, una viola y un violonchelo). La interpretación de acordes improvisados de la época barroca del tecladista de continuo o el laudista se eliminó gradualmente entre 1750 y 1800.
Uno de los cambios más importantes realizados en el período clásico fue el desarrollo de conciertos públicos. La aristocracia seguía desempeñando un papel importante en el patrocinio de conciertos y composiciones, pero ahora los compositores podían sobrevivir sin ser empleados permanentes de reyes o príncipes. La creciente popularidad de la música clásica llevó a un crecimiento en el número y tipos de orquestas. La expansión de los conciertos orquestales requirió la construcción de grandes espacios para espectáculos públicos. La música sinfónica, incluidas las sinfonías, el acompañamiento musical al ballet y los géneros vocales/instrumentales mixtos, como la ópera y el oratorio, se hicieron más populares.
Los compositores más destacados del clasicismo son Carl Philipp Emanuel Bach, Christoph Willibald Gluck, Johann Christian Bach, Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven y Franz Schubert. Beethoven y Schubert también se consideran compositores de la última parte de la era clásica, ya que comenzó a moverse hacia el Romanticismo.
La música romántica (c. 1810 a 1900) del siglo XIX tenía muchos elementos en común con los estilos románticos en la literatura y la pintura de la época. El Romanticismo fue un movimiento artístico, literario e intelectual que se caracterizó por su énfasis en la emoción y el individualismo, así como por la glorificación de todo el pasado y la naturaleza. La música romántica se expandió más allá de los estilos y formas rígidos de la era clásica hacia piezas y canciones expresivas más apasionantes y dramáticas. Compositores románticos como Richard Wagner y Johannes Brahms intentaron aumentar la expresión emocional y el poder en su música para describir verdades más profundas o sentimientos humanos. Con poemas sinfónicos, los compositores intentaron contar historias y evocar imágenes o paisajes utilizando música instrumental. Algunos compositores promovieron el orgullo nacionalista con música orquestal patriótica inspirada en la música folclórica. Las cualidades emocionales y expresivas de la música llegaron a prevalecer sobre la tradición.
Los compositores románticos crecieron en idiosincrasia y fueron más allá en el sincretismo de explorar diferentes formas de arte en un contexto musical (como la literatura), la historia (personajes históricos y leyendas) o la naturaleza misma. El amor romántico o el anhelo fue un tema predominante en muchas obras compuestas durante este período. En algunos casos, se siguieron utilizando las estructuras formales del período clásico (por ejemplo, la forma sonata utilizada en cuartetos de cuerda y sinfonías), pero estas formas se ampliaron y modificaron. En muchos casos, se exploraron nuevos enfoques para géneros, formas y funciones existentes. Además, se crearon nuevos formularios que se consideraron más adecuados para el nuevo tema. Los compositores continuaron desarrollando música de ópera y ballet, explorando nuevos estilos y temas.
En los años posteriores a 1800, la música desarrollada por Ludwig van Beethoven y Franz Schubert introdujo un estilo más dramático y expresivo. En el caso de Beethoven, los motivos cortos, desarrollados orgánicamente, llegaron a reemplazar a la melodía como la unidad compositiva más significativa. Compositores románticos posteriores como Piotr Ilich Chaikovski, Antonín Dvořák y Gustav Mahler utilizaron acordes más inusuales y más disonancia para crear una tensión dramática. Generaron obras musicales complejas y, a menudo, mucho más largas. Durante el período romántico tardío, los compositores exploraron las alteraciones cromáticas dramáticas de la tonalidad, como los acordes extendidos y los acordes alterados, que crearon nuevos colores de sonido. A finales del siglo XIX se produjo una expansión espectacular en el tamaño de la orquesta y la Revolución industrial ayudó a crear mejores instrumentos, creando un sonido más potente. Los conciertos públicos se convirtieron en una parte importante de la sociedad urbana acomodada. También vio una nueva diversidad en la música para teatro, incluida la opereta, la comedia musical y otras formas de teatro musical.
El piano fue un instrumento representativo de esta época, no sólo en el ámbito musical sino también en el técnico ya que gracias a los avances logrados debido a la Revolución industrial su mecanismo fue mejorado sustancialmente. De la misma forma que el capitalismo influyó en el modo de organización jerárquico de las cadenas de producción, el piano se utilizó como herramienta para conseguir la expresión musical y como ayuda a la composición. En dicho período hubo importantes compositores como Félix Mendelssohn, Frédéric Chopin, Franz Liszt, Robert Schumann, Franz Schubert, Johannes Brahms, Edvard Grieg e Isaac Albéniz que realizaron obras para piano. Del romanticismo tardío destacan compositores como Aleksandr Skriabin, Serguéi Rajmáninov y Gabriel Fauré.
En el siglo XIX, una de las formas clave en que las nuevas composiciones se dieron a conocer al público fue mediante la venta de partituras, que los amantes de la música aficionados de clase media tocaban en casa en su piano u otros instrumentos comunes, como el violín. Con la música del siglo XX, la invención de nuevas tecnologías eléctricas como la radiodifusión y la disponibilidad de discos de gramófono en el mercado masivo significó que las grabaciones sonoras de canciones y piezas escuchadas por los oyentes (ya sea en la radio o en su tocadiscos) se convirtieron en la principal vía para aprender sobre nuevas canciones y piezas. Hubo un gran aumento en la escucha de música a medida que la radio ganó popularidad y los fonógrafos se utilizaron para reproducir y distribuir música, porque mientras que en el siglo XIX, el enfoque en las partituras restringió el acceso de la nueva música a las personas de clase media y alta que podían leer música y poseían pianos e instrumentos, en el siglo XX, cualquier persona con radio o tocadiscos podía escuchar óperas, sinfonías y grandes bandas en su propia sala de estar. Esto permitió a las personas de bajos ingresos, que no podían pagar una entrada para un concierto de ópera o sinfónico, escuchar esta música. También significaba que las personas podían escuchar música de diferentes partes del país, además de diferentes partes del mundo, incluso si no podían permitirse viajar a estos lugares. Esto ayudó a difundir los estilos musicales.
El enfoque de la música artística en el siglo XX se caracterizó por la exploración de nuevos ritmos, estilos y sonidos. Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial influyeron en muchas de las artes, incluida la música, y algunos compositores comenzaron a explorar sonidos más oscuros y ásperos. Los compositores utilizaron estilos musicales tradicionales como el jazz y la música folclórica como fuente de ideas para la música clásica. Ígor Stravinski, Arnold Schönberg y John Cage fueron compositores influyentes en la música artística del siglo XX. La invención de la grabación de sonido y la capacidad de editar música dio lugar a un nuevo subgénero de la música clásica, incluidas las escuelas de composición electrónica acusmática y música concreta. La grabación de sonido también fue de gran influencia en el desarrollo de los géneros musicales populares, porque permitió que las grabaciones de canciones y bandas se distribuyeran ampliamente. La introducción del sistema de grabación multipista tuvo una gran influencia en la música rock, porque podía hacer mucho más que grabar la interpretación de una banda. Usando un sistema multipista, una banda y su productor musical podrían sobregrabar muchas capas de pistas de instrumentos y voces, creando nuevos sonidos que no serían posibles en una actuación en vivo.
El jazz evolucionó y se convirtió en un género musical importante a lo largo del siglo XX y durante la segunda mitad de ese siglo, la música rock hizo lo mismo. El jazz es una forma de arte musical estadounidense que se originó a principios de siglo en las comunidades afroamericanas del sur de Estados Unidos a partir de una confluencia de tradiciones musicales africanas y europeas. El pedigrí de África Occidental del estilo es evidente en el uso de notas de blues, improvisación, polirritmos, síncopa y la nota swing.
La música rock es un género de música popular que se desarrolló en la década de 1960 a partir del rock and roll de la década de 1950, el rockabilly, el blues y la música country. El sonido del rock a menudo gira en torno a la guitarra eléctrica o acústica y utiliza un fuerte ritmo de fondo establecido por una sección rítmica. Junto con la guitarra o los teclados, el saxofón y la armónica de estilo blues se utilizan como instrumentos solistas. La sección rítmica tradicional de la música popular es la guitarra rítmica, el bajo eléctrico y la batería. Algunas bandas también tienen instrumentos de teclado como órgano, piano o, desde la década de 1970, sintetizadores analógicos. En la década de 1980, los músicos pop comenzaron a usar sintetizadores digitales, como el Yamaha DX7, cajas de ritmos electrónicas como el Roland TR-808 y dispositivos de bajo sintetizado (como el Roland TB-303) o teclados de bajo sintetizado. En la década de 1990, se utilizó una gama cada vez más amplia de dispositivos e instrumentos musicales de hardware computarizado y software (por ejemplo, estaciones de trabajo de audio digital). En la década de 2020, los sintetizadores de software y las aplicaciones de música de computadora permiten crear y grabar variados tipos de música, como música electrónica de baile en su propia casa, agregando instrumentos muestreados y digitales y editando la grabación digitalmente. En la década de 1990, algunas bandas de géneros como el nu metal comenzaron a incluir DJ en sus bandas. Los DJs crean música manipulando música grabada en tocadiscos o reproductores de CD, usando un mezclador de DJ.
Todas las culturas humanas tienen manifestaciones musicales. La mayoría de las especies animales también son capaces de producir sonidos de una forma organizada para comunicar una gran variedad de mensajes. Lo que define a la música de los hombres no es tanto el ser una combinación «correcta» (o «armoniosa» o «bella») de sonidos en el tiempo como el ser una práctica de los seres humanos dentro de un grupo social determinado.
Independientemente de lo que las diversas prácticas musicales de diversos pueblos y culturas tengan en común, es importante no perder de vista la diversidad en cuanto a los instrumentos utilizados para producir música, en cuanto a las formas de emitir la voz, en cuanto a las formas de tratar el ritmo y la melodía, y, sobre todo, en cuanto a la función que desempeña la música en las diferentes sociedades: no es lo mismo la música que se escucha en una celebración religiosa, que la música que se escucha en un anuncio publicitario, ni la que se baila en una discoteca. Tomando en consideración las funciones que una música determinada desempeña en un contexto social determinado, podemos ser más precisos a la hora de definir las características comunes de la música, y más respetuosos a la hora de acercarnos a las músicas que no son las de nuestra sociedad.
La mayoría de las definiciones de música solo toman en cuenta algunas músicas producidas durante determinado lapso en Occidente, creyendo que sus características son «universales», es decir, comunes a todos los seres humanos de todas las culturas y de todos los tiempos. Dice Schopenhauer, «(la música) repercute en el hombre de manera tan potente y magnífica, que puede ser comparada a una lengua universal, cuya claridad y elocuencia supera a todos los idiomas de la tierra».
Muchos piensan que la música es un lenguaje «universal», puesto que varios de sus elementos, como la melodía, el ritmo, y especialmente la armonía (relación entre las frecuencias de las diversas notas de un acorde) son plausibles de explicaciones más o menos matemáticas, y que los humanos en mayor o menor medida, estamos naturalmente capacitados para percibir como bello. Quienes creen esto ignoran o soslayan la complejidad de los fenómenos culturales humanos. Así, por ejemplo, se ha creído que la armonía es un hecho musical universal cuando en realidad es exclusivo de la música de Occidente de los últimos siglos; o, peor aún, se ha creído que la armonía es privativa de la cultura occidental[cita requerida] porque representa un estadio más «avanzado» o «superior» de la «evolución» de la música.
Otro de los fenómenos más singulares de las sociedades occidentales (u occidentalizadas) es la compleja división del trabajo de la que es objeto la práctica musical. Así, por ejemplo, muchas veces es uno quien compone la música, otro quien la ejecuta, y un tercero quien cobra las regalías. La idea de que quien crea la música es otra persona distinta de quien la ejecuta, así como la idea de que quien escucha la música no está presente en el mismo espacio físico en donde se produce es solamente posible en la sociedad occidental de hace algunos siglos; lo más común (es decir, lo más «universal») es que creador e intérprete sean la misma persona.
Desde la antigua Grecia (en lo que respecta a música occidental) existen formas de notación musical. Sin embargo, es a partir de la música de la edad media (principalmente canto gregoriano) que se comienza a emplear el sistema de notación musical que evolucionaría al actual. En el Renacimiento cristalizó con los rasgos más o menos definitivos con que lo conocemos hoy, aunque -como todo lenguaje- ha ido variando según las necesidades expresivas de los usuarios.
El sistema se basa en dos ejes: uno horizontal, que representa gráficamente el transcurrir del tiempo, y otro vertical que representa gráficamente la altura del sonido. Las alturas se leen en relación con un pentagrama (del griego «πεντα», «penta»: cinco; y «γραμμa», «grama»: líneas), que al comienzo tiene una clave que tiene la función de atribuir a una de las líneas del pentagrama una determinada nota musical. En un pentagrama encabezado por la «clave de sol en segunda línea» nosotros leeremos como sol el sonido que se escribe en la segunda línea (contando desde abajo), como la el sonido que se escribe en el espacio entre la segunda y la tercera líneas, como si el sonido en la tercera línea, etc. Para los sonidos que quedan fuera de la clave se escriben líneas adicionales. Las claves más usadas son las de:
El discurso musical está dividido en unidades iguales de tiempo llamadas compases: cada línea vertical que atraviesa el pentagrama marca el final de un compás y el comienzo del siguiente. Al comienzo del pentagrama habrá una fracción con dos números; el número de arriba indica la cantidad de tiempos que tiene cada compás; el número de abajo nos indica cuál será la unidad de tiempo.
Para escribir las duraciones se utiliza un sistema de figuras: la redonda (representada como un círculo blanco), la blanca (un círculo blanco con un palito vertical llamado plica), la negra (igual que la blanca pero con un círculo negro), la corchea (igual que la negra pero con un palito horizontal que comienza en la punta de la plica), la semicorchea (igual que la corchea pero con dos palitos horizontales), etc. Cada una vale la mitad de su antecesora: la blanca vale la mitad que una redonda y el doble que una negra, etc.
Las figuras son duraciones relativas; para saber qué figura es la unidad de tiempo en determinada partitura, debemos fijarnos en el número inferior de la indicación del compás: si es 1, cada redonda corresponderá a un tiempo; si es 2, cada blanca corresponderá a un tiempo; si es 4, cada tiempo será representado por una negra, etc. Así, una partitura encabezada por un 3
4 estará dividida en compases en los que entren tres negras (o seis corcheas, o una negra y cuatro corcheas, etc.); un compás de 4
8 tendrá cuatro tiempos, cada uno de ellos representados por una corchea, etc.
Para representar los silencios, el sistema posee otros signos que representan un silencio de redonda, de blanca, etc..
Como se ve, las duraciones están establecidas según una relación binaria (doble o mitad), lo que no prevé la subdivisión por tres, que será indicada con tresillos. Cuando se desea que a una nota o silencio se le agregue la mitad de su duración, se le coloca un punto a la derecha (puntillo). Cuando se desea que la nota dure, además de su valor, otro determinado valor, se escriben dos notas y se las une por medio de una línea arqueada llamada ligadura de prolongación.
En general, las incapacidades del sistema son subsanadas apelando a palabras escritas más o menos convencionales, generalmente en italiano. Así, por ejemplo, las intensidades se indican mediante el uso de una «f» (forte, fuerte) o una «p» (piano, suave), o varias efes y pes juntas. La velocidad de los pulsos se indica con palabras al comienzo de la partitura que son, en orden de velocidad: largo, lento, adagio, moderato, andante, allegro, presto.
La práctica de la ejecución musical sobre la base de un instrumento, promueve un mejor rendimiento a nivel cerebral. Las lecciones musicales activan ambos hemisferios cerebrales. Por esta actividad, la concentración, memoria y disciplina de un estudiante se ven a duelo al ejercitarse, y este ejercicio suele mejorar la capacidad de las aptitudes mencionadas. En el momento en el que el cerebro se ve retado a dividirse en varias funciones que requieren concentración y precisión, como al tocar instrumentos ya sea piano, guitarra, violín, contrabajo, entre otros, mejora sus funciones. Estudios realizados por la Universidad de Harvard y la Universidad de California han comprobado que la práctica de instrumentos musicales hace que los dos hemisferios cerebrales formen nuevas conexiones, cuya realización produce que el cerebro tenga un mejor rendimiento en los campos de la concentración, memoria y aprendizaje. El legendario científico español de la neurociencia moderna, Santiago Ramón y Cajal, descubrió que la única actividad que hacía más conexiones en las células cerebrales era tocar el piano, ya que en este instrumento se emplea cada dedo en una tecla distinta, enfocándose cada mano en distintos ritmos y velocidades, y en adición, los pies, que también tienen una importante función al utilizarse los pedales.
A nivel mental, también se considera muy útil la teoría musical para facilitar el aprendizaje de otros idiomas. Características importantes de la música, como el tono, el timbre, la intensidad y el ritmo, tienen mucho que ver con las variaciones del habla en los distintos idiomas. Cada uno de estos tiene un acento distinto, y en la música descubrimos los diversos tonos, timbres, y ritmos que se podrían acoplar a los diferentes idiomas.
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