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Ascaris lumbricoides



Ascaris lumbricoides es un nematodo parásito del intestino delgado del ser humano,[1]​ A este gusano se le llama también lombriz intestinal por su forma alargada que lo asemeja a la lombriz de tierra. En el cerdo se encuentra una especie prácticamente idéntica, llamada Ascaris suum.

La ascariasis constituye un problema de salud pública en situaciones con condiciones higiénicas inadecuadas del agua y alimentos. El contagio se produce por la ingestión de los huevos larvados de segundo estadio (L2),[2]​ que habían sido eliminados con las heces; los huevos después de ser ingeridos eclosionan liberando las larvas las cuales salen a la luz del intestino delgado y recorren la circulación y los pulmones (realizando dos mudas y aumentando de tamaño), para retornar al intestino delgado donde se convierten en adultos.[3]​ Los huevos son enormemente resistentes respecto al calor extremo y la desecación, por lo que pueden sobrevivir varios años en ambientes húmedos y templados. Posee una gran resistencia metabólica y una gran capacidad de reproducción, lo que explica la gran incidencia de casos en la que infecta a las personas. Es el mayor nemátodo que parasita al ser humano, llega a medir 25 cm aproximadamente. Las hembras de Ascaris son mayores que los machos y miden de 40 a 55 cm, mientras que los machos mide solo de 15 a 30 cm.[4]

Los individuos de Ascaris lumbricoides son cilíndricos con extremos puntiagudos, con una longitud que va desde 15 cm y que pueden alcanzar los 50 cm, su coloración rosado claro-nacarado y poseen tres labios gruesos (uno ventral y dos dorso laterales) en su extremidad anterior.[5]

Las hembras miden 25 a 35 cm mientras que los machos miden solo de 16 a 30 cm.[4]​ En el extremo posterior la hembra termina en forma recta, y los machos en una curva con dos espículas para copular.[6]

Los huevos fértiles de Ascaris lumbricoides tienen forma oval o redonda, con una cubierta protectora formada por tres capas (una interna vitelina, una media transparente y una externa mamelonada-albuminoide) y en el interior una masa granular de donde se originará la larva.[7]

Los huevos infértiles provienen de hembras no fecundadas y son menos frecuentes en observarse. Son más irregulares y alargados y con una sola capa generalmente. No infectan pero tienen importancia diagnóstica.[8]

Los humanos se infectan por el ascaris a través de la ingestión de sus huevos que se encuentran presentes en el suelo contaminado. De modo que el estadio infectante son los huevos larvados. Desde los huevos emergen las larvas en el intestino delgado, las que penetran la pared intestinal y alcanzan la circulación sanguínea a través de la cual llegan a los pulmones. En los pulmones penetran los alvéolos de donde pasan a los bronquios y a la tráquea y salen a la laringe para ser deglutidas y llevadas nuevamente al intestino delgado donde se desarrollan y alcanzan el estado adulto.[9][10]

Las lombrices intestinales nunca se adhieren a la pared intestinal, habitando sólo en la luz intestinal, en donde absorben los nutrientes que el huésped ingiere.[9][10]

Las hembras grávidas diariamente oviponen miles de huevos no embrionados en la luz intestinal que pasan al medio exterior a través del ano por medio de las heces de donde pueden contaminar el suelo, sobre todo si se encuentra húmedo y tibio y rico en dióxido de carbono para que se desarrolle la larva infectante. Una vez en el suelo, los huevos de A. lumbricoides necesitan realizar un ciclo de maduración para convertirse en huevos larvados infectantes, aquí alcanza su segundo estadio (L2).[2]

El estadio diagnóstico de una ascariasis son los huevos (fértiles o infértiles) o los adultos expulsados en las heces.

Una vez ingeridos, los huevos infectantes llegan al duodeno, donde son atacados por los jugos digestivos, dejando en libertad a las larvas, las cuales son resistentes al jugo gástrico.[3]​ Estas larvas (que poseen gran movilidad) penetran en la mucosa duodenal, llegando a la circulación portal y dirigiéndose de allí al hígado, donde regularmente permanecen entre 72 a 96 horas. Posteriormente continúan su migración hacia el corazón, pasando a los pulmones a través de la circulación pulmonar, hasta llegar a los capilares pulmonares, donde quedan atrapadas. Allí, las larvas rompen el endotelio capilar y penetran en los alvéolos, ascendiendo por bronquiolos y bronquios a la faringe. En ese lugar las larvas son deglutidas, y vuelven nuevamente al duodeno, donde terminan su proceso madurativo y se convierten en lombrices adultas.[9][10]

La maduración de los parásitos se completa diferenciándose en machos y hembras adultos de las lombrices intestinales. Luego se produce el acoplamiento, y las hembras depositan sus huevos (en número de 200.000 a 240.000 por día) aproximadamente 2 meses después de la ingestión del elemento infectante. Los huevos son expulsados con la materia fecal al medio ambiente, donde pueden sobrevivir aun en condiciones perjudiciales (hipobiosis), favoreciendo así la perduración del parásito. Estos huevos se desarrollan en el suelo en un plazo de 2 a 3 semanas, dadas ciertas condiciones favorables de temperatura (22 a 33 °C), presencia de oxígeno, humedad, sombra y suelos arcillosos.[9][10]​ Las lombrices intestinales son resistentes a las bajas temperaturas, desecación, ácidos fuertes y formol; en suelos sembrados persisten entre 7 y 12 años.[9]​ Con la desecación, el polvo que vuela con las corrientes de aire los transporta y son inhalados y/o deglutidos. En estos ambientes se han recuperado huevos de mucus nasal, papel moneda, tierra de macetas, polvo de habitaciones, etc.[10][11]

La fase de migración de la larva en pulmones produce un proceso inflamatorio con producción de exudado, tos, eosinofilia, fiebre cuadro que corresponde al síndrome de Löffler.[12]

En el caso de la presencia del parásito adulto en la cavidad intestinal: debido a que secreta moléculas inhibidoras de la tripsina puede producir anemia, palidez, perdida de peso, síndrome diarreico y malestar general. El estado de desnutrición afecta especialmente a niños, lo que retrasa su desarrollo.

Un gran número de lombrices adultas puede producir una serie de complicaciones como peritonitis debida a la perforación de la mucosa intestinal (pudiendo ser mortal), apendicitis causada por una acumulación de parásitos en el apéndice, oclusión intestinal y asfixia causada por la regurgitación y vómito de los vermes, ocluyendo la tráquea, las fosas nasales e incluso los bronquios.[10]

Otras posibles complicaciones con áscaris son las migraciones ectópicas hacia otros órganos, ya sea por las larvas o gusanos adultos que pueden llegar a la vesícula biliar provocando dolor en el hipocondrio, ictericia y fiebre alta. Cuando las lombrices mueren en la vesícula pueden dar origen a cálculos biliares.

El diagnóstico se efectúa en el laboratorio por la identificación en heces de los huevos característicos del áscaris. Aunque la producción de huevos no es constante, si tenemos en cuenta que las hembras suelen poner unos 200.000 huevos al día, podemos realizar un diagnóstico cuantitativo, siendo esto muy útil a la hora de aplicar un tratamiento u otro, ya que si la infestación es muy pronunciada, la muerte de todos los parásitos al mismo tiempo puede provocar una oclusión intestinal severa requiriéndose cirugía para extraer a los vermes.[11]

En muchas ocasiones se puede observar la presencia de lombrices adultas en las heces, identificadas por el propio hospedero. La suboclusión o la oclusión del intestino puede ser detectada por radiografía de abdomen. la radiografía también puede ayudar en el diagnóstico de áscaris durante su migración por pulmón, se toma una serie con el objetivo de demostrar infiltraciones cambiantes.[11]

A veces aparecen gusanos enteros de 20 a 40 cm de longitud en las heces. En todos los casos es posible identificar los huevos en heces por examen directo entre porta y cubre, sin necesidad de técnicas de concentración dado el elevado número de huevos. Las larvas pueden identificarse en esputo y en aspirado gástrico. En ocasiones se aprecian radiológicamente por estudio baritado que puede demostrar el tracto digestivo del gusano. En las infestaciones activas por ascaris se han descrito anticuerpos inmunes antigalactosa, así como Ig G específica mediante técnicas de ELISA.

Los medicamentos más utilizados para el tratamiento son el albendazol, el pamoato de pirantel y el mebendazol. Otros medicamentos también usados para el tratamiento son la ivermectina, la nitazoxanida, tiabendazol e hidroxinaftoato de befenio.

Cabe destacar la importancia de los métodos profilácticos que se basan básicamente en evitar la diseminación de los huevos, como puede ser evitar la defecación en el suelo, no utilizar excretas humanas como abono y tratar a los enfermos adecuadamente.[11]

Obstrucción intestinal por Ascaris lumbricoides

Ascaris lumbricoides  es considerado  el  nemátodo intestinal  de  mayor tamaño.  Se presenta con  mayor frecuencia  en  la infancia,  representando  un verdadero  problema  médico y  de  salud pública,  especialmente  en países en vías de desarrollo

La parasitosis  más  frecuente y  cosmopolita  de todas  las  helmintiasis humanas  es  la ocasionada  por Ascaris  lumbricoides. Se estima que, aproximadamente un  cuarto  de la  población  mundial está  infectada y cerca de 60.000 personas fallecen anualmente a consecuencia de ello. La ascariasis presenta una mayor prevalencia en niños de países tropicales y subtropicales, especialmente en las regiones donde abunda la pobreza, el hacinamiento y la mala sanidad ambiental; ocasionando un retraso en el  desarrollo  físico e  intelectual  de  los  mismos.

En un estudio a la población escolar en la zona rural Huasteca, se tomó una muestra de nueve municipios de alta marginalidad, en localidades y al final en escuelas. La muestra total fue de 621 niños.

Las poblaciones estaban caracterizadas por el 53% de las viviendas tenían paredes de otate, el 40% techo de palma y 63% piso de tierra, del total de los niños el 51.1% eran varones y el 48.9% eran hembras donde el 76.9% tenía entre 6 y 9 años de edad.

Las muestras que nos concierne en este caso son las de Ascaris lumbricoides donde fue la forma parasitaria más frecuente con un porcentaje de 6% y una frecuencia de 37, donde los que tenían una letrina convencional presentaron más frecuencia de casos. En relación con los geohelmintos, el Ascaris Lumbricoides se encontró con mayor frecuencia (6 %), la prevalencia fue dos veces menor a la informada en un estudio realizado en Venezuela.

En comparación con el otro artículo podemos corroborar que, si en zonas rurales y marginadas es más frecuente la aparición de este helminto, y que también a su vez se mostro una prevalencia mayor en niños.

En 2003 en Quintana Roo se detectaron 1966 casos en los que 804 fueron masculinos y 912 fueron femeninos.

Lo cual nos indica que a pesar de que en las zonas urbanas no se cuenta con una gran cantidad de casos, se debe prestar atención o las zonas rurales, ya que no hay una buena educación y basta información acerca de las consecuencias que hábitos de higiene deficientes traen consigo.

Los ovillos de  ejemplares  de A. lumbricoides  debe considerarse siempre entre los diagnósticos diferenciales de  obstrucción intestinal,  en  pacientes procedentes  de  áreas endémicas de esta parasitosis, que acuden a las salas de urgencias, indistintamente de la edad. El manejo debe ser médico y quirúrgico expectante.

Las hembras de Ascaris son mayores que los machos y miden de 40 a 55 cm, mientras que los machos mide solo de 15 a 30 cm.[4]​



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